Referencia:(Herbert Kuhn, El arte de la época glacial
Sinopsis nuestra de esta
obra fue publicada por el Sindicato de
Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) en junio de
2003,en el cuaderno número 69 con el título Catorce
escritores y un filósofo.
En 1868 se descubre la cueva
de Altamira, en una somera colina en Santillana del Mar, España. Tiene pinturas
de enorme calidad artística, de la época glacial, con una antigüedad de hasta
40 000-30 000 años. Leído así, esto parece no decir algo especial. Pero, si se
le observa Con detenimiento, se encontrarán contradicciones que los científicos
del siglo XIX no sabían cómo abordar.
La lectura literal de la
Biblia dice que el principio de la vida, al menos la antropomorfa, tiene unos 6
mil años, ¿De dónde salieron esos 40 mil años?
Por otra parte, el
gradualismo de la teoría de Darwin dice que primero está lo sencillo y después
de una larga peregrinación, lo evolucionado. ¿De dónde salieron esas pinturas
propias del impresionismo del siglo diecinueve?: “Y la base de esta teoría es
el concepto de que lo primero tiene que ser lo más sencillo, y todo lo
avanzado, lo complejo, ha de ser posterior”). Según esta teoría de Darwin, los
dibujos deberían ser como los de un niño recién dejada la lactancia.
A la sazón, el impresionismo
es una corriente artística que libra su más fiera batalla para afianzarse como
lo más avanzado entre el mundo artístico de Francia. Son los mismos rasgos,
igual movimiento, idénticos colores, las luces, las sombras que quedan en el
primer plano o por detrás de la figura {...} “Precisamente a los darwinistas,
corno entonces se llamaba a los defensores de la evolución, del desarrollo, no
podía convencerlos la perfección artística de las figuras de Altamira”.
Pinturas de la cueva
Tomadas de Internet
Pronto se encuentra la
solución: las pinturas son falsas. Los impresionistas se metieron a la cueva y
empezaron a pintarla. Alguien quiere vernos la cara de tontos a los
especialistas. Así se declaraba en el Congreso de Antropología y Prehistoria,
realizado el 11 de marzo de 1862 en Berlín. Y por varias décadas, la cueva es
satanizada y se hace lo posible por olvidarla. ¡Lástima! Se hubiera tratado de
la más portentosa cueva en términos de hallazgos encontrados en su interior y
con la calidad ya anotada! ¡Más aun que la de otra formidable cueva, que luego
se descubrirá, llamada “Lascaux” “De todas las grutas ornamentadas, la de
Altamira es la más extraña y la más impresionante”.
Ubicación de Santillana del
Mar
Pero eso no es todo. En
torno de la cueva hay dos tragedias humanas. El dueño de los terrenos donde se
ubica la cueva. Marcelino Sautuola, que ha comunicado la presencia de las
pinturas a los hombres de ciencia, ha pasado como un mentiroso. El Congreso que
sentencio que las pinturas eran apócrifas, lo declaró tácitamente como un embustero.
Lo que esto pesó a lo largo de toda su vida (murió 20 años después del
descubrimiento) lo encontramos en que sus últimas palabras fueron pronunciadas
para decir que las pinturas eran auténticas, que él no era ningún mentiroso.
Mapa de la cueva de Altamira
Edouardo Hlarlé, fue tal vez
el principal impugnador de la veracidad de las pinturas de Altamira. Era
ingeniero de puentes y caminos. Como se encontraba con frecuencia figurillas
labradas y tiestos con pinturas antiguas, en los terrenos que removía en el
campo, llegó a ser un gran aficionado a la antropología. De esta manera influyó
en hombres de ciencia que tampoco creían en la antigüedad tan remota de las
pinturas.
En las décadas siguientes
otras cuevas fueron descubiertas en la región de los altos Pirineos. En su
interior se encontraron pinturas que correspondían al estilo de las de
Altamira. La autenticidad de ésta estaba fuera de duda, pero había sido tan
satanizada en aquel Congreso de Berlín que nadie se atrevía a mencionarla.
El abad Jesús Carballo, que
después sería el encargado oficial de la cueva de Altamira y director del Museo
Prehistórico de Santander, le repetiría en cierta ocasión a Herbert Kühn, el
autor de este libro al que nos estamos refiriendo, las palabras que Edouardo
Harlé le comunicara: “Querido amigo, ha pasado un cuarto de siglo desde mi
equivocación de 1880, y no puede olvidarla; continuamente me asalta el recuerdo
de lo que hice. Es como una mancha sobre mí y sobre mi carrera científica. Y
esa mancha es imborrable”
Tampoco Harlé fue del todo
responsable. El culpable fue el espíritu de la época. Hay descubrimientos que
se adelantan a su tiempo y no se les comprende. Así es la ciencia. Uno de los
requisitos del método científico es la duda, y el que le sigue es la
comprobación. Y todo esto requiere tiempo. Además que la ciencia necesita
desarrollar sus herramientas de trabajo. No hay que olvidar que sería hasta
1949 cuando E Libby haría el descubrimiento del isótopo llamado C 14.
Como sea, lo sorprendente
aquí es que fueron los hombres de ciencia los que se opusieron en un principio
“Son los investigadores mismos, no son cualesquiera ignorantes los que se alzan
contra este descubrimiento, Y eso es grave, lo que será difícil de comprender a
las generaciones siguientes’’
Pero los antropólogos no son
los únicos metidos en este ‘‘espíritu de la época’’. Lo está toda la sociedad.
Los pensadores debaten fuertes cuestiones tales como que la historia es lineal
o es circular. En geología esto está fuera de dudas. Mientras arriba las
montañas se hacen viejas, allá abajo ya están dadas las condiciones para volver
otra vez al principio (…) Casi un siglo más tarde el filósofo español. Julián
Marías sostiene que nada se repite:
Cuaderno número 69 con el
título Catorce escritores y un filósofo.
“Por negativo que sea el presente, por logrado que haya sido un momento del pretérito jamás éste volverá a vivir” (“La justicia social y otras justicias”, Colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid, 1974).
Platón,en el libro octavo de La República, conversando con Glaucón y con Adimanto,consideran que la tiranía del soliloquio,con la otra tiranía de los partidos políticos,llamada democracia, protagonizarán, alternativamente, un retorno por los siglos de los siglos.
Marco Aurelio, el sabio emperador romano observa que quien ha vivido cuarenta años tiene ante sus ojos lo que pasó y lo que pasará. La obra muy conocida de Nietzsche hasta se llama “El eterno retorno”.
Y, al menos en lo que
se refiere a las pinturas de la cueva de Altamira, hubo un retorno después de
30 mil años. Este fue el estilo en pintura llamado impresionismo.
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