Es la búsqueda de la libertad
a través del rudo ejercicio de subir montañas. El individuo adquirirá así
resistencia muscular pero sólo como paso
de transición para el fortalecimiento de los valores morales. Ese es el
leitmotiv o tema conductor de esta obra.
“Convencido de que es tan perniciosa la cultura física sin ir acompañada de una
perfecta ética, como la cultura intelectual
sin una sólida base de educación social, he de procurar en el trascurso del
escrito infiltrar ideas de alta moralidad, para desarrollar al tiempo que el
cuerpo, la fibra del sentimiento, avivar el espíritu.”
En el verano de 1916 este
libro cumplió un siglo de haberse editado. Lo escribió José Ma. Có de Triola
para la biblioteca “Los Sports”, a petición de su director Sr. D. José Elías
Juncosa.
Bien editado, en tipografía,
composición, fotografías, dibujos y “pasta dura”. Seguramente por modestia de Triola
no tiene, como se acostumbra, el nombre de quien lo escribió en la portada ni
en la “primera de forros”. Se conoce su autoría por una carta, a manera de
introducción del texto, que Triola envía a Juncosa. Asimismo, aunque es un
libro valioso en su contenido de conjunto, lleva el también modesto título de
Excursionismo.
Tampoco tiene fecha de
edición. Ésta se deduce en la página 80, con una fotografía del chalet-refugio
de la Renclusa, al pie del pico del mismo nombre, en la vertiente la
Madaleta, Pirineos: “Su inauguración
(del refugio) debe celebrarse en el presente verano de 1916”, dice la
explicación de la lámina.Este edificio fue levantado por el "Centre
Excursionista de Catalunya".
Refugio de la Renclusa
Algunos lustro más tarde aparecería el libro valioso de Ernesto Mallafré, otro escalador español, también de técnica alpina. Más puesto al día en lo que se refiere a sistemas de aseguramiento (sobre el hombro), colocación de clavijas y maneras de avanzar por roca, nieve y hielo,extraplomos, vivacs...
Con pocas diferencias de
cuestiónes técnicas, en realidad el trabajo de Triola es más un libro de
filosofía alpina que de maneras de ir por la montaña. Hay más porqués, que
cómos.
Recuerda más al
cordobés-romano Séneca y a los
pensadores norteamericanos Emerson y Thoreau, en lo que atañe a la presencia del humanismo frente a la
vida.Triola escribe:
Modos de asegurar en una
cordada.
El primero y el último cuidan el avance del intermedio.
“Hoy, pocos son los que
encontraríamos, que para mejor cumplir con sus quehaceres, para el desarrollo
de sus negocios y sus industrias; para obtener mayor caudal de conocimientos;
para captar notas y datos; para descansar de la vida aplastante de la Ciudad,
no salgan a recorrer montañas y valles; que no vivan en contacto con la
Naturaleza, por más o menos tiempo.”
Y agrega: “Los intelectuales,
el artista, el pintor, el novelista, el escenógrafo, el poeta, el escultor, el
músico, encontrarán fuentes inagotables para sus creaciones, fuera de la
ciudad.”
El antiquísimo nudo de los guías, sigue vigente.
El azar en la montaña es cosa
más frecuente de lo que se podría uno imaginar. Con 50 0 60 años de escalar y
salir ileso es una prueba que el azar
existe. El movimiento se confirma desde la quietud. La libertad es acotada por
la posibilidad del azar. El azar es un impedimento para que se dé la plena
libertad.
Vamos en la montaña
resolviendo problemas psicológicos propios y geológicos escabulléndonos a la
posibilidad que se manifieste el azar. Otros fenómenos naturales, como el rayo
o el alud por la ladera que, inevitablemente, hemos de pasar. Podemos ser
previsores, y para eso es la técnica y el equipo moderno, conocimientos de meteorología y
geología, pero…
Nuestras necesidades
inventadas, más que las primarias, entran en juego cuando consideramos el tema
de la libertad. También está, como en la tragedia griega, el azar que se revela
como fatalismo. O el determinismo en la intervención divina cristiana que se pondera por sobre todas las cosas
pero, que en realidad, tenemos como algo que está por ahí perdida entre los
cachivaches de la buhardilla.
Modos de orientación. Útil aun en los tiempos de la brújula y el "GPS"
La sombra señala hacia el norte
Como sea, el azar, esa cosa al
parecer imprevista, parece meter en cintura a la idea de la libertad. Pero
también, dicen algunos pensadores, sin
el azar no habría libertad, sólo reglas rígidas por la causalidad. Jean Whal,
filósofo marsellés, escribe, siguiendo a Henry James, que la libertad no sería posible en un universo en que no hubiese un elemento o
reino del azar.
Esto y más se piensan en tanto
se asciende por la arista de hielo, la
pared rocosa, o se camina cuesta arriba por la ladera verde. Media hora después
de haber emprendido la marcha y con la digestión en pleno desarrollo del
almuerzo recién levantado el campamento.
Es la famosa triple
digestión que todo montañista vive,todo
al mismo tiempo, y que es la del estómago, la mental y la espiritual o, si se
quiere, la filosófica. Traducido: 1), un eructo, 2) el pensar cómo superar el
diedro de más arriba y, 3) la pregunta ¿qué hago aquí cuando podría estar
tirado a la orilla de la alberca admirando a hermosas bañistas. ¿Por qué estoy aquí? Y la respuesta
del montañista: ¡No podría, no querría, estar en otra parte!
Triola hace énfasis en lo
positivo que resulta, para el individuo, habitante de las ciudades pequeñas y de las megalópolis, ir a
la montaña, al escribir:
“No hay nada como la contemplación de la
Naturaleza que tanto desarrolle nuestra fibra sentimental. La Montaña ejerce
una maravillosa acción sobre nuestros núcleos nerviosos y sin darnos cuenta,
poco a poco, nos vamos modificando,
evolucionamos hacia la perfección.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario