Referencia:
Alexis Carrel, La incógnita del hombre
Fomentar el desarrollo de la personalidad humana, como objetivo supremo de la civilización, es el leit motiv en esta obra de Carrel.
Podríamos
adelantar su filosofía en esta frase:
“El
exceso de sueño y de alimentos es más peligroso que la falta.”
Los
hombres sabios se afanan por encontrar el modo de producir hombres fuertes en
los aspectos psicofísicos. Sus esfuerzos han sido mal interpretados al abundar
en las canchas olímpicas los llamados “campeones de laboratorio” y sus
substancias prohibidas.
Un
de las ideas que propone:
“El
ayuno moviliza las proteínas y las materias grasas de los órganos. Por el paso
del calor al frío y viceversa, se hacen
actuar los mecanismos tan extendidos que
regulan la temperatura del organismo. Hay muchas otras maneras de estimular los
procesos de adaptación. Su entrada en actividad perfecciona el cuerpo entero y
hace a todos sus aparatos integradores más fuertes, más aptos para llenar sus
funciones.”
Pero,
explica:
“Estos
factores han perdido casi enteramente su eficacia, desde que los hombres se protegen contra la dureza
del clima por la comodidad de sus casas y el
sedentarismo de su vida…El atletismo que se practica en las
Universidades no hace hombres realmente resistentes….La carrera en
terrenos accidentados, la ascensión de
montañas, la lucha, la natación, los trabajos forestales y de los campos al
mismo tiempo que la exposición a las intemperies, y cierta dureza de vida,
producen la armonía de los músculos, del esqueleto, de los órganos y de la conciencia.”
Utilizar
los largos inviernos de las montañas.
Llegada
al refugio El Queretano, 4,650m.ladera norte del volcán Popocatépetl,México.
Foto
de Armando Altamira
Carrel
propone una serie de ideas que resultan difíciles, de leer siquiera, en el
contexto de la civilización industrial moderna.
¿Por
qué tentarse el corazón cuando se trata de juzgar a los que defraudan la
confianza del pueblo, a los que secuestran o pervierten niños, a los que despojan a los pobres, a los feminicidas?:
“Cuanto
a los otros, a los que han asesinado, que han robado a mano armada, que han
raptado niños, despojado a los pobres, engañado gravemente la confianza del
público.”
Una
palabra aparece repetidamente en su obra como una medida para remediar esas
patológicas conductas: eugenesia.
Eugenesia aplicada o eugenesia voluntaria. Palabra impronunciable en los
tiempos de los Derechos Humanos.
En
las regiones de nieblas frías y poca luz.
Bosques
en los 4 mil metros, ladera oeste de la montaña Iztaccihuatl, México.
Foto
de Armando Altamira
En los países de la democracia, en los cuales hay diversidad de creencias, pareceres e intereses, unos coinciden con Carrel, otros se horrorizan con su modo de pensar. Otros se sienten tocados de cerca y otros más ven en sus palabras la espada flamígera como único medio para lograr la paz, la cultura y el progreso de la humanidad que él considera ya con señalados grados de degeneración.
Desierto de Altar, Sonora, México
Foto de Armando Altamira
Ese Carrel es “materia” de estudio por los sociólogos, psiquiatras hombres de la ciencia médica, y por políticos, desde los días en los que apareció al público su libro, mediados del siglo pasado.
Aprovechar
las estaciones alternativamente ardientes y heladas.
Desierto
de Altar, Sonora, México.
52 grados C. en el cenit y cero grados, o menos, en la madrugada.
El
organismo de los humanos aquí debe ir de los cincuenta
grados de temperatura, a cero grados en tan sólo 12 horas. De las 3 pm a las 3 am.Otra vez, de las 3 am a las 3 pm.
Foto
de Armando Altamira.
Nosotros nos quedamos con el Carrel de los paisajes naturales, por ser lo nuestro, y lo que de ello piensa un hombre de ciencia, Premio Nobel, que posiblemente no fue ajeno a la práctica del alpinismo:
“Para
hacer a los hombres resistentes y osados, es preciso utilizar los largos
inviernos de las montañas, los países de estaciones alternativamente ardientes
y heladas, aquellos donde hay nieblas frías y poca luz, que están barridos por
todos los huracanes y cuya tierra es pobre y está cubierta de rocas.”
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