William Shakespeare en su cumpleaños: 23 de abril de 1564
Por un vano
sepulcro y simulacro
contienden las ciudades y los pueblos
Demetrio
Contemporáneo de Platón
Una sinopsis nuestra de esta
obra fue publicada en el cuaderno número 86 del Sindicato de Trabajadores de la
Universidad Nacional Autónoma de México, en octubre de 2006
Macbeth era un general del
ejercito de Escocia y el rey de este lugar se llamaba Duncan. El rey tenía dos
hijos: Malcolm y Donalbain.
Macbeth vivía tranquilo y agradecido con su rey al que le debía honores. Pero la ambición de su esposa lo empujó a pensar en matarlo para que Macbeth ocupar su lugar.
Duncan decide que
Malcolm, su hijo, le suceda en el trono. Es el momento en que Macbeth, que de
algún modo abrigaba la esperanza de llegar a ocupar el trono de Duncan, a la
muerte (natural) de éste, se ve contrariado.
Pero también casi horrorizado al descubrir que en él se mueven fuerzas oscuras poderosas: “Se presenta un obstáculo que detiene mi avance, o que debo saltar si sigo hacia delante. Ciéguense las estrellas. Que su luz no ilumine mis oscuros deseos. Que mis ojos no miren lo que harán estas manos. Que se cumpla, no obstante, lo que odiarán los ojos si llega a realizarse” .
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich, 1968
Es en ocasión de una visita que el rey Duncan hace al castillo de Macbeth, que Lady Macbeth, urge a su esposo a que lo mate: “Jamás verá el mañana!...Para engañar al mundo hay que ser como el mundo… aparenta el aspecto de la inocente flor, pero sé la serpiente que bajo ella se oculta. Del que está por llegar debemos ocuparnos”.
Hasta ese momento Macbeth es
sensato y habla con reconocimiento de la persona del rey Duncan: “Seguir con
este asunto es imposible. De honores me ha colmado. He adquirido una fama
dorada entre las gentes y quisiera lucirla con todo su esplendor en vez de desecharla
con tanta rapidez”.
Malcolm y Donalbain, los hijos de Duncan se sienten inseguros. Donalbain dice: “Aquí,
bajo las sonrisas se ocultan los puñales”. Malcolm decide irse a Inglaterra y
Donalbain para Irlanda.
Macbeth sigue matando para permanecer en el
poder. Banquo es otro general del ejército de Escocia que, ante todo el
ambiente de crímenes que ha provocado Macbeth en la corte, se cree llamado a
ocupar el trono. Macbeth decide enviar a los asesinos para que también lo
maten.
Aquí Shakespeare ofrece una pincelada maestra
de psicología. Cuando Macbeth envía al
asesino, este le asegura su profesionalismo y
que cumplirá con su cometido: “Yo soy un hombre, Alteza, a quien los
viles golpes o insultos de este mundo han ofendido tanto que ya no me da miedo
hacer lo necesario para ofender al mundo”.
En efecto, Banquo es asesinado.
En esta parte del relato
Shakespeare introduce al espíritu de Banquo, al estilo de Hamlet, e inquieta a
Macbeth. Sirve para descubrir el estado de perturbación mental en el que se encuentra ya Macbeth., provocado
por tantos crímenes que ha cometido.
Finalmente Macduff, un noble
consigue ayuda del monarca de Inglaterra para ir contra Macbeth.
El ambiente de la corte se convierte en algo insoportable para el
mismo Macbeth y para los demás. En “Antonio y Cleopatra” Shakespeare escribió:
“La Historia nos enseña que ningún
hombre sigue siendo deseado una vez que ha conquistado el poder”.
La ambiciosa esposa tampoco soporta el cauce
que han seguido los acontecimientos y muere. Cuando enferma llaman al médico.
Una dama de compañía suya le informa que tiene obsesión de la suciedad: “Eso es
corriente en ella; como si se tratara de lavarse las manos. La he visto hacerlo
durante un cuarto de hora”. Y Lady Macbeth exclama: “Siempre está aquí el olor.
Ni todos los perfumes de Arabia purificarán esta pequeña mano mía”. Enseguida
muere.
En ese momento entra un mensajero y le dice a Macbeth que el bosque empezaba a moverse. Una bruja le había vaticinado a Macbeth que moriría cuando el bosque se acercara a él. Desde entonces permanecía en el interiore de su castillo.
Las ramas que
se acercaban eran Malcolm, hijo del rey Duncan, acompañado de otros
nobles de Escocia.y del ejército inglés, y lo hacían cubiertos de ramas de
arbustos, en camuflaje, hacia el castillo de Macbeth.
Los bandos entran en
combate. Macbeth sostiene un duelo con
Macduff. Al final esta actitud valiente es la que, según la ética guerrera de
la época, lavará la sangre de todos los asesinatos cometidos por Macbeth. Macduff,
el noble de Escocia, da muerte a Macbeth y le corta la cabeza.
Siward, conde de
Northumberland, general de las tropas inglesas, es proclamado rey de Escocia.
Pregunta cómo murió Macbeth. Peleando cara a cara. Y Siward exclama en su
honor: “¡Pues entonces que sea un soldado de Dios! Tuviera tantos hijos como
cabellos tengo. A todos desearía una muerte tan bella¡ Que éste sea su réquiem!
Con Shakespeare se cierran los tiempos. Así lo dice uno de sus biógrafos. No hubo un escritor tan grande como él ni lo hay ni lo habrá: “Es el escritor más grande de todos los tiempos”.
Lo
cierto es que cuando la psicología, como ciencia, estaba en pañales en el siglo
dieciséis, este escritor pudo hurgar muy hondo en la mentalidad del humano, le
fue posible describirla de manera extraordinaria sobre el papel y, por si esto
no bastara, interpretó sobre el escenario del teatro alguno de los personajes
que había creado.
Y, sin embargo, al igual que
con Homero y con Bruno Traven, algunos escritores, contemporáneos de
Shakespeare, aseguran que éste ni siquiera existió. Fue, decían, algún poeta
ilustre de su tiempo, deseoso de pasar anónimo. O bien algún mecenas culto, que
decidió en algún momento, para tener más libertad de creación frente a los
poderes políticos, y también frente a los prejuicios de los protestantes
puritanos que tanto fastidiaban cerrando
teatros, decidió ponerse el seudónimo de “William Shakespeare”.
Es como negar la existencia antropomorfa por
medio de lo cual la gente deshumaniza a
sus autores favoritos y los mete en la dimensión de la leyenda. O los contrarios que nunca faltan negarle méritos con la idea de llevarlo al común de la gente.
Sin embargo este autor tiene un árbol genealógico. Asimismo, los nombres de los padres y de sus familiares posteriores. Shakespeare nació el 23 de abril de 1564 y fue bautizado al día siguiente en Stratford-upon-Avon. Fue hijo de un próspero comerciante y de Mary Arden, hija de un terrateniente católico.
Los biógrafos destacan esto de católico por tratarse de que el
cristianismo romano era en ese tiempo una situación excepcional, debido a la
reforma protestante instituida desde el trono de Inglaterra. 52 años más tarde,
el 23 de abril de 1616, sería enterrado en ese mismo templo de Stratford.
De creencias religiosas
cristianas muy cerca a Roma, su vida en la corte de Inglaterra, donde se
encontraban los mecenas tanto para artistas como para financiar las
representaciones de sus obras, fue difícil. La reina apoyaba a los grupos de
teatro pero los puritanos perseguían a la gente de teatro por considerarla de
moral relajada. La desinhibición necesaria para la gente de teatro la tomaban
como degeneración de las costumbres de la sociedad en general. Este fue el
ambiente político y cultural en el que se movió Shakespeare:
“Los puritanos actuaban con forma
a los preceptos de Lutero o Calvino y defendían unos valores morales muy
estrictos. Pronto los puritanos ingleses
pusieron sus miras en acabar con los espectáculos y las funciones
teatrales, por encontrarlos moralmente despreciables. A partir de 1590 la
influencia puritana en las provincias inglesas se agudizó y este aumento se apreciaba especialmente en Londres” (“Shakespeare”, Má.
José Rodríguez, Edimat, Libros, S.A.)
Durante el reinado de Isabel
I, el tiempo de Shakespeare, las obras de teatro, los inmuebles y el ambiente
fueron propicios para el arte de la representación teatral. Se le conoce como
la época del teatro isabelino. Si bien las condiciones generales del reino dificultaban el libre desarrollo de
la representación teatral. El padre de Isabel I fue Enrique VIII que
protagonizó una ruptura tajante con Roma.
Ralph Waldo Emerson dice de Shakespeare:
"En lo que respecta al talento y a la potencia mental, el mundo de los
hombres no nos puede presentar otro igual"
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