Razón y fe son las dos palabras con
las que se puede definir el pensamiento de Santo Tomás de Aquino.
Es lo que se llama el realismo, la realidad integral. Quitar
una es mejor empezar a sospechar.
Estudiando la realidad de las cosas,
el mundo de la fenomenología, se llega a las puertas de la fe.
Lo que caracteriza a las filosofías abiertas, como las llama
Morente, son los valores absolutos, para todos.
Cerrarse a sólo la fe o sólo la cosa
material, es lo que define a las filosofías cerradas, los valores relativos,
para unos individuos y para otros no.
En el ejercicio de mi voluntad, de mi
libertad, puedo decidir quedar en sólo una de las dos, material o fe. Vivir en
la abstracción. Pero siempre amenazará la distorsión.
La historia del pensamiento, tanto
laico como religioso, el político y el sindical, enseña que de una abstracción se
despende otra abstracción y de esta otra. Es como, en nombre de la diversidad,
se aterriza en el eclecticismo
disolvente. Así hasta llegar al liberalismo moderno, a la individualidad
indiferente, o enemiga, de la solidaridad.
Que se necesiten quinientos, o más
policías granaderos, para que a la salida del partido de futbol no se agarren a
golpes los de un equipo contra los fans del otro, no es precisamente un ejemplo
de solidaridad.
El liberalismo moderno tiene muchos
rostros. Es la versión moderna del Atlachinolli,
la guerra florida de los aztecas. La guerra como deporte. No busca la
conquista, quiere víctimas. Es lo mismo,
sólo que ahora se le llama la guerra como deporte.
Santo Tomás fue estrictamente
filósofo, sin “contaminar” su sistema con ideas religiosas, y también, punto
aparte, fue, sobre todo, un teólogo.
Paganismo, con Aristóteles, y
cristianismo con Jesús, no sólo no le fueron ajenos sino que ambos pensamientos
los estudio como pocos. A decir de Morente, a Tomás se le sitúa, junto a Platón, Aristóteles y San
Agustín.
Manuel García Morente, Estudios y ensayos.
La vida de Tomás de Aquino fue sólo
el estudio, desde niño. Se puede decir que no se dio cuenta de su niñez ni de
su adultez ni de su senectud, puros libros.
Miembro de una familia de la mediana nobleza, fue llevado para su educación a
un convento a la edad de cinco años.
Cumplido el tiempo de la educación
convencional, se le pidió reintegrarse al seno de su familia y llevar una vida
como los otros. Tomás no se desprendió nunca de su familia, pero regresó al
convento, mejor dicho a la biblioteca del convento.
Pero no se piense que fue ajeno al
mundo. Lector ( Lector era un cargo),
conferencista y escritor, se vio en medio del torbellino del mundo y en varias
ocasiones el poder real amenazó su vida.
Tomás no fue ajeno a esa vieja pugna
del poder civil queriendo meter las manos (desde Constantino) en la Iglesia, y
la Iglesia haciendo otro tanto con el poder civil. ¡Y detrás de estos dos
poderes, millones de seguidores, de un lado y de otro, como en el futbol.
Esta es nuestra realidad y no podemos
voltear la cara para otro lado.
Dibujo tomado de
El País
23 Dic.2017
Si no cerramos los ojos, la historia
de la humanidad es de antagonismos, tan fuertes que han costado un sinfín de
vidas humanas. De ahí que el pensamiento de Tomás siempre sea vigente en la
búsqueda de los valores absolutos, para todos.
En Tomás, la Iglesia estaba
incubando, desde muchos siglos atrás, el germen de la solidaridad de la
humanidad, ahora llamada ecumenismo.
Así como hubo papas que, vestidos de
armaduras, llevaban la guerra al otro lado del desierto, así la Iglesia tuvo a
Francisco que llevó la cruz al otro lado del desierto, tratando de evitar que
las espadas siguieran chocando.
La inocencia de Francisco, queriendo convertir
al monarca árabe, es otra muestra del anhelo de ecumenismo que bullía ya en aquellos
siglos en el seno de la Iglesia.
Era una aberración pensar, siquiera,
que el cristianismo se sentaran en la misma mesa fraterna junto con el judaísmo y
con el Corán. Que eso sucediera había que esperar, siglos, hasta Juan Pablo II.
Círculos de estudio en todo el mundo,
institutos y universidades, buscan con afán el pensamiento perenne de Tomás. Porque no quieren más partidos de futbol, ¡metafóricamente hablando!
Pero como en el mundo impera la
necedad, o al menos es susceptible de reincidir en ese eclecticismo disolvente,
arma efectiva del liberalismo moderno, es por lo que Morente, siguiendo el
pensamiento de Tomás, insiste en buscar los valores absolutos, para todos. Lo
dice con estas palabras:
“Entre la fe del teólogo y la razón
del filósofo no puede haber discrepancias.”
Santo Tomás de Aquino
“Tomás de Aquino, en italiano Tommaso
D'Aquino (Roccasecca o Belcastro,1 Italia, 1224/1225 – Abadía de Fossanuova, 7
de marzo de 1274) fue un teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden
de Predicadores, el principal representante de la enseñanza escolástica, una de
las mayores figuras de la teología sistemática y, a su vez, una de las mayores
autoridades en metafísica, hasta el punto de, después de muerto, ser el
referente de varias escuelas del pensamiento: tomista y neotomista. Es conocido
también como Doctor Angélico , Doctor Común y Doctor de la Humanidad, apodos
dados por la Iglesia católica, la cual lo recomienda para los estudios de
filosofía y teología.Sus obras más conocidas son la Summa theologiae, compendio
de la doctrina católica en la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos,
y la Summa contra gentiles, compendio de apología filosófica de la fe católica,
que consta de 410 capítulos agrupados en 4 libros, redactado a petición de
Raimundo de Peñafort.” Wikipedia
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