Renoir buscaba la expresión de la belleza y, de manera
especial, la belleza del cuerpo humano.
André Leclerc, uno de sus biógrafos, apunta: “Nada era más
bello para él que la calidad de la piel, las curvas de los senos y de las
caderas, las redondeces de los niños y los reflejos de la luz en los cabellos.
Todos sus modelos son saludables y
vitales, y el sol aparece en cada uno de sus cuadros…pintaba jóvenes
mujeres de dulce cabellera.” Prefería para sus modelos las mujeres "llenitas" y no las delgadas.
En el primer tercio del siglo veinte el psiquiatra W. Stekel escribía que, así
como el hombre es, si se le deja en libertad, así van a ser sus actos de la
vida diaria y sus desempeños profesionales.
A semejanza de la situación que encontramos en una
ventanilla de hacer trámites relacionados con el gobierno, aunque sea la bagatela como
solicitar una credencial. La persona que en ocasiones encontramos del otro lado
es una insufrible neurótica que “nos está haciendo el favor de atendernos” y se
ve que goza haciéndonos pasar un mal
rato. O bien alguien que no ha perdido su modo humano y sentido social. Y, si
los dioses están ese día favorables al solicitante, hasta podemos encontrar a
algún empleado excepcionalmente cortés. Todos tienen la misma carga de trabajo,
pero no así la condición anímica ni cultural ni profesional.
Lo mismo vamos a encontrar con el carácter de los pintores. Los temas de Van Gog (sólo para
poner un caso de tantos), sus colores y su técnica, y sus realizaciones sobre
el lienzo podrían decirnos mucho de su
personalidad aun antes de conocer su vida. O la de Modigliani o la de Toulouse-Lautrec…
En Pierre-Auguste Renoir encontramos el semblante apacible de sus modelos, su técnica, sus colores,
dentro de lo que se conoce como el impresionismo.
Vida hogareña, con tres hijos y un matrimonio durable hasta
la muerte de su esposa. Viajó por algunos países de Europa, luego de lo cual “su
vida se desarrolló sin grandes acontecimientos .Su pintura y su familia le absorbían
todo el tiempo”.
Trató, en su etapa de formación, a pintores que, como él,
eran desconocidos tales como Monet, Pissarro, etc. en uno de sus viajes trató a
Wagner y del cual también hizo un retrato.
Después “Fue famoso y venían (a París) admiradores de todo
el mundo para conocerlo.” Pintaba al oleo,
acuarela y pastel, dibujaba y hacía grabados.
Con la edad enfermó de reumatismo
al que supo imponerse para no suspender su obra creadora.
Leclerc escribe su final: “Inspirado por su amor a la luz y
a la armonía femenina, pintó hasta el último día, al final atándose el pincel a
los dedos paralizados.”
Murió de congestión en Cagnes el 3 de diciembre de 1919, a
los 78 años de edad.
“Pierre Auguste Renoir (25 de
febrero de 1841
- 3
de diciembre de 1919),
es uno de los más célebres pintores franceses. No es fácil clasificarlo:
perteneció a la escuela impresionista, pero se separó de ella por su interés
por la pintura de cuerpos femeninos en paisajes, inspirados a menudo en
pinturas clásicas renacentistas y barrocas.”
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