Quizá el jazz con su amplia libertad para la improvisación pudiera satisfacer a los anarquistas, cuando hablan, con ese gran anhelo de la vida renovada, de derribar Lo establecido. Los cantadores de sones huastecos con su extraordinaria facilidad para componer versos, sobre la marcha en el borde mismo de la mesa del cliente, también debe decirles mucho.
El ir siguiendo una partitura que se escribió hace mucho tiempo es una cosa absurda, horrible, falta de imaginación, de poder creativo. Esforzarse en reproducir fielmente La Gioconda una aberración para el genio creador que hay en los humanos. La reproducción idéntica de los rasgos de Tlaloc, por los tlacuilos, en Los códices a través de los milenios o en las estelas de roca, es igualmente absurdo, decadente.
Bakunin |
Para el pensamiento anarquista en esto no hay nada de revolucionario. El arte debe ser sustituido por la artesanía. Un pueblo no se puede dar el lujo de tener solamente uno o dos genios. Cada hombre y cada mujer deber ser artistas, artesanos. El arte del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Para Proudhon es mejor que un pueblo tenga 10 mil artistas pintores a que tenga un genio de La pintura. En realidad el antiautoritario Luchador social (igual que Lo dice Totstoi) intuye que en todo esto hay mar de fondo y de manera instintiva se rebela. Lanza anatemas y condena aun antes de saber con certeza de qué se trata. Pero un día lo descubre. Proudhon no se chupa el dedo, sabe y va al grano con ejemplar honestidad intelectual: El artista tiene poder sobre nosotros, como el hipnotizador sobre el hipnotizado”.
Al condenar el anarquista a esa obra maestra condena al artista genial y anuncia la desaparición del museo de arte. La sociedad de ahora ya no es la misma de hace medio siglo ni menos de hace 300 años. Cada tiempo tiene su sociedad y cada sociedad tiene sus gustos y sus necesidades. El pintor o el músico o el escultor o el ebanista no puede ignorar el presente y estar reproduciendo los mismos rasgos que alguien pintó en siglos pasados.
La figura del bombista irreverente se ríe del adusto edificio de gobierno, que sabe que lo puede hacer volar en cualquier momento. Pero, ¿cómo hacer volar en mil pedazos la tradición cultural que desde el nacimiento de esa sociedad se ha venido depositando en La mente de los humanos? Se necesita otro tipo de bombista. Pero ni Ibsen, Nietzsche, Wagner, lo han logrado. Ni Bakunin.
Miguel Bakunin, la encarnación misma del espíritu de rebelión, tiene que aceptar, ya casi en su lecho de muerte que, después de todo, hay algo que sobrevivirá a las bombas y al mismo final de los finales. Ni el nuevo diluvio universal lo dañará. Solamente Dios sobrevivirá a toda catástrofe universal. Bakunin sabe ya que otra cosa, que no es Dios, también sobrevivirá. Dice: "Todo pasará, y el mundo perecerá, pero La Novena Sinfonía sobrevivirá”.Recuerda, pues es algo que no ha olvidado ni jamás ha querido olvidar, aquel día en la Opera Real de Dresde que llegó hasta Wagner para gritarle: Si toda la música estuviera condenada a perecer en la conflagración universal, por venir, nosotros ( él y Wagner) tendríamos que salvar esa Sinfonía, aun a riesgo de nuestras vidas, si fuera necesario”.
Y con esto quiso decir que también tendrían que salvar la partitura y la orquesta, el elemento humano, los músicos, para que la ejecutaran, igual que como Beethoven la escribió, sin variar un ápice Y también construir un museo para resguardarla. Y una hermosa sala para escucharla...
“(Mijaíl Alexandrovich Bakunin; Priamujino, Rusia, 1814-Berna, 1876) Teórico político y agitador revolucionario anarquista ruso. Hijo de un terrateniente de ideas liberales, estudió en la escuela de artillería de San Petersburgo y llegó a ser oficial de la guardia imperial. Enviado a una unidad militar en la frontera polaca, se ausentó sin permiso y a punto estuvo de ser juzgado por deserción. Tras abandonar el ejército, comenzó a interesarse por la filosofía, principalmente por la obra de los alemanes Fichte y Hegel, y fue a estudiar dicha materia en Moscú y San Petersburgo”.Wikipedia
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