El amor, las mujeres, la muerte y
otros temas
Editorial
Porrúa, México, Serie Sepan Cuantos
Núm.455, año 2009
Primera
edición en alemán: Berlín 1851
El
anonadamiento del yo, por medio del
“instrumento de martirio, es el símbolo del cristianismo.” Lo demás es política
de Estado, pose, mercado o consumismo.
Consumismo
es el nombre con el que, en la ciudad industrial y moderna, del siglo veintiuno, se conoce al
que en la Edad Media se llamaba diablo.
La espiritualidad sigue llamándose como se le llamaba en la Edad Media y es ascetismo.
Aferrase a
lo material o inclinarse por la sobriedad. Varias religiones milenarias siguen practicando sus postulados de
ascetismo. El consumo patológico, no
vital, lleva a vender el alma al diablo.
El ascetismo, en cambio, busca una sana
relación con el prójimo.
Schopenhauer
lo dice de esta manera: “El espíritu del Antiguo
Testamento es verdaderamente extraño
al puro cristianismo, porque en todo el Nuevo
Testamento se trata del mundo como una cosa a la cual no se pertenece y no se ama, una cosa que
está bajo el imperio del diablo. Esto se halla conforme con el espíritu del
ascetismo, de renunciamiento y de victoria sobre el mundo. Espíritu que, junto
con el amor al prójimo y al perdón de las injurias, señala el rasgo fundamental
y la estrecha afinidad que unen al cristianismo, al brahmanismo y al budismo.”
Observador
profundo e implacable de señalar de las cosas y de los seres “humanos”,
Schopenhauer dice que, con rarísimas excepciones, este mundo está lleno de
máscaras en que cada individuo persigue sacar dinero a costa de otros. Igual te robes un cacahuate, dice, serás igual
de bandido que Napoleón: "Propiamente hablando, Bonaparte no es más malvado que muchos, por no decir que la mayoría de los hombres...Todo granuja que con su malicia se proporciona la más infima ventaja con detrimento de sus camaradas, por mínimo que sea el daño que cause, es tan malo como Bonaparte."
A eso se reduce la vida en sociedad. De ahí que cuando expresa su reconocimiento por alguna corriente de pensamiento, filosófica o religiosa, se puede tener la seguridad que son pareceres detenidamente meditados.
A eso se reduce la vida en sociedad. De ahí que cuando expresa su reconocimiento por alguna corriente de pensamiento, filosófica o religiosa, se puede tener la seguridad que son pareceres detenidamente meditados.
Ascetismo, celibato,
amor al prójimo y el perdón de las injurias, es lo que dice
este filósofo que caracteriza a toda religión verdadera. Lo demás lo considera sólo un racionalismo ramplón.
Para este filósofo sólo hay tres religiones en el planeta que llenan los
requisitos antes apuntados y, reitera, son el cristianismo, el budismo y el brahmanismo.
Escribe, en
el capítulo La Moral, de la obra
citada: “El protestantismo, al eliminar el ascetismo y el celibato, que es su
punto capital, ataca por eso mismo a la esencia del cristianismo, y, desde ese
punto de vista, puede considerase como una apostasía. Bien se ha visto en
nuestros días cuánto el protestantismo ha degenerado poco apoco en un
racionalismo ramplón…Esto podrá ser de seguro una buena religión para pastores
protestantes, con todas las comodidades materiales, casados e ilustrados. Pero
eso no es el cristianismo. El cristianismo es la doctrina que afirma que el hombre es profundamente culpable sólo
por el hecho de nacer, y al mismo tiempo enseña que el corazón debe aspirar a
desligarse del mundo, lo cual no se puede conseguir sino a costa de los más
penosos sacrificios, por la dejación voluntaria, por el anonadamiento de sí
mismo. Es decir, por una total trasformación de la naturaleza humana.”
Rueda símbolo del brahamanismo |
El punto es
un anonadamiento, libre, del yo. Por eso Jesús se puso a lavar los pies de los discípulos.
Uno de ellos, pensando en las jerarquías del mundo, quiso resistirse a que su
maestro hiciera tal cosa. La respuesta de Jesús no se hizo esperar: “Si no te
lavo los pies, no serás conmigo.” Si no se dejaba lavar los pies menos iba el
discípulo a lavarles los pies a otros.
Aprender a vivir
en la sobriedad es lo que buscan el brahmanismo y el budismo. Jesús se lo hizo
saber a la multitud que lo escuchaba en
la persona del rico que quería ser uno de sus discípulos: “Regala tus riquezas
a los pobres y sígueme.” No lo siguió. Se busca conquistar al mundo, sacándole
su dinero, o se busca el camino del ascetismo y todo lo que sigue.
Vemos a los
analistas de los temas religiosos que, de manera reiterada, se refieren a la
Iglesia Católica como una institución que cada día tiene menos seguidores. El
año pasado tenía el 95 por ciento y ahora sólo el 93 por ciento... No hay manera
de medir eso a nivel mundial. Por lo demás, son más los que nacen en hogar
cristiano, que los cristianos que se mueren…
Las iglesias no son sindicatos o partidos
políticos o idiomas en los que las mayorías ganan. El cristianismo jamás hubiera ascendido, cuando era un grupo,
apenas de doce, entre las grandes religiones de la antigüedad, de haber
carecido de bases morales sólidas. El
chino es el que más se habla en el planeta...
Los expertos privilegian el
número e ignoran los principios que sustentan esas religiones. Cada 12 de
diciembre, de todos los años, llegan a la Basílica de Guadalupe, norte de la
Ciudad de México, más millones de peregrinos que habitantes hay en toda
Palestina. ¿Y eso qué? ¿Es una garantía que se siguen los principios?¿Alguien puede
probar que sí o que no?
Schopenhauer
no se queda en reconocer con toda claridad, como hemos visto, cuál es el
cristianismo y cuál es su versión apócrifa. Da un paso más allá. Puesto que el cristianismo
es lo que ha dado coherencia a lo que llamamos mundo occidental, cultura occidental,
recomienda no quedarse en el número de los contadores-escrutadores y sí buscar la esencia del ascetismo, a
riesgo, de no hacerlo, caer también en
la apostasía.
Lo que sigue
es su parecer: “el amor al prójimo y al perdón de las injurias, es el rasgo
fundamental y la estrecha afinidad que
unen al cristianismo, al
brahmanismo, y al budismo. Sobre todo,
en el cristianismo, es necesario ir al fondo de las cosas y penetrar más allá
de la corteza.”
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