Autor:M.D.Roland-Gosselin
Editorial:América
México
1943
Aristóteles |
En la organización del trabajo de una fábrica el maestro cree que decide en su esfera de acción. Pero sólo sigue el plan trazado por el gerente y éste observa los lineamientos de la junta directiva y ésta por los accionistas y los accionistas por las leyes del mercado nacional y éstas por el mercado internacional…. En el terreno de la academia sería lo mismo: maestro que cree decidir sus clases, plan de estudios de la facultad, consejo académico, estándares internacionales de la calidad académica, presupuesto universitario, necesidad del mercado…
Aristóteles no quiere recurrir al cómodo expediente salvador del deus ex machina. Si esto hiciera sería un teólogo pero no un filósofo. Se afana por encontrar la respuesta en la esfera humana que es la de la causalidad.
El humano se encuentra inclinado al bien. Se da cuenta de ello por el malestar que vive cuando comete algo malo o indebido. Así pues, él pude escoger entre el bien y el mal. El problema empieza cuando Aristóteles s e pregunta ¿por qué me inclino al bien? Se cree libre de decidir pero ahora se siente entre dos presencias abstractas que lo jalonean: Se encuentra inclinado al bien pero, ¿por qué?: ¿Y si algo o alguien lo está obligando al bien? ¿Es eso libertad? ”Y en la medida en que su temperamento personal lo inclinaba al bien, ¿no se encontraba obligado a elegirlo?”
Su inteligencia práctica del humano parece decirle que, a la luz de la razón, cada uno de nosotros puede escoger el bien o inclinarse por el vicio. Pero su inteligencia especulativa le dice que él, por su libre voluntad, se ha metido en problemas.
Ahora se pregunta que, si se encuentra en esa situación, agradable, pero que a la vez detesta, ¿no será porque estaba inclinado al mal? ¿Quién o qué lo obliga al mal? Si esto es así todo parece un determinismo como el del maestro de la fábrica o el del profesor del aula universitaria:” ya habituados al bien, y conociendo lo que es en verdad para nosotros, es difícil comprender cómo una mala disposición puede adueñarse de nosotros al grado de hacernos ignorar prácticamente nuestro verdadero bien y hacernos escoger el mal”.
Se revela. Otra vez su inteligencia especulativa le hace ver que está libre de todo determinismo. Porque ahora sabe que tiene dos opciones. Está equipado para ello. Pero se da cuenta que, de todas maneras, algo puede estar fuera de su control. Puede ser virtuoso o puede ser vicioso. El decide. Como el padre que le da una moneada al hijo y le dice que se compre lo que él decida…
No hay comentarios:
Publicar un comentario