El mejor de los mundos
posibles se llama a esta vida porque está hecho de los más grandes contrastes: amor
y gente moralmente miserable.
Francisco de Asís y Mefistófeles.
Es la mezcla que compone la vida. No hay
pueblo en la tierra que vaya de otra manera. Según el nivel de cultura de ese
pueblo su existencia será terapéutica o catártica. Humana o infrahumana,
tranquila o calcopiritica.
No el nivel académico sino el nivel cultural
El primero busca el mejoramiento económico y el segundo el progreso cultural.
Sólo un escaso número de
individuos pueden conciliar ambos valores y pasar por el ojo de la aguja. Los demás son pura santidad, que ya tiene
poco de humano. O pura corrupción, que de igual manera se aleja de lo humano.
De amor y egoísmo está hecha
nuestra vida y lo practicamos diez veces al día. Soñando siempre con el mejor
de los mundos posibles en tanto nuestro egoísmo acaba con el hielo de los
glaciares de descarga en el mar, los glaciares de valle y los glaciares de las
montañas.
Voltaire no se siente llamado, al menos en su
obra titulada Cándido,
a dar los tonos cálidos de la existencia humana. Desde la Ilustración, en la
que militaba, no hace concesiones al Romanticismo, la ideología de contraste.
Voltaire
Su obra se centra en la trapacería a la que tan inclinados son las mujeres y los hombres:
“Todo el tiempo se consume en
impertinentes contiendas de jansenistas con molinistas, de parlamentarios con
eclesiásticos, de literatos con literatos, de Palaciegos con Palaciegos, de
financieros con el pueblo, de mujeres con maridos y de parientes con parientes;
es una guerra interminable”
“François Marie Arouet, más
conocido como Voltaire (1694-1778), filósofo, poeta, ensayista, dramaturgo e
historiador francés, es una de las figuras principales de la Ilustración.
Luchó, empleando su pluma, contra la ignorancia, la intolerancia y el
fanatismo.”
Unas palabras de Schopenhauer
sería la introducción perfecta para el libro mencionado de Voltaire:
“Como resultado de una larga
experiencia se ha dejado de esperar mucho de los hombres; porque, tomados en su
conjunto, no pertenecen a la clase de gente que sale ganando cuando se la
conoce de cerca: antes bien, uno sabe que, exceptuando unos pocos casos
felices, no encontrará más que ejemplares muy defectuosos de la naturaleza
humana que es mejor no tocar”. (Parerga y Palípomena)
Pero guardémonos de pensar que
Voltaire es un vinagrillo criticón, patológico, de esos que se encuentran a menudo en la
calle con sus opiniones de pasillo y en algunos medios de información masiva.
Voltaire, a semejanza De la Bruyere, es un hombre muy culto y critico agudo. Es uno de esos escritores que no se pueden evitar, como tampoco se pueden evitar leer, conocer, sentir, Las Florecillas de San Francisco.
Si se tiene valor para leer a ambos, lo que escasamente sucede. Nos atrincheramos en nuestra secta cultural y de ahí nadie nos mueve.
El mundo abunda de basura y
los valores casi no se ven, pero están aquí.
No hay por qué asustarse.
Jesús, en el llamado Sermón de la Montaña hace el inventario de cien toneladas de basura humana, a través de más de treinta
imperativos categóricos: ¡No mataras, no fornicarás, no hurtarás…! Voltaire
como Jesús, como Eurípides, no inventaron el mal, sólo lo describieron.
La novela Cándido es una serie de aventuras desafortunadas que viven sus personajes, empezando por su personaje Cándido, que, según se colige por su nombre, va por el mundo maldito y perverso con una candidez buscando a su amada Cunegunda de la que dice: “la perla de las doncellas, la obra maestra de la naturaleza”.
Pero desde la Ilustración Voltaire, como muchos de ellos en sus novelas, no puede aterrizar en un final feliz y hace lo posible por quitarle los tonos cálidos a ese romance.
Algunas de las expresiones de
la novela.
Dios no les dio (a los
hombres) ni cañones de veinticuatro ni bayonetas, y ellos para destruirse, han
fraguado bayonetas y cañones.
Candido,aterrado,sobrecogido,desesperado,ensangrentado,
se decía: “Si éste es el mejor de los mundos posibles, ¿cómo serán los otros?
No sé de nada más divino que
esos padres, que aquí hacen la guerra a los reyes de España y Portugal y los
confiesan en Europa
Estamos rodeados de peñascos inabordables
y de precipicios, siempre hemos vivido exentos de la rapacidad de los europeos,
que aman con furor inconcebible los pedruscos y el lodo (de oro) de nuestra
tierra y que, para apoderarse de ellos hubieran acabado con todos nosotros sin
dejar uno vivo
Los fetiches holandeses que me
han convertido, dicen que los blancos y los negros somos hijos de Adán. Yo no
soy genealogista: pero si los predicadores
dicen la verdad, todos somos primos hermanos; y no es posible portarse
de un modo más horroroso con sus propios parientes.
Una mujer vieja, que, en el
transcurso de los viajes por alta mar, fue violada por negros y piratas,
vendida como esclava y pasado por las peores experiencias y vejaciones que una
mujer puede pasar, se pregunta, reflexiona, sin embargo, que puede haber algo
más terrible y peligroso que todo eso: el aburrimiento:
Quisiera yo saber qué es peor.
¿ser violada cien veces al día por piratas negros, verse cortar una nalga,
pasar por vaquetas entre los búlgaros, ser cortada y ahorcada en un auto de
fe, ser disecada, remar en galeras y finalmente padecer cuantas desventuras
hemos pasado, o estar aquí sin hacer nada?
Exceptuando siempre a El
Dorado. Aún no he visto un pueblo que no desee la ruina del pueblo vecino, ni
una familia que no quiera exterminar otra familia.
A fuerza de sangrías, recetas
y médicos, se agravó la enfermedad de Cándido. Un cura de barrio le ofreció,
con mucha dulzura, una entrada para el otro mundo pagadera al portador.
Estoy tan hastiado de la
inmensidad de libros malos que nos
inundan, que me he dedicado a jugar al faraón…de tres mil pasan y no hay
treinta buenos
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