Referencias
El pensamiento vivo de Emerson, por Edgar Lee Masters
Conversaciones con Norman Mailer, compilación de
Michael Lennon
Tuercas, pero no sólo
tuercas.
La carrera por la
prosperidad económica, y ser más como político de partido, nos hizo perder de
vista el progreso cultural en un porcentaje de la población muy alto.
Lejos ha quedado el panorama natural o, como
escribe Emerson: “El bosque de árboles de cabellera verde”.
Niño (D.A.C.) contempla el bosque de árboles con cabellera verde (Sierra de Pachuca, Hidalgo, México) 3,000 m s n m.
Factores ambientales han quitado al individuo
su rostro y debilitado, hasta casi desaparecer,
su potencial humano, para lo humano.
La poesía puede revertir esa degradación.
Masters, biógrafo de Emerson, lo dice de esta
manera:
“El estudio de la
poesía de Emerson puede ayudarnos a olvidar las maquinaciones de los
comerciantes que nos han puesto en las garras de los monopolios y han reducido
al pueblo a pedir limosna y a todo el país a la angustia y la pobreza”.
Se hace distinción
entre instrucción y educación. Así es como se llega a la certeza que el
programa de las escuelas es por demás limitado.
Por no decir técnicas
para capacitar profesionistas de todos los grados, hasta posgrados, necesarios
para la industria, pero títulos académicos en los que no son familiares los
nombres de Cervantes, Kierkegaard, Séneca, Thoreau, Jean Wahl, Goethe, etc. A
cambio, escribe Emerson: “Estimulantes literarios y lecturas fáciles”.
Un siglo más tarde y
Emerson de seguro caería muerto, o al menos se espantaría, de haber presenciado
el “factor televisión”, no por su alta tecnología, pues Emerson no era enemigo
del adelanto tecnológico, sino por el contenido inane, en su mayor parte, de
los programas. Y el abandono en su gran número de esos, ya de por si endebles,
“Estimulantes literarios y lecturas fáciles”, a cambio de la mano con teléfono.
En su visita de Emerson
a Wordsworth, en agosto de 1883, éste, refiriéndose a América, le señala: “La
sociedad recibe una enseñanza superficial que no está en proporción con la
cultura moral.”
Un helado amanecer en las montañas de Pachuca, Hidalgo, México, 3,000 msnm
(Foto de Armando Altamira)
En dos palabras Emerson
hace el duro reproche a la generación actual. En su prisa de la vida moderna y
la prosperidad material, que deja sentados a los hijos horas frente a la
pantalla chica de su cómoda habitación. Libran ahí el niño o niña batallas de mundos
fantásticos entre castillos tenebrosos y personajes extravagantes.
A los niños ya no les pega el sol. Tienen amigos no presenciales sino por línea. Ya no despliegan imaginación para buscar tesoros en casas abandonadas ni energía física para atrapar a los saltamontes entre la exuberante yerba de primavera, como hacían Huckleberry Finn Y Tom Sawyer.
Del libro Técnica Alpina
de Manuel Sánchez y Armando Altamira
Tienen cerca el
paradigma del padre que ya no juega futbol, ahora ve futbol por la televisión.
Desde luego, en tiempos
de Emerson no existía la pantalla chica y sus transformes asesinos, pero lo dice
a la manera de su tiempo:
“Llenamos las manos y las habitaciones de los
niños con toda clase de muñecos, tambores y caballos, apartando sus ojos del
rostro natural y de los objetos de la naturaleza: del sol, la luna, los animales,
el agua y las piedras que deberían ser sus juguetes”.
Ya no es la madre amorosa
y a la vez regañona que decía al niño cómo debía conducirse en la vida.
Los niños ya no van a pescar a los ríos con aguas de deshielo.
Huckleberry Finn y Jim
Siglo y medio más tarde,
del tiempo de Emerson, Norman Mailer dice que ahora es la televisión la que los
dirige:
“Una de las ironías de nuestro
siglo es que la sociedad tecnológica crea una atmosfera de pasividad alrededor de
la gente…Los ciudadanos de la sociedad tecnológica son tan impotentes…Puede que
su estándar de vida sea muy superior, pero su impotencia social es semejante,
controlan cada vez menos, se les manipula cada vez más. Pueden creer que,
eligen un canal, pero es el canal de TV quien lo canaliza”.
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