La muerte es lo único seguro
en esta vida.
Lo demás lo seguimos investigando.
Un Tzompantli precristiano
Foto de internet
Teología y filosofía (por
orden de antigüedad) se asoman del otro lado de la muralla, armados con la
razón pura, para ver que sigue… ¡En esas estamos! ¡Investigando con
herramientas de la fenomenología lo que está fuera del fenómeno!
Epicteto hace una observación.
Me preocupa dejar mi silla mecedora, mi tarjeta de débito, a mi amiga que tanto
quiero, mis pizzas de chorizo, el disco de la Tuba Skinny qué compré el
invierno pasado en Nueva Orleans, a mis apologistas, etc.
Esa es la gran preocupación. A
semejanza que tuviera mil pesos en papel y mil pesos en oro. Y me afligiera
tener que dejar los mil pesos en papel sin importarme para nada el oro…
Epicteto:
Todos tememos la muerte del
cuerpo. Pero del alma, ¿quién la teme?
El Tzompantli en México se
festeja, se le da vida, no sólo se recuerda intelectualmente. 1 y 2 de
noviembre: Comida, bebida, baile y mariachis. ¡Y sobre todo, flores y canto!
Cráneos de guerreros
foto de Internet
El zompantli en México-Tenochtitlán era un hacinamiento de cráneos y
huesos de guerreros muertos en la guerra y también civiles. Prácticamente en
cada esquina de la calle de la bella ciudad, en medio del lago, se erigía un
zompantli, un amontonamiento ordenado de huesos. Era la presencia de
Mictlantecuhtli y su esposa, Mictlancihuatl, dioses del más allá o del
inframundo.
La idea central del Tzompantli, y su prefiguración que de él se hace en nuestros días en México es: dale calidad a tu vida como si éste fuera el último día.
Es tanto una idea propedéutica que recuerda que hay que morir, igual urge que se tenga sensibilidad que este día estamos con vida.
Tzompantli precristiano. Cráneos labrados en roca
Foto de Internet
¡No cabe asustarse!
Los países del área
occidental, y sus zonas de influencia occidentalizadas, pueden encontrar esta
misma idea en la novela del gran Honorato de Balzac: La piel de zapa.
A cada deseo, útil o inútil, bueno
o malo (ya era un deseo) que le era concedido a Rafael, el personaje central de
esta obra, por esa misteriosa piel de zapa, Rafael lo tenía que pagar con un día
menos de vida.
Nada fantasiosa esta obra de Balzac. Su mensaje nos habla todos los días, sólo que no sabemos leerlo: Grasas saturadas en nuestras comidas: barbacoa, mantequilla, helados: igual a un día de vida menos, aguas dulces caseras o de fabrica: un día menos en nuestra vida, exceso de sal en los alimentos: igual a un día menos en nuestra vida, las mil maneras deliciosa en que ingerimos lo dulce; pan, pasteles: igual a un día menos en nuestra vida. La piel de zapa nos está gritando pero, ¡tenemos exceso de cerumen en nuestras orejas!
La muerte es la comadre de los mexicanos porque no es la figura terrible, maloliente e histérica y altamente punitiva, que nos llegó con los cristianismos, primero católico y después protestante.
La muerte como castigo de una falta cometida es una idea colonizadora que llegó a México en el siglo dieciséis.
Aquí la muerte es un paso ineludible para poder ascender al Tlalocan, Paraíso de los mexicanos. Prefigurado primero en la Sierra del Tlalocan, suroeste del Valle de México, en el gran adoratorio de la cumbre de la montaña Tlaloc (4,150 m.s.n.m), para seguir hacia las regiones espirituales, esas a las que aspiran todas las religiones del mundo desde la antigüedad.
Epicteto:
Tarde o temprano, es fatal y
preciso que la muerte venga a nosotros. ¿En qué nos encontrará ocupados?
Tengo que terminar mi novela
que llevo 87 años escribiendo, mi proyecto científico para salvar del hambre a
la humanidad, seguir abriéndome camino político para llegar a la “grande” del país, trazar otra nueva ruta de escalada en la pared sur
del monte Ameghino, Andes argentinos…
Epicteto:
No te demores más, que no has
de tener tiempo para acabar de leer tus recuerdos, ni las proezas de los
antiguos romanos y griegos, ni los extractos de los libros que reservas para
tiempos de tu vejez.
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Macuilxochitl (cinco flor es),
mujer azteca del siglo quince, da la señal que empiece la fiesta de los
muertos:
“Macuilxochitzin, una de las pocas poetisas
nahuas, nació en 1435 y fue hija del famoso guerrero Tlacaélel Su poesía se
enfoca en las hazañas guerreras de su padre, quien contribuyó tanto al
esplendor y poderío azteca”.
Empiezo a cantar yo
Macuilxochitzin,
yo doy placer al autor de la
vida.
¡Que empiece el baile!
En la región de los muertos
está
también su morada:
no se lleven allá los cantos,
son solamente de aquí…
¡Que empiece el baile!
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