Lo importante no es
tanto reflexionar sobre los valores cuanto reflejarnos en ellos- J.Wahl
Valores materiales, valores de sustancia.
Dinero, celular, comida, casa, 25 pares de zapatos,ropa, muchísima ropa, automóvil…familia,
cultura, libros, moral, religión…
Un buen paquete para llevar cargando en la mochila.
Pero siempre en la
excursión falta algo. Nos damos cuenta cuando notamos su ausencia. Sin agua en
el desierto es cuando se piensa que es necesaria el agua.
Sin un centavo en la bolsa aceptamos(diga lo que se diga de él) lo importante que es el dinero. Con mucho dinero, vemos que el dinero vale según el que lo tiene.
Sin un centavo en la bolsa aceptamos(diga lo que se diga de él) lo importante que es el dinero. Con mucho dinero, vemos que el dinero vale según el que lo tiene.
En el nihilismo de la ciudad, cuando hay muchas cosas pero
pocos valores, es el tiempo que se tiene conciencia en los valores ausentes o perdidos, como
cuando ya no hay agua en el desierto.
Escalar en la montaña, o vivir alguna situación de frontera, es
cuando se toman en cuenta los valores bilógicos y los valores por encima de la
biología. Los objetivos y los subjetivos.
Por lo general vivo muy cómodo. Ni de los valores prácticos tengo mucha conciencia, aunque los tenga a la
mano, y menos de los valores ideales. Y como no soy consciente, me lleno de
trebejos a costa de los valores vitales.
El liberalismo moderno
me ha revuelto estos valores relativizándolos.
El hombre, se dice, es el que crea, en lo particular, esos
valores. Pero siempre hay la sensación que hay valores eternos, para todos. Lo
Bello, por ejemplo.
Siempre hay una traducción intelectual con los juicios de
valor. El montañista, por esa cercanía con la naturaleza, lo que vive no son
juicios, son actos de valor, el valor que tienen los actos.
“Por sus actos los conocerás” dijo alguien y después muchos lo han
repetido muchísimo, como un mantra.
“La existencia de juicios de valor sólo puede entenderse
suponiendo la previa existencia de esta experiencia del valor”, dice Wahl.
Jean Wahl. Introducción
a la filosofía.
¿El humano como creador de los valores, incluidas las
cuestiones sagradas. Es gran imaginador de mitos, religiones y sus respectivos cánones
y rituales?
¿O sólo es el sedal que pasca al pez en el río? Se mueve
así porque es el portador de valores ya
preexistentes?
Kant tiene la teoría que algunas cosas tienen ambos valores,
el inmediato y el que no tiene fin. Insiste en que a la persona se le respete en
lo individual, como un fin por los actos morales. Y en lo transitorio porque es
parte de un todo que es la sociedad.
Esta falta de respeto hacia el individuo, hacia los valores, es
lo que niega la validez de la sociedad como algo de valor positivo para todos.
En algunos países del
mundo los políticos en campaña prometen al pueblo lo que sólo podrán cumplir
tal vez sólo el diez por ciento. El resto, de su praxis, al final de la jornada, es materia para los
encabezados escandalosos de los noticieros.
Justo es reconocer que
esto no es propio de las Cámaras de legisladores. Estas Cámaras son recintos
creados para poner orden y progreso en
la vida del pueblo, comida y cultura.
La historia empezó mucho antes, en los valores que se practicaban en el hogar de cada uno de esos todavía lejanos legisladores…
La historia empezó mucho antes, en los valores que se practicaban en el hogar de cada uno de esos todavía lejanos legisladores…
Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich,1968 |
“El liberalismo intensifica el deseo de distinción publica,
de lujo, del amor rodeado de placeres refinados.
El Estado liberal estimula la imaginación del ambicioso hasta el último grado”
escribe George Santayana, filósofo estadounidense en su obra
La ironía del liberalismo (1921).
Se puede hablar, afirmar o poner en duda a los valores, pero
si nuestros actos no reflejan esos valores, como dice el pensamiento de Wahl: Lo importante no es tanto reflexionar sobre
los valores cuanto reflejarnos en ellos.
Si no es así entonces todo quedó en una sabrosa charla de café, nada
más.
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