Escuchar al mundo y que el mudo me
escuche a mí.
A esa dualidad se reduce el contenido
de esta nota.
Lógica que me llega de la comunidad y fantasía
que es donde cabalgan mis ideas que le comunico.
Tiene relación con la conectividad.
Conectados dogma religiosa y lógica laica. Y el modo de expresarlos es la literatura. Nutrirse
de la realidad de los otros y nutrir a los otros mediante el modo de decir mi ficción.
Dualidad, diversidad, de
criterios que fortalezcan a la
democracia. En los países de la dictadura esto no es posible. Ahí la literatura
es una eterna tautología de un color.
Chesterton no pondera la fantasía
sobre la realidad, ni viceversa. Hacer la apología de una, sobre la otra, es
propio de cocineros que echan a perder la sopa. O a los que les falta información
Nutrirse de la realidad del mundo, y
nutrir al mundo mediante el modo de expresar mi ficción, es posible y esa dualidad
a su vez fortalece a la democracia.
La democracia también es dictadura,
la dictadura de la mayoría, pero ésta está obligada, constitucionalmente, a
escuchar a la minoría.
Minoría organizada para poder hacer
aportes de calidad a la mayoría. En contra tesis de los países donde abundan
los mini partidos políticos peleándose entre sí, sin aportar algo positivo a la
comunidad sino sólo el feo rostro del caos, el presupuesto y la corrupción. El dialogo que en ocasiones
se calienta y aparece con frecuencia la polémica rebosante de inanidad.
Es la vieja película de la humanidad.
Ha costado miríadas de millones de vidas
humanas. Cuando la mayoría obsoleta ya no escucha a la minoría es cuando las
calles se llenan de gas lacrimógeno y de bombas molotov. De tal modo que este
juego no es ningún juego y reclama el
equilibrio de la dualidad.
Los Estados inteligentes no pierden
de vista la cultura de su pueblo y que ésta se adquiere mediante la literatura.
Se necesita dar este rodeo en el minado
terreno de la política para apreciar las palabras de Chesterton. “La literatura
es un lujo, porque es parte de lo que popularmente se llama tener lo mejor de todo”.
Gilbert K, Chesterton, Ensayos.
En otras palabras, tener la casa en
orden para que pueda manifestarse libremente la fantasía del individuo.
En la democracia mandan los políticos, no los militares, escribió alguien.
De ahí que se necesiten políticos que no sean ajenos a la literatura cultural. Esto
tampoco es un juego. Es una lección de historia que donde los políticos son
ajenos a la cultura, amplia e incluyente, regresan los militares…
En América tenemos muchos ejemplos de
estos para mostrar.
“La literatura es, en realidad, uno
de esos nobles lujos que todo Estado bien gobernado debería de extender a
todos; e incluso debería ser mirada como una necesidad en el más noble sentido
de la palabra.”
De poco le sirve al Estado, para
fortalecerlo, en el humanismo, un pueblo que el noventa por ciento de su población,
para la cultura occidental, no conozca el Popol
Vuh, la Leyenda de los Soles
Teotihuacanos, La Eneida, el Quijote
y Lo que el viento se llevó.
¿El Popol Vuh? La conectividad es
eso, que no sólo se oiga la cultura occidental
donde ésta va penetrando, con su realidad, con su realidad estilo Demócrito,
sino que escuche, no que elimine, la cultura que va agregando.
Porque en los pueblos agregados, como es el caso de América ancestral, a semejanza de La Eneida de Virgilio, la vida es impensable sin la fantasía.
Porque en los pueblos agregados, como es el caso de América ancestral, a semejanza de La Eneida de Virgilio, la vida es impensable sin la fantasía.
Chesterton aproxima una definición de
lo que para él es la ficción: “El hombre de las cavernas no estaba contento con
que los renos fueran reales, hizo algo que ningún animal había hecho hasta
entonces o que, al parecer, haría después“, pintó un reno, su reno, en las paredes de la cueva.
Margaret Mitchell no se contentó que la Guerra de Secesión, en
Estados Unidos, fueran sólo prejuicios raciales, hambre, piojos y disentería.
Escribió, sobre la porquería de todas las guerras, la más bella novela de
realidad y ficción.
En los países de la dictadura Margaret Mitchell no hubiera alcanzado a escribir ni siquiera las dos primeras cuartillas de su portentosa obra.
En los países de la dictadura Margaret Mitchell no hubiera alcanzado a escribir ni siquiera las dos primeras cuartillas de su portentosa obra.
Por eso Chesterton insiste en la
dualidad de oro:
“Toda persona sana debe de alimentarse tanto
de ficción como de realidad, en algún momento de su vida; porque la realidad es
una cosa que el mundo le da, mientras que la ficción es algo que ella da al
mundo.”
“Gilbert Keith Chesterton ['gɪlbət
ki:θ 'ʧestətən] (Londres, 29 de mayo de 1874 - Beaconsfield, 14 de junio de
1936), escritor británico de inicios del siglo XX. Cultivó, entre otros
géneros, el ensayo, la narración, la biografía, la lírica, el periodismo y el
libro de viajes.” WIKIPEDIA
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