El pensamiento de Kierkegaard
Por James Collins
Fondo de Cultura Económica, México
1976
Soren Kierkegaard vivió en un mundo conflictivo en el que se hacían la guerra, tanto el racionalismo contra el idealismo, como también el cristianismo liberal contra el cristianismo ortodoxo. Era la conflictiva situación del racionalismo que venía del siglo anterior al suyo y la teología protestante que coqueteaba con el pensamiento seglar. En otras palabras, explicar el pensamiento ilógico por la lógica: “Porque al hacer (el racionalismo) de la razón la norma a la cual deben acomodarse los dogmas, negaba a la religión su pretensión de absoluto y de ser la única depositaria de la revelación.
Kierkegaard nunca encontró la aclaración sobre la relación entre la fe y la credibilidad en los manuales aceptados de apologética y teología. De aquí que se sintiera inclinado a menospreciar el servicio que la razón puede prestar legítimamente a la religión revelada.” Por eso prevenía en contra del “racionalismo teológico que con tanta razón deploraba.”
Para Kierkegaard ese intento de zenonizar al cristianismo había dado como resultado un descenso de nivel en el modo de vivir. Si se quiere tener idea del absurdo piénsese en una hipótesis al revés: un racionalismo que acepte las posiciones espirituales de la fe… Por eso criticaba a todo ese ejército de intelectuales que llenaban el día con semejante entretenimiento: “ La penetración y la ironía llevaron a Kierkegaard a agrupar a los profesores de filosofía con los teólogos , los políticos, los reformadores sociales y los periodistas , responsables de haber deteriorado la vida… Una vida centrada religiosamente no se permite el bailar al tiempo de vals de la dialéctica especulativa, porque va con el ritmo de otra música.”
Tal cosa hizo decir a pensadores como Schelling en el sentido que una cosa es la existencia y otra la esencia.
Por algún tiempo Kierkegaard se vio en medio de ese contexto. Esto le hizo arribar a una especie de ecumenismo universal. Encontrar la duración en la existencia y en Dios la eternidad.: “El propósito de la sabiduría cristiana no es borrar la distinción entre el entender y el creer, sino conservar abiertos los caminos de comunicación en ayuda mutua entre los dos.”
No hay que pasar por alto que Kierkegaard es referido como una de las figuras principal del existencialismo: “Prefiere referirse al ser divino como a la eternidad de Dios, y al ser finito como existencia.”
Ya en su tiempo Kierkegaard pugnaba porque la gente pensara por sí misma. Estamos hablando de la primera mitad del siglo diecinueve. Kierkegaard nació el 5 de mayo de 1813 (Nov.1855), en Copenhague, Dinamarca. Se le considera, en efecto, después de Schopenhauer (1788-1860), uno de los pilares del existencialismo.
Fue un espíritu religioso que se movió de manera profunda en el mundo de la filosofía y de la teología.
Fue un espíritu religioso que se movió de manera profunda en el mundo de la filosofía y de la teología.
A semejanza de Nietzsche, gustaba dirigir sus ataques a las masas, no para herirlas, sino como una especie de pesca. Hacer que la multitud se revelara, a sí misma, los individuos de carácter: “para hacer que la gente pensara por sí misma, usara su juicio independientemente y obrara después de una elección deliberada.” Todo esto recuerda el método de la mayéutica socrática.
Hablaba de conceptos probados por el tiempo y alertaba contra las modas intelectuales, por lo general cargados de clichés: “ Un pensador de moda trata de adelantarse a otro añadiéndole nuevos significados a los términos, para obtener un eclecticismo a la moda y un dominio temporal sobre la masa de secuaces…Las gentes comunes y corrientes se ven arrastradas por las olas sucesivas de opiniones o se retiran con desconfianza y escepticismo de toda actividad intelectual. Se contentan con usar una cuantas palabras cargadas de significado, una cuantas frases impresionantes que al menos son económicas, estables y, hasta cierto punto, fácilmente inteligibles.”
En un tiempo Kierkegaard pensó dedicar su vida a la religión como ministro del cristianismo liberal. El amor de Regina lo apartó de la idea y, más tarde, la consideración de las responsabilidades que conlleva un matrimonio decidió que mejor en la actividad cultural estaba su sitio.
Como sea, dedicó mucho de su pensamiento para señalar algunas cuestiones del cristianismo católico romano. Casi se hizo eco de los conceptos esgrimidos por Lutero. Caído el imperio romano, y ya instalada en Bizancio-Constantinopla, la Iglesia fue la principal cabeza educadora de millones de individuos, habitantes de varios continentes, empezando por Europa. Una inmensurable tarea civilizadora que podía profundizar en reducidos sectores pero abarcando de manera superficial a la generalidad. Esto se omite siempre.
Lo que se destaca invariablemente es el cristianismo superficial, lo cual, por otra parte es la realidad. Los individuos se enfrentan desde la religión a acontecimientos cruciales de la vida, tales como el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Después hay un desinterés, nada comparable con la actitud afanosa de leer la Biblia del protestantismo. Aquello “significa para Kierkegaard que le religiosidad cristiana se ha trasformado en una especie de sueño automático.”
La existencia humana en Kierkegaard acepta el juego de las pasiones. Pero, “su concepto luterano extremado del orden de la gracia en cierto modo choca con su apertura de los sentidos y con el reino de la gracia.”
Su criterio de libertad es en base que el individuo es único y se rebela contra los patrones que vive la mayoría. Decía que “el problema es conservar la integridad del individuo sin caer en una posición antinómica y el procurar una participación de la vida buena y sus reglas y leyes sin caer en un universalismo artificial.”
Al pedir que el individuo piense por sí mismo implica conocer ampliamente para poder decidir. Si pertenece al pensamiento laico que sea un consciente(documentado) laico, si es un cristiano protestante que sea un universal culto protestante y si es un cristiano católico romano que conozca los evangelios,los siete sacramentos, y la milenaria historia de la Iglesia. Que no sea “arrastrado” hacia algún modo de pensar sino que él voluntariamente decida formar parte de ese modo de pensar. Y lo practique comunitariamente con la mayor entrega.
Soren Kierkegaard |
No hay comentarios:
Publicar un comentario