WHITEHEAD BUSCA LA CAUSA FINAL DE NUESTRA EXISTENCIA


 

Nacer, crecer, comer, reproducirse, engordar, perder la figura, el pastillero y morir. ¿Es todo?

Eso lo decía el liberalismo moderno con su carta de presentación: el relativismo. El moderno relativismo agrega: “No, también tenemos el futbol (“hoy ganamos el partido”), las carreras de caballos, el celular de mano y los costocísimos pantalones rotos. “¿Qué más se le puede pedir a la vida para ser feliz?

Mil millones de cristianos católicos apostólicos romanos en el mundo llegaron a la cumbre de la montaña en helicóptero. Alguien  pagó caro para que esto sea así.

Pero nosotros queremos llegar a esa cumbre de la montaña a lo antigüito, es decir, mediante el razonamiento puro. Y si no puro, al menos el razonamiento empírico. ¡O ambos!

Por eso  nos preguntamos cómo Jim, el negro esclavo, fugitivo compañero de aventuras de Huckleberry Finn: “Yo soy yo, o quién soy? ¿Estoy aquí, o quién es el que está aquí? Eso es lo que quiero saber.”


En busca de la cumbre como causa final alpina

Dibujo tomado del libro
Excursionismo
de José Ma.Có. de Triola,1916
Y henos aquí remontando la cuesta de la montaña cargando la pesada mochila. En el primer descanso, luego de dos horas de subir sudando la gota gorda, llegamos al paraje que se llama Reminiscencia.

Reminiscencia le llaman los griegos a esa transmisión de conocimientos, por medio del alma, de valores esenciales y empíricos, que permanecen sobre las generaciones de humanos que van pasando en el tiempo.

Como el símil de la universidad, perenne, de institución de enseñanza, investigación y difusión de conocimientos, que ve pasar por sus recintos a generaciones y más generaciones. Lo estable y lo pasajero.

¿La van pasando? ¿Para qué? ¿A dónde van?

Whitehead quiere decir que hay una causa final que seguir. Porque aun donde no hay cumbres que seguir, como en el desierto, hay una meta a alcanzar. ¡Todo positivo, se entiende!

¡Buscamos una causa final!

Mil tesis ingeniosas  niegan que ni los animales irracionales  tienen causa final. Esa es la otra cara del relativismo. Los mexicanos tenemos varias  maneras de llamar al relativismo: “Hay se va”, “Da lo mismo Chana que Juana”,  ¡Me vale!” Y otras que no se pueden publicar.

Razón especulativa y razón práctica metódica, llama Whitehead a lo eterno y a lo perecedero.

 Va en busca de la causa final de su existencia
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich, 1968
En todo caso se trata de lo que es y de lo que pasa. Para el pensamiento griego un alma es un noúmeno, como le llama Leibniz. Una criatura celeste de Zeus, antropomorfa y eterna.

Plotino coincide en el alma antropomorfa, e inmortal, del humano dentro del cristianismo.

¡Así como están objetivadas las almas, antropomorfas, de los mexicanos, en Tepantitla, el Tlalocan, lado noroeste de la Ciudad de los Dioses, Teotihuacán! ¡Desde  antes que Plotino naciera!

Guthrie dice (en Los filósofos griegos, Fondo de Cultura Económica, México) que “el objeto del conocimiento tiene que ser inmutable y eterno, libre del tiempo y del cambio, en tanto que los sentidos sólo nos ponen en contacto con lo mudable y perecedero”.

El “Juego” entonces, es una meta a seguir pero, ¿una vez conseguida esa meta? Esa es la pregunta que se hace el escalador que llega a la cumbre. Y se dice: “otra cumbre”. Y empieza de cero, como hace todo novelista que ha puesto punto final a su novela. ¡Empieza otra novela!

Haces la caridad al necesitado, sí pero más adelante hay otro necesitado. Y no estamos hablando  necesitado de sólo dinero.

La otra es quedarse quieto, llenarse de cucarachas subjetivas, de  moho, y darle la bienvenida al Alzheimer, antes que las cucarachas subjetivas me devoren.

El tedio es importantísimo en la vida del humano. Es una palanca que nos arroja a la acción. Necesitamos dejar que el tedio nos muerda un poco (sólo un poco, nada de cadenas perpetuas) para empezar a  preparar la mochila y de nuevo  emprender la ascensión.

Quedarse quieto es dejar que las cucarachas lleguen y nos invadan. Whitehead lo dice de esta manera:
“ El método original entra ahora en una prolongada vejez en la que el bienestar se degrada  a simple estar.”
A. N. Whitehead La función de la razón.
 

 

JASPER POSITIVO CONTRA LA DISOLUCIÓN INAUDITA


 

“Aprendo de la tradición que va desde los pitagóricos, pasando por los estoicos y los cristianos, hasta Kierkegaard y Nietzsche, con su requerir a la autorreflexión y a hacer la experiencia de que es inacabable.” Jasper

¿La justicia y la libertad? ¡Solamente en la solidaridad!

Pero casi nunca ha existido esa solidaridad voluntaria, más que en pequeños grupos.

Los intereses propios, la ignorancia, o el miedo, nos hace ajenos  a unos de otros, cuando no enemigos.

Ese es el panorama que lleva a la disolución, al presente, dice Jasper en su obra La Filosofía, es una disolución inaudita.

Lo dijo hace 70 años, cuando la primer impresión en alemán de su obra citada (1949). De vivir, Jasper de seguro habría dicho que se quedó muy corto con lo de “inaudita”.

Los alpinistas están familiarizados con los efectos de la denudación que pasan las rocas por las que suben. Roquedales o “acarreaderos” que presentan algunas zonas del talud inestable. Sureste del Pico de Orizaba hacia los 4,500m.El noroeste del Nevado de Toluca, en los 3,500m, Aconcagua ladera ruta “normal”, hacia los 6,600 y Peñón Martínez, etc.

 
A la vista los efectos de la denudación.
Refugio de Ayoloco,4,500 m.
Flanco occidental de la Iztaccihuatl, México.
Foto de Armando Altamira 
 
 
Antes eran rocas sólidas, compactas sobre la arista. Pero agentes atmosféricos fueron penetrándola y con ello llegó la erosión. El viento, los constantes cambios de temperatura que las contraen por la noche y las dilatan en el día. Pero sobre todo el agua que se filtra durante el día entre las fisuras más finas. Con la noche de la baja temperatura esa agua se congela, se expande y hace presión interna que acaba por fragmentar y destruir al que fuera bloque sólido.

Esa denudación geológica es lo que en la sociedad se llama disolución. Agentes diversos la van penetrando. Uno de ellos es el relativismo. Cuando todo se vuele relativo, ya tenemos el equivalente al talud inestable de la montaña. Todo entra en el proceso de disolución.

El patrón hace como que me paga y yo hago como que trabajo. En el gobierno, como en la Iglesia, hay ovejas negras y yo me estoy viendo muy inocente…Los ignorantes llamando Don Goyo al Popocatépetl. Menudean los deportistas, en nivel de competencia, que se dopan y nadie mirará hacia acá si yo también hago lo mismo. La policía es una institución respetable y, no obstante sus bajos salarios, cumplen admirablemente con su labor( dan  su vida por un salario mínimo) pero, si puedo, yo daré una mordidita de vez en cuando…

 
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich, 1968
 
 
Dineros del erario público para obras de ayuda social que no llegan a sus destinos…Ayuda internacional para los afectados de los sismos que se queda en el camino…

El tango Cambalache, de Santos Discípulo, es vigente desde el 510 hasta el 3 mil también…

Karl Jasper no se queda en el victimismo ni se vuelve acomodaticio oportunista. Contra la disolución recuerda a los ancestrales valores que le dan consistencia a la etnia:

Madre azteca
Códice Florentino
 
En el mundo hay lo digno de fe, lo que despierta la confianza, hay el fondo en que todo se apoya; el hogar y la patria, los padres y los antepasados, los hermanos y los amigos, la esposa.
 
 
“Pero en contra de esta total desconfianza que merece el mundo habla este otro hecho. En el mundo hay lo digno de fe, lo que despierta la confianza, hay el fondo en que todo se apoya; el hogar y la patria, los padres y los antepasados, los hermanos y los amigos, la esposa. Hay el fondo histórico de la tradición, en la lengua materna, en la fe, en la obra de los pensadores, de los poetas y artistas…Aprendo de la tradición que va desde los pitagóricos, pasando por los estoicos y los cristianos, hasta Kierkegaard y Nietzsche, con su requerir a la autorreflexión y a hacer la experiencia de que es inacabable.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SÓCRATES Y LA AVENTURA DE LA REMINISCENCIA


 

“El utilitarismo llegó  y los ángeles se fueron de la ciudad”, parte  del poema que un borracho decía en el microbús en el que  viajábamos.

Dibujo tomado de
El País
1 de julio 2017
 
Alguien que se haga bueno es que antes era malo, el malo antes era bueno. Lo que se hace chico antes era grande, el rico antes no era rico, sino no se podía hablar de que ahora es rico.

Por este discurrir Sócrates se refiere a que las cosas tienen sus “contarios”, sus diametralmente diferentes.

Aunque algunos, se dice, en el Fedón, de Platón, no tienen “contrarios”, ya nacieron así.

“Así pues Cebes, todas las cosas vienen de sus contrarios: es una cosa demostrada”.

Para que una cosa pase a otro  estado se necesita que haya algo intermedio, gradualmente. El medio. Lugo Aristóteles hará hincapié en el famoso medio. La gama de grises entre el blanco y el negro.La vigilia y el sueño.

Sócrates quería llegar al punto de que la vida tiene su “contrario”. ¿Cuál es ese contrario u opuesto? pregunta a Cebes. “La muerte”, responde Sócrates.

Lo que en seguida dice Sócrates es obvio en la naturaleza, pero no tan accesible cuando se trata del humano. ¿Qué nace de la vida? ¡La muerte¡ ¿Qué nace de la muerte? ¡La vida!

La flor, la hierba, el invierno, la composta y otra vez la flor. Lo vemos en el bosque, en la maceta que tenemos en la ventana, en el camellón de la calle pero, ¿cómo tener certeza que de la gente muerta nace la vida?

El argumento de Sócrates es que al morir, lo que entonces estaba con vida, todo saber acabaría porque con ellos, al no revivir, no tendríamos quien heredara, conservara y trasmitiera esos conocimientos. ¡Fin de todo!

Más como nuestros conocimientos no son aprender, sino sólo una especie de recordar, es incuestionable que los muertos reviven. Si bien, como seres nuevos, en otros tiempos y en otros lugares.

“Asimismo, mi querido Cebes, si todo lo que ha recibido la vida, llegase a morir, y estando muerto permaneciese en el mismo estado, o lo que es lo mismo, no reviviese, ¿no resultaría necesariamente que todas las cosas concluirían al fin y que no habría nada que viviese? Porque si de las cosas muertas no nacen las cosas vivas y si las cosas vivas llegan a morir, ¿no es absolutamente inevitable que todas las cosas sean al fin absorbidas por la muerte?”
Es una pregunta que debió hacer pensar a  Carl Jung y a la genética como ciencia.

Mictlántecutli,
Señor del Inframundo
Ehecatl,
el Viento que da la vida.
Cultura náhuatl ,México
 
¿Pero de qué manera los muertos trasmiten los conocimientos a los nuevos cuerpos? ¡Por algo que no se descompone y es el alma!

En el modelo cristiano un alma es para un cuerpo, para toda la eternidad. En el modelo Socrático el alma inmortal se recicla, por decirlo de algún modo, en otro cuerpo que nace. Por el alma, entonces, se transmitirían los conocimientos al nuevo individuo: “Para acordarse es preciso haber sabido antes la cosa de que uno se acuerda”.

Si le regalo un ramo de flores a una muchacha posteriormente, cuando vea rosas, me acordaré de la muchacha. Esta imagen (pero con la lira) la usa Sócrates para hacerle entender a Cebes el fenómeno de la reminiscencia. Rememorar a través de las generaciones.

-No veo las almas por ninguna parte.

-Porque estamos condicionados para ver lo útil perecedero, no la esencia de las cosas. ¿Comprarías la Divina Comedia?

-Sólo para adornar la pared de mi sala, ¿para qué otra cosa puede servir?

 

 

 

FROST, EN EL 29 ANIVERSARIO DE LAS CATEGORIAS DE LA CULTURA MEXICANA


 

La filosofía alemana, en su afán de buscar más allá de las apariencias de las cosas, es la que ha cautivado el pensamiento del mexicano, ansioso éste  de encontrar algo más que la boruca del liberalismo moderno. Sin embargo, estas filosofías, no llegan a nuestras calles populares. 

 Las religiones mismas,  como  las que en los últimos trescientos años se inventan sobre las rodillas, van  aumentando considerablemente la boruca.

 No faltan comunicadores, en los medios, que carentes de vitaminas culturales, repiten sin ton ni son estos lugares comunes y el panorama, ya en pleno relativismo, se vuelve caótico.

 De ahí la enorme importancia del trabajo de Frost para ayudarnos a comprender el terreno que pisamos.

Elsa Cecilia Frost se refiere, en esta su obra (publicada en 1990 por la Universidad Nacional Autónoma de México), concretamente a cuatro categorías de la cultura mexicana, de los últimos cinco siglos que son la hispanoamericana, la latinoamericana, la indolatina y la panamericana.

“La expresión Hispanoamérica se refiere a la época colonial, la etapa que va desde  el descubrimiento hasta las guerras de independencia; Latinoamérica es el nombre que se adopta en la época republicana (siglo XIX y por último, Indoamérica, es el nuevo concepto revolucionario creado por el aprismo. Casi resulta innecesario añadir que tras el panamericanismo se oculta la ambición imperialista de los yanquis.”

El centro ceremonial (coatepantli) de los aztecas
 
 
Para  algunas categorías ya pasó su tiempo hegemónico pero  se empeñan por permanecer vigente en grandes sectores de la sociedad.

En  conjunto todas  han ampliado, para bien, la cultura mexicana. Pero ellas son las que permanecen en la abstracción hasta dirigirse casi al término de la secta cultural.

Hay un México  que vive los tiempos de Hispanoamérica, aplaudiendo la conquista y añorando los días de la Colonia.

En la actualidad los canales televisivos de la Iglesia católica, desde la costa oeste de los Estados Unidos, no tiene otra manera de referirse a los habitantes del continente americano, del Río Bravo hasta el sur extremo, sino  como “hispanos”. De la misma manera los millones de individuos de los países sureños, que viven en la Unión Americana, son “hispanos”.

A los salvajes indios, España les trajo su cultura:

 “Al encenderse la Guerra de Independencia y frente al criollo que aseguraba que la verdadera  América es la prehispánica y el español un intruso, se alzó al voz de los colonialistas en defensa de la obra de España. América-decían- debe sus ser a la Conquista. Qué era este continente antes de la llegada de los españoles sino un mundo idolatra, salvaje  y antropófago?”

Hay otro México, latinoamericano (Frost llama a no confundir los nombres de “América Latina” y el de “Angloamerica”). Está por las calles de las ciudades y por los campos, en especial en el occidente del país, ya como parte importante de México.

Es el enemigo de México en los campos de batalla pero que los mexicanos, conservadores y liberales, nos acercamos, por voluntad propia, a su cultura y a sus  costumbres.

La aplastante presión diplomática de Estados Unidos, sobre Austria para que se abstuviera de abrir puesto de voluntarios a venir a México al lado de Maximiliano, y    algunas victorias pírricas del ejército mexicano, hizo que sus naves de guerra emprendieran el regreso a Francia.

“A Francia debemos sin duda la enseñanza que nos permitió pensar con libertad, y sólo en virtud de esta libertad pudimos darnos cuenta de lo que éramos y a lo que teníamos derecho como hombres y como pueblo”, escribe Frost.

El modo español, y el cristianismo, fueron impuestos a los mexicanos con la espada, con la hoguera y con el aperreamiento. Hubo no pocos mártires que murieron en la hoguera, o en las fauces de los perros, por persistir en su milenaria religión de Tezcatlipoca.

Ejemplo el de don Carlos. Estos nombres de occidente también les eran impuestos y al parecer no se conserva su nombre indígena original: "También entonces ocurrió la muerte de don Carlos que gobernó Tetzcuco Acolhuacán durante 8 años. Él ere hijo del Nezahualpilli Acamapichtli. Por orden de don Fray Juan de Zumárraga, primer obispo que hubo en México, don Carlos fue quemado por...que era fiscal en Tezcuco y así terminó su carrera de idolatra porque, según se sabe de fijo, él no abandonó el culto a los dioses antiguos sino que, por el contrario, siguió prestando adoración a los diablos que cada uno de ellos estaba dentro de un envoltorio, que en los tiempos antiguos fueron la adoración religiosa de los pasados. Dicen también que a todo alrededor de su huerta había puesto en hilera estas siniestras y antiguas figuras"(Chimalphain, Séptima Relación).

A Francia en cambio,  fuimos a buscarla expresa y tácitamente. A los mexicanos no se les revuelve el estómago cuando se les llama “latinoamericanos”, término que se  atribuye fue inventado por Francia.

“Pero no obstante la vaguedad del término este no sólo fue muy usado en la época del afrancesamiento de nuestra cultura, sino que ha llegado a reemplazar en el uso común a la denominación “Hispanoamérica”.

En México hay, en sus ciudades, por lo anteriormente anotado, un México pluricultural que vive en el México indígena.

De la cultura indoamericana Frost anota que esta referencia sólo puede aplicarse a “aquellas culturas en las que haya, o pueda Heber, una influencia indígena”.

En realidad lo que se conquistó fueron los lugares en donde existían los centros de poder: México- Tenochtitlan. Todavía les llevó un siglo a los españoles y a sus aliados tlaxcaltecas poder avanzar más hacia el norte, en busca de los yacimientos de oro y plata.

Mexicana de la etnia Kicapoo
norte de México
El resto quedó como antes de la conquista. Para el siglo veintiuno se calcula que hay 52 etnias a lo largo de todo el territorio, con su modo ancestral de  vivir y su hablar, además del español.

No es un pensamiento anquilosado sino una filosofía de vida dinámica.

El panamericanismo, donde todas las fronteras se borran. El mestizaje, donde todos somos iguales. La Torre de Babel, de donde todos llegamos, son anzuelos que las etnias no se han tragado.

Esta realidad ha llevado a preguntar a algunos historiadores si hubo conquista española o sólo se trató de una invasión que duró tres siglos.

 Poco tiempo si se compara con los ocho siglos que los árabes estuvieron en España.  En el Valle de México, igualmente, existieron hegemonías indias precristianas  que duraron seiscientos años, otras trescientos, por ejemplo el eje Chalco-Amecameca, según escribe Chimalpahin en su obra Relaciones. O el eje Culhuacán- Amecameca.

“Es pues, posible llamar “indoamericana” a la cultura de México”, escribe Frost.

 

 

 

 

 

 

 

 

CHIMALPAHIN,ALPINISTAS Y EL DIOS TELPOCHTLI


 

Tiene importancia para los alpinistas porque era adorado en el Valle, pero sobre todo en los pueblos en derredor del Popocatépetl y más arriba,  en sus adoratorios que se conocen como Ayaucalli o casas de niebla o, casas entre la niebla.

José Luis Lorenzo tiene una publicación: Zonas arqueológicas de los volcanes Popocatépetl  e Iztaccihuatl, editado por el INAH,1957, donde se dan noticias de algunos de estos adoratorios de alta montaña.

Iztaccihuatl y Popocatépetl
vistos desde la Ciudad de México
En el nivel inferior de las nieves es donde
 se ubican los  adoratorios mencionados.
Foto tomada de Internet
 
 
 Dos de ellos están en las rutas  que siguen los alpinistas. Uno, llamado El Solitario, en la base de la roca del mismo nombre, camino  al refugio del Teyotl, en el noroeste de la Iztaccihuatl.

El otro, ya muy somero, en el lado sur al pie de la cumbre de la Torre Negra de Nexpayantla, en el sendero que conduce al refugio de El Queretano, en la ladera norte del Popocatépetl.
Torre Negra
N del Popocatépetl
De aquel lado de la cumbre(lado sur)
se encuentran los restos del adoratorio
Nexpayantla
Foto de Armando Altamira

Telpochtli era otro de los numerosos nombres con los que se invocaba a Tezcatlipoca.

En su libro Tezcatlipoca en el mundo náhuatl, Doris Hayden señala algunos de sus nombres:
TLOQUE' NAHUAQUE' - El que posee lo cercano, el que posee lo que (nos) rodea.

TITLACAHUAN' Aquel de quien somos esclavos.

TEIMATINI - El sabio, el que entiende a la gente.

TLAZOPILLI - El noble precioso, el hijo precioso.

TEYOCOYANI - El creador (de gente). YÁOTL, YAOTZIN - El enemigo.

ICNOACATZINTLI - El misericordioso.

IPALNEMOHUANI - Por quien todos viven.

ILHUICAHUA' TLALTICPAQUE' - Poseedor del cielo, poseedor de la tierra.

MONENEQUI - El arbitrario, el que pretende. PILHOACATZINTLl - Padre reverenciado, poseedor de los niños.

TLACATLÉ TOTECUÉ - Oh, amo, nuestro señor.

YOUALLI EHECATL - Noche, viento; por extensión, invisible, impalpable.

MONANTZIN, MOTATZIN - Su madre, su padre.

TELPOCHTLI - El joven.

MOYOCOANI - El que se crea a sí mismo.

TITLACAHUAN' Aquel de quien somos esclavos.

TEIMATINI - El sabio, el que entiende a la gente.

TLAZOPILLI - El noble precioso, el hijo precioso.

TEYOCOYANI - El creador (de gente).

YÁOTL, YAOTZIN - El enemigo.

ICNOACATZINTLI - El misericordioso.

IPALNEMOANI - Por quien todos viven.

ILHUICAHUA' TLALTICPAQUE' - Poseedor del cielo, poseedor de la tierra.

MONENEQUI - El arbitrario, el que pretende.

PILHOACATZINTLl - Padre reverenciado, poseedor de los niños. TLACATLÉ TOTECUÉ - Oh, amo, nuestro señor.

YOUALLI EHECATL - Noche, viento; por extensión, invisible, impalpable.

MONANTZIN, MOTATZIN - Su madre, su padre.

. OME ACATL - 2 caña, su nombre calendárico. Se concibe como otro dios, Omácatl, el de tules, el patrón de los banquetes.

TEPEYOLLOTL, el jaguar relacionado con el eco y las cuevas, lleva el espejo humeante y el anauatl o pectoral diagnósticos de Tezcatlipoca, por eso se le considera un aspecto de éL

Fray Diego Durán se refiere a la divinidad del adoratorio en la cumbre de la montaña Teocuicani, ladera sur del Popocatépetl, localizada (por nosotros) en el norte inmediato del pueblo de Tetela del Volcán, de la escultura bellamente labrada “como de un muchacho de ocho años”.

En un esfuerzo por erradicar tan grande devoción que la gente tenía por Tezcatlipoca, considerado como el más grande de los dioses, los  frailes franciscanos, llegados cuando la conquista del siglo dieciséis, lo traslaparon con San Juan Evangelista.

Uno de los grandes adoratorios que tenía Tezcatlipoca era en el pueblo de  Tianquizmanalco, lado sureste al pie del Popocatépetl. Desde esa fecha el pueblo se llama San Juan Tianquizmanalco.

Era de tal importancia ese adoratorio que Sahagún tuvo que alertar que llegaba gente de lugares muy lejanos.
Teciuhtlazque (conocidos ahora como "graniceros")
en la cumbre del monte Teocuicani.  Dirigen sus cantos 
hacia el  
lado noreste, ubicación exacta del Popocatépetl, pidiendo agua.

En el libro XI de su libro Historia General de las cosas de Nueva España, Sahagún escribe: “ El tercer lugar donde había antiguamente muchos sacrificios, a los cuales venían de lejanas tierras, es a la raíz del Volcán, en un pueblo que se llama Tianquizmanalco, San Juan; hacían en este lugar gran fiesta a honra del dios que se llamaba Telpochtli, que es Tezcatlipoca, y como  los predicadores oyeron decir que San Juan Evangelista fue virgen, y él tal en su lengua se llama Telpochtli tomaron ocasión de hacer aquella fiesta como la solían hacer antiguamente paliada debajo del nombre de San Juan Telpochtli como suena por de fuera, pero a honra  del Telpochtli antiguo, que es Tezcatlipoca, porque San Juan allí ningunos milagros ha hecho ni hay porque acudir más allí que a ninguna parte donde tiene iglesia. Viene a esta fiesta el día de hoy gran cantidad de gente, y de muy lejanas tierras, y traen mucha ofrendas y cuanto a esto es semejante a lo antiguo, aunque no se hacen los sacrificios y crueldades que antiguamente se hacían; y haber hecho esta paliación en estos lugares   ya dichos, estoy bien certificado de mi opinión, que no lo hacen por amor de los ídolos, sino por amor a la avaricia y del fausto, porque las ofrendas que se solían ofrecer no se pierdan, ni la gloria del fausto que recibían en que fuesen visitados estos lugares de gentes extrañas y muchas, y de lejanas tierras.”

Chimalpahin (Relaciones originales de Chalco Amaquemecan) da la descripción de la palabra Telpochteuhctli como de “Señor joven”, que corresponde a la escultura de un muchacho de ocho años, a la que se refiere Durán para el adoratorio del monte Teocuicani.
Croquis del adoratorio a Tezcatlipoca
en la cumbre del monte
Teocuicani
Dibujo de Luis Burgos Peraita

El nombre de San Juan Bautista, entonces, para los templos cristianos edificados en el siglo dieciséis, puede ser una señala que ahí  existía  un adoratorio a Tezcatlipoca (ejemplo, el templo principal de Coyoacán, Ciudad de México), como tal, o bien bajo otro nombre. Tezcatlipoca tenía muchos nombres. Uno de ellos, reiteramos, es el de Telpochtli.

Sahagún, Durán, Chimalpahin, Torquemada, y otros cronistas e historiadores, tiene frecuentes referencias de Telpochtli.

Misma referencia encontramos en la exhaustiva investigación  que Guilhem Olivier hace en su obra Tezcatlipoca, editada por el Fondo de Cultura Económica, con traducción de Tatiana Sule, para la primera edición en francés en 1997.

 

ALPINISMO HIDALGUENSE, EN BUSCA DE LA MEMORIA PERDIDA


 

Hidalgo, Nuevo León, Puebla, Orizaba…

Lugares de importancia alpina.

De lo que conozco, Pachuca  tiene una historia de escaladores de primer orden.

Sus escaladores paradigmáticos, del siglo pasado, y los jóvenes de esta época, tienen mucho que decir.
El Conejo
Región Frailes de Actopan Hgo.
Foto de Armando Altamira

La industria editorial es muy refractaria para publicar de alpinismo. La razón es que el alpinismo no es deporte de masas.

Por lo mismo las federaciones y confederaciones de deportes son inclinadas a apoyar y hasta financiar, generosamente, deportes que llenen estadios y ocupen los comentarios de los medios que venden noticias. En este panorama se apoyan para, a su vez, solicitar que sus respectivos presupuestos anuales sean incrementados.

 
Manuel Ramírez (de Pachuca) en la
cumbre de El obelisco, región de Los Frailes.
Actopan, Hidalgo.
Foto de Armando Altamira
 
En otras latitudes otros hombres, en otros campos,  se han encontrado con la misma situación.

 
Bill W, uno de los iniciadores del movimiento de Alcohólicos Anónimos, entendió que su mensaje, para paliar semejante enfermedad, era publicar un libro con sus experiencias. Era contador de profesión y encontró la solución. Abrió una suscripción.  Él y otros colaboradores se pusieron a vender bonos entre sus conocidos. Boletos que ellos imprimieron. Con el tiempo Bill W. publicó su libro.

Otros en el campo de la filosofía, tales son los casos de Nietzsche y Schopenhauer, en sus principios, costearon sus ediciones.

Schopenhauer dice que anduvo  con el manuscrito, de  su obra principal, treinta  años  bajo el brazo y ningún editor se animó.  En la actualidad sus obras están traducidas a casi todos los idiomas y se venden por millones de ejemplares.

En la repisa cimera de La Pezuña.
Manuel Ramírez es el de la derecha de pie.
Foto de José Méndez
 
En el siglo dieciséis los novelistas españoles, como el caso de Cervantes, buscaban el apoyo de algún personaje  del gobierno de su provincia…

El que un libro circule por las calles tiene dos etapas. Primero la impresión, a la que nos hemos referido. La segunda es la distribución, o la manera  de hacérselo llegar a la gente. 

Hace once años,  al finalizar el verano de 2008, me invitaron a platicar con escaladores de Pachuca, la mayoría amigos y compañeros míos de escalada en otros tiempos. Fue en el albergue de Las Ventanas, Sierra de Pachuca.
La Pezuña
Grupo Las Monjas
Chico,Hgo.
Foto de Armando Altamira

Jaime Guerrero, por entonces de la administración del albergue Las Ventanas, escribió una nota de esta reunión. Siento que sobreestimo mis méritos de escalador. Pero lo que me interesa destacar de lo que escribió  es eso, precisamente, el vació editorial que existe de   tan importante enclave alpino como es Hidalgo.

 

La nota de Jaime Guerrero
 

 

 

 

SÓFOCLES CON EDIPO EN COLONO


 

Ahora los dioses restauran lo que antes demolieron

Sófocles

 

Considerada esta obra como la mejor de las siete tragedias de Sófocles. Tres ejes contiene: escuchar al que ha cometido una falta, la condición de la vejez y el no rechazo para el extranjero en desgracia.

Por sus ideas perennes, de los tres trágicos griegos de su tiempo, Sófocles (siglo sexto a C.) es el que más llama a los filósofos. Epicteto y Schopenhauer refieren algunas de sus ideas. Uno del siglo primero después de Cristo  y el otro del siglo diecinueve.

Como aquello de: “¡A todo bien supera el no haber nacido! ¡Pero, si ya ha nacido, el bien más rico es regresar de prisa por la mima senda por donde uno vino!”

Y lo  que debía ser el lema de la moderna gerontología, como advertencia contra la polifarmacia en la que se ven sumergidos los viejos, en un desesperado intento de aferrase a la vida que se escapa, es este: “Los días que crecen y sin cesar crecen en número alargado nadie da más que dolor nacido de mil fuentes…¿No hay alegrías? ¡En vano la mirada las busca cuando el tiempo se prolongó sin la medida justa!”

 A “ese dolor nacido de mil fuentes” nosotros podemos agregarle el sedentarismo, los tacos de carnes  rojas, los chetos, los “refrescos” (México el mayor consumidor del mundo de “refrescos” o sodas), la sabrosísima barbacoa, el sabrosismo pan de harinas hueras, las grasas sin medida, etc. Y sobre todo quedarse clavado en la ciudad teniendo a las vistas muchas y altas hermosas montañas.

El otro tema perenne, de los trasterrados, que contiene esta obra es cuando Edipo pide  al rey Teseo ampare a sus hijas, extranjeras en Atenas, y que ahora ya están lejos e impedidas de regresar a su tierra Tebas. Teseo responde: “También lo haré, Y todo lo que pueda para dar algo útil a sus vidas…”

Es la descripción de la pasta humana, lo que esta obra contiene, con lo bello y nauseabundo, de la que está formada.

 El amor, la vejez, la ambición, el sufrimiento, la traición, la nobleza de espíritu…

Edipo en Colono  es un asunto breve y sencillo, como son las cosas con valores de calidad.
Una frase de Schopenhauer dice: "Lo enredado algo enredado esconde"

Edipo es un ciego vagabundo que va pidiendo caridad, conducido por su hija Antígona. Cansados llegan a Colono. Hacen alto para descansar. Los hombres del lugar les dicen que están en un bosque sagrado, dedicado a las Euménides, villa cercana a Atenas.

Descubren que es Edipo, famoso ya por la tragedia de su vida y, escandalizados, quieren expulsarlo. Criminal e incestuoso, Edipo, el santuario se contaminará.

Teseo, el rey de Atenas, todo lo contrario, le da la bienvenida y le asegura que nadie los expulsará de su reino ni los molestará. Más aun, que el lugar que el mismo Edipo señale para cuando fallezca, se le respetará.

En agradecimiento Edipo le confiesa que su reino no será alcanzado por la guerra que sus hijos, hijos de  de Edipo, Polinice y Eteocles, pelándose entre sí, han desatado por el trono de Tebas.

En efecto, Polinice mismo, que en su momento abandonó a Edipo, ahora se presenta en Colono y quiere llevárselo a Tebas. El oráculo le ha dicho que el bando que tenga a su lado a Edipo, ese ganará la contienda.

Edipo rechaza tomar partido en el pleito entre hermanos. Lo hace a sabiendas que ambos contendientes, al perder,  morirán.

Todo termina con la reiterada seguridad que Teseo, el rey, le ofrece a Edipo.

Edipo le pide a Teseo que lo acompañe y le señalará el lugar donde reposarán, ya muy pronto, ese mismo día, sus restos. En un momento metafísico, tal vez señalado por los rayos que en ese momento envía Zeus, Edipo muere.

Teseo, humano, al abrirle los brazos a Edipo, repudiado por todos los pueblos por donde iba pasando, no obstante los horrendos crímenes que Edipo llevaba cargando sobre sus hombros, se muestra superior al Arcángel Miguel, que fue inclemente con la pareja casi inocente del Paraíso.

¡Como si los humanos pudieran contaminar lo sagrado! Como decir que los humanos pueden contaminar al diablo… ¡No tienen tanto poder, ni en un caso ni en el otro! Con ingenio pueden burlar al diablo, de vez en cuando, como hizo Fausto, pero hasta ahí.

Igual hizo Miguel, el general de los ejércitos celestes, con Adán y Eva. Los expulsó antes que contaminaran el Paraíso. No sólo eso, a la entrada puso una señal de fuego para que no pudieran regresar.

Dibujo tomado de
El País
octubre de 2017
Los dioses teotihuacanos se inmolan ellos para llevar la luz a los humanos. Los dioses de occidente, en cambio, golpean a los humanos. Como el maestro de la elemental escuela golpea las manos del  estudiante para que, a base de golpes, aprenda a comportarse.

Los dioses han encontrado la manera de hacerle sentir a Edipo, mediante la prisión de la ceguera, lo valioso que es la libertad. Ceguera de riquezas (no por la riqueza en sí, sino por la riqueza a costa de   los pobres), ceguera intelectual…

Los hombres, mediante la ciencia del complejo, el parricidio y el incesto, han encontrado alguien para decir su hipótesis. Lo que ahora se llama un “chivo expiatorio”.

Sófocles se adelanta siglos  a los supuestos y deja en claro el asunto. Edipo, dice, cuando se encuentra en Colono, acusado por los habitantes de querer expulsarlo del lugar, “Cometí esos hechos sin quererlo”. Sin saber contra quien estaba peleando, en el caso de Layo, su padre, y con quien estaba procreando sus cuatro hijos, Yocasta, su madre.

Pero ya los hombres de Colono, sin saberlo, han decidido que es culpable y quieren que se vaya. Igual harían con Jesús, en asamblea abierta, al grito de “¡Crucifícale!”

Edipo es el “chivo expiatorio”, Jesús es el “cordero expiatorio”. Pero ambos lo son, no de los hombres sino, del cielo.

Sófocles  se apresura a decir que esas asambleas punitivas, con el “voto orientado”, igualmente no son culpables. Sólo son “instrumentos”. Al final el coro  que ha sido testigo de la tragedia de Edipo, dice: “Nada de esto hubiera sucedido sin el consentimiento de los dioses”.

Y en la eucaristía el sacerdote católico dice: “Tanto amó Dios al mundo que, para rescatarlo, entregó a su Hijo”.

El intríngulis de la vida de Edipo fue planeado en el Olimpo. El intríngulis de la política del Sanedrín, con Poncio Pilatos, fue todo planeado desde “arriba”, ellos sólo jugaron una partida de ajedrez por un rato.

Los filósofos han escrito y publicado,   setenta veces siete, sobre la libertad.

¿Dónde quedó la libertad de los hombres, tan dadivosamente concedida por el cielo?

Responden los filósofos:

“¡En eso estamos!, seguimos buscando!”

Nadie, ni sus hijas, ni el coro, jamás supieron el lugar exacto del sepulcro donde yace Edipo.

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores