LOS OFICIOS
Cicerón
En Barton Fink, film estadounidense de 1991
(dirigida por Joel Coen y actuada por John Turturro) se dan los tiempos que
tanta importancia ocupan en el pensamiento de Cicerón, en Schopenhauer y en
Jean Whal.
La gran
industria del cine de Hollywood está interesada por tener en las manos un
libreto de una película para la cultura del entretenimiento y qué mejor que el
tema de la lucha libre.
Para tal
efecto contrata a un escritor que ellos consideran de gran talento para su propósito.
Pero este escritor, Barton, anda metido en los valores vitales. Le interesa
sobre todo escribir del “hombre común”. Pero por más que se sienta frente a su
máquina de escribir “no encuentra el tema” de la razón práctica para lo que fue
contratado. A la industria le importa lo que sucede en el tiempo presente que
pueda vender en el mercado.
Barton sabe que la animalidad se mueve sólo en
el tiempo presente, pero la humanidad y la estructura cultural en la que vive
es posible sólo si se toma el tiempo presente como el efecto de una causa que
viene desde el pretérito (el
recubrimiento de la añosa pared de su cuarto del hotel se desprende de
tan viejo) y que, a su vez, se convierte ese efecto en una causa que tendrá su efecto en el porvenir. Un porvenir que busca,
pero que no encuentra porque su mente está bloqueada.
Los tiempos,
no sólo el tiempo. Recordar y soñar. El tiempo y el espacio seguramente que
deben tener otros tiempos que no sólo sean el tiempo presente, empírico, donde
se mueve, textualmente, la animalidad. La inmediatez empírica de la
sobrevivencia
Esto es lo
que señalaba Cicerón. ¿Cuál es el partreaguas de la animalidad y de la
humanidad? Escribe:
“Esta gran
diferencia entre el hombre y la bestia que ésta, no teniendo otro guía que el sentido,
se acomoda a sólo aquello que se le pone por delante, con muy poco sentimiento
de lo pasado y lo futuro. Más el hombre, que participa de las luces de la
razón, por la cual conoce las causas de las cosas y sus consecuencias, no se le
ocultan los progresos ni antecedentes, compara los semejantes y une a las cosas
presentes las futuras; registra fácilmente todo el curso de la vida y previene
lo necesario para pasarla.”
Dieciocho
siglos después, Schopenhauer agarra la estafeta de este modo de pensar y, en La cuádruple
raíz del principio de razón suficiente, anota:
“El
pensamiento puede reunir lo pasado y lo futuro, como también lo que no se halla
presente, mientras que el animal está ligado y limitado, en cada momento, al presente.
Esta facultad de reflexionar ejercitándose sobre sí misma, es la raíz de todas
sus producciones prácticas y teóricas, por las cuales el hombre tanto se eleva
sobre los animales: de aquí su actividad deliberada, sistemática, metódica, en
cada empresa; de aquí la colaboración de muchas personas para un fin común; de
aquí el orden, la ley, los Estados, etc.”
Y Jean Wahl,
filosofo marsellés, en su obra Introducción
a la filosofía, refiriéndose a Kant, escribe:
“Sostendría
que el tiempo y el espacio sólo son ficciones; lo que existe son cosas antes,
como cosas después, cosas al mismo tiempo. Es de las cosas, en realidad del
mundo, de donde se derivan las ideas de tiempo y espacio.”
“Marco Tulio Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero1 (pronunciado ['mar.kʊs 'tul.liʊs ˈkɪkɛroː]),
(Arpino, 3 de enero de 106 a. C. - Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes
retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario