El que gana es el ganador,
dicen los filósofos en casa de Polemarco, Atenas, año cuatrocientos años a. de
C.
El que gana es el perdedor,
dice Sócrates.
Es el tema de la obra titulada
Gorgias
Dices puras tonterías y con tu
palabrería envuelves a la gente, le dice Callicles.
Quiero que, con tus luces, de
hombre experimentado, me ayudes a entender esta situación, le pide Sócrates. Y
pasa a decir sus argumentos.
El enfermo acude al médico para que lo cure.
Delinquir es una enfermedad, por lo
que el delincuente debe entregarse al juez, confesar su falta y de esta manera,
mediante su castigo, queda curado. (Lo que en la actualidad se dice
reinsertarlo en la sociedad).
Algo o alguien marcó la conducta seguir en la delincuencia, parece decir Sócrates, cuando afirma: "los malos son tales a pesar suyo".
Sigues con tus boberías le
remarca Callicles. Qué falta va a declarar si él es ganador.
El enfermo no acude al médico
por lo tanto sigue enfermo. Enfermedad que puede llevarlo hasta morir. El
delincuente no acude al juez y sigue enfermo. O acude, pero con su poder
económico, un buen abogado, o un juez corrupto, lo salvan de ir a prisión.
Aquí es donde la retórica
puede servir para defender al mal, o bien para hacer triunfar la Verdad, el
Bien, la Justicia.
Según Gorgias retorica es
persuadir, convencer. Convencer
aun al jurado que el delincuente es inocente: “poder persuadir mediante sus
discursos a los jueces en los tribunales, a los senadores en el Senado, y al
pueblo en las asambleas”.
El delincuente no será clavado
en la cruz (ya en tiempos de Platón se hacía morir en la cruz a los
delincuentes: “muere en una cruz, o
empapado en resina, o es quemado vivo”).
Retórica: “Disciplina
considerada como parte de los estudios filosóficos por los Sofistas, dirigida a
utilizar las habilidades para exponer y argumentar, en una base exageradamente
formal; de modo de conducir a los oyentes a convencerse de la tesis sustentada
por el expositor, incluso si la misma fuera falsa. Sócrates y Platón hicieron
una fuerte crítica de ello.”
Sócrates pide que a las cosas
hay que llamarlas por su nombre y dice que retorica es adulación. Se adula a la
muchacha para obtener de ella una sonrisa, se adula al poderoso para obtener de
él un contrato, se adula al pueblo para conseguir su voto.
La retórica “no es otra cosa
que una adulación”
“La virtud consiste en
satisfacer aquellos de nuestros deseos que, satisfechos, hacen al hombre mejor,
y no conceden nada a los que le hacen peor”
Aquí el delincuente se pone el
traje de José Fouché. En otras palabras, practica el “efecto cucaracha”, deporte
muy jugado en la alta política. No encuentra futuro en su partido, se cambia de
partido.
El delincuente ya no cree en
eso del cielo, la Divinidad, la Verdad, el Bien, Dios, y todas esas cosas
(nada qué ver con el
positivismo, la ciencia del intelecto, con el materialismo, etc.).
Ahora él sólo cree en sus intereses. Pero eso no lo alivia.
Tomado del libro
La
psiquiatría en la vida diaria
De Fritz Redicha, 1968
La tesis de Sócrates…
(Sócrates es el alter ego, real o no, de Platón. En la
realidad Platón fue discípulo de Sócrates. Sólo que Sócrates, como Jesús, no escribió
ni siquiera su nombre. Sabido es que Platón es el que escribe todo lo que
Sócrates dijo. Como Pablo lo de Jesús)
…es que el agresor es el que
lleva el más grande castigo que aquel al que ha agredido. Esta idea Platón la
reitera en La Republica y en
prácticamente en toda su filosofía.
Del ofensor y el ofendido, el
primero es el que lleva la peor parte. Si recibe su castigo, queda aliviado. Si
no es castigado, sigue enfermo. Situación incomprensible para aquellos
filósofos griegos (y para nosotros los del pueblo del común en la actualidad,
pero muy claro para la psiquiatría moderna).
Esta idea de Sócrates es el
antecedente ( muy remoto antecedente)de lo que en el catolicismo sería el
sacramento de la confesión.
“La confesión es un sacramento
y la oportunidad de descargar mucho del peso que llevamos encima en la vida
dentro del catolicismo. Cuando la mochila te pesa, y llega un momento que ni
sientes la espalda, puedes pararte a descansar... pero el peso va a seguir
siendo el mismo cuando comiences a caminar de nuevo.”
Es lo que Sócrates decía en la
reunión de filósofos, si no te curas sigues enfermo. Si te declaras culpable,
como algunos delincuentes hacen ante la justicia de los Estados Unidos, de
alguna manera llega la solución terapéutica.
Y es lo que, en los grupos de
autoayuda, se practica, como Alcohólicos Anónimos o la terapia con el
psiquiatra. Confesar o declarar la culpa.
Ya Gorgias y Polo, que
inicialmente tomaron parte en el debate, han sido vencidos, o convencidos, por
Sócrates: han aceptado que el agresor es el que lleva la peor parte que el
agredido.
Callicles, que es el tercer
filosofo que entra en la discusión, no cree. Dice que es totalmente absurdo eso
de que el que gana, ahora es el perdedor. Sócrates agrega: Ahora hay dos
perdedores.
En una película
norteamericana, el más hábil peleador, el que siempre triunfa, con toda
sabiduría, dice: “en un pleito nadie gana”.
Aunque a la vista de todos hay
un ganador y un perdedor, la tesis de Sócrates sigue siendo que en realidad hay
dos perdedores, pero uno más que el otro.
Larga, tediosa, tautológica,
es la controversia llevada a cabo en la casa de Polemarco. Los filósofos siguen
sosteniendo la tesis que el ganador es el ganador. Sócrates la contra tesis que
el ganador es el perdedor. "Desde que comenzamos no hemos cesado de girar alrededor del mismo objeto, y no nos entendemos el uno al otro", le dice Sócrates a Callicles.
Tomado de El País
Los filósofos sólo ven lo inmediato. Sócrates no se queda ahí. En La Republica Sócrates sostiene la idea que el individuo es el paradigma, o el modelo, del Estado.
Individuo sano, Estado sano. Individuo enfermo, Estado
enfermo.
El enfermo-ganador es a la
manera del virus que enferma al Estado. Es el coronavirus social.
Con un Estado enfermo el pueblo queda inerme,
indefenso, a merced de los virus que se esparcen por el viento contaminando
todo a su paso.
En el caso de una epidemia si
el enfermo no va al médico, Salubridad va por él a su casa para evitar que el
virus se propague y para curarlo.
Si el delincuente no va al juez a declarar su mal, el Estado va por él a su casa para evitar que la enfermedad se extienda y, también, buscar reinsertarlo a la sociedad. Sin embargo hay delincuentes que no tiene cura y aquí Sócrates dice algo que siglos más adelante ratificará Montaigne, en el sentido que no se enseña al ahorcado sino a los que ven al ahorcado.
Sócrates: "En cuanto a los que han cometido los más grandes crímenes y que por esta razón son incurables, sirven de ejemplo a todos los demás, su castigo no es para ellos de ninguna utilidad, porque son incapaces de curación; es útil a los demás que ven los grandes, dolorosos y terribles tormentos que sufren para siempre por sus faltas"
Platón expone a Callicles, a
manera de síntesis de lo que ahí se ha
hablado, y su modo de pensar de manera más directa:
“Su espíritu (del Estado) estará
constantemente ocupado en buscar los medios propios para hacer que nazca la
justicia en el alma de sus conciudadanos, y que se destierre la injusticia; en
hacer germinar en ella la templanza, y descartar la intemperancia; en
introducir en ella todas las virtudes, y excluir todos los vicios.”
Callicles sólo responde:
“No te creo Sócrates.”
La obra Gorgias, por su diversidad de temas y el tratamiento que se les da, es como una síntesis de los que será la cultura occidental, o pensamiento europeo.
Cuando aparece Jesús, cuatro siglo más adelante, ya Sócrates fue abofeteado, sentenciado a muerte y acusado de enseñar a la juventud cosas absurdas como el caminar hacia el Bien, la Virtud y la Justicia. A un reducido grupo de filósofos les anuncia de su muerte, la misma que se detalla en Fedón, la otra obra de Platón.
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