Referencias:
R.W. Emerson, Ensayos
Gertrud
Mander, George Bernard Shaw
“Incluso
en los bosques, se despoja uno de los años, como una culebra de su camisa, y en
cualquiera periodo de la vida en que se encuentre, es siempre un niño.”
Hubo
una vez un gran norteamericano que escribió estas palabras. Vivió de 1803 a
1882 y se llamó Ralph Waldo Emerson.
Muy
mal aplicado el pretérito pues en tanto aletea en esta dimensión el “animal
divino que nos lleva a través del mundo”, según él mismo escribió, Emerson
vivirá en ese eterno presente.
En
esa Phtia en la que Sócrates dialoga con otros no ya de cantidades mensurables
sino de calidades inefables.
En
los bosques volvemos a la razón y a la fe
Sierra de Pachuca, Hidalgo, México. Al fondo la norte de Las Ventanas,vista desde el grupo rocoso Los Panales.
Foto de Armando Altamira
Poetas
y novelistas, por fortuna, siempre los hay. Su mérito es que nos revelan que la
vida tiene colores sobre el gris de la cultura industrial.
Las
tuercas y los tornillos y el 2 + 3 son cosa útiles de la fenomenología, de la economía de
mercado, al servicio de la humanidad. Pero no al revés.
El
punto es, como escribió ese gran burlón del sistema, Bernard, Shaw, “ser o parecer”.
En
las ciudades viven los solitarios
filósofos. Al abrigo de las multitudes y las comodidades de la ciudad moderna.
Al
parecer estas yuxtaposiciones se han mundializado desde hace bastante tiempo.
Al
estilo de los críticos de la democracia que son fuertes en la medida en que esa
democracia es fuerte. En los países donde no hay democracia los críticos están
en la cárcel, en el panteón o ya cruzaron la frontera.
Tarde
y mañana los medios nos comunican las “realidades” en la que vivimos..
Todo
en el valle, o casi todo, es una atropellada carrera por parecer. En otras palabras, la instantaneidad. Es
cuando se niega el ser.
Shaw no se queda en la envoltura sino que busca lo que va envuelto.
La búsqueda
de la realidad verdadera, es lo que anima la filosofía de Emerson, la encuentra
el hombre en la Naturaleza, más allá de la última calle de la ciudad.
“A
decir verdad, hay muy pocas personas adultas que sepan ver la naturaleza”
Esos
afanes de ver quién llega primero a parecer, pierden de vista a la naturaleza, que tanto
nos llamaba durante nuestra niñez:
“A
decir verdad, hay muy pocas personas adultas que sepan ver la naturaleza.
Muchas personas no ven ni el sol.”
En
la carrera por parecer, se pierde de vista la coherencia social y se difunde la
desesperanza. Por eso Emerson se apresura a decir:
“En
los bosques volvemos a la razón y a la fe…La naturaleza nunca llega a ser un juguete
del hombre sabio. Las flores, los animales y las montañas reflejan la sabiduría
de su mejor hora, lo mismo que deleitaron la sencillez de su infancia.”
“Incluso
en los bosques, se despoja uno de los años, como una culebra de su camisa…”
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