MONTAIGNE, MÁS FILOSOFIA EN LA VIDA DE LOS NIÑOS Y MENOS VIDEOS

 


 

Nace Montaigne el 28 de febrero de 1533

 

Epicuro empezó con la filosofía a los doce años de edad.

La filosofía es un plan de vida de mujeres y hombres libres no relacionadas con programas de estudio de institución alguna. Son los que tienen presentes las palabras de Voltaire:

“Tenemos dos días de vida: no vale la pena pasarla arrastrándonos bajo bribones miserables.”

También está la filosofía como disciplina que se enseña y se estudia en las universidades.

Para los religiosos el cielo, para los laicos la filosofía, ambas cosas para los ecuménicos, para los indiferentes la inanidad.

Cuatro sopas con las que tiene que lidiar todo Estado de la tierra. Veremos que esto ya se consideraba en el México amerindio.

La predominancia de alguna de estas sopas siempre le cuesta  caro a la sociedad. 5 mil años de historia, entre el Romanticismo y la Ilustración, han aportado toda clase de lastimosa experiencia a la humanidad.¡ Ya en nombre del cielo o en nombre de la razón!


                           

Montaigne



Hay la obsesión  de siempre empezar de cero. ”Los que se fueron no saben, nosotros sí”. Es cuando se empiezan a levantar las barricadas por parte de los que se fueron.

Para nuestro asunto es como una tonelada de cosas que parece venírsele encima a la niña  cuando empieza a deja de lado las muñecas y los hombres los carritos. 

¿Cómo caminar, ecuménicamente, entre todo este panorama que les hemos hecho tan incierto?

Emprender el camino del filósofo.

Así se llama el excelente libro de filosofía de Jean Wahl, judío  marsellés de los  tiempos modernos: El camino del filósofo, que en algunas ediciones aparece como Introducción a la filosofía. Más adelante el niño   lo encontrará 

Por lo pronto confiarse a  los consagrados por los siglos porque en filosofía,   en religión, en historia,  en política y en literatura cultural, los contenedores rebosan de basura.

Desde la tradición filosófica el niño aprenderá a distinguir a los auténticos, valiosos, pensadores modernos que, aunque usted  no lo crea, los hay.

La confianza en la tradición filosófica es lo que la fe  en el terreno religioso. Sin esa confianza la brújula se descompone y todo acaba en la letrina del relativismo.

Relativismo se le llama ahora. Kant le dice escepticismo (el método escéptico es otra cosa): “Escepticismo, principio de una ignorancia artificial y sabia, que socava los fundamentos de todo conocimiento, para no dejar en parte alguna, si es posible, confianza y seguridad en el saber”.

 


Escepticismo-relativismo

Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich, 1968


Sin esa confianza, apunta Jasper, “No cargaríamos con el trabajo de estudiar a Platón y a Kant”.

Descubrir que uno de los  virus que envenena nuestras vidas, ¿quién lo creyera? se llama aburrimiento, tedio. Aburrimiento cuando alcanza los niveles patológicos. Igual se aburre un niño que un viejito. Aburrirse puede  ser la puerta de los más reprobables acciones.

Una vieja película francesa muestra cómo un devoto padre de familia acaba convirtiéndose en asesino serial por creer  que su vida no tiene sentido y ha caído en el enfermizo  aburrimiento. Tenía todo, esposa, hijos, una casa, pero se aburría.




Dibujos tomados del libro La Psiquiatría en la vida diaria

de Frtiz Redlich, 1968


En el 2021 la policía de México llevó preso a un anodino ciudadano  que confesó haber dado muerte a cerca de cien mujeres que invitaba su casa con la promesa de proporcionarles trabajo, las asesinaba y las descuartizaba. Su aburrimiento sentía la necesidad de emociones fuertes.

Violencia en el hogar, mal trato a los niños, relaciones heterodoxas en las parejas, promesas no siempre cumplidas en campañas electorales, misoginismo laboral, etc.

Un día el niño descubre que no habitamos en el mejor de los mundos posibles. Y que la paz predeterminada desde el cielo no se ve por ningún lado. De pronto se refugia desgranando las cinco cuentas de Aves Marías Y Padrenuestros, pero al final se da cuenta que el mundo sigue igual de calcopiritico.

El antídoto a cargo de Montaigne:

“Valoricemos los sencillos discursos de la filosofía, sepamos escogerlos, y empelarlos con eficacia, puesto que son tan fáciles de comprender como un cuento de Boccaccio. Un niño es capaz de sentirlos a su alcance tan fácilmente como aprende a leer y a escribir. La filosofía es rica en conceptos, lo mismo para el nacimiento del hombre que para su decrepitud” ( Montaigne, Ensayos escogidos)

Schopenhauer se solidariza con este punto de vista de Montaigne:

 “La vida intelectual no sólo previene del aburrimiento sino también de sus funestas consecuencia. En efecto, ella se convierte en defensa frente a las malas compañías y los muchos peligros, desgracias, perdidas y derroches en que uno cae cuando busca la felicidad en el mundo real.” (Parerga y Paralipómena)

 La filosofía es por lo general carente de utilidad material. Para ganancias, como se entiende en el liberalismo moderno, de prosperidad económica, la filosofía no cuenta.

 Busca la felicidad, no atesorar monedas.

 Se gana más vendiendo tamales que logrando un doctorado en filosofía. Es bueno saberlo desde un principio. Lo advierte el mismo Schopenhauer: “A mí  la filosofía nunca me ha reportado beneficios, pero me ha ahorrado muchas cosas”.

Su inmensurable ganancia esta, por lo pronto, en la búsqueda de la  libertad y la verdad, las cuales van en contrario de los centros de poder, en el sentido que entre más poderoso menos libertad. Ni Francisco ni Biden pueden ir solos a la tienda de la esquina. De igual manera, aunque en otro contexto, los prisioneros de la cárceles tampoco pueden ir  a la tienda de la equina. 

Epicuro meditó mucho en torno a los átomos y los meteoros, pero la idea que tenía de la vida la dice en pocas palabras: “Nuestra vida no ha menester razones privadas o propias, ni menos gloria vana, sino pasarla tranquilamente”.

¿Pero cómo se hace, vive o estudia la filosofía? Como hizo Epicuro, ¡desde niño! No nació filósofo, se aplicó oyendo a los filósofos de su lugar y tiempo. Después desarrolló su propia teoría de la vida.

 O Tomas de Aquino, desde los cinco años. Que luego  fue  “presbítero, fraile, teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de Predicadores. Se le considera  el principal representante de la enseñanza escolástica​ ”.

Siempre es fácil decir: “desde niño”. Un niño piensa en jugar, no en filosofar.

¿Entonces?

Sólo hay un modo. Ya lo conocemos. ¿Cómo el individuo de familia religiosa aprende desde niño a rezar y cosas del cielo? Madre e hijo se inclinan al levantarse de la cama por las mañanas y empiezan a rezar. Es un hábito que dura toda la vida del individuo.

Los grandes filósofos de la antigüedad griega y  de los tiempos modernos, así empezaron en lo tocante  al conocimiento laico.

Era el modo en que los aztecas educaban a sus niños: desde niños en la casa antes de ir al Calmecac, escuela de altos estudios, que difería del Telpochcalli en donde se enseñaban manualidades para la vida práctica.

¿Madres enseñando filosofía al niño? ¿Si le enseñaron a respirar antes de nacer, por qué no a vivir?

Tener salud psicofísica es, por lo pronto, lo principal que persigue la filosofía. Para eso el individuo tiene que pensarse a sí mismo. No puede dar recetas con las que fracasa  él mismo. Sería un barato sofista, no filósofo.

 Para qué quiere la libertad, ni llevar una mochila llena de libros de filosofía sobre la verdad, si es esclavo de su propio sentir. Lo dijo Séneca: “El hombre que es esclavo, aunque sea de una pasión, ¿puede llamarse libre?”

“Daría la mitad de mi fortuna con poder orinar sin dolor” dijo el judío mafioso de la película El Padrino ll

¿Salud psicofísica? ¡Eso enseñanza la medicina!

La filosofía busca por qué no le hacemos caso a la medicina. Busca cómo ser feliz no siendo infeliz.

Entre otras cosas, la filosofía siempre se está asomando más allá de nuestra experiencia empírica y de la vida.

“Busca-dice Kant-, hacerse digno, por su conducta en este mundo, de ser ciudadano de otro mundo mejor”

La otra cosa que enseña la filosofía es que todo comienzo tiene su final. Tener el ánimo rectamente templado. Epicuro supo morir luego de 14 días de no poder orinar. Sócrates dialogaba con sus amigos filósofos todavía una hora antes de beber la cicuta.

Se ve lejos eso de tener que morir, pero basta mirar en el entorno inmediato para saber que está más cercano de lo que nos empeñamos en imaginar remoto.

Platón, hijo de Porcina, mujer humana, y del dios Apolo, apuró el razonar lógico para levantar al hombre hasta poder asomarse al universo inteligible de las Ideas. Siglos después Jesús, hijo de María, mujer humana, y del dios Espíritu Santo, urgía, a base de imperativos categóricos, las Ideas trascendentales para ir por   los caminos pedregosos de la vida.

El Principito dice que es necesario estar ligeros para poder volar hacia las estrellas.

El niño se topa con todo ese rico legado cultural tarde o temprano. Caerá en el escepticismo patológico al que se refiere Kant si sólo ve videos. Los videos, tabletas y demás, son parte de su niñez en los tiempos modernos, pero no saldrá si sólo ve videos.

Igual sucedió a los niños que antes sólo jugaban a las canicas y al trompo. Sin más información cultural aumentaron las filas de la inanidad.

Lugar para una perogrullada: La fortaleza de un Estado no está en la cantidad y adelanto de armas que tenga en sus cuarteles, ni siquiera en su economía así sea de punta, sino en la cantidad de  PIB que dedique a la cultura de su pueblo.



Dibujo tomado de El País, junio de 2016


¿Quién puede decir lo que es bueno o malo? es el lugar común que nunca falta. Juan de la Bruyére, agudo pensador francés del siglo diecisiete ( nació en Paris en 1645) nos da la pauta para considerar lo que conviene o no en literatura:

"Cuando la lectura de una obra eleva nuestro espíritu y nos inspira sentimientos nobles y esforzados, no hemos menester otra norma para juzgar  tal obra: es buena y honra al autor"(Los caracteres)

Estamos hablando de los tiempos de la paideia griega. Todavía Dante no describía los horrores que dice la religión a los que podemos ser precipitados al morir y que todavía con vida nos llena de angustia.

Ya el gran Kierkegaard, protestante, vivió terrores mentales por un remoto pecado que él no cometió y que tuvo lugar quién sabe dónde.

¿Madres enseñando filosofía al niño? A la caída del impero romano empezó la depreciación de la mujer y eso  ha durado hasta los tiempos modernos, en  parte desde  las religiones y también  por los liberalismos que se han sucedido a través de los siglos.

No obstante, en filosofía nunca fueron menos que los hombres: Lastenia, Axiotea, Hiparcha, Teano, Mirto… Filosofas, unas en los presocráticos y otras ya en los tiempos de Platón.

Más adelante se encontrará el niño algo para detenerse a meditar en lo que Kant considera los fines supremos para los que vinimos a esta vida:

“..el conocimiento de esas ideas haría depender la teología, la moral y, por el enlace de ambas, la religión, supremos fines de  nuestra existencia”, (Lib. Segundo de Critica de la razón pura).

Enseñar filosofía en México data de milenios (Ver a Fray Bernardino de Sahagún en los capítulos VI y VII de su  Historia General  de las cosas de  Nueva España “De la retórica y filosofía moral y teología de la gente mexicana” o a Miguel León Portilla en Filosofía Náhuatl).

 El Calmecac era la escuela a donde los padres llevaban a sus hijos a temprana edad y ahí los dejaban varios años.



En el Calmécac


León-Portilla:

“La primera educación se daba a los niños en la casa paterna. Giraba ésta, ya desde sus comienzos, alrededor de la idea de fortaleza y control de sí mismos, que de manera práctica y por vía de consejos se inculcaba a los niños”.

León Portilla cita al padre Acosta:

“Ninguna cosa, dice el padre Acosta, me ha admirado más ni parecido más digna de alabanza y memoria que el cuidado y orden que en criar a sus hijos tenían los mexicanos. En efecto, difícilmente se hallará nación que en tiempo de su gentilidad haya puesto mayor diligencia en este artículo de la mayor importancia para el estado”.

Saludos a Montaigne, en su onomástico, en donde quiera que se encuentre.

RECORDANDO A REVILLA, GUÍA ALPINO DE PACHUCA, DONDE QUIERA QUE SE ENCUENTRE

 


 

 

De lo imposible.

Las escaladas, las primeras, que llevó a cabo Raúl Revilla, en los años cincuenta del siglo pasado, con otros compañeros de cordada, ahora son casi imposibles de subir como él lo hizo.

Ahora es otro contexto alpino. En su tiempo  era la escalada “libre”. Con mínimos seguros porque clavijas, barrenos, armellas y todo  lo que se conoce ahora como escalada “artificial” no existía.

 

 


Escalada en libre

del libro Técnica Alpina,

de Manuel Sánchez y Armando Altamira

Editado por la UNAM

 

Un ejemplo para ilustrar lo anterior. En algunos pasos se usaba clavos de vías de ferrocarril a las que  se soldaba una argolla, para pasar la anilla de cuerda, porque hasta los mosquetones eran poco menos que desconocidos.

 Botas inapropiadas, ropa del común, nada de polvos en las manos, gruesas (una pulgada) cuerdas de cáñamo, rappeles de 60 0 50 metros.

No era raro atar una rama de árbol o tronco, para salvar algún tramo. La sur de Los Panales, al norte de la Cueva del Muerto, tenía uno de estos troncos. En sus orígenes, La Bola, antecima de Peñas Cargadas, por el rumbo de Real del Monte, también se superaba con una rama de árbol. Práctica común era subirse en las espaldas del compañero


Las figuras abajo izquierda muestran el modo de superar un tramo encaramándose en  los hombros del compañero

Del libro Técnica Alpina


O bien era en absolutamente libre, como el caso de la norte de la pared Benito Ramírez, en el Circo del Crestón, que en su origen, el primer tramo,  sólo tenía una clavija, tan insegura que nadie nos servíamos de ella. O en algunas rutas de la pared de Los Perros, en el Estado de México, pueblo de Salazar.


Sin cuerda. con botas, sin polvos

José Méndez en Los Perros


El Nopal, al noroeste de Estanzuela. Un tramo vertical y una larga travesía hacia la izquierda. Todo asegurado de una clavija en el principio. La travesía era tan prolongada que en caso de caída primero se llegaba al suelo que sirviera de algo el seguro de esa clavija.


Escalada libre en la norte de La Benito Ramírez



Las primeras escaladas a El Espejo (la primera a esta la llevaron a cabo Salim Kalkach y  Rafael Ascencio, ambos de México, a mediados de  los años sesentas) era en libre por la grieta  y más tarde los seguros se hacían mediante cordeletas en derredor de los salientes.

Cuando Revilla enfrentó la norte de Las Goteras (algunos le llaman Las Brujas, unos 125 metros ), al noroeste del valle del León Alado (o Diego Mateos) era  intentar lo imposible. Para tal empresa se necesitaba echar mano de una técnica (artificial) que en México no se conocía de primera mano, si acaso por referencia de algunos ecos llegados de Europa.

 Para  entonces todavía no llegaba a México Escalada, el valioso libro de técnica alpina del español  Ernesto Mallafré.


Primer tercio de la norte de la Benito Ramírez


El  libro de técnica alpina que a la sazón  circulaba en México era LA TECNICA DEL CABLE EN LA MONTAÑA Autores: Unión Alpina de Baviera Época: Noviembre 1949 (no sabemos cuándo fue publicado el original por la U. A. de B.). Pero no tenemos ninguna certeza que el grupo de compañeros de escalada de Revilla lo haya conocido.

Otro valioso libro, éste muy anterior, también español, de Triola, era casi desconocido en México

En el verano de 1916 este libro cumplió un siglo de haberse editado. Lo escribió José Ma. Có de Triola para la biblioteca “Los Sports”, a petición de su director Sr. D. José Elías Juncosa. 

El ejemplar  que tenemos lo encontramos en la librería de la  banqueta de los libros usados de la ciudad de México.


Las Goteras, vistas desde  la Cueva del Muerto

En la foto Omar Altamira A.





En todo caso aquí es donde hay que puntualizar que Revilla no partió de cero. Fue en realidad el que sintetizó toda una época de escaladores hidalguenses valiosos por sus primeras escaladas que llevaron  a cabo pero anónimos: como Manuel Ramírez, Raúl Pérez, Benito Ramírez, Antonio Ortiz, y algo posterior, Santos Castro (del Real del Monte), etc.

Un “material” humano deportivo, como decimos,  muy valioso. Esta historia en lo general permanecerá anónima, desconocida, hasta que la Asociación Montañista del Estado de Hidalgo (ignoramos sus siglas actuales) se decida por fin a elaborar y publicar esa historia en un libro. Las generaciones de escaladores de Pachuca, que están por llegar,  lo  reclamarán.

En 1972 rescatamos del olvido  una parte de esta importante historia con la publicación de nuestro libro Alpinismo Mexicano ECLALSA, México.

 


La norte de Las Goteras

 

  Raúl Revilla, fue el “producto” alpino de todo un ambiente de escaladores de Pachuca Hidalgo. Pero, como dice Emerson de Shakespeare, su genio no fue descubierto y apreciado del todo en su época.


Las Goteras con mal tiempo

 

Hay puntos que han intrigado a los escaladores posteriores respecto a que si Revilla realizó completa la escalada a Las Goteras. Por ese entonces factores ambientales, o familiares, no sabemos, apartaron a Revilla de la montaña.

Faltaron treinta metros, absolutamente libres, para llegar a la cumbre. Este tramo detuvo por años a cuanto escalador intentó su ascensión. Atorados, tenían que ser rescatados por cuerda desde la cumbre, que se gana con facilidad desde el lado sur.

O permanecer colgados, literalmente, toda la noche pues no se trataba de un vivac planeado.

 


Vía de ascenso de Las Goteras (la del centro).

La ruta marcada a la derecha fueron intentos, inconclusos, de ese otro gran escalador Felipe Sosa, de México.

El punto 9 marca el punto

 desde donde se sube en libre.

Rogamos a los dioses que

este tramo no lo hayan sembrado de barrenos.

 

La primera completa de esta pared la realicé en compañía de Toci,  una joven  escaladora de México, según consta en el libro Alpinismo Mexicano, ya citado.

 La segunda la hice con Son (no recuerdo el apellido, esta’ consignado el nombre completo en Alpinismo Mexicano, pero carezco de mi ejemplar y no puedo citarlo  con precisión), un  alemán de apenas unos 17 años de edad.

La tercera la llevaron a cabo, el excelente escalador de México, Mario Campos Borges y su cordada.

Siguieron Salvador Alonso Medina y Rogelio Rascón, de México.

Salvador fue el que realizó la segunda a La Trasversal de la norte del Abanico, en el Popocatépetl (de Nido de Palomas, Corredores, treinta metros verticales de La Canaleta y travesía hacia la repisa grande del oeste de la pared. La primera la llevamos a cabo Salvador y yo.

Esos treinta metros libres, de Las Goteras, antes de la cima, era donde se enfrentaba el escalador con su realidad. Como decimos, esperamos que, siguiendo el espíritu de aquellos tiempos, ese tramo no lo hayan sembrado de barrenos…

NOTA TOMADA DE INTERNET EL 30 DE ABRIL DEL 2022

"En reconocimiento a sus méritos en la escalada, el 11 de diciembre de 2009, Raúl Revilla pasó a formar parte del Salón de la Fama del Alpinismo de la Confederación Deportiva Mexicana. Reconocimiento más que merecido por un hombre que a los 88 años continuaba practicando lo que más le apasionaba, la escalada en roca.

Hoy, 11 de febrero de 2022, Raúl Revilla Quiroz falleció a los 99 años. Se despidió de la escalada dejando su nombre grabado, no sólo en las botas que fabricó durante varias décadas, -legado que continúa su hijo Alfredo-, además, y más importante, en la historia de la escalada nacional y en las generaciones que siguen sus pasos y su trayectoria. Buen último ascenso maestro Revilla."

1974 AQUEL VERANO NUESTRO EN EL ACONCAGUA NE

 


 









Llegamos a Mendoza, Argentina, en el verano del 74, siglo veinte. El Glaciar Noreste   era nuestra meta.

Íbamos por la segunda ascensión, luego que los polacos realizaran la primera a ese lejano glaciar en 1934.En Mendoza, que es la ciudad en la que toda expedición al Aconcagua debe registrarse, nos dijeron que la nuestra era la séptima expedición al dicho glaciar. Aunque no quedó claro si las seis precedentes alcanzaron la cumbre o cuántas de ellas.




El itinerario a partir del caserío Punta de Vacas




Nuestro programa de entrenamiento en las altas montañas de México requirió, en su forma y tiempo, de hombres fuertes para caminar y de  otros de mucha experiencia para escalar arriba de los cuatro mil, roca erosionada, nieve y hielo.



                                              Nuestro campamentos



Programa difícil de ser repetido. 

No imposible. En el alpinismo moderno ya no hay montañas inescalable ni programas de entrenamientos que no se pueda repetir. Pero todo esto queda por verse.

El 8 de febrero una cordada nuestra, de dos, llegó a la cumbre. Uno de ellos fue Francisco Martínez  E.  de la ciudad de Monterrey.


                                            Plano de la región

                                           elaborado por  Javier Osorio B.

Para acercarse al Glaciar Noreste en esa época no había refugio  fijo alguno. Quiere decir que era necesario desarrollar una labor de campamentos a partir del emplazamiento del Campamento Base en los 4 mil. Desde el cual se instalarían los ( tres) campamentos de altura.

Los dos refugios que se señalan en los dos mapas en el río de Las Vacas ( Gonzales y P. Leña) son más bien parajes con alguna somera construcción. Además a corta distancia una de otro. Muy bien para ganar  aclimatación progresiva  a la altura. Pero incrementa considerablemente el costo de la recua de mulas que trasporta el equipo. ¡Un grupo bien entrenado puede prescindir de eso refugios. 

Hace tiempo Francisco falleció. En memoria de él es que hacemos en este blog una síntesis de dicha ascensión. Para nosotros es recordar al compañero regiomontano que llevó a cabo  con éxito tal empresa.


Llegamos al emplazamiento del Campamento Base (círculo rojo). Al fondo la pared sur del monte Ameghino.
Está esperando a los escaladores.
En primer lugar el riachuelo surtido por el Glaciar de los Ingleses
Foto de Armando Altamira.


El alpinismo mundial encontrará en esta nota plano del itinerario seguir, a partir de la gendarmería Punta de Vacas, ya en plena cordillera, a lo largo de unos treinta kilómetros  dirección norte de  los ríos Las Vacas y Relinchos (relinchos de los guanacos).





Nuestro campamento base
Tienda comedor en primer término, tienda para el equipo y al fondo, la tienda dormitorio



Carente de refugios, como se mencionó, es una área de la montaña limpia (excepto uno que otro cadáver de alpinistas) carente de basureros y porquerías de todo tipo que con frecuencia se encuentran en las montañas de otros continentes.

Publicamos un libro (Los mexicanos en al ruta de los polacos). Contiene, además del aspecto propiamente  de la técnica alpina expedicionaria, de manera  colateral, un experimento de conducta de grupo  que puede ser de utilidad para todo responsable de montar y llevar a cabo una expedición alpina. Se encuentra allí el eterno conflicto antropoide. En otras palabras, que en el alpinismo también, como en valle, hay superhumanos, humanos y demasiado humanos.

 

                              3 Glaciar de los Ingleses,6 Glaciar NE
En prime término Ubaldo Martínez

Instalamos tres campamentos de altura a partir del campamento base en los 4 mil, entre los lahares y  la morena del Aconcagua y el lado sur del monte Ameghino.

Francisco fue, con otro de la ciudad de México, la primera  cordada que enviamos a la cumbre. Yo personalmente vigilaba estos movimientos en el campamento 3, en  los 6, 200 metros sobre el glaciar. En caso de no lograr la cumbre,  que ya no regresan o descendieran por la ruta normal, enviaría otra cordada




                               Aconcagua y Ameghino, vistos desde el este

 Justo es reconocer que todos eran decididos y estaban con esa idea.   No movernos de los Andes  hasta conseguir la cumbre por esa ruta. Teníamos recursos al menos para un sito de dos meses, en caso de mal tiempo. Y, de ser necesario, enviaríamos por más víveres. Los ceros en el presupuesto nos alcanzaban hasta para un año.


 El baquiano de Punta de Vacas que con su recua de mulas llevó nuestro equipo hasta el emplazamiento del campamento base, nos había provisto de kilos de carne seca y Jorge Rivera  trajo de  Anchorage muchas bolsas de comida deshidratada, además estaba el  campamento base a sólo tres metros de distancia donde corría un arroyuelo de agua de deshielo del Glaciar de los Ingleses, adyacente al nuestro, es decir, el Glaciar  de los Polacos. Nada nos faltaba. Sólo hacer lo nuestro y, en caso necesario, resistir.

¡Regresaron! Aun antes de llegar al campamento 3, entre la oscuridad de la noche, y todavía con la nieve y el hielo colgándoles hasta en las pestañas, me mostraron los trofeos recogidos en la cumbre.


                   Pared sur del Ameghino  vista desde el suroeste.

El trazo marca nuestra ruta hacia el campamento 2. A campamento 1, círculo Agustín Tagle sube provisiones y equipo para la cordada que irá a la cumbre.

                                                 Foto de Armando Altamira

El mal tiempo los alcanzó ya muy arriba (el mal tiempo, aire huracanado lanzando nieve con una fuerza tremenda,  casi a  los 7 mil, es algo tan violento que en la ciudad no podemos siquiera imaginar).

 Hicieron alto,  conformaron una plataforma en el hielo, a  base de golpes de piolet, se envolvieron en sus  impermeables-tormenta y esperaron soportando  la violencia con que los golpeaba  el huracán de  nieve. Sus botas dobles especiales contra tormenta los salvaban del peligro de congelamiento en los pies. Era su voluntad la que estaba a prueba.

                                                                                Campamento 3

El mal tiempo en esas cotas puede durar días y hasta semanas. Con esa violencia y con temperaturas abajo de los 30 grados (33 en esta ocasión) sólo se puede sobrevivir unas cuantas horas. Después quedarán   sepultados dentro de su capsula de hielo. Ellos lo sabían.

 


Portada del informe de los trabajos de la expedición que enviamos al presidente de la republica, Lic. Luis Echeverría Álvarez

Dato al margen: la portada tiene la dirección de FME: San Juan de Letrán número 80, Ciudad de México. Este edificio colapsó en el sismo de 1985


Nada nuevo. Esta  montaña abunda en historias de esa naturaleza. En la ladera de la ruta normal del Aconcagua algunas de esas capsulas de hielo han tenido que esperar hasta diez o quince años que un verano cálido las descongele para dejar al descubierto los cuerpos de los alpinistas que y durante tanto  tiempo fueron  inútilmente buscados por familiares, amigos y cuerpos alpinos de rescate.



Francisco Martínez E. en la cumbre


Era la oportunidad que llevarían grabada por siempre en su vida. El poco oxígeno, propio de esas alturas que acaba con la vida de los humanos hasta en pocas horas, también podía hacerlos desistir.

No dieron un paso atrás y siguieron resistiendo. De cuando en cuando quitaban la nieve que se acumulaba sobre sus cabezas y  espaldas. ¡Resistieron cinco horas, inmóviles, al heladísimo viento huracanado!)



Al fondo el Glaciar  NE



Una expedición anterior a la nuestra por ese glaciar  se había visto obligada a retirarse sin haber podido llegara a la cumbre. Y por el camino de regreso a Punta de Vacas, encontraríamos en el Rio de las Vacas (ver plano)  otra expedición, esta de norteamericanos, qué subía  hacia el Aconcagua por el mismo Glaciar NE, también se verían obligados renunciar a la cumbre  por el mal tiempo y uno de sus integrantes, lesionado, sería sacado de la montaña en helicóptero. Ver en el informe que rendiríamos al regreso, el dato que este mismo mal tiempo había acabó con la vida de dos militares que habían subido la ruta normal en una acción de rescate de cadáveres.

 Nuestra cordada finalmente, a la primera señal de menos violencia del tiempo, no pensó en bajar y salvar así la vida, sino que  siguió hacia arriba.

Primera salida del preprograma de la, preselección. Cruce de la Sierra de las Navajas (2,800 m. ) de Real del Monte Hidalgo a la ciudad de Tulancingo, 30 kilómetros en un día. ¡Todos llegaron!

¡Se acabó!¡ A desmantelar los tres campamento de altura y concentrar todo el equipo, y todos,  en el campamento base!

Gran decepción. Todos querían  ir a la cumbre ¡Estaban capacitados para tal empresa! Ellos lo veían lógico. Los responsables de la expedición lo veíamos como si en un partido de futbol todos los del equipo quisieran meter su gol…Empezó la revolución. Los alpinistas mexicanos si no alcanzamos el triunfo hacemos la revolución, si lo alcanzamos también hacemos la revolución…



Ascensión al Corredor Superior en el flanco oeste de la Iztaccíhuatl (5,230 m) Parte del programa de la preselección.

En la foto Mario Campos Borges y Salvador Alonso Medina.

Foto de Armando Altamira

El señor Eduardo Sosa, de la ciudad de Monterrey, me  hizo saber  por Internet, el 4 de agosto de 2021, la noticia que Francisco falleció ocho meses atrás, en diciembre del 2020.

Al regreso de la expedición a México rendimos un informe (en trabajo de imprenta) al presidente  de la república, Luis Echeverría Álvarez. Esto porque él personalmente entregó el cheque para financiar la expedición al entonces presidente de la FME, en una entrevista que nos convocó  a él y a mí en Los Pinos.



 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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