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Odas y EpodosQuinto Horacio Flaco, poeta romano nacido el 8 de diciembre del año 65 antes de Cristo, fue considerado el poeta oficial de Roma en los días del emperador Octavio Augusto. Amigo de Mecenas, que fue administrador de las finanzas del estado y protector del poeta. Son célebres las odas y los epodos de Horacio. Compuso un epodo contra el ajo, ese tubérculo tan usado como condimento culinario en la cocina.
La ingeniosa creación nos permite imaginar que, de pronto, el Ajo se convierte en un personaje que es sentado en el banquillo de los acusados (Sr.Ajo,Mr.Ajo), teniendo un defensor de oficio, y a Horacio como acusador. La defensa no tiene nombre pues al menos un millón de abogados médicos herbolarios estarían dispuestos y presurosos a dar su nombre. El jurado seríamos usted y yo y el resto de los seis mil millones de individuos que habitamos este planeta. El juicio empezaría de la siguiente manera:
Defensa:
Evita las infecciones bronquiales, es útil a personas diabéticas, reumáticas e hipertensas, tonifica los pulmones y cura el asma, bronconeumonía y disnea o sea la dificultad para respirar, calma la tos y disminuye los ataques de difteria y tos ferina.Sirve para expulsar parásitos, intestinales, principalmente oxiuros, alivia las neuralgias o sea dolores, la cefalalgia o sea dolores de cabeza, insomnio, histerismo y melancolía. Sirve en casos de roña y jiricua, areterioesclerosis, gota (para los comelones de carnes rojas)y varices. Actúa como rubefaciente que hace que se inhiba el veneno en los piquetes de mosquitos, alacranes y abejas, tan abundantes en los climas cálidos. Es estimulante del apetito y de la digestión, facilita el funcionamiento hepático y renal. Evita las fermentaciones pútridas del intestino, evita el estreñimiento y aumenta las micciones de orina. Combate la anemia propiciando la formación de glóbulos rojos. Es un poderoso desinfectante y microbicida, mejora la circulación sanguínea. Previene las fiebres y tuberculosis. Algunas personas las recomiendan contra el paludismo y la rabia. Regenera la piel en casos de quemaduras leves y reblandece y desaparece los callos. Quita la sed y la boca amarga…
Horacio |
Ataque por parte de Horacio:
Si alguien con limpia mano alcanzase el cuello de su padre hasta darle la muerte, que ese tal coma ajo más ponzoñoso que la cicuta venenosa. ¿Qué toxico es este que roe mis entrañas? ¿Es que acaso los ajos fueron abonados con sangre de víboras? Es de admirar el valiente y duro vientre de los segadores que con placer lo toman. Que Medea se sirvió del ajo para vengarse de la concubina de su amado enviándole presentes impregnados con tal fatal aroma y lo usó igualmente como treta, antes de su marcha contra la sierpe con alas, para reducir el yugo de los indomados toros, untando para ello con ajo a Jasón, caudillo de los argonautas, quien así pudo acercarse a los toros y reducirlos. Jamás un ardor tan grande como el que se siente en mi vientre, cayera de los astros sobre tierra conocida, ni la túnica empapada en sangre que causara la muerte de Hércules ardió con mayor llama que arde ahora mi vientre. Te suplico Mecenas no vuelva a darme otra comida como esta y si antojadizo apeteciese un guiso con ajos, como mal sólo te deseo en venganza que tu dama rechace tus besos y aparte su boca y se refugie en el extremo de la cama.
El Jurado tiene la palabra
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