BORRACHO: ESTA NAVIDAD NO SALTES A LAS VÍAS DEL METRO, MEJOR LEE A CARL JUNG EN LA HISTORIA DEL ALCOHOLISMO

 

Fentanilo, alcohol, etc.= narcisismo

 

Referencia: Libro AA llega a la mayoría de edad

 

Jung ni siquiera se dio cuenta que fue pieza clave en la historia del  movimiento que ha salvado a muchos de la patología del alcoholismo.

 Es en realidad una antiquísima labor filosófica  de los griegos pero trasladada al terreno de la psicología del siglo veinte. Cirenaicos= hedonistas, estoicos= disciplinados y, al final, Anaxágoras, impotente de encontrar la solución, recurriendo por vez primera, documentada, al deus ex machina. Es la ruta de la cultura occidental.

 Hubo una vez, como en los relatos fantásticos, allá por el primer tercio del siglo veinte (no se conserva  la fecha exacta), que un hombre rico, pero muy borracho, fue a ver al Dr. Jung, en la ciudad de Zúrich, Suiza, para que le ayudara contra el habito de embriagarse. Ya los días de poder, vino, rosas y mujeres, habían sido  seguidos por amaneceres propios de la Casa de Usher.



Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich, 1968

 


Había visitado a otros psiquiatras pero él seguía bebiendo. Ya tenía la suficiente información que arrastraba  una carga muy pesada de narcisismo. Le dijeron que Jung era de los mejores médicos y se puso en tratamiento.

 Pero después de algún tiempo seguía bebiendo. Con toda honradez Jung dio por terminado el asunto, diciéndole que  ya había puesto todos los recursos de su saber  y que no volverían a verse más. Desesperado el borracho exclamó, preguntó, ¿cómo era posible que eso le sucediera si él era un hombre de fe.

Las últimas palabras de Jung fueron”Si es un hombre de fe, aférrese a ello.”

 De haberse tratado de un psiquiatra  epistémico, laico y ortodoxo, como era la situación que corría en la psiquiatría en esa época en Europa, no sólo lo hubiera corrido a patadas de su consultorio sino que le habría puesto una camisa de fuerza y enviado al manicomio, por creer en esas cosas ilógicas.

 Enfrentado a su aporía, a su alcoholismo sin solución, no obstante, el borracho no olvidó las palabras de Jung: “Aférrese a su fe”.

 


                            Carl Jung


Jung no volvió a saber nada de este borracho. Fue como un grito desgarrador que se pierde en la noche, como una borla que se lleva el viento.

Muchos años después, cuando el movimiento de Alcohólicos Anónimos se había consolidado y se extendía por toda la Unión Americana y más allá de sus fronteras, Bill W, uno de sus fundadores, le escribió a Jung. Refiriéndose a aquel borracho le dio las gracias por lo que ello significó en el arranque del movimiento para alejarse de la enfermedad del alcoholismo. Por la respuesta Bill W. se dio cuenta que muy vagamente Jung recordaba al borracho motivo de la carta.

 De alguna manera aquel borracho, del que ni siquiera se ha conservado el nombre, se dio cuenta que la Iglesia no era un museo sino una especie de hospital al que acude la gente para buscar  llevar una vida de mejor calidad, según el caso personal de cada quien.

Puede llevar ese camino de calidad por el camino de la ciencia médica, y de la ética filosófica, laica, que son asuntos muy de la fenomenología, pero si la botella es más fuerte que la ética…¡kaput!

 Se infiere que las escuetas palabras de Jung lo llevaron hacia las regiones donde la conducta  tiene que rendir la plaza. Y  empieza a restablecer puentes que antes su solipsismo había destruido. Como haya sido, dejó de beber.

Este borracho le platicó su experiencia a otro alcohólico, al cual se le conoce como “Ebby, que  también dejó de beber. Pero no por otra cuestión sino porque habían hecho el  trascendental descubrimiento, propio, empírico, que al  hablar dos alcohólicos, sin que medie bebida de por medio, dejan de beber.

“Ebby” tenía un amigo, de los tiempos de la escuela, con el que se emborrachaba. Se llamaba Bill W. Supo que Bill estaba metido hasta el cuello en problemas de alcoholismo y, dice la historia, un día le habló por teléfono (se conserva la foto de la cabina de dicho teléfono). Le preguntó si podían platicar.

 “En este sitio del salón del Hotel Mayflower en Akron, se tomó la decisión histórica para el futuro de A.A. Aquí uno de los cofundadores rechazó la idea de tomarse una copa y prefirió hacer una llamada telefónica que lo condujo al otro cofundador, y de ahí a la gran cadena de recuperación que se ha extendido por todo el mundo”

Unos meses antes Bill había caído hasta lo más hondo imaginable del alcoholismo. Después de relatar como amanecía tirado en la calle, cerca de su casa, recordaría más tarde.”Volvía a beber, una, dos, tres botellas diarias de ginebra casera. Yo no podía parar y lo sabía.” Los que lo veían tomar de esa manera  le preguntaban: está usted loco, y él contestaba, desafiante: “Sí, lo estoy.”

 Bill aceptó gustoso de volver a platicar con su amigo que hacía años que no veía. Con la desconfianza que su amigo ahora fuera uno de esos afanosos lectores de la Biblia que van por el mundo anunciando que mañana se acabará todo.

 Recuerda:”yo había sido educado en una maravillosa facultad de ingeniería donde había obtenido la impresión de que el hombre era Dios”. Para su alivio “Ebby” no hizo nada de eso. Sólo platico un rato, habló de su antigua vida de alcohólico y regreso a Nueva York. El resultado fue que  Bill también dejó de beber, con sólo platicar sin la botella.

 La primera reflexión que Bill se hizo del asunto fue esta: “Ebby” se tomó la molestia de hablar por teléfono y luego viajar desde Nueva York hasta mi casa en Brooklyn. Todo eso requirió de su parte gastar tiempo y  dinero. Fue la primera vez que Bill, que había sido corredor de bolsa, tuvo la conciencia que el dinero y la espiritualidad pueden convivir “en el sombrero”.

 Luego la historia de AA arranca de manera decisiva cuando el propio Bill decide buscar a otro alcohólico, un médico al que se conoce como “Dr. Bob”. A regañadientes éste aceptó platicar con Bill. Porque platicar significaba dejar de beber aunque fuera por media hora. Pensó “sólo estaré unos minutos y buscaré dar por terminada la plática”.

 Cuando Bill s e marchó de la casa del Dr. Bob se había hecho de noche y las horas habían trascurrido sin apenas darse cuenta. También  dejó de beber. Así empezó esta historia, que se empeña por no ser historia, y sí permanecer  por siempre anónima.

 En la realidad este movimiento no arrancó de cero. El pueblo norteamericano tiene a  William James, gran pensador, al que se le ubica tanto en la filosofía como en la psiquiatría, y que de alguna manera su obra rebota por todos los rincones de Estados Unidos y del mundo y, de lejos o de cerca, fue permeando el panorama cultural de Norteamérica. Cuando salta el nombre  de Carl  Jung, y su labor psiquiátrica, no resulta de todo ajeno.



El gran Williams James 


Y lo que interesa para nuestro relato es que James, como Jung, no era un psiquiatra epistémico ortodoxo. Su obra, muy conocida, lleva por título Variedades de la experiencia religiosa.

 Sin embargo, tratándose de la salvación de la patología del alcoholismo, no toda cura  es en automático, como en la fenomenología, a la que una causa sigue un efecto y luego éste en  otra causa que va a provocar otro efecto. Lo lógico es  que en el alcoholismo se muere de alcoholismo. Lo ilógico es que se  evada ese desastroso final.

Aquí también hay una especie de determinismo con el que  los griegos de la antigüedad socrática ya se habían enfrentado. ¿Por qué unos son virtuosos y otros nacen provistos de colmillos con su bolsa de veneno? ¿Quién reparte esas inclinaciones? En el caso del alcoholismo sólo uno, de mil, se queda en AA.

 Por eso se piensa que aquí también  la causalidad se rompe para dar paso a lo aleatorio. Dicho con una metáfora, AA es como una panadería. Se necesita que la masa esté en su punto para hacer el pastel. En la medida que el individuo se aleje de su solipsismo tendrá lugar el milagro…

 “Carl Gustav Jung (AFI: ˈkarl ˈgʊstaf ˈjʊŋ) (26 de julio de 1875, Kesswil, cantón de Turgovia, Suiza - 6 de junio de 1961, Küsnacht, cantón de Zúrich, id.) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.”

LEWIS, LA EXPERIENCIA LOCA DE LEER OCURRENCIAS DE FILÓSOFOS, NOVELISTAS, POETAS Y MECANICOS

 


¿Por qué leer tanta fantasía de filósofos, novelistas y poetas? ¡Tanta ocurrencia! Dicen que esa es la realidad de la vida. Pensadores idealistas y otros materialistas lo aseguran.

El positivismo se atrinchera en su abstracción del todo en el medir, pesar y comprobar. El romanticismo busca la aprehensión de lo absoluto.

La otra realidad, aparte de las ocurrencias mencionadas, son los programas hueros de la televisión, la propaganda con técnica de conflicto que se hacen algunos artistas, los pleitos de las familias de la realeza que, fuera de su establishment, nadie conoce ni conocerá y, por si algo faltara, las cínicas fake news.




Tomado de El Pais 20 octubre 2018



Diez minutos viendo canales de televisión para decidirse por la fantástica realidad de los novelistas.

¿Y la gente pobre (noventa por ciento de la población mundial) que no tiene para comprar tarjetas de programas televisivas seleccionadas?

Virgilio y Dante están listos para guiarlos en un tour por los mismísimos infiernos del estrés.

Abro las páginas del Quijote y ahora hay tres personajes, no dos. Lo leí cuando niño y luego de adolescente y lo sigo leyendo. A las andanzas de los legendarios personajes ahora saltan, por conexión, los recuerdos de mi propia experiencia que han vuelto a aparecer con esas siempre emocionantes lecturas de Cervantes. Escritor, personajes del texto, y lector ahora están en un mismo paquete, embrollo o aventura.

 “Como cuando volvemos a algún sitio hermoso que conocimos de niños-escribe C. S. Lewis en La experiencia de leer-.Apreciamos el paisaje con nuestros ojos de adultos, pero también revivimos el placer, a menudo muy diferente que nos produjo cuando éramos pequeños”.

En cada etapa de mi vida he pensado de manera diferente respecto de lo que Cervantes quiso decir. Los cien, o tal vez más, ensayos que se han escrito analizando esta obra, me dan la razón.

Cada quien ve  la misma calle de diferente manera. ¡Y por la tarde, esa misma calle le parecerá diferente a él mismo!

 Lewis: “Por naturaleza, cada uno de nosotros ve el mundo desde un punto de vista”.

El mismo autor de una obra, según pasa el tiempo, va considerando otro modo de ver de cómo lo escribió por primera vez. Los trabajos de filosofía son donde más se ve este fenómeno cuando encontramos la expresión “En mi obra de juventud…”

Kant, en la segunda edición de su Critica le agregó capítulos y le quitó otros.

Luego están los dogmatistas  que, a mi manera de ver una calle, me dicen cómo debo de verla. Si  se trata de un pais democrático no pasa de ahí la cosa. Si es otro pais no paso del día. 

Los filósofos escriben sendos trabajos enmendándole la plana a lo que escribió Aristóteles y Aristóteles, a su vez, no pierde renglón, al menos en su Metafísica, marcando lo que, a su modo de ver, cometió Platón, etc.

De ahí que Oswald Spengler escribió en La decadencia de occidente: “ Los posteriores se han originado en transformación de los anteriores”.


El Pais 14 diciembre 2019



Santayana, el filósofo estadounidense-español, se refiere a las teorías filosóficas de todos los tiempos, incluida su obra, como meras literaturas. En otras palabras, son trabajos liricos u ocurrencias que cada quien tuvo (Santayana se auto consideraba como ”un filósofo vejestorio”). Lewis hace esta reflexión:

“¿Qué valor tiene, e incluso, qué justificación puede tener, interesarse con tanto entusiasmo por unas historias que narran cosas que nunca han sucedido, y participar indirectamente de unos sentimientos que no nos interesaría en absoluto experimentar en nuestras vidas? ¿Qué valor tiene concentrarse para imaginar cosas que nunca podrían existir, como el paraíso terrenal de Dante…”

 Como ir por primera vez a escalar una montaña. Unos no sentirán nada interesante en esa acción y no volverán, se apoltronarán  en la deliciosa  ciudad industria, de los pantalones rotos, celular en la mano  y tatuajes en el ombligo, para ya nunca salir de ella. Para otros puede ser una experiencia tan trascendental y harán del alpinismo no su deporte ocasional sino su modo de vida. Así dice Lewis, en esto de la lectura:

“Para una clase de personas la primera lectura de una obra literaria suele ser una experiencia tan trascendental que sólo admite comparación con las experiencias del amor, la religión o el duelo. Su conciencia sufre un cambio muy profundo. Ya no son los mismos. En cambio, los otros lectores no parecen experimentar nada semejante”.


Cuando en el mundo no había teléfono de mano

El Pais,29 junio 2019


Leer literatura cultural, composiciones liricas, novelas o poesía, es como dice la insignia sagrada de la etnia tohono O’odham, de Sonora, México-Estados Unidos, en el Laberinto de la Vida, de calidad en el  que cada  individuo encuentra su realización como ser.

¡Que locura esto de leer! Estamos en  la disyuntiva.

Navegamos en el mar encrespado de las ideas de calidad de todos los tiempos o,

nos arrellenamos en el sofá, comiendo palomitas viendo los programas hueros, en espera que  Virgilio y Dante nos lleven en su próximo tour a la nada fresca mansión de Dite.

                                                           

ABRAZOS,NO BALAZOS.MANIFESTACIONES CONTRALA VIOLENCIA EN MEXICO Y EN EL MUNDO EL 12 DE DICIEMBRE.PRESIDE LA VIRGEN DE GUADALUPE.

 

 

 


Los mexicanos se dirigen, puntualmente, cada año,   el 12 de diciembre,   al mítico Chicomostoc,    en  su avatar, fenoménico, la Basílica de Guadalupe, norte de la Ciudad de México.



De cercanas y lejanas tierras se les ve llegar. Caminando a lo largo de mil, dos mil kilómetros o más (De Yucatán o de Chihuahua) en bicicleta, moto o en avión. De Estados Unidos, este continente y de otros.



Resumiendo (en atención al surmenage de nuestra vida en la ciudad industrial).

¿Qué cantidad acude este día a la Basílica? La cifra nos da una idea de lo que ésta Virgen representa para los mexicanos y aun para muchos extranjeros. Nota tomada de Internet:

 “CIUDAD DE MÉXICO.- El 12 de diciembre se celebra en México el día de la Virgen de Guadalupe, que representa una de las fechas más especiales para este país.

Durante este día aproximadamente 7.2 millones de personas visitan la Basílica de Guadalupe, una cifra equivalente a los visitantes extranjeros al año de la Meca, la ciudad sagrada del Islam, o los habitantes de Bulgaria.

Pero no es la única fecha en que la Basílica recibe a los católicos, a lo largo del año, el recinto recibe aproximadamente 18 millones de habitantes de acuerdo con información de la Secretaría de Turismo del Distrito Federal, equivalente a la población de Chile. La cifra además resulta sorprendente si se tiene en cuenta que supera el flujo de turistas extranjeros en las principales ciudades del mundo: Londres, París o Nueva York, de acuerdo con Euromonitor.”

Mitos, leyendas, supersticiones, religiones reveladas o no, filosofías teístas, ateísmo y teísmos, que no buscan el bien de la humanidad, no sirven  para nada bueno.

El guadalupanismo se ha abierto camino hacia la fraternidad de los pueblos a través de las endémicas bandas de guerra de NativoMexico, de la conquista española y su terrible inquisición y del relativismo del liberalismo moderno, y ha llegado fresco y vigente hasta este 12 de diciembre de 2023. Con su mensaje de amor. Como se menciona más arriba, de 5 a 8 millones en el país, y N millones en el mundo así lo sienten y lo viven.

Para conocer, en flash-back, el mito guadalupano: la misma divinidad femenina a través de milenios se ha distinguido en México con estos nombres y sus respectivas diferentes representaciones) como: Guadalupe, Tonantzin, Coyolhauqui, Coatlicue y Chicomecoatl, la diosa (o nombre original).

 


Peregrino solitario, entre las altas montañas (de más de 5,mil m), se dirige a la Basílica. Le faltan ochenta kilómetros para llegar. Al fondo el Popocatépetl

 Milenaria es la costumbre de los mexicanos de llevar a la espalda “el bulto” que contiene la imagen de la divinidad (véase, por ejemplo, Tezcatlipoca, obra excelente de  Guilhem Olivier, Fondo de Cultura Económica, México, 2004)

Foto de Cuarto Oscuro, tomada de Internet.

 


Al encuentro de su  mito.

En las altas montañas (más de 5 mil m.), para descender a Valle de México, lugar de la Basílica. Todavía deben recorrer a pie ochenta kilómetros. Al fondo el lado sur de la montaña Iztaccihuatl.

El “bulto” en la espalda del  peregrino  en el primer plano.

Foto Cuarto Oscuro, tomada de Internet.

 

 


 “12 de diciembre de 2019. La llegada de más de ocho millones de peregrinos a la Ciudad de México contará con un dispositivo de seguridad y vialidad que ya prepara la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la capital.

La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México implementó el operativo "Bienvenido Peregrino 2019" con la participación de 3,134 efectivos, que se encargarán de resguardar la integridad física y patrimonial de los más de 8 millones de devotos que se esperan este año.

 


Con motivo del 488 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1531, las autoridades capitalinas también desplegaron 127 vehículos, 20 motopatrullas, 8 grúas y un helicóptero que vigilarán las inmediaciones del recinto ubicado en la alcaldía Gustavo A. Madero."

 


Chicomecoatl





Guadalupe


ELUCIDACIÓN

El guadalupanismo no es una exclusividad teológica de los mexicanos. No es un chauvinismo religioso. Es la divinidad de todos los cielos que cada nación representa ( o no representa), según su idiosincrasia, la llama en singular o en plural, conforme a su idioma o dialecto. En México se llama hora así: Guadalupe.



Para los que no están bajo el síndrome de Bournot o surmenage, el mito es como sigue:

La  religión náhuatl se sustenta en el número 7.De Chicomostoc (siete cuevas), salieron las tribus mexicanas para recorrer el mundo. En su primera etapa llegaron al Valle de México, siguieron al norte del continente, después se fueron para Estados Unidos y finalmente se desparramaron por el mundo.

 Por lo general a Chicomecoatl, la diosa primordial, se le representa con la boca abierta. A semejanza de la tierra seca que necesita el agua. En la práctica del rito a esta diosa ello significaba la sangre de los prisioneros de guerra que decapitaban en su presencia.

.Sólo que mientras dure la  permanencia de los mexicanos  en este mundo necesitan alimentarse. Para que los valores vitales se manifiesten se necesita resolver las necesidades materiales.

 De esto, precisamente, se va a encargar la diosa Chicomecoatl. Su cuerpo, que es la tierra, va a  generar la planta del maíz. El maíz va a estar simbolizado por la serpiente, Coatl.

 Del cuerpo informe, sin cabeza, de la Tierra, va a brotar la cabeza, la planta del maíz, en forma de serpiente. Y en  eso va a girar todo el mito.

  Este binomio tierra-maíz, que es la vida para los pueblos de Mesoamérica, va a ser interpretado en el siglo dieciséis, época en el que los dioses mexicanos se diabolizaron, como la cosa horrenda de una decapitación de la que salen chorros de sangre en forma de serpientes.

El criterio de los estudiosos  consiste en que la decapitación  es propio en los dioses mexicanos que tienen que ver con la generación del maíz y en general de las mieses. Tal es el caso de Coatlicue y de Coyolxauhqui. Ambas, madre e hija, sin cabeza, porque ambas representan la tierra generatriz. De ahí que la decapitación en los sacrificios de los prisioneros de guerra de los aztecas  fuera cosa ritual, habitual.

En tiempos ya del cristianismo en México, en algunas regiones de tradiciones agrícolas, se repite este rito de la decapitación degollando un ave, y regando su sangre en la tierra, para esperar una buena cosecha. La sangre hace la tarea del líquido generatriz, el agua, Tláloc.

 La serpiente, en la cosmovisión náhuatl, es el nagual de Quetzalcóatl.

 La víbora de  la mitología étnica no es el animal feo, apestoso, lascivo y maldito de la cultura occidental, origen de todas las perversidades del mundo.

No. Quetzalcóatl y su avatar la serpiente,  es el nagual del dios de la  religión náhuatl asociado con la sabiduría, la cultura y lo espiritual. Para el caso que nos ocupa Quetzalcóatl, la víbora, representa el maíz.

El nagual en México, el avatar en la India, es una cosa o animal que representa el espíritu de un sujeto. Por ejemplo, la paloma en el Espíritu Santo del cristianismo. El perro de San Juan Bosco de los salesianos. El colibrí de Huitzilopochtli. El coyote, en Tezcatlipoca, etc.

  El mito empieza con una mujer llamada Coatlicue, que será la madre de Huitzilopochtli, el dios tutelar de los aztecas. Coatlicue, una mujer, se encuentra un día barriendo el adoratorio de la divinidad en lo alto del cerro Coatepetl (cerro de la serpiente).

 Una borla, una pelusa, cae dentro de su  pecho y queda embarazada. Coatlicue tenía muchos hijos, conocidos como los centzonhuitznahua, entre ellos una hija llamada Coyolxauhqui. Se sienten humillados por el embarazo de su madre, que creen de relaciones ilícitas,  y traman su muerte.

Sólo que el niño que Coatlicue trae en su vientre es el dios Huitzilopochtli. Se da cuenta de lo que traman sus hermanos contra su madre y al nacer, ya armado con escudo y flechas,  da muerte a todos los  centzonhuitznahua.

Coyolxauhqui tiene otro destino. Huitzilopochtli ordena a un guerrero, llamado Tochancalqui, que la decapite.

 La ceremonia de la decapitación va a contener varios elementos. Un listón blanco, distintivo de los que iban a ser sacrificados, el número 7, generalmente en derredor del cuello, las manos en actitud propiciatoria para las buenas cosechas y la presencia del fuego, para calentar la tierra y broten sus frutos.

De ahí que, llevados de manera consciente, en tiempos precristianos, y ahora de manera que sólo está en el inconsciente, los mexicanos seguimos viendo (en las manos y en el cuello) los símbolos de la diosa Chicomecoatl, en la iconografía de  la Virgen de Guadalupe.

 Para los católicos mexicanos que tiene miedo de esta su realidad mítica histórica, recordamos las palabras del Papa Francisco expresadas en Ciudad Juárez, México, el 17 de febrero del 2016:

"México no se entiende sin la Virgen de Guadalupe".

En el cuello la Virgen de Guadalupe tiene un listón y  7 cuentas apenas distinguibles. Y sobre la falda blanca las borlas algodonosas simbolizadas por las flores. Las manos en actitud propiciatoria. El águila solar, sobre la que está parada, es la que calienta a la tierra y hace germinar la planta del maíz.

El desconocimiento de las iconografías sagradas ha sostenido la creencia que la Virgen de Guadalupe de España  patrona de Extremadura, venerada por la Iglesia católica, y cuya festividad es el 8 de septiembre, es la misma que la Virgen de Guadalupe de México. Esta imagen sagrada de los españoles carece de la simbología de la Diosa Chicomecoatl.

 En este sentido debe verse la aparente incongruencia de Huitzilopochtli, dios de la guerra, que ve por la vida de sus hijos. Y su madre Chicomecoatl (o Coatlicue o Coyolxauhqui o Tonantzin o Guadalupe), siguen permitiendo que se cumpla el ciclo morir (la calavera que, Coyolxauhqui y Coatlicue llevan en la espalda) para volver a nacer, no reencarnar, sino seguir viviendo, como Sócrates lo creía, pero ahora ya en las islas afortunadas o en Phtia, donde ya no hay tiempo ni espacio, que en México no se llama Ptia sino Chicomostoc (7 cuevas) de donde una vez salieron las tribus mexicanas.

 Otra vez, resumiendo:

Los mexicanos cada año, puntualmente,  el12 de diciembre,   se dirigen al mítico Chicomostoc, en su avatar  fenoménico, la Basílica de Guadalupe, tratando de hacer realidad la idea del bien.

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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