Los recordamos.
Lo más difícil del alpinismo no está en
la montaña. Es el momento cuando tocas la puerta y tienes que decir: su hijo o su esposo murió escalando.
Seis alpinistas se
precipitaron en caída mortal al ascender el flanco occidental del Pecho de la
Iztaccihuatl.
Iztaccihuatl en náhuatl quiere decir Mujer Blanca, de
iztac, blanco y cihuatl, mujer. De ahí
sus toponímicos relacionados con el cuerpo humano: Cabellera, Pecho, Rodillas,
Pies. Lo de blanco por la nieve con que se cubre.
En México también se le llama, con
familiaridad, Mujer Dormida, por la
posición yacente que guarda. Y con
adoración al considérasela una diosa.
Ocupa un amplio horizonte cultural en la mente de los mexicanos, empezando milenos
atrás por los étnicos: teotihuacanos,
toltecas, aztecas. Los restos de adoratorios de sus vertientes (conocemos
algunos de ellos) investigados por la arqueología señalan la gran actividad
religiosa que tenía lugar en sus laderas. Ahora además en la ciencia, en la poesía, en la novela y en el alpinismo. A la fecha de este siglo
veintiuno suelen encontrarse en sus cuevas y cañadas señales de ceremonia
llevada a cabo por los Teciuhtlazques, más conocidos como Graniceros o Llamadores de la
lluvia.
Es la tercera cumbre en altitud (5,230m) en México.
Se trata de una serie de eminencias de origen volcánico orientadas en
lo general norte-sur.
El lugar que nos ocupa es el
lado occidental del Pecho. Una rampa de
unos 600 metros de desnivel con una pendiente de unos 50 grados y sin obstáculo
para escalar. En su base se encuentra el refugio Chalchoapan, o sus restos
(4,630m).
Iztaccihuatl y Popocatépetl
vistos desde la Ciudad de México. El punto rojo es el lugar aproximado en el
que se inició la caída.
Foto tomada de Internet
Salieron del refugio
Chalchoapan la mañana del 3 de noviembre de 1974.Hasta aquí lo cierto. Por no
haber sobrevivientes de la tragedia y al parecer otras cordadas en el refugio,
lo que sigue es hipótesis mía de lo que pudo haber ocasionado este desastre.
Mi punto de vista es que el
grupo de seis, se dividió en dos cordadas de tres (esto lo pueden aclarar los del grupo de rescate, uno de ellos, Juan
Blásquez Pico).
Más arriba, en un punto que no
podemos precisar, la cordada de arriba se vino abajo y en su caída arrastró a
la cordada que los seguía de cerca, en el supuesto que avanzaban en “fila india
“o sea, yendo por las mismas pisadas de la primera cordada. Los seis alpinistas
quedaron sin vida entre las rocas de la base de la Rampa.
El 2 de noviembre del año
siguiente, exactamente en el primer aniversario luctuoso, dos escaladores de
México subieron (no sabemos hasta donde) a colocar una placa conmemorativa de
la tragedia y, de la misma manera inexplicable, o desconocida, también se
precipitaron en caída mortal. Ellos fueron Juan Medina Saldaña y Miguel Ángel
Chacón.
Juan José Oñate y Senén
Martínez participaron en la preselección
al monte Aconcagua organizada por la Federación mexicana de Montañismo.
Ambos llevaron a buen fin todo el programa de entrenamientos o de preselección.
Eran hombres fuertes y
dominaban la técnica alpina. Por sus dotes de
compañerismo, demostrados en las salidas de le preselección, yo le puse
su nombre a esta rampa: Rampa de Oñate cuando
regresamos del Aconcagua, es decir, ese mismo año pues así consta en el informe
que entregamos al presidente de la republica quien financió a la expedición. En
otras palabras, Oñate murió en la Rampa que él ya sabía llevaba su nombre.
En el segundo tercio de la Rampa. En la foto Juan José Oñate y Senén Martínez ascienden y sin contratiempos alcanzan la cumbre, cuando la práctica de Preselección.
El texto es parte del informe mencionado.
A Miguel Ángel Chacona no lo
conocí. Juan Medina era un escalador de primera línea, por decirlo de alguna
manera. En roca, nieve y hielo. Tiene su lugar en alpinismo hidalguense, por
ejemplo, es parte de la historia de la pared norte de las Goteras. Fue pionero
en trazar vías en el flanco oriental del cerro del Chiquihuite, norte de la
Ciudad de México, y participó en expediciones a la Cordillera Blanca del Perú.
La ruta como la trazamos en
1957: travesía del corredor superior(2) y Rampa (8).
La Rampa de Oñate tiene lo
suyo, alpinisticamente hablando, por lo que es poco frecuentada, digamos que se
sube una vez por lustro, para dar una idea.
Empero, no es tal que
escaladores como los mencionados encontraran dificultades para abordarla y
mucho menos para encontrar en ella la muerte.
Pero en el alpinismo mundial
existe una idea que es contraria al principio de razón: buenos escaladores
suelen morir en empresas fáciles a como
ellos eran deportivamente.
Travesía del Corredor Superior (Mario Campos Borges y Salvador Alonso Medina) cuando la Preselección al monte Aconcagua, Rep. Argentina.
Foto de Armando Altamira
Carecía yo de los nombres de
todos los accidentados. Tiempo después Enrique Andrade envío a mi blog los nombres de los accidentados
en ambas ocasiones, lo cual agradezco pues así el dato histórico es más
preciso:
“Para la primera fecha, que
fue la de 1975: Juan José Oñate Ocaña, Berta Monroy de Pereda, Enriqueta Magaña
de Palomé, Vicente Pereda Monroy y Zenón
Martinez. En 1976: Juan Medina Saldaña y
Miguel Ángel Chacón Gutierrez”.
Asimismo hubo poca reflexión
de mi parte en cuanto a la fecha ( el año) de la tragedia que, me parecía, era
1975, al decir, refriéndome a este accidente “ al año siguiente de la
expedición al Aconcagua”, que vendría cayendo, según esta expresión, en 1975.
Sucede que nosotros estuvimos
en el Aconcagua en febrero de 1974. ¡Y ese mismo año, 1974, pero en noviembre,
fue cuando se dio el accidente en la Iztaccihuatl! Y el de Juan Medina en el
1975. Parece que tanto Enrique Andrade y yo incurrimos en falta de precisión…
Reproduzco el correo que Juan
Pico me envió:
"Juan Pico16 de noviembre de 2013, 16:55
Sr. Armando Altamira, soy Juan
Blásquez Pico, uno de los pocos que reconocieron los cuerpos de los seis
compañeros acaecidos en dos cordadas aquel día de muertos del 74 y no del 75 en
la Cruz Roja de Polanco. El nombre que falta es Juan José Oñate (hijo), yo
tenía 19 años y pertenecía al Club de Exploraciones de México - Grupo de Roca.
Por el error de fecha, también hay que recorrer la de Juan Medina y Chacón al
75, ya que en el 76 Gustavo Díaz Rosas y su servidor subimos por la misma
ruta."
Como sea, Andrade y Blásquez,
son alpinistas que no se limitan a escalar montañas sino que están atentos de
cómo trascurre la historia alpina de su país, lo cual, a mi parecer, los mete,
los hace personajes, de esa misma
historia.
Pienso que la mejor manera de
recordar a nuestros compañeros y amigos muertos en la Iztaccihuatl es tener presente cada aniversario luctuoso.
Cada quien con su panorama cultural: unos con el pensamiento desde el laicismo y otros hacia
el más allá del tiempo y del espacio…
P.D.
Con la idea de tener más
precisión en el relato esta nota está sujeta a rectificaciones y aportaciones,
en el caso que alguien pudiera enviar datos de esta tragedia.
Yo conozco el lugar desde 1957 cuando, con montañistas de la Ciudad de México ( Ubaldo Martínez,
Felipe Sosa y Jorge Rivera) trazamos la primera
al Corredor Superior y la superación de la Rampa y, como queda anotado, en
1973 conocí a Juan José Oñate y a Senén
Martinez, pero hasta ahí. Mi nota es sólo un intento que busca la certeza de lo ocurrido.
Aquí mismo, en “comentarios”,
al pie de la página, se puede agregar todo el material posible de los que sí
estuvieron cerca, como es el rescate de los cuerpos o sus amigos o familiares.
Miguel Ángel Perea Monroy
envió la siguiente nota:
“Correcto el comentario de
Juan Blazquez, el accidente de los 6 fue el domingo 3 de noviembre y el
contingente estaba formado por Juan Jose Oñate, padre e hijo, Bertha Monroy de
Perea y su hijo Vicente Perea Monroy, Blanca Palome y Zenen Martinez, en aquel
entonces tenia yo 12 años, soy Miguel Angel Perea Monroy y agradezco de manera
infinita el esfuerzo y trabajo para recuperar los cuerpos. Se recuperó la
cámara fotográfica que llevaban así que tengo esas últimas fotos, mi correo es
turbulo@gmail.com”
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