¿Opinión
general? ¿Qué es eso?
Nadie
lo sabe a ciencia cierta y sin embargo nos lleva.
Importa
más lo que la gente piense de mí, que procurar hacer como soy.
Así expresa Montaigne lo que en la actualidad llamamos
presión social. Esta presión social dice
lo que es típico y lo que es atípico, sin importar los valores muy suyos de esa
sociedad.
Es
de mucho valor el trato con la gente.
Enseña lecciones vivas, no teóricas, de lo material y de los valores esenciales.
De lo correcto y lo torcido. Lo fraternal y lo perverso. Los confiables y los
tramposos. Los que huelen a incienso y los que apestan a azufre.
Junto
con lo aprendido en el hogar y en la escuela, la gente con rostro, o sin él,
nos enseña. Es lo que suele llamarse “la escuela de la vida”.
Somos
del mismo terreno y estatus social. Pero ahora muchos actúan de manera diferente.
Así vieron en las películas que hacen
los habitantes de un país lejano. De pronto ellos, por ser mayoría, fueron los típicos y yo pasé a ser atípico,
sin siquiera moverme de mi lugar.
Como
en primavera el 95 por ciento anda en pantalones cortos, por eso del
calor, y yo soy del cinco por ciento de
pantalones largos. ¡Totalmente atípico!
Los
habitantes de aquel país tienen los
mismos requerimientos morales universalmente válidos, que los de acá, pero
otros mitos fundacionales, otra economía, otra tecnología, son estudiosos y
trabajadores y también quieren vivir felices y en paz.
Me
fijo que también a ellos les llegó el modo inmediato de comportarse, de otro país.
Y al otro país les llegó la moda de otro país. “La moda”. A eso se refiere
Montaigne.
En
su libro, El tema de nuestro tiempo,
Ortega y Gasset apunta que ese mirar hacia afuera, hacia los otros y no tanto
en nosotros, puede tener motivos desconocidos conscientemente:
“El hombre se ha formado en la lucha con lo exterior, y sólo le es fácil discernir las cosas que están fuera. Al mirar dentro de sí se le nubla la vista y padece vértigo.”
“El hombre se ha formado en la lucha con lo exterior, y sólo le es fácil discernir las cosas que están fuera. Al mirar dentro de sí se le nubla la vista y padece vértigo.”
Dibujo tomado de El País 27 octubre 2018 |
Todo
está mundializado, como los vientos alisios. De una manera u otra llegan a
Estados Unidos los tamales mexicanos y a
México las bolas de masa hervida y el Ma Po Tofu de China.
Dice
Montaigne que todo se vale, en tanto no sacrifiquemos el modo propio de ser,
que está en relación directa y muy estrecha con los mitos propios, la comida,
producto de los minerales de ese lugar,
la cosmovisión, la cronovisión…
Kierkegaard
afirma, en Mi punto de vista, que el
individuo es individuo pero que hay
quien renuncia a esto:
“La
multitud, en efecto, está formada por individuos; por tanto, debe estar en
poder de cada hombre en llegar a ser lo que es, el individuo. Ya que nadie,
nadie en absoluto, está excluido de llegar a ser individuo, excepto aquel que
se excluye a sí mismo convirtiéndose en multitud.”
Porque
en un lustro todo habrá cambiado en este planeta y para el otro lustro otra
moda. De seguro volveremos a ser el 95 por ciento los de pantalones largos…Si sólo soy moda quiere decir que...
Montaigne
hace la reflexión que hace cien años no
existíamos y para los siguientes cien años no existiremos. En este rango tan
pequeño de tiempo, si me la paso en la moda, ¿cuándo haré como soy? Aquí lo que Montaigne dice en sus Ensayos
escogidos:
“No
nos importa tanto cuál sea nuestro ser en nosotros y en realidad como lo que de
él aparece al público conocimiento. Los bienes mismos del espíritu y de la
sabiduría nos parecen estériles cuando sólo son conocidos por nosotros, cuando
no se producen ante la vista y aprobación
extrañas...El mundo estima el empleo y el valor según la apariencia.”
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