De lo imposible.
Las escaladas, las primeras,
que llevó a cabo Raúl Revilla, en los años cincuenta del siglo pasado, con
otros compañeros de cordada, ahora son casi imposibles de subir como él lo
hizo.
Ahora es otro contexto alpino. En su
tiempo era la escalada “libre”. Con
mínimos seguros porque clavijas, barrenos, armellas y todo lo que se conoce ahora como escalada
“artificial” no existía.
Escalada en libre
del libro Técnica Alpina,
de Manuel Sánchez y Armando
Altamira
Editado por la UNAM
Un ejemplo para ilustrar lo anterior. En algunos pasos se usaba clavos de vías de ferrocarril a las que se soldaba una argolla, para pasar la anilla de cuerda, porque hasta los mosquetones eran poco menos que desconocidos.
Botas inapropiadas, ropa del común, nada de polvos en las manos, gruesas (una pulgada) cuerdas de cáñamo, rappeles de 60 0 50 metros.
No era raro atar una rama de
árbol o tronco, para salvar algún tramo. La sur de Los Panales, al norte de la
Cueva del Muerto, tenía uno de estos troncos. En sus orígenes, La Bola,
antecima de Peñas Cargadas, por el rumbo de Real del Monte, también se superaba
con una rama de árbol. Práctica común era subirse en las espaldas del compañero
Las figuras abajo izquierda muestran el modo de superar un tramo encaramándose en los hombros del compañero
Del libro Técnica Alpina
O bien era en absolutamente libre, como el caso de la norte de la pared Benito Ramírez, en el Circo del Crestón, que en su origen, el primer tramo, sólo tenía una clavija, tan insegura que nadie nos servíamos de ella. O en algunas rutas de la pared de Los Perros, en el Estado de México, pueblo de Salazar.
Sin cuerda. con botas, sin polvos
José Méndez en Los Perros
El Nopal, al noroeste de
Estanzuela. Un tramo vertical y una larga travesía hacia la izquierda. Todo
asegurado de una clavija en el principio. La travesía era tan prolongada que en
caso de caída primero se llegaba al suelo que sirviera de algo el seguro de esa
clavija.
Escalada libre en la norte de La Benito Ramírez
Las primeras escaladas a El
Espejo (la primera a esta la llevaron a cabo Salim Kalkach y Rafael Ascencio, ambos de México, a mediados
de los años sesentas) era en libre por
la grieta y más tarde los seguros se
hacían mediante cordeletas en derredor de los salientes.
Cuando Revilla enfrentó la
norte de Las Goteras (algunos le llaman Las Brujas, unos 125 metros ), al noroeste del valle del
León Alado (o Diego Mateos) era intentar
lo imposible. Para tal empresa se necesitaba echar mano de una técnica
(artificial) que en México no se conocía de primera mano, si acaso por
referencia de algunos ecos llegados de Europa.
Para
entonces todavía no llegaba a México Escalada, el valioso libro de
técnica alpina del español Ernesto
Mallafré.
Primer tercio de la norte de la Benito Ramírez
El libro de técnica alpina que a la sazón circulaba en México era LA TECNICA DEL CABLE
EN LA MONTAÑA Autores: Unión Alpina de Baviera Época: Noviembre 1949 (no
sabemos cuándo fue publicado el original por la U. A. de B.). Pero no tenemos
ninguna certeza que el grupo de compañeros de escalada de Revilla lo haya
conocido.
Otro valioso libro, éste muy anterior, también español, de Triola, era casi desconocido en México
En el verano de 1916 este libro cumplió un siglo de haberse editado. Lo escribió José Ma. Có de Triola para la biblioteca “Los Sports”, a petición de su director Sr. D. José Elías Juncosa.
El ejemplar que tenemos lo encontramos en la librería de la banqueta de los libros usados de la ciudad de México.
Las Goteras, vistas desde la Cueva del Muerto
En la foto Omar Altamira A.
En todo caso aquí es donde hay
que puntualizar que Revilla no partió de cero. Fue en realidad el que sintetizó
toda una época de escaladores hidalguenses valiosos por sus primeras escaladas
que llevaron a cabo pero anónimos: como
Manuel Ramírez, Raúl Pérez, Benito Ramírez, Antonio Ortiz, y algo posterior,
Santos Castro (del Real del Monte), etc.
Un “material” humano deportivo, como decimos, muy valioso. Esta historia en lo general permanecerá anónima, desconocida,
hasta que la Asociación Montañista del Estado de Hidalgo (ignoramos sus siglas
actuales) se decida por fin a elaborar y publicar esa historia en un libro. Las generaciones de escaladores de Pachuca, que están por llegar, lo reclamarán.
En 1972 rescatamos del olvido una parte de esta importante historia con la publicación de nuestro
libro Alpinismo Mexicano ECLALSA,
México.
La norte de Las Goteras
Raúl Revilla, fue el “producto” alpino de todo un ambiente de escaladores de Pachuca Hidalgo. Pero, como dice Emerson de Shakespeare, su genio no fue descubierto y apreciado del todo en su época.
Las Goteras con mal tiempo
Hay puntos que han intrigado a los escaladores posteriores respecto a que si Revilla realizó completa la escalada a Las Goteras. Por ese entonces factores ambientales, o familiares, no sabemos, apartaron a Revilla de la montaña.
Faltaron treinta metros,
absolutamente libres, para llegar a la cumbre. Este tramo detuvo por años a
cuanto escalador intentó su ascensión. Atorados, tenían que ser rescatados por
cuerda desde la cumbre, que se gana con facilidad desde el lado sur.
O permanecer colgados,
literalmente, toda la noche pues no se trataba de un vivac planeado.
Vía de ascenso de Las Goteras (la del centro).
La ruta marcada a la derecha fueron intentos, inconclusos, de ese otro gran escalador Felipe Sosa, de México.
El punto 9 marca el punto
desde donde se sube en libre.
Rogamos a los
dioses que
este tramo no lo
hayan sembrado de barrenos.
La primera
completa de esta pared la realicé en compañía de Toci,
una joven escaladora de México,
según consta en el libro Alpinismo
Mexicano, ya citado.
La tercera la llevaron a cabo,
el excelente escalador de México, Mario Campos Borges y su cordada.
Siguieron Salvador Alonso
Medina y Rogelio Rascón, de México.
Salvador fue el que realizó la
segunda a La Trasversal de la norte del Abanico, en el Popocatépetl (de Nido
de Palomas, Corredores, treinta metros verticales de La Canaleta y travesía
hacia la repisa grande del oeste de la pared. La primera
la llevamos a cabo Salvador y yo.
Esos treinta metros libres, de
Las Goteras, antes de la cima, era donde se enfrentaba el escalador con su
realidad. Como decimos, esperamos que, siguiendo el espíritu de aquellos
tiempos, ese tramo no lo hayan sembrado de barrenos…
NOTA TOMADA DE INTERNET EL 30
DE ABRIL DEL 2022
"En reconocimiento a sus méritos en la escalada, el 11 de
diciembre de 2009, Raúl Revilla pasó a formar parte del Salón de la Fama del
Alpinismo de la Confederación Deportiva Mexicana. Reconocimiento más que
merecido por un hombre que a los 88 años continuaba practicando lo que más le
apasionaba, la escalada en roca.
Hoy, 11 de febrero de 2022, Raúl Revilla Quiroz falleció a los 99
años. Se despidió de la escalada dejando su nombre grabado, no sólo en las
botas que fabricó durante varias décadas, -legado que continúa su hijo
Alfredo-, además, y más importante, en la historia de la escalada nacional y en
las generaciones que siguen sus pasos y su trayectoria. Buen último ascenso
maestro Revilla."
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