EPICTETO ANTIACUMULADOR

 


Dejar todo cuando el capitán de la orden de partir.

¿Todo? ¿Mis dineros? ¡Mis amores’ ¿Mi casa? ¿Mi automóvil? ¿Mi fama? ¿Mis aduladores?¿ Mi tarro cervecero?

El capitán fue claro: ¡Dejar todo!

¿Por qué lo dejaría si todo, cosas y afectos,  es mío?

Epicteto: “Lo que perturba a los hombres no son las cosas, sino los juicios que hacen sobre las cosas”.

Desván lleno de cachivaches que en su día engalanaron el sitio principal de la sala de la casa. Pronto fueron desplazados por otras cosas de moda. Y como la moda antes duraba un lustro, pero ahora cuando más un año, el desván se fue llenando de cosas.

Igual se acumularon emociones, sentimientos, afectos. Son desplazados por afectos nuevos, en detrimento de los anteriores, y el desván metafísico se va llenando en ocasiones hasta el sobrecupo.

Pero ya material, o ya sentimental, al final no queremos desprendernos de ellos. ¿Por qué hacerlo si, como digo,  son de mi propiedad, incluidos esposa e hijos? Igual es mi vida, mi vida me pertenece. Todo me pertenece.

Si mi vida en realidad me perteneciera jamás  querría morir. Si mi esposa y mis hijos fueran de mi propiedad jamás llegaría el día de verlos partir, en contra de mi voluntad, fuera de esta vida.

Esa es la filosofía de Epicteto. Estar consciente de lo que de mí depende y lo que se da  fuera de mí voluntad. Ya se daban esas situaciones antes de nosotros venir a la vida y seguirán después que nos hayamos marchado. Como dice el filósofo de   Konigsberg: “son cosas en sí y por sí”.

¿Quién o qué es el que decide esas situaciones? Puedes ponerle el nombre de átomos o el de nóumenos. O como el pensamiento de tu etnia les llame, en el dialecto o idioma que ahí se habla y se representa en figura o en el vacuo. Epicteto le llama “El Capitán del barco”.



                   Escalar antes que el capitán de la orden de partir

                                       Del libro Técnica Alpina

                      De Manuel Sánchez y Armando Altamira

                                 Edición de la UNAM, 1978



Primer tramo de Los Panales,Sierra de Pachuca, Hidalgo, México.

Foto de Raúl Pérez.


Empeñarse en llorar lo que no nos pertenecía llevaría a derramar lágrimas no porque se hayan ido sino porque quitaron algo que creía de mi propiedad.

El solipsismo  tiene una gama muy amplia de  grados. Están los grandes acumuladores. El pueblo  conoció  alguno de ellos, en dos momentos:1) cuando repartían volantes  en las calles pidiendo a la gente el voto para ocupar una curul en la representación popular y,)2 cuando se da la noticia en los medios que la Interpol anda tras ellos.

A estos parece referirse Epicteto cuando escribe: “Ten en cuenta que si deseas cualquier cosa que no depende de ti antes o después te verás asediado por el infortunio”.

Los acumuladores comunes como cuando llevo años recordando a la muchacha que pensaba era mía y un día simplemente ya no volvió. O la esposa o esposo que se fue no de la vida sino de mi vida.

“Si en la vida recibes una mujer  o un hijo, no deben suponer ninguna limitación. Pero si el capitán llama, déjalo todo y corre al barco sin mirar atrás”, escribe Epicteto en su Manual.

Para los acumuladores de tensión anímica, llamada ahora estrés, Epicteto viene anunciándolo desde hace veinte siglos pero no se le hacía caso.

La paz interior, la imperturbabilidad y la serenidad son otros valores que señala Epicteto se deben defender, o conquistar, en todo momento.

El modo de conseguirlo es desconcertante para el pensar de nuestro siglo de acumuladores de cachivaches, “ganadores” y fuerza demostrada entre más cosas materiales, no valores de trascendencia, se tengan.

Por ejemplo, disfruta de tus bienes pero no aférrate a ellos hasta la situación del infarto, en caso que se pierdan, dice: “Durante el tiempo que te son dados, ocúpate de tus bienes como si fueran de otro, como hacen los viajeros en la posada”.

En otras palabras el diputado no quiere dejar de ser diputado mediante el “efecto cucaracha” de cambiarse de un partido a otro. La bella actriz se resiste, por medio de cirugías, a dejar de ser bella según la naturaleza lo marca. Nunca fui consciente de mi abundante y hermosa cabellera pero  ahora que la calvicie se hace presente busco hasta debajo de las piedras cómo recuperarla…

Y algo para meditar de todos los días.

Con frecuencia hasta el vuelo de una mosca hace aflorar mi iracundia, con lo que se demuestra que la mosca tiene poder sobre mí.

 


                       El poder que tienen sobre ti los que te hacen enojar

                   Dibujo tomado del libro La psiquiatria en la vida diaria

                                            de Fritz Redlich 1968

 O mi esclavo (en Roma vivió Epicteto siendo también un esclavo) puede más que yo: si llamas a tu esclavo y no te hace caso: “recuerda que no está en una situación tan favorable como para que tu paz interior dependa de él”.

Mis vecinos que dejan su basura en mi puerta, el señor del carrito de la basura en la calle que ya subió la cuota, y la báscula de 800 gramos el kilo de la tienda, los que asaltan en el trasporte público…          Son unos tramposos. ¿Cómo se  puede permanecer impávido ante el abuso de semejante granujas.

Tal vez Epicteto lo diría de esta manera en nuestro siglo: las grasas saturadas te matan a largo plazo cerrando tus arterias, pero el poder que tienen sobre ti los que te hacen enojar, te puede llevar al infarto en  tan sólo dos  segundos, piénsalo…

Piénsalo con toda anticipación, antes que el capitán de la voz de partir.

 

 

 

21 DE SEPTIEMBRE, ALZHEIMER ¿Y LA FAMILIA?

Alzheimer y la familia responsable.

Por la esperanza y la añoranza se define la existencia.

 Quitada la añoranza, el pretérito, se queda estancado en el minuto presente, y la añoranza se borra.

Los relatos de los viejos, repetidos una y otra vez, es el magnífico ejercicio de la mente que nos dice de qué manera, se construyó ese individuo. En tanto permanezca la repetición, el individuo no se alejará de la playa y perderse mar adentro.

Los acontecimientos y circunstancias en el mundo fueron desarrollando  ese yo cardinal con el que llegó a la vida biológica.

Pero ya no queremos oír esos tautológicos relatos. Estoy ensimismado viendo la pantallita de mi celular. Apenas oigo, como un molesto murmullo, la N repetición del viejo.

El viejo percibe mi desinterés y empieza aguardar silencio. Empieza a irse hacia las profundas soledades de su ser.

El cuenta cuentos ya no tiene quien le escuche. El novelista de su propia novela ya no tiene quien lo lea.

Deja de repetirse y de esa manera es como se van borrando los sucesos y los detalles. Deja de recordarse.

Uno de tantos relatos que hacía se refería a una huelga estudiantil que hubo  el siglo pasado en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Un rector quiso empezar a privatizar a la institución, los estudiantes se organizaron y al final lo impidieron.

 Uno de tantos temas del viejo versaba sobre que  México es uno de los países en el planeta que menos invierte en educación pública. Se toma como un gasto, no como inversión. El resultado lógico son hospitales, cárceles saturadas y las calles en la inseguridad plena. Pues sí,  sólo bastaría invertir el concepto: la educación pública no es gasto,  es inversión.

Acabo leer, decía el viejo,  en El Faro, suplemento publicado por la UNAM, número75 de junio de 2007, página 8, que “En México hay un científico por cada 8,660 habitantes, aproximadamente. En Estados Unidos hay un científico por cada 237 habitantes, en Francia uno por cada 184, y en Brasil un científico por cada 2237 habitantes….En Brasil  se gradúan, con doctorado,  cerca de 10,000 estudiantes al año, mientras que nosotros graduamos poco más o menos 1,500.

Rancias pláticas que a nadie de la familia interesan. Precisamente en este momento algo llama mi atención en mi teléfono inteligente. En apenas dos horas una noticia ha registrado dos millones de entradas en online: los tacones de sus zapatos de Melania Trump, son altos y de aguja.

De seguro mucho del mundo femenino se apresta a comprar eso para no quedar fuera de la moda. La misma primera dama de Estados Unidos seguramente nada tuvo que ver con esas artimañas del mercado.

                                                                     Valle de México

Un día el viejo de la casa leyó algo que salió publicado en Internet. Que el 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer y cómo se puede prevenir según Harvard. Entre otras recomendaciones como dormir bien, alimentarse de manera inteligente etc., hacer ejercicio físico.

 “La evidencia más convincente es que el ejercicio físico ayuda a prevenir el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer o retardar la progresión en personas que tienen síntomas”, dice el Dr. Gad Marshall, director médico asociado de ensayos clínicos en el Centro de Investigación y Tratamiento de Alzheimer del Hospital Brigham and Women’s, afiliado a Harvard.

“La recomendación es 30 minutos de ejercicio aeróbico moderadamente vigoroso, de tres a cuatro días a la semana”.

Mi generación es del mundo virtual, ese del que para estar enterado de las últimas noticias es necesario verlas en  televisión y leerlas en el periódico, todos los días y definitivamente  no hay  tiempo para seguir escuchando al viejo.

Lo conozco desde la niñez de ambos. Sabe que he hecho del alpinismo no un deporte sino un modo de vida. Manifestó su intención de salir a caminar por las montañas el año pasado.

Ahora estamos en el refugio del Teyotl (4,500 m.s.n.m.), noroeste de la Cabeza de la montaña Iztaccihuatl. Arribamos al lugar con los últimos rayos del sol y el termómetro se fue hasta muy abajo del cero.

 Corrimos con suerte. La delincuencia organizada asalta a los montañistas, impunemente,  en las cotas arriba del pueblo de San Rafael, que es de donde se parte para el Teyotl. La policía agarra a dos o tres y no obstante los asaltos siguen. El largo descenso será otra aventura pasar desapercibidos por los delincuentes.

Los ejidatarios cobran una cuota a los alpinistas que suben por ese rumbo, pero a cambio no hay servicio ni seguridad alguna. Prestos para cobrar pero a la hora del conflicto nadie es responsable.

Mi amigo ha comprendido: los viejos, aherrojados en el rincón de la casa, les falta ejercitar sus mecanismos fisiológicos de adaptación que sólo en los horizontes naturales se encuentran: el frío, el calor, el viento, la lluvia, las noches con sus estrellas bajo el pedazo de firmamento sobre su cabeza… Los mecanismos fisiológicos se atrofian, encerrados en las cuatro paredes de la casa.


                  Desierto de Samalayuca, Chihuahua,México. 50 grados C.

            Los mecanismo fisiológicos de adaptación al medio ejercitándose.

                                En la foto Javier Osorio y Luis Herrera.

                                           Foto de Armando Altamira

Flanco oeste de la montaña Iztaccihuatl y la ubicación del refugio de El Teyotl



                El Teyotl, y el refugio del mismo nombre, se localiza en el número 1 de la foto

 15 grados bajo cero. Los mecanismo fisiológicos de adaptación al medio ejercitándose.

La cultura industrial, dice en tanto calienta el agua para la taza de café de la cena, resuelve muchos problemas del pasado con sus tecnologías increíbles, pero, al igual que muchas medicinas, crean otros problemas que señalan con la palabra “contra indicaciones”.

 Ahora, en vez de caminar por los senderos del bosque (la Ciudad de México  está en el centro de   cordilleras altas y bajas) nos sentamos en el sofá a ver comerciales y programas hueros todo el día en la televisión obligados por la pandemia. Y de tanto ver programas hueros, nos vamos haciendo hueros.

Jean Wahl, un filósofo  francés, nota en su obra Introducción a la filosofía, que “la existencia no existe únicamente en el pasado, o en el futuro. Existe más bien en los actos con que el ser existente se destruye y se construye a sí mismo.”

Cuajado el viejo frente al televisor, dice mi amigo, ha dejado de reconstruirse y acaba por olvidarse de sí mismo. Ha olvidado reconstruirse y también ha olvidado resolver por sí sus necesidades fisiológicas...


TLALMANALCO, Méx., marzo 5 (EL UNIVERSAL).- La zona boscosa de San Rafael, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, es muy peligrosa para montañistas que visitan el lugar ya que operan bandas de delincuentes que fuertemente armados los asaltan y violan a las mujeres, advirtieron los propios excursionistas.

 Según las propias autoridades municipales, se presentan hasta ocho atracos al mes en contra de deportistas extremos que acuden a este lugar, sobre todo los fines de semana, porque no hay vigilancia de ninguna de las corporaciones municipales, estatales y federales, ni de los ejidatarios que controlan el parque.

 Juan Carlos Durán Gutiérrez, director de Protección Civil de Tlalmanalco, reconoció que cada fin de semana se registra un robo en diferentes parajes del ejido, pero hay ocasiones que son hasta dos, principalmente en “Las Trancas”, el más alejado de la caseta de vigilancia del área que administran ejidatarios que cobran una cuota a los visitantes.

 El domingo 26 de febrero, 60 personas que acampaban y comían en el paraje “Nexcoalanco”, fueron asaltadas por 25 hombres armados y encapuchados que golpearon y causaron heridas a más de 20, incluyendo a un niño de ocho años y abusaron de tres mujeres.

 Los ladrones, vestidos con ropa camufleada, cubiertos de la cara con pasamontañas, salieron de entre los matorrales armados con rifles, escopetas, pistolas y machetes para rodear primero a un grupo de aproximadamente 40 personas que acampaban y comían.

 Luego sometieron a otras más que venían bajando, amarrándolas a todas, hasta sumar más de 60, incluyendo niños y mujeres.

 Los encapuchados hicieron disparos al aire y a casi todos los hombres les pegaron con machetes y pistolas, causándoles lesiones a por lo menos a 20 en cara, cuerpo y cabeza, entre ellos Fernando, de ocho años, a quien le pegaron en la espalda.

 A Alejandro, de 27 años, le fracturaron la nariz con la cacha y a Salvador lo hirieron de una pierna con una pistola de diábolos.

 Un perro bóxer que acompañaba a campistas de Cuautitlán fue baleado en el cuello con una escopeta.

“Entregamos celulares, carteras, dinero, relojes, cámaras, equipo de montaña y luego nos quitaron los zapatos que aventaron a una camioneta Chevrolet para luego amarrarnos de pies y manos con las agujetas”, recordaron.

 La misma suerte corrió un profesor y 11 alumnos de la primaria Juan Jacobo Rousseau, del Distrito Federal, que acampaban en la zona.”

 

 

 

 

 

LA DECISIÓN DE ORFEO

No fue imposición de los dioses, respetuosos de la  decisión de Orfeo

Un golpe de buena suerte en ocasiones es lo  peor que nos puede suceder, reza el dicho.

La otra idea que corre por el mundo es que tomar el tren equivocado puede llevarnos a felices valles.

Esta antinomia, este contraste, es lo que  da sustento a la creencia en el azar. Lo que se sale de lo lógico pensado.

El azar, el caos, que irrumpe en lo regular de nuestras vidas, en ocasiones para traernos felicidad donde menos lo esperábamos, o para darnos una severa noticia  cuando todo parecía ir sobre ruedas.

Es una misteriosa dialéctica sobre la que todavía los filósofos están bregando. Los teólogos también interrogan a los arcanos. Y así ambas corrientes seguirán por los siglos de los siglos.

La mordida de una víbora ocasionó la muerte de Eurídice. Arrebata la felicidad de ella y la de  a su esposo Orfeo cuando recién habían unido sus vidas.

Píndaro, el poeta tebano de campeones olímpicos, lo dijo de esta  manera  cinco siglos antes de nuestra era:

“Exento de reveses nadie ha sido

Ni lo será jamás”

Parecerá entonces que estamos libres dentro de una pecera. Predeterminados a vivir de cierta manera aun en contra de nuestra voluntad, de nuestra libertad.

A semejanza del que escala montañas. Amo y señor sobre los horizontes verticales. Pero llegado a cierta cota será brutalmente detenido, golpeado por lo que se conoce como  “mal de montaña” o “puna”.

                            Amo y señor de los horizontes verticales…

                        Roca El Conejo. Región Los Frailes de Actopan, 

                                       Estado de Hidalgo, México

                                     Foto de Armando Altamira








Esta impotencia,pero a la vez ese afán de superar sus propios límites,Píndaro lo observó precisamente en la juventud de los juegos olímpicos,tan diestros y osados atletas,que sin más,algunos llegaron a creerse semidioses pero:

"Avanzar más allá no puede el hombre

Y la barrera en vano

Pretender saltar,cuerdo o insano"

Alquiles tenía su (marcado su hasta aquí) punto débil en el talón. Dorian Grey llegó a su limite cuando levantó el cuchillo para destrozar  su retrato. Gussfeldt, a un paso de ser el conquistador  del monte Aconcagua, hasta entonces vedado al humano,es detenido por la puna a doscientos metros de la cima...

Filósofos hay que piensan al revés, lo inesperado modifica lo que hemos pensado para nuestro futuro inmediato. Para nuestro bien a largo plazo, pero inexplicable en lo inmediato.                          

El azar viene siendo entonces algo didáctico que nos da oportunidad para estar conscientes de nuestra libertad.

Jean Wahl observa, en su obra Introducción a la filosofía, que el tychismo es un sistema con lo que el filósofo  norteamericano, Pierce, refiere que en el fondo de las cosas hay un elemento de azar.

Más adelante otro  filósofo, James, sostuvo que “la libertad no sería posible en un universo en que no hubiera un elemento o reino del azar.”

Otros, como Schopenhauer,  y su hijo intelectual Nietzsche, aseguran que si conociéramos todos los antecedentes de la vida de un individuo, podríamos predecir su futuro inmediato, como lo hacían los oráculos de Grecia antigua. Son los fenomenólogos de la causa y el efecto. Los pioneros de la psiquiatría moderna.

Más no   conocemos el casi invisible reborde del paño de la mesa de billar, es por lo que el efecto esperado no se realiza y la bola toma una dirección que se sale de lo pensado.

                  Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria, 1968,

                                                      De Fritz Redlich

Bergson: Hay ideas corrientemente aceptadas, ante tesis que parecían evidentes, afirmaciones que habían pasado hasta entonces como científicas, sopla al oído del filósofo  la palabra ¡imposible!  Imposible hasta cuando los hechos y las razones parecieran invitar a creer que ello es posible, real y cierto. Imposible, porque cierta experiencia confusa acaso pero decisiva, dice que eso es incompatible con los hechos que se alegan y las razones que se dan, por lo que esos hechos deben haber  sido mal observados y esos razonamientos falsos.

La Naturaleza puros átomos, como dicen Epicuro y Lucrecio, o sólo noúmenos, según Plotino, es un controversia sin fin.

No todos los filósofos  ven a la Naturaleza con una concepción materialista, como d´Holbach en sus Sistema de la Naturaleza. “Más tarde, escribe Wahl, se consideró a la Naturaleza benévola, como ya  lo había considerado Montaigne…Para Rousseau todo lo que procede de la mano de la Naturaleza es bueno.”

¿Dónde quedó lo que se llama mi voluntad, si alguien o algo ajeno modifica mis planes?

La clave que explica el  misterio es  que puedo intentarlo de nuevo. Orfeo no aceptó haber perdido a su Eurídice y fue hasta lo profundo del mismo infierno para traerla de nuevo a su vida.

No lo logró y se hizo lo que estaba dicho por los dioses. No fue imposición de los dioses, respetuosos de la libertad  de Orfeo.

Su libertad lo perdió.  “Cuando salgas no mires hacia atrás”, fue la condición del cielo para que se llevara a su esposa. No quiso acatar y volteó…

Pero quedó el hecho  que Orfeo no aceptó sin más, lo que estaba fuera de él, lo decretado, y lo intentó porque tenía libertad para hacerlo.

Que el cielo mueva las piezas del ajedrez  en la dimensión  de tiempo metafísico, si es que se puede hablar de  tiempo en la dimensión metafísica.

Lo invaluable del humano es que él puede hacer este día lo que le parece razonable, lo que para él es lo razonable, dentro del contexto de su espacio y de su tiempo individual y social.

El mundo, con sus leyes  no distorsionadas  del siglo, se lo reconocerá o se lo cobrará. Y si es tan astuto que logre burlarlas, el metafísico bacilo de Koch le estará carcomiendo el alma.

No sobra insistir que lo invaluable del humano es que él puede hacer este día lo que le parece razonable, lo que para él es lo razonable, dentro del contexto de su espacio y de su tiempo individual y social.

Después de eso puede limpiarse, con el dorso de la mano, la espuma de cerveza que quedó colgando de sus bigotes, dejar la semioscuridad del bar y salir a la calle, donde todo lo llena el sol.

EL OCIO (OBLIGADO) EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

 


En las montañas no hay ocio,  coronavirus ni “sanas distancias” de metro y medio. Pueden pasar días sin que encontremos a otro semejante.





                                                 En las montañas no hay ocio.

Al fondo la pared sur de La Colorada, Sierra de Pachuca hidalgo, México.

                                                  Foto de Armando Altamira G.

Pero el ciudadano no está acostumbrado a caminar por las montañas ni los bosques altos, dormir bajo las estrellas ni estar lejos de su taza w. c.  

Y tampoco es dado pensar en un éxodo masivo hacia esos horizontes abiertos, soleados y ventilados. Así pues, hay que sentarse frente al televisor.

El gobierno vigila por la salud cultural del pueblo frente a los intereses de la economía de mercado.

Ese paternalismo, aun no buscado por el Estado, retarda el desarrollo del individuo. El conocimiento de la cultura, remota y actual, es tal vez la única clave para descifrar el misterio del ocio obligado.

Sin dar por descontado que nunca faltan los personajes particulares salvadores del pueblo.

El héroe pistolero del lejano oeste, revolucionario y liberador, que acababa con los malos que tenían aterrorizado al pueblo, acaba quedándose con el control del pueblo.

La salud mental del trabajador de fábrica, oficina y de academia, está en relación al acervo  cultural universal (no abstracto) que tenga, para descifrar los mensajes que la televisión y el cine le están enviando.

Se sabe que la salud mental de la población es  firme en la medida que se practica esa dialéctica entre el inmediato material y lo mediato cultural universal. Siempre se pone en claro esta   cultura universal como elemento de unidad, lejos del eclecticismo disolvente.

Se dice que un obrero no puede adquirir un libro de cultura en detrimento del salario que lleva a su hogar.

Ese argumento, o sofisma, era válido en tiempos en que  reyes y príncipes disponían de bibliotecas propias, más bien “libreros”. Antes  que las grandes bibliotecas de conventos, y públicas, aparecieran en plena Edad Media en países del centro de Europa.

En el siglo veintiuno hay ventas de libros, hasta en las banquetas de las calle del arrabal, a las posibilidades de cualquier bolsillo. El promedio de su precio aquí es lo que cuesta un tarro de cerveza…

Más ahora, como antes, el problema no está en la escases o abundancia de los libros. O en su precio elevado o accesible. Está en el hábito que se tiene para la lectura cultural, o en la ausencia de éste.

Por ley el Estado democrático tiene el mandato de velar por la educación de su pueblo.

En la democracia los gobiernos se suceden unos a otros, con su particular modo de ver, o su filosofía, para plasmar en los libros de distribución gratuita.

Mayormente son de formación profesional, no cultural. Lo que le sirva a la industria, según la economía de mercado del tiempo que corre.

El pensamiento está así orientado  hacia lo tecnológico  y científico. Hacia lo útil inmediato.

La economía en detrimento y la población siempre en aumento, es una antinomia difícil de resolver. Utopías aparte de los pistoleros salvadores del lejano oeste.

La educación integral del pueblo es una tarea ingente para todos los gobiernos del planeta. Se puede hablar así ya que el coronavirus  tiene la fuerza maligna  de mundializar el ocio obligatorio del trabajador.

 


 

                   Pueden pasar días sin que encontremos a otro semejante.

                       Pared sur del monte Ameghino, andes argentinos

Mario Campos Borges y Salvador Alonso Medina,de México,  aproximándose a los lahares del monte Aconcagua.

                                  Foto de Armando Altamira G.

Los grandes problemas filosóficos se quedaron atorados con Platón el idealista y con Epicuro, el atomista. Dos enormes pilares de la cultura occidental con sus tesis y antítesis.

Valiosos y muy interesantes interpretaciones de ellos se han realizado a través de los siglos  por mentes preclaras. Pero son investigaciones de instituto que no llegan a las banquetas de los barrios. O esperan  en los anaqueles inaccesibles de las librerías.

Cultura occidental muy invasiva que coloniza dejando en segundo lugar las culturas originales. ¡O las borra, previa satanización! Pocos, en proporción  a la población total, en México están familiarizados con el Popol Vuh y con la Leyenda de los soles teotihuacanos, las  bases de sus culturas originales.

Impedidos el individuo, y la familia,  por el encierro involuntario debido al coronavirus, no puede trabajar o sea salir de su hogar.

De esa manera, sin el hábito de la lectura cultural, y de la escritura,  estamos frente  a la pantalla  del televisor o del cine desde  casa.

Inermes, sin vitaminas culturales para estar conscientes de lo que estamos mirando.

Entendemos al fin que el primer responsable en la educación  cultural, no es el Estado, es la familia.

Hay países en que personas leen muchísimo. Ahí mismo muchos que leen poco, y que el ochenta por ciento de su población sólo ve televisión y cine…

 

PÍNDARO,  POETA DE LA ARMONIA

El ejercicio físico como plan de vida,  es la idea de este poeta, nacido en Tebas en el año 520 antes de nuestras era.  Busca la armonía antropocéntrica con  los valores de trascendencia.

Hace mucho tiempo que se perdió de vista la frase “quiero morir de pie”. Era una metáfora para decir que no se apoltronará el individuo, en ocasiones mucho antes de la senilidad por  edad.

Se pregunta intrigado, en la Oda Primera:

“¿Cómo será posible que indolente,

Sin gloria y sin honor, vejez oscura

En paz inútil a aguardar se siente?”

Es algo que lleva la intención de recordar  que cada etapa de la vida tiene lo suyo. Pero que lo suyo de la ancianidad no es la etapa de la decadencia débil y culposa sino transitar, como dice Epicteto, por la playa cerca del muelle porque en cualquier momento el capitán puede dar la orden de partir.

Epicuro hizo la apología de  los ganadores  de los juegos panhelénicos.

Lo entendieron sus contemporáneos  en aquello que la belleza física comprende la armonía de las partes del cuerpo y que los atletas son el centro de la vida y del universo.

 


                        Píndaro canta la egolatría de los atletas y les recuerda…


Pero Píndaro no se queda en este antropocentrismo hollywoodense.

Lo que es más difícil de tragar es la ponderación que debe observar el hombre en todas sus actitudes: moderación, gratitud, fuerza, perdón, hospitalidad…

La Paideia griega exaltaba la belleza física, es cierto,  pero sólo como la mitad de un todo. La otra mitad reside en la mente y en el alma.

El alma  pone una frontera al narcisismo, frecuente en  algunos atletas, y el cuerpo recuerda al alma que estamos en la tierra. Esa clase de armonía cantaba Píndaro.

Imaginación y realidad van de la mano. Como el alpinista que mira la montaña que nadie ha explorado. O la montaña conocida pero en la que se puede trazar una nueva vía de escalada. ¿Por dónde y qué se necesita? Imaginación y técnica.

 


                                                  Imaginación y realidad

A. A. A. en los lahares del flanco oeste del Pico de Orizaba, México

                                              Foto de A.A.G.

 

Un autor, Bowra, escribe que “los griegos estaban convencidos de que el asunto de la literatura es el hombre y que ella debe sacar sus temas de la humana naturaleza”

C.M. Bowra, Historia de la literatura.

Píndaro le canta al poder, está cerca de los palacios y él mismo lo dice: “Bueno seré, y amigo del magnate”.

  Montes de Oca anota: “El orgullo de su nacimiento y la nobleza de su profesión lo ensoberbecían y hacían que procurara el contacto de reyes, tiranos y poderosos…Conocedor de su vocación dominador de su técnica, supo halagar la vanidad de los mecenas que le brindaron  su apoyo y su riqueza.”

Ignacio Montes de Oca y Obregón, Píndaro, Odas

Pero el mérito de sus obras, que han trascendido los siglos, reside en el vigor intelectual que tiene sus poemas. En eso, coinciden algunos biógrafos, reside su “seriedad y equilibrio.”

El musculo de los atletas, las victorias de estos en las olimpiadas, ya sea a pie o en la competencia sobre los carros, es el tema de Píndaro.

Al leerlo se encuentra que es más que una reseña deportiva estructurada como poema. El fondo de su pensamiento es el respeto a los dioses, su gran sentido moral y la apología del ideal de la virtud.

Su contexto intelectual y el religioso de su época, donde eran frecuentes los héroes (hijos de Zeus y de mujer humana) no le hacen perder el respeto por los dioses.

 Ya para entonces se sabía que querer igualarse a los dioses desemboca en el ateísmo. Paso previo para caminar por toda clase de   relativismo.

Las fiestas “paganas” del palacio para colocar la corona de laurel al vencedor de esa olimpiada, no le hacer perder de vista que en esta vida no acaba todo. Escribe: “Dichosos los que han visto aquellas cosas antes de marchar al reino subterráneo.”

No es el tenebroso reino subterráneo cristiano cantado por Dante e ilustrado por Doré.

A semejanza del Mictlán, o cielo subterráneo de los mexicas, el de los griegos de esa época, es eso, un lugar obligado a transitar por él, en tinieblas, pero que no deja de ser un cielo. El noveno cielo náhuatl.

Píndaro escribe:

“Al lado de los dioses

Que venera el averno,

Los que guardaron fieles

Sus santos juramentos

Sin lágrimas disfrutan

Reposo sempiterno.”

Gran inventor de cosas tecnológicas desde la antigüedad, y vencedor de olimpiadas, o conquistador de montañas, el hombre no puede conquistarse él mismo.

Píndaro no  pierde la oportunidad de recordar eso a los ensoberbecidos atletas. Hace, reitera, un llamado para volver a la armonía:

“¡Musa! Tus alas plega:

Avanzar más allá no puede el hombre,

Y la barrera en vano

Pretende saltar, cuerdo o insano”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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