“El que envejece deja en su lugar un
individuo joven semejante a lo que él mismo fue”
le dijo Diótima, a Sócrates, en El Banquete, escrito por
Platón.
La inseguridad en las calles, la
falta de fuentes de trabajo, la juventud sin suficientes aulas
universitarias públicas donde estudiar,
seiscientos millones de madres solteras en el mundo y un cielo lleno de plomo y
cien contaminantes más, no es precisamente una buena carta de recomendación
para las generaciones que ya se fueron,
y para la generación que se está yendo.
Diótima, la mujer que se permitía
externar conceptos de filosofía al mismo Sócrates, le hace ver que los hombres
buscan la inmortalidad, no persiguiendo valores esenciales sino, movidos por la vanidad.
Veinte siglos más tarde Hamlet, de Shakespeare, se refería a la inmortalidad de los hombres: " ya puede esperarse que la memoria de un grande hombre le sobreviva quizá medio año."
Veinte siglos más tarde Hamlet, de Shakespeare, se refería a la inmortalidad de los hombres: " ya puede esperarse que la memoria de un grande hombre le sobreviva quizá medio año."
Diótima le está diciendo a Sócrates que falta una visión
integral de la persona humana.
Tan necesarias las cosas materiales
como los principios éticos o morales. Sustraer, quitar, uno de estos valores y
las diferencias sociales, deseadas en unos aspectos, llegarán a los niveles
enfermizos que, a semejanza de la influenza
estacional, cuando faltan las vacunas, se extenderán por igual en las barriadas
que en las áreas residenciales.
Aun los santos, o las personas muy espirituales,
necesitan conservar, y en buen estado, su cuerpo para que se puedan manifestar
en él los valores espirituales. ”El espíritu es el espíritu y las perdices son
las perdices”, decía santa Teresa de Ávila.
Y los intereses materiales, a los que
les faltan los principios éticos, provocan el escándalo en los tribunales y
degradan la vida de los trabajadores. Comprendidos en esta categoría desde el
que lustra los zapatos en la calle hasta lo eméritos de la ciencia
universitaria.
No es necesario vociferar contra el utilitarismo, solo saberlo manejar, como se atrapa una víbora. Respecto del utilitarismo Carlyle anota:
"No está el mal en gozar de las cosas agradables, sino en permitir que estas esclavicen nuestro yo moral."
No es necesario vociferar contra el utilitarismo, solo saberlo manejar, como se atrapa una víbora. Respecto del utilitarismo Carlyle anota:
"No está el mal en gozar de las cosas agradables, sino en permitir que estas esclavicen nuestro yo moral."
El rancio pleito de idealismo contra
realismo, y viceversa, no ha pasado de un escandaloso y vacuo intelectualismo,
a juzgar por los resultados pobres de vida que vemos en las calles. ¡Donde
falta el pan falta el libro! Y donde falta el libro...
Los partidos políticos, en tiempos de
elecciones, enarbolaban su Declaración de
Principios. En la actualidad se persigue la Declaración de Intereses y la
población quedó buscando por dónde sale el sol en día nublado. A Fausto se le
pide que vote por Mefistófeles y a éste
que deposite su voto en favor de la
divinidad.
En Internet del 21/03/2018 salió la
noticia siguiente:
“En México hay 11 millones de
adolescentes de 14 a 17 años, que representan cerca del 10% de la población
total del país y, en 2016, 3 mil 761 de ellos ingresaron a centros de
internamiento por delitos como narcomenudeo, secuestro, homicidio y extorsión,
según el informe especial "Adolescentes: vulnerabilidad y violencia",
un trabajo respaldado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).”
Ante esta realidad, no virtualidad, que no es de un país sino que se da en muchas
partes del planeta, Platón se afana porque se tenga “la vergüenza del mal y la
emulación del bien.”
En La República Platón no se anda con rodeos y nos hace responsables,
a los padres, en primera instancia, de lo que
serán nuestros hijos, para bien o para mal:
“Un niño no sabe diferenciar lo
ficticio de lo que no lo es, y lo que se introduce en el espíritu a esa edad
deja huellas imborrables. Por eso es muy importante que lo primeros relatos que
oiga, sean con el propósito de conducirle a la virtud.”
“Platónn. 1 (en griego antiguo:
Πλάτων) (Atenas o Egina,1 ca. 427-347 a. C.)2 fue un filósofo griego seguidor
de Sócratesn. 2 y maestro de Aristóteles.3 En 387 fundó la Academia,4
institución que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos añosn. 3
y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor
del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte años de amistad y trabajo con
su maestro.n. 4 Platón participó activamente en la enseñanza de la Academia y
escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como
filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología,
gnoseología, metafísica, cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y
filosofía de la educación; intentó también plasmar en un Estado real su
original teoría política,”wikipedia
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