El amor, las mujeres, la muerte y
otros temas
Editorial
Porrúa, México, Serie Sepan Cuantos, Núm.455, año 2009
Primera
edición en alemán, Berlín 1851
Incomprensible
esta idea si se le toma literalmente. Escuchamos desde niños que es necesario
leer libros de la cultura. Los gobiernos se devanan los sesos buscando la
manera que la gente lea. Los presupuestos para cultura que dedican los
gobiernos, aunque siempre magros, son un considerable esfuerzo de dinero.
Schopenhauer ahora nos viene con que no hay que leer. No sólo eso sino, el
colmo, que no leer es todo un arte…
Se refiere a
la literatura mala. Con esto nos dice que hay al menos dos clases de
literatura, la buena y la mala. La clásica de los antiguos griegos, y mucha de la actualidad. Tiene prevención con
la literatura de actualidad, así esté adornada por premios y ediciones de lujo
y tirajes de medio millón de ejemplares (vendidos antes de que el libro se haya escrito) y presentaciones de libros con bombo y
platillo.
Porque
se parece mucho a lo que se escribe en los periódicos. Para entregar la nota en
la redacción se escribe lo sensacional y a la carrera, porque hay que salir
corriendo a escribir otra nota del camión que se volteó en el otro lado de la ciudad. Y no hay
tiempo, y con frecuencia tampoco capacidad, para entrar en otro tipo de
reflexiones que sean de la razón vital y no tanto de la razón práctica.
¡Y el
idioma! Con eso que el idioma es una “cosa viva” ya parece más un argot que un
idioma. Y si el idioma es el vehículo en
el que se expresa el espíritu de ese
pueblo quién sabe en que condicione se encuentre ese espíritu presenciando que su pueblo habla en champurrado. O lunfardo, como se dice en Argentina.
Antes el
idioma estaba a cargo de académicos. Ahora mi compadre de la esquina dice cómo
son las cosas…Los políticos en campaña lisonjean al pueblo y lo ponen, en
materia del idioma, en el lugar de los especialistas. ¡Lo que se hace por
conseguir un voto!
Insuficiencias en la enseñanza del idioma en la basica y media superior,escasa lectura, ausencia de autores clasicos grecorromanos,salarios y prestaciones deficientes para los maestros, magros presupuestos para las universidades públicas.¿Por qué tendría que sorprender el triunfo de la calle sobre la academia, conocido como lunfardo?
Sucede en los países en los que la clase media,si es amplia,está conformada por gente emprendedora y cuyos afanes por sacar adelante sus trabajos, y fortalecer sus cuentas bancarias, la mantuvo lejos de los libros de cultura. Es esta clase media el paradigma a seguir de las multitudes de campesinos y obreros...
El punto que
destaca Schopenhauer es que hay mucho publicado y la vida es corta y no hay
tiempo para leer todo. Así pues, hay que empezar a seleccionar. A semejanza del
que tiene en su casa un estante al que
sólo le caben cien libros pero tiene trescientos. Doscientos tendrán que ir
para afuera.O no entrar.
Así es el tiempo de nuestra vida en la
perspectiva de la lectura. Aun si poseyera
puros autores consagrados por los
siglos, hay tal número de ellos que
para muchos de estos tampoco alcanzará
el tiempo. Por eso José Ortega y Gasset y Séneca recomiendan leer mucho pero de
pocos autores
"El hombre en cuya mente se agolpan ideas y más ideas-le dice Virgilio a Dante, en tanto ascienden hacia el Purgatorio-,no realiza nunca sus propósitos, porque la vehemencia de una amengua el ímpetu de la otra"
"El hombre en cuya mente se agolpan ideas y más ideas-le dice Virgilio a Dante, en tanto ascienden hacia el Purgatorio-,no realiza nunca sus propósitos, porque la vehemencia de una amengua el ímpetu de la otra"
El magro presupuesto para la universidad publica sólo alcanza para dar una barnizada de cultura a los estudiantes. (dibujo tomado del diario El País, de España,7/09/2013, Pág..16) |
El mundo de
los libros de cultura es como el mundo de la comida. Alguna nutre, a diferencia
de la mayoría que nos enferma.
No se puede
perder de vista que publicar libros es una empresa, una industria. La idea es
hacer dinero, como en toda industria. Para conseguir eso hay que publicar y más
publicar. Su propaganda está diseñada
para convencer que el público compre. Y, aquí, dice Schopenhauer, el lector que
sabe lo que busca siente alergia cuando está frente a los sonados éxitos editoriales.
Desarrolla
cierto olfato para saber que esas imprescindibles lecturas “No son solamente inútiles,
sino positivamente perniciosas. Nueve décimas partes de toda nuestra literatura contemporánea no tienen otro fin que sacar de los bolsillos del público
algunos thalers. Para esto se han conjurado autores, editores y
críticos.” Y la televisión, algo que Schopenhauer no alcanzó a conocer.
Carlos Boyero escribió recientemente que,por más que conoce los trucos del marketing, había caído en sus redes después de leer algo tan festejado en los suplementos de literatura: "No me indignaba la incapacidad literaria del autor,sino que la abrumadora plataforma publicitaria de esa insufrible novela hubiera conseguido que la comprara y la leyera. O sea, me sentía fatal conmigo mismo,constatar que podía ser tan vulnerable ante el marketing,sabiendo que cualquiera puede consumir la mayor memez si su promoción te la sabe vender." (El País, de España, 28/12/13, Pág. 19)
Carlos Boyero escribió recientemente que,por más que conoce los trucos del marketing, había caído en sus redes después de leer algo tan festejado en los suplementos de literatura: "No me indignaba la incapacidad literaria del autor,sino que la abrumadora plataforma publicitaria de esa insufrible novela hubiera conseguido que la comprara y la leyera. O sea, me sentía fatal conmigo mismo,constatar que podía ser tan vulnerable ante el marketing,sabiendo que cualquiera puede consumir la mayor memez si su promoción te la sabe vender." (El País, de España, 28/12/13, Pág. 19)
Los libros
de autoayuda tal vez no hayan hecho
feliz a nadie pero sí ricos a muchos. El tema del feminismo en los libros es
una veta de oro para diez mujeres por cada millón que siguen viviendo como siempre vivieron. Desde luego nada se
puede comparar en la venta de libros con la antinomia metida artificialmente, desde hace siglos, de
razón práctica y razón especulativa: llenarían la cuenca del mar Mediterráneo…
Por eso
recomienda: “consagrar el tiempo a las obras de los grandes espíritus de todos
los tiempos y pueblos que se elevan por
encima de la humanidad y que la fama indica. Únicamente estos instruyen y
educan.”
De aquí su
frase no leer es un arte: “Para leer lo bueno es necesario no leer lo
malo, porque la vida es corta y el
tiempo y las fuerzas limitadas.”
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