Así hablaba Zaratustra
Federico Nietzsche
“La
situación necesita un líder, busca un líder, si no lo encuentras, vuélvete
líder”, es un viejo dicho popular.
¿Para qué un líder? ¡Para que regrese la nieve
a mis montañas!
Zaratustra quiere hacer creer a los hombres
que Dios ha muerto para que piensen más en él, en el hombre, y no tanto en
Dios. Es otra manera de decir Renacimiento,
cuando en la Edad Media europea predominaba la teología y después se sintió la
necesidad de más filosofía.
Llegó el Humanismo, con mayúscula, pero luego
siguió una caricatura de humanismo. A este declive es al que se va a referir
Zaratustra en la plaza del pueblo, en la que la gente ha ido a ver a un
bailarín de cuerda: “Cosa para preocuparse es la vida humana y, además, falta
siempre de sentido.”
Sin
interrogatorio y carente de ironía, como son los elementos del método mayéutico
socrático, Zaratustra le dice a boca de jarro al hombre en la plaza: ¡Dios ha muerto! Vuélvete Dios. Vuélvete
Creador. Pero entonces ve que el hombre
ha renegado de sus potencialidades y se da cuenta que debe empezar de más atrás.
La gente se divierte con el bailarín de cuerda y se pitorrea de Zaratustra.
F.Nietzsche 1861 |
Zaratustra descubre que el hombre ha renegado de sus potencialidades, pero que no
carece de ellas. Puede alcanzar un cielo, menos o, nada, contaminado: “Lo grande
del hombre es que es un puente y no una meta.”
Su pauperización, como ser, no es genética y sí cultural. De manera
reiterada escribirá (en Aurora y en El Orígen de la Tragedia,) que estamos
en un mundo en el que se aprende a escribir leyendo periódicos. Lugar para
recordar que, con su abuelo cultural, Schopenhauer, es el autor de la lucha cultural o kulturkampf.
En otras
palabras, es hora de regresar a los clásicos de la filosofía griega. ¿Cómo se
podría llegar al cielo de la gran cultura si a la escalera le falta el
ineludible peldaño de la antigua cultura griega? Todos los pueblos del planeta
tienen su kulturkampf pero sus
peldaños están averiados y otros ni a
escalera llegan.
Tenía
treinta años Zaratustra cuando dejó su casa en el valle y subió a la montaña.
En ella vivió diez años en una cueva. Lo acompañaban en su soledad un águila y
una serpiente.
Todas las
mañanas disfrutaban del sol que llegaba de frente: “Más nosotros te esperábamos
todas las mañanas, te tomábamos lo superfluo y te bendecíamos.” Había
correspondencia, o retroalimentación, para existir. El sol calentaba a
Zaratustra y éste se maravillaba de lo que significaba el sol. Zaratustra era
un tanto heliocéntrico y suponía que el sol tenía una existencia antropomorfa.
Fue cuando
se le ocurrió que los hombres, los animales y las plantas, tenían una misión
excepcional en la vida, dijo: “¡Gran astro! ¿Si te faltaran aquellos a quienes
iluminas, cuál sería tu felicidad?” Se sintió dueño de una sabiduría que
necesitaba comunicar a los otros: “Debo
descender hacia aquellos a quienes quiero
dirigirme.”
Bajó al
valle y llegó a la plaza de la ciudad más cercana al bosque. Había una multitud
de gente que había ido a ver al
bailarín de cuerda. Recordó las palabras de un viejo que se había encontrado en
el camino. Éste le dijo que los hombres son demasiado imperfectos: “todos son
iguales y el que piensa en otra forma va por su propia voluntad al manicomio.”
Durante un
tiempo cargó en el descenso de la montaña a un cadáver. Era lo muerto que
todavía había en Zaratustra. Fue cuando dijo: “Necesito compañeros vivos, no
compañeros muertos…
Alzando la
voz, Zaratustra dijo así a la multitud:
“Yo les anuncio al Superhombre. El hombre es algo que debe ser superado.” Pero
los hombres se rieron de Zaratustra y lo amenazaron sino se marchaba: “Más
peligros he encontrado entre los hombres que entre los animales”- se dijo a sí
mismo-. Nunca volveré a hablar al pueblo.” Lo miraron con recelo y Zaratustra
los puso en la disyuntiva de “superarse o regresar a la animalidad.” Animalidad de la posmodernidad...
Procedente de una familia religiosa, Nietzsche
no se la cree que Dios haya muerto. Pero los hombres en la plaza empiezan
a pensar que, si Dios ha muerto, ahora
ellos tendrán que empezar a resolver por sí mismos. Como los súbditos de un
reino donde el gobierno da todo a los
hombres y de pronto ya no les da. Como el hijo que se va de la casa paterna y
ahora él tendrá que empezar a resolver…
Jesús en la
otra plaza ve que un grupo de adúlteros va a matar a pedradas a una mujer por
ser adultera. Recurre al estilo mayeutico para llevar a que los hombres piensen que están
equivocados al considerarse interlocutores de la pureza.
Recuérdese
que Schopenhauer recomendaba que la
gente dejara de leer. Les estaba diciendo mayeuticamente que empezaran a pensar por sí mismos.
Con la figura del Superhombre Zaratustra les está induciendo a pensar que
ellos se han vuelto blandengues.
Lo que Zaratustra
busca es que el hombre no siga apoyándose en Dios porque de esa manera
desarrollará su potencial anímico. Quiere que de una vez por todas deje de
confiar tan ciegamente en su razón práctica y vaya en pos de su razón vital. Así será más consciente el hombre de lo que
pide en la vida.
Por lo
general lo que pide es en la perspectiva de su solipsismo, no de su necesidad
vital. Su razón práctica lo llevó al consumismo, a la depredación del medio
ambiente, se acabó la nieve en los
glaciares, se secaron los campos otrora de cultivo y las hortalizas, el aire se
llenó de IMECAS y el hombre empezó tomar pastillas hasta para poder reír.
Miles de guías alpinos profesionales en el mundo se
quedarán sin nieve en sus montañas. La infraestructura fabricante de equipo
para escalar, para campar, para trasportar, para hoteles de montaña, tendrán
que soportar fuertes vendavales para salir adelante.
En el mundo
tecnificado de ahora varias profesiones y oficios desaparecen por el avance de
la tecnología. ¿Dónde quedó la gran industria fotográfica analógica de los Kodak y de los Agfa? El teléfono fijo casero es un anacronismo. Hasta el hombre mismo ya no es del todo indispensable para la procreación...
El alpinismo puede desaparecer no en ser desplazado por algo mejor como deporte sino por el solipsismo de los humanos y su espada flamígera conocida como “incremento de la temperatura local y global”.
El alpinismo puede desaparecer no en ser desplazado por algo mejor como deporte sino por el solipsismo de los humanos y su espada flamígera conocida como “incremento de la temperatura local y global”.
Schopenhauer
se dirige a un pueblo lector, porque un pueblo que no lee por lo mismo no puede
dejar de leer. No ha empezado a leer. Zaratustra habla al pueblo del consumismo
que ha debilitado sus fuerzas vitales, porque un campesino que apenas come no sabe del consumismo.
En todo caso
es un grito desesperado de advertencia, el de Zaratustra, para los pueblos agrícolas que aspiran a la
vida de la ciudad y sus eclecticismos disolventes. Tan disolventes que
disolvieron la nieve de los glaciares en las altas montañas.
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