Epicuro empezó con la
filosofía a los doce años de edad.
La filosofía es un plan de
vida de mujeres y hombres libres no relacionadas con programas de estudio de
institución alguna. Son los que tienen presentes las palabras de Voltaire:
“Tenemos dos días de vida: no
vale la pena pasarla arrastrándonos bajo bribones miserables.”
También está la filosofía como
disciplina que se enseña y se estudia en las universidades.
Para los religiosos el cielo,
para los laicos la filosofía, ambas cosas para los ecuménicos, para los
indiferentes la inanidad.
Cuatro sopas con las que tiene
que lidiar todo Estado de la tierra. Veremos que esto ya se consideraba en el
México amerindio.
La predominancia de alguna de
estas sopas siempre le cuesta caro a la
sociedad. 5 mil años de historia, entre el Romanticismo y la Ilustración, han
aportado toda clase de lastimosa experiencia a la humanidad.¡ Ya en nombre del
cielo o en nombre de la razón!
Montaigne
Hay la obsesión de siempre empezar de cero. ”Los que se fueron
no saben, nosotros sí”. Es cuando se empiezan a levantar las barricadas por
parte de los que se fueron.
Para nuestro asunto es como
una tonelada de cosas que parece venírsele encima al niño cuando empieza a deja
de lado los juguetes. ¿Cómo caminar, ecuménicamente, entre todo este panorama
tan incierto?
El camino es la filosofía.
Así se llama el excelente libro de filosofía
de Jean Wahl, judío marsellés de los tiempos modernos: El camino del filósofo, que en algunas ediciones aparece como Introducción a la filosofía. Más
adelante el niño lo encontrará en su
vida.
Por lo pronto confiarse a los consagrados por los siglos porque en
filosofía, como en religión y en
política, los contenedores rebosan de basura.
Desde la tradición filosófica
el niño aprenderá a distinguir a los auténticos, valiosos, pensadores modernos
que, aunque usted no lo crea, los hay.
La confianza en la tradición
filosófica es lo que la fe en el terreno
religioso. Sin esa confianza la brújula se descompone y todo acaba en la letrina
del relativismo.
Relativismo se le llama ahora.
Kant le dice escepticismo (el método escéptico es otra cosa): “Escepticismo,
principio de una ignorancia artificial y sabia, que socava los fundamentos de
todo conocimiento, para no dejar en parte alguna, si es posible, confianza y
seguridad en el saber”.
Escepticismo-relativismo
Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria de Fritz
Redlich, 1968
Sin esa confianza, apunta
Jasper, “No cargaríamos con el trabajo de estudiar a Platón y a Kant”.
Descubrir que uno de los virus que envenena nuestras vidas, ¿quién lo
creyera? se llama aburrimiento. Aburrimiento cuando alcanza los niveles
patológicos. Igual se aburre un niño que un viejito. Aburrirse puede ser la puerta de los más reprobables
acciones.
Una vieja película francesa
muestra cómo un devoto padre de familia acaba convirtiéndose en asesino serial
por ver que su vida no tiene sentido y
ha caído en el enfermizo aburrimiento.
En 2021 la policía de México llevó preso
a un anodino ciudadano que confesó haber
dado muerte a cerca de cien mujeres que invitaba su casa con la promesa de proporcionarles
trabajo, las asesinaba y las descuartizaba. Su aburrimiento sentía la necesidad
de emociones fuertes.
Violencia en el hogar, mal
trato a los niños, relaciones heterodoxas en las parejas, promesas no siempre
cumplidas en campañas electorales, misoginismo laboral, etc.
Un día el niño descubre que no
habitamos en el mejor de los mundos posibles. Y que la paz predeterminada desde
el cielo no se ve por ningún lado. De pronto se refugia desgranando las cinco
cuentas de Aves Marías Y Padrenuestros, pero al final se da cuenta que el mundo
sigue igual de calcopiritico.
El antídoto a cargo de Montaigne:
“Valoricemos los sencillos
discursos de la filosofía, sepamos escogerlos, y empelarlos con eficacia,
puesto que son tan fáciles de comprender como un cuento de Boccaccio. Un niño
es capaz de sentirlos a su alcance tan fácilmente como aprende a leer y a
escribir. La filosofía es rica en conceptos, lo mismo para el nacimiento del
hombre que para su decrepitud” ( Montaigne, Ensayos
escogidos)
Schopenhauer se solidariza con
este punto de vista de Montaigne:
“La vida intelectual no sólo previene del
aburrimiento sino también de sus funestas consecuencia. En efecto, ella se
convierte en defensa frente a las malas compañías y los muchos peligros,
desgracias, perdidas y derroches en que uno cae cuando busca la felicidad en el
mundo real.” (Parerga y Paralipómena)
La filosofía es por lo general carente de
utilidad material. Para ganancias, como se entiende en el liberalismo moderno,
de prosperidad económica, la filosofía no cuenta.
Busca la felicidad, no atesorar monedas.
Se gana más vendiendo tamales que logrando un
doctorado en filosofía. Es bueno saberlo desde un principio. Lo advierte el
mismo Schopenhauer: “A mí la filosofía
nunca me ha reportado beneficios, pero me ha ahorrado muchas cosas”.
Su inmensurable ganancia esta,
por lo pronto, en la búsqueda de la
libertad y la verdad, las cuales van en contrario de los centros de poder,
en el sentido que entre más poderoso menos libertad. Ni Francisco ni Biden
pueden ir solos a la tienda de la esquina. De igual manera, aunque en otro contexto,
los prisioneros de la cárceles tampoco pueden ir a la tienda de la equina.
Por estas contra tesis o antinomias ya se puede ir conociendo el valor de la filosofía.
Epicuro meditó mucho en torno
a los átomos y los meteoros, pero la idea que tenía de la vida la dice en pocas
palabras: “Nuestra vida no ha menester razones privadas o propias, ni menos
gloria vana, sino pasarla tranquilamente”.
¿Pero cómo se hace, vive o
estudia la filosofía? Como hizo Epicuro, ¡desde niño! No nació filósofo, se
aplicó oyendo a los filósofos de su lugar y tiempo. Después desarrolló su
propia teoría de la vida.
Dibujo tomado de El País, 11
de junio 2016
O Tomas de Aquino, desde los cinco años. Que
luego fue “presbítero, fraile, teólogo y filósofo
católico perteneciente a la Orden de Predicadores. Se le considera el principal representante de la enseñanza
escolástica ”.
Siempre es fácil decir: “desde
niño”. Un niño piensa en jugar, no en filosofar.
¿Entonces?
Sólo hay un modo. Ya lo
conocemos. ¿Cómo el individuo de familia religiosa aprende desde niño a rezar y
cosas del cielo? Madre e hijo se inclinan al levantarse de la cama por las
mañanas y empiezan a rezar. Es un hábito que dura toda la vida del individuo.
Los grandes filósofos de la
antigüedad griega y de los tiempos
modernos, así empezaron en lo tocante al
conocimiento laico.
Luego veremos que también ese
era el modo en que los aztecas educaban a sus niños: desde niños en la casa
antes de ir al Calmecac, escuela de altos estudios, que difería del
Telpochcalli en donde se enseñaban manualidades para la vida práctica.
¿Madres enseñando filosofía al
niño? ¿Si le enseñaron a respirar antes de nacer, por qué no a vivir?
Tener salud psicofísica es,
por lo pronto, lo principal que persigue la filosofía. Para eso el individuo
tiene que pensarse a sí mismo. No puede dar recetas con las que fracasa él mismo. Sería un barato sofista, no
filósofo.
Para qué quiere la libertad, ni llevar una
mochila llena de libros de filosofía sobre la verdad, si es esclavo de su
propio sentir. Lo dijo Séneca: “El hombre que es esclavo, aunque sea de una
pasión, ¿puede llamarse libre?”
“Daría la mitad de mi fortuna
con poder orinar sin dolor” dijo el judío mafioso de la película El Padrino ll
¿Salud psicofísica? ¡Eso
enseñanza la medicina!
La filosofía busca por qué no le hacemos caso a la medicina. Busca cómo ser feliz no siendo infeliz.
O cómo vengar una ofensa no vengándose. Siglos más tarde el cristianismo haría suyo esto ultimo con aquello de poner la otra mejilla, pero bajo la modalidad del amor.
Es en realidad la más refinada arma punitiva. La ley mediante su sanción al delincuente, y cárcel de por medio, está borrando o lavando toda culpa, luego de lo cual lo declara apto para reintegrarse a la sociedad.
En tanto no se de ese "lavado" el agresor, si todavía le que queda dignidad, cargará con el peso moral de su acción. Y de esta pena solo el Alzheimer lo salvará.
Entre otras cosas, la filosofía
siempre se está asomando más allá de nuestra experiencia empírica y de la vida.
“Busca-dice Kant-, hacerse
digno, por su conducta en este mundo, de ser ciudadano de otro mundo mejor”
La otra cosa que enseña la filosofía es que todo comienzo tiene su final. Tener el ánimo rectamente templado. Epicuro supo morir luego de 14 días de no poder orinar. Sócrates dialogaba con sus amigos filósofos todavía una hora antes de beber la cicuta.
Platón, hijo de Porcina, mujer humana, y del dios Apolo, apuró el razonar lógico para levantar al hombre hasta poder asomarse al universo inteligible de las Ideas. Siglos después Jesús, hijo de María, mujer humana, y del dios Espíritu Santo, urgía, a base de imperativos categóricos, las Ideas trascendentales sin haber enseñado al limitado ser humano ir por los caminos pedregosos de la vida.
El niño se topa con todo ese rico legado cultural tarde o temprano. Caerá en el escepticismo patológico al que se refiere Kant si sólo ve videos. Los videos, tabletas y demás, son parte de su niñez en los tiempos modernos, pero no saldrá si sólo ve videos.
Lugar para una perogrullada: La fortaleza de un Estado no está en la cantidad y adelanto de armas que tenga en sus cuarteles, ni siquiera en su economía así sea de punta, sino en la cantidad de PIB que dedique a la cultura de su pueblo.
Igual sucedió a los niños que antes sólo jugaban a las canicas y al trompo. Sin más información cultural aumentaron las filas de la inanidad.
¿Quién puede decir lo que es bueno o malo? es el lugar común que nunca falta. Juan de la Bruyére, agudo pensador francés del siglo diecisiete ( nació en Paris en 1645) nos da la pauta para considerar lo que conviene o no en literatura:
"Cuando la lectura de una obra eleva nuestro espíritu y nos inspira sentimientos nobles y esforzados, no hemos menester otra norma para juzgar tal obra: es buena y honra al autor"(Los caracteres)
Estamos hablando de los
tiempos de la paideia griega. Todavía Dante no describía los horrores que dice
la religión a los que podemos ser precipitados al morir y que todavía con vida
nos llena de angustia.
Ya el gran Kierkegaard, protestante,
vivió terrores mentales por un remoto pecado que él no cometió y que tuvo lugar
quién sabe dónde.
¿Madres enseñando filosofía al
niño? A la caída del impero romano empezó la depreciación de la mujer y eso ha durado hasta los tiempos modernos, en parte desde las religiones y también por los liberalismos que se han sucedido a
través de los siglos.
No obstante, en filosofía nunca
fueron menos que los hombres: Lastenia, Axiotea, Hiparcha, Teano, Mirto…
Filosofas, unas en los presocráticos y otras ya en los tiempos de Platón.
Más adelante se encontrará el
niño algo para detenerse a meditar en lo que Kant considera los fines supremos
para los que vinimos a esta vida:
“..el conocimiento de esas
ideas haría depender la teología, la moral y, por el enlace de ambas, la religión,
supremos fines de nuestra existencia”,
(Lib. Segundo de Critica de la razón pura).
Enseñar filosofía en México data de milenios (Ver a Fray Bernardino de Sahagún en los capítulos VI y VII de su Historia General de las cosas de Nueva España “De la retórica y filosofía moral y teología de la gente mexicana” o a Miguel León Portilla en Filosofía Náhuatl).
El Calmecac era la escuela a donde los
padres llevaban a sus hijos a temprana edad y ahí los dejaban varios años.
En el Calmecac
León-Portilla:
“La primera educación se daba
a los niños en la casa paterna. Giraba ésta, ya desde sus comienzos, alrededor
de la idea de fortaleza y control de sí mismos, que de manera práctica y por
vía de consejos se inculcaba a los niños”.
León Portilla cita al padre
Acosta:
“Ninguna cosa, dice el padre Acosta,
me ha admirado más ni parecido más digna de alabanza y memoria que el cuidado y
orden que en criar a sus hijos tenían los mexicanos. En efecto, difícilmente se
hallará nación que en tiempo de su gentilidad haya puesto mayor diligencia en
este artículo de la mayor importancia para el estado”.
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