Algo para meditar en
estos tiempos de encierro involuntario, entre cuatro paredes durante ya casi un
año, por eso del coronavirus. Mejor asomarse a la filosofía antes que la
hipocondría nos cubra con su negro manto.
¿Me creerá si le digo que Lucrecio es creacionista y también evolucionista…? En
otras palabras es un espíritu universal, que no se queda en la abstracción.
Dos teorías que parecen antagónicas: atomismo y monadismo.
Algunos de sus campeones:
Atomismo: Epicuro, Leucipo, Lucrecio, Demócrito.
Monadismo: Plotino, Leibniz.
Referencias:
Tito
Lucrecio Caro, De la naturaleza de las
cosas
Espasa-Calpe S: A: Madrid Colección Austral,1969
G.
K. Chesterton, El hombre eterno
Editorial
Porrúa, Serie Sepan Cuantos…México, Núm.490, 2007
Jean
Wahl, El camino del filósofo, Fondo
de Cultura Económica, México, 1988
Escalo
montañas porque tengo pies y manos y sobre todo ánimo necesario para ello.
¿Le
parece una perogrullada?
Lucrecio
tiene a este respecto una teoría (creacionista) interesante que, andando los siglos,
debió inspirar a los evolucionistas y hacerlos pensar en la tesis contraria.
También
los creacionistas, como Chesterton, debieron haber leído a Lucrecio. Entre
otras cosas porque Lucrecio es uno de
esos autores de la antigüedad al que, conscientemente, no se le puede saltar,
ignorar o dejar de lado.
Como
no se puede ignora a Emerson, a Dante, a
Goethe a Cervantes a Tolstoi.
Escalo
montañas porque tengo pies y manos…
Primer
tercio de la pared sur de Los Panales, Sierra de Pachuca, Hidalgo, México.
Foto
de Raúl Pérez, guía alpino de Pachuca.
Lucrecio
(99 a.C.-55), con Epicuro y Meneceo es de los atomistas, que explicaban todo mediante
los átomos. Hasta el alma y el espíritu están formados con átomos...”estos son
más ligeros”.
Lucrecio:
“No han sido formados nuestros miembros para
servicio nuestro: los usamos porque hechos los hemos encontrado: la vista no
nació antes que nuestros ojos.”
Todos
buscan el eslabón perdido. Chesterton dice que sigue perdido, por más ADN que
se busque en los fragmentos de huesos de la Reina Africana…
La
idea del desarrollo humano se basa en una serie de fragmentos de huesos que
sugieren una evolución pero: “no existen
ni los más leves indicios de que la
inteligencia humana se haya formado por evolución natural. En el sentido
científico más estricto, no sabemos nada de cómo se desarrolló. Existe una
cadena rota de piedras y osamentas que sugiere
vagamente cierto desarrollo del cuerpo humano.”
Y agrega que el enfoque es más intelectual que biológico:
“Para sugerirnos esa
criatura intermedia, se han reunido unos cuantos huesos bastante sospechosos,
porque esto conviene a cierta filosofía, pero nadie puede creer que esto es suficiente para formular un
aserto filosófico, que apoye lo que dice esa filosofía.”
José
Méndez escala en libre en la pared de Los Perros, estado de México.
Sin cuerda, con botas y sin polvo en las manos.
Sin
embargo Lucrecio, nacido un siglo antes del cristianismo, sin negar su idea del origen humano ya formado, aventura la tesis que será considerada, siglo más tarde, casi
al pie de la letra, por los evolucionistas:
“fue preciso que perecieran muchas especies, y
que no pudiesen reproducirse y propagaran su vida; porque los animales
existentes que ves ahora, sólo se conservan o por la astucia, o fuerza, o
ligereza de que ellos al nacer fueron dotado.”
Chesterton
conoce esta hipótesis y dice que, en tiempos de la cueva, la fuerza de la
macana hubiera extinguido todo conato de sociedad. La Humanidad siguió adelante, agrega,
porque desarrolló el sentimiento de solidaridad, no el de la macana.
No hay que pensarle mucho a este respecto, los
ejemplos están frente a nuestros ojos:
Pueblos
hay (había), en muchas coordenadas del
planeta, que en la actualidad han
desaparecido debido a la gran carga de violencia instalada en ellos. Violencia
centrifuga, centípeta o una mezcla de ambas.
Otros
pueblos están surgiendo precisamente porque los anima un sentimiento de
solidaridad. Se apresuran a poner sus ideas en un pliego petitorio que después
será el corpus de sus leyes de Estado.
Laicidad
y religión son lo propio del ser humano.
En
cambio filosofía vs teología arroja un resultado solo comparado a los
encuentros futbolísticos de Boca Juniors vs River Plate (y afuera de La
Bombonera la presencia de 20 mil policías para evitar el
conflicto entre fanáticos).
Lucrecio
tiene numerosos pasajes en los que se pronuncia por la unidad, en el ser del
individuo, y no por la abstracción:
“El alma y el aire son las velas que mueven
nuestro cuerpo como nave.”
Ya anotamos
que para Lucrecio todo está compuesto de átomos, unos pesados y otros ligeros.
Más no deja de anotar, en una carta que le dirige a su amigo Heródoto: “Hay
algunas cosas incorpóreas existentes en el cuerpo”. Expresión que gusta a los
que viven con los valores de
trascendencia.
Podría
pensarse que Lucrecio se ha perdido en el laberinto de la evolución y en el de
la creación.
Lejos
de eso. Tenemos en este filósofo el rasgo fiel de los pensadores griegos de la
antigüedad. Es el que caracteriza a la cultura occidental que busca la unidad a
través de hipótesis contradictorias.
Chesterton:
“No
se comprende una cosa hasta que no se comprende su contradicción”.
Siglos
más tarde Wahl, estudiando a Hegel, escribirá: “lo no esencial es esencial a la esencia.”
Estas
son sólo dos hipótesis que se han venido ventilando desde miles de años (la
célula primordial con átomos de Lucrecio,el materialismo que anuncia ya la cultura industrial, y los noúmenos de Leibniz que nada
tienen de átomos) pero, durante casi un año de encierro, por lo del
covid-19, usted seguramente ya tiene
otros puntos de vista de este asunto.¡Digalo!
En
teología todo está dicho y no se le puede agregar ni quitar una sola letra a
los textos sagrados originales, sino se quiere recibir el feo adjetivo de tramposo.
Pero
en filosofía no se ha dicho la última palabra
y tal parece que, por fortuna, nunca se dirá.
En
tanto el semáforo del coronavirus no dé
la luz verde, usted agarre la pluma(o su
compu), su cincel o su pincel, y escriba una idea o, mejor aún, su filosofía personal.
No
hay que asustarse. Si no escribes tu filosofía otros escribirán de ti diciendo que así piensas…En modos de
pensar no se puede extender una carta poder…
Dibujo
tomado de El país.
No
hay por qué asustarse, filosofía no es otra cosa que la vida vivida. Los
institutos académicos estudian la filosofía, los modos de pensar de los filósofos,pero vivir la vida es, como
decimos, cosa estrictamente personal.
Las
biografías, aun las muy pulidas desde el punto de vista académico, son por lo
general puntos de vista del historiador.
El Napoleón
que escriben los ingleses no es el que escriben los francés y los rusos tiene a
su vez su propio criterio de Napoleón.
Aquí
no hay carta poder para que otros escriban o piensen por mí, eso es imposible. Igual
de imposible que extender una carta
poder para que otro vaya al retrete por mí…
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