La mujer frígida
Wilhelm Stekel
Ediciones
Iman, Buenos Aires, Rep. Argentina, año 1956
Wilhelm
Stekel (n.18 de marzo
de 1868 en Bujon, Bucovina - 25 de junio
de 1940 en Londres, Reino Unido)
fue un médico,
psicólogo
y psicoanalista
austríaco.
Nacido en Bujon, Bucovina, escribió un libro titulado Auto-erotism: A
Psychiatric Study of Onanism and Neurosis (Autoerotismo: un estudio
psiquiátrico sobre onanismo y neurosis), publicado por primera vez en
inglés en 1950.
También es meritorio por acuñar el término parafilia en
sustitución de "perversión".
Idea y
acción o todo queda en distorsión.
Stekel se
refiere en esta parte de su libro a lo que significa enamorarse de una estrella
y no caminar en la dirección de alcanzarla.
Es probable
que no le de alcance dado que pueden haber factores exterior que no están en mí
controlar (hasta el presidente del país más poderoso del planeta tiene que
andar negociando con los grupos de poder
cercanos y lejanos), pero al menos valdrá la pena intentarlo con todo empeño.
En la
moderna versión del film norteamericano
Picnic, la muchacha se va a buscar al apuesto trotamundos del que está
enamorada. La madre de ella, para desanimarla, le dice que no lo va a
encontrar, ella le contesta: “Puede ser que no lo encuentre, pero valdrá la
pena intentarlo.”
Esta frase,
escueta pero llena de significado, parece ser también la que encierra toda la
filosofía en la práctica del alpinismo que se mueve siempre en dirección de
alcanzar la cumbre de la montaña o el otro lado del desierto: “Valdrá la pena
intentarlo.” En otras palabras, es lo que Santayana, y otros filósofos, llaman Idea operante, que consiste en hacer, no
en sólo decir.
Stekel
advierte, y demuestra con trabajos de clínica, que si no se trabaja para
realizar el sueño, se está viviendo en una patología, así se trate de la vida
diaria, la filosofía o la religión.¿
Pero qué sueño? Los matrimonios para siempre son los que se casan con las virtudes y con los defectos de la pareja. Lo matrimonios efímeros son los que se casan nada más con las virtudes de la pareja. El parámetro que se requiere por la autoridad para contraer matrimonio, por lo civil, es la prueba de sangre. Lo esencial para la estabilidad de un matrimonio está en otra parte. Lo dijo Robert Redford, a Jane Fonda, en la película Descalzo en el parque, de 1967: " Deberían referir más que una prueba de sangre. Deberían entonces probar el sentido común, la cordura y la madurez. emocional de una pareja."
Pero qué sueño? Los matrimonios para siempre son los que se casan con las virtudes y con los defectos de la pareja. Lo matrimonios efímeros son los que se casan nada más con las virtudes de la pareja. El parámetro que se requiere por la autoridad para contraer matrimonio, por lo civil, es la prueba de sangre. Lo esencial para la estabilidad de un matrimonio está en otra parte. Lo dijo Robert Redford, a Jane Fonda, en la película Descalzo en el parque, de 1967: " Deberían referir más que una prueba de sangre. Deberían entonces probar el sentido común, la cordura y la madurez. emocional de una pareja."
Y como la
religión, que sabido es, se trata de la más antigua practica vital del humano,
tiene la necesaria experiencia como para anticiparse a toda distorsión y decir:
“si tienes alguna diferencia con tu semejante, primero ve, ponte en paz con él,
y después vienes a rezar.”
Stekel es
psiquiatra y lo dice al modo laico y desde la academia: “ Un gran número de
mujeres que se enamoran de cantantes, de actores, de pianistas célebres,
profesan ese amor a distancia y evitan
con angustia la ocasión de aproximarse al objeto de su amor…Porque no harán
nada por acercarse a su ideal. Este es generalmente un gran artista. De igual
modo los príncipes, los reyes, otras personalidades destacadas se convierten en
objetos de amor a distancia.”
Una de
varias explicaciones es que se pueda tratar de un autoengaño para evitar otra situación.
Cuenta de la muchacha que se enamoró de un famoso escritor: “He observado a una
joven francesa histérica que se había puesto al abrigo de los peligros de este
mundo gracias a un amor entusiasta por Maupassant…Huyen de la realidad, de la
que tienen miedo, para salvarse en el reino maravilloso de la imaginación.”
La magia, el
mito, la ensoñación, la poesía de Bukouski o la de Novalis, es lo que da
calidez humana a la vida del atomismo de Epicuro y Demócrito.
Pero el puro
soñar, sin hacer, y hacerlo bien, según las reglas de la sociedad en la que se
vive, es lo que a la postre nos pone frente a las grandes decepciones. De tanto
soñar y soñar, podemos quedar desadaptados para la vida “común y corriente”. Esa
vida que llevaban nuestros abuelitos que
no se enamoraban ni de Robert Redford ni de Marilyn Monroe.
Sin
miramientos Stekel se refiere así a las mujeres soñadoras, pero también a los
hombres, pues no se trata aquí de misoginísmos
ni de ninguna truculencia de género:
“Cuando esas
mujeres se casan, el amor desaparece; el matrimonio, para numerosas mujeres, es
la muerte del amor. Todo lo que se convierte en deber deja de causar placer.”
Por eso los filósofos,
del tiempo de Santayana, recomendaban no perder de vista la idea operante, de hacer lo que se dice, no
sólo decir.
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