En el 65 año de su
fallecimiento
"Malcolm Lowry (Cheshire, 28 de
julio de 1909 - 26 de junio de 1957) fue un novelista, poeta y cuentista
inglés, que ha sido fundamentalmente valorado por escribir una de las mayores
novelas de lengua inglesa del siglo XX"
Pocos individuos hay en México
que amen tanto a México como el inglés
Malcom Lowry. Y porque lo amaba veía lo
que lo ensuciaba. Diagnosticar la
enfermedad es en la proyección terapéutica. En su libro Un viaje a través del Canal de Panamá, del primer tercio del siglo veinte, arranca de tajo el
esparadrapo y deja al descubierto la llaga en descomposición.
México es uno de los países,
dijo, más corruptos del planeta. El mundo político mexicano de entonces se le
fue a la garganta y algunos
intelectuales, que viajaban en el carro de la “institucionalidad”,
simplemente guardaron silencio.
Empero, de entonces para acá,
los gobiernos han intensificado la lucha contra la corrupción.
En marzo del 2011, se inauguró
en la ciudad de México un Frente Contra la Corrupción con representantes de
varios sectores de decisión de la sociedad mexicana. El 31 de octubre, del
mismo año, el presidente de la república, Felipe Calderón,desde la residencia
presidencial, Los Pinos,en reunión con los gobernadores de los Estados,urgía a
depurar los cuerpos policiacos como medida de reducir el crímen organizado, la
practica del secuestro y la trata de blancas.El 13 de marzo del 2012 se dio la
noticia, en los medios, que el Senado de la República aprobaba una Fiscalía
Nacional contra la corrupción. El 7 de enero de 2015 se seguía haciendo
esfuerzos contra la corrupción, ahora con la Creación del Sistema Nacional
Anticorrupción. Hablaron en la sesión del grupo parlamentario diputados de
diversos partidos políticos. Presidió el acto el entonces diputado federal Silvano Aureoles Conejo. En junio del 2016 Enrique Peña Nieto, presidente de la república, anunció, a través
de los medios, la iniciativa ante la Unión de Congreso, la creación del Sistema Nacional
Anticorrupción. El 18 de julio de 2016 el presidente la oficializó en ceremonia
ante los medios.
El presidente Enrique Peña Nieto anunciando la promulgación del SNA
En esta novela, Oscuro como la tumba donde yace mi amigo, se cuenta cómo alguien injustamente es acusado de falsificar un cheque: “Sabe usted quién había sido. La policía… Sí, robarían la cruz de Cristo esos tipos. México es un lugar del que más vale mantenerse alejado”. Pero, como contraste (como una antinomia), México es un lugar que no puede ser evitado. Una prueba es el mismo Sigbjorn que regresa a México, a su mítica Cuernavaca.
La magia de esta tierra se lleva hasta en los vestidos de las etnias
o en el español –náhuatl de su idioma .Sus deslumbrantes colores naturales de
las flores impresionarían al mismo Van Gog,300 días de sol, altas montañas, desiertos, tres mares...
Y, sobre todo, si México implosión, ¿a dónde
irían los millones de seres perseguidos por las dictaduras del mundo?
Pero la verdad es que debido a su alcoholismo, como el Cónsul de su primera novela, aquí también siente que su vida ya no tiene sentido y más que vivir quiere morir. El matrimonio con su bella esposa se está viniendo abajo. Al igual que la casa que dejaron en Canadá: “Su matrimonio era una réplica casi exacta de su casa. Se había desplomado y aun no lo habían reconstruido como era debido”.
Buscar a Juan Fernando era un
pretexto. Un camino que habrá de recorrer lleno de nostalgia. Primero por las
calles de Cuernavaca. También irán, a instancias de Primrose, que es católica,
a la Basílica de Guadalupe. Años atrás Sigbjorn, protestante, borracho, había
dormido en la calle, afueras de la Basílica, apenas envuelto en un sobre todo mugroso que alguien
le había prestado. Su amigo alcohólico, doctor Vigil, de su primera novela, ya
no existe pero ahora pregunta por Juan Fernando. No está. Se ha marchado a
Oaxaca y trabaja en el Banco Ejidal.
La sociedad internacional de
la época, en la que estos personajes se mueven, es la segunda guerra mundial.
El conflicto ha hecho proliferar el oficio de delatores y ladrones de secretos
políticos e industriales. Hay espías por todos lados. De manera especial en el
arco norte del Pacifico que une a Rusia, Canadá, Estados Unidos y México.
Sigbjorn se queja que las revistas de
contenido intelectual no puedan cruzar las fronteras, aunque sí se les permite
tal cosa a “toda clase de revistas
sensacionalistas”.
Sin embargo la guerra, su origen y su evolución, no es el tema de esta obra. El obsesionante leit motiv es el alcoholismo de Sigbjorn. Se da a la sazón en todo el planeta otro tipo de guerra y es precisamente contra el alcoholismo que ha enviado a millones de individuos al panteón y a los hospitales psiquiátricos. Sobre todo la situación se ha exacerbado con la ley que prohíbe las bebidas espirituosas en Estados Unidos.
El instinto social reacciona
buscando la salud mediante el programa del doctor Bob y el corredor de Bolsa
Bill, que gana adeptos con celeridad. Pero todas esas guerras económicas, o
existenciales, no dicen nada a Sigbjorn, más allá de un pretexto para seguir
bebiendo. Se imagina que su vida es como la Casa de Usher: “La Casa de Usher
era una cruda”. Todo el que ha vivido
una cruda, o curda, como se dice en Argentina, conoce lo que significa la
metáfora “Casa de Usher”.
Malcolm Lowry
Sigbjorn arrastra consigo a su esposa y recorre, nostálgico y borracho,
las calles de Cuernavaca. Es cuando se entera que su amigo Juan Fernando s e ha
marchado hace tiempo a vivir a Oaxaca. Oaxaca: “Aquel remoto lugar de
civilizaciones muertas”. Es el país de Mitla, de su alcohólico Mictlán. Y hacia
allá dirigen sus pasos. Luego se enterará,
en Oaxaca, que el banco Ejidal envío a Juan Fernando a Villahermosa, Tabasco.
Sigbjorn recuerda cómo, siete
años atrás, que dejó de verlo, era Juan
Fernando: “sólo tenía veinticuatro años cuando lo conoció y medía un metro
noventa y cinco. Por las facciones parecía más bien italiano. Se consideraba
zapoteca, pero tenía también sangre española e inglesa”. Pero lo indio lo tenía
bajo la piel: “Había recibido una buena instrucción, pero sus preferencias se
inclinaban por dormir bajo las estrellas y comer tortillas y frijoles”.
En Oaxaca se encuentran con la
noticia que Juan Fernando ya tiene varios años de haber muerto. Falleció en
Villahermosa.
-Murió. ¡Muerte!- casi gritó
de repente Sigbjorn-¡Quiere decir que está muerto!
-Murió.
-¡Quiere decir que Fernando está muerto-gritó Sigbjorn- Ah, Dios
mío, no!
Antes de emprender el regreso
hacia las ciudades del Altiplano fueron a rezar por Juan Fernando. Primrose
compró una vela. Al encenderla dijo: “Una vela es una declaración de fe”.
Para paliar un poco por lo que
dijo de los mexicanos, y del país que tanto amó, Sigbjorn dirá en los últimos
capítulos del libro que México ya no era
como cuando su primer viaje. Ahora el Banco Ejidal había trasformado en
positivo muchas cosas y el nivel de vida también había cambiado.
En el fondo esta obra atormentada, nostálgica y bella, tiene la proyección clásica de las grandes obras literarias de la cultura occidental. Fausto, Historia de Dos Ciudades, La leyenda del Holandés Errante, el Buen Ladrón que murió junto a Jesús,Salambó… Un acto, un postrer acto de amor, o de humildad, puede redimir una vida de errores.
Por eso Primrose dijo: "encender una vela es un acto de fe".
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