1974: TRAGEDIA ALPINA EN LA IZTACCIHUATL

 


Los recordamos.                                 

Seis alpinistas se precipitaron en caída mortal al ascender el flanco occidental del Pecho de la Iztaccihuatl.

Iztaccihuatl  en náhuatl quiere decir Mujer Blanca, de iztac, blanco y  cihuatl, mujer. De ahí sus topónimos relacionados con el cuerpo humano: Cabellera, Pecho, Rodillas, Pies. Lo de blanco por la nieve con que se cubre.

 En México también se le llama, con familiaridad, Mujer Dormida, por la posición yacente que guarda.  Y con adoración  al considerarse una diosa. Ocupa un amplio horizonte cultural en la mente de los mexicanos, empezando milenos atrás  por los étnicos: teotihuacanos, toltecas, aztecas. Los restos de adoratorios de sus vertientes (conocemos algunos de ellos) investigados por la arqueología señalan la gran actividad religiosa que tenía lugar en sus laderas. Ahora además en  la ciencia, en la poesía, en la novela y  en el alpinismo. A la fecha de este siglo veintiuno suelen encontrarse en sus cuevas y cañadas señales de ceremonia llevada a cabo por los Teciuhtlazques, más conocidos como Graniceros o Llamadores de la lluvia.

Es la  tercera cumbre en altitud (5,230m) en México. Se  trata de una serie de  eminencias de origen volcánico orientadas en lo general norte-sur.

El lugar que nos ocupa es el lado occidental del  Pecho. Una rampa de unos 600 metros de desnivel con una pendiente de unos 50 grados y sin obstáculo para escalar. En su base se encuentra el refugio Chalchoapan, o sus restos (4,630m).



Iztaccihuatl y Popocatépetl vistos desde la Ciudad de México. El punto rojo es el lugar aproximado en el que se inició la caída.

Foto tomada de Internet


Salieron del refugio Chalchoapan la mañana del 3 de noviembre de 1974.Hasta aquí lo cierto. Por no haber sobrevivientes de la tragedia y al parecer otras cordadas en el refugio, lo que sigue es hipótesis mía de lo que pudo haber ocasionado este desastre.

Mi punto de vista es que el grupo de seis, se dividió en dos cordadas de tres (esto lo pueden aclarar los  del grupo de rescate, uno de ellos, Juan Blásquez Pico).

Más arriba, en un punto que no podemos precisar, la cordada de arriba se vino abajo y en su caída arrastró a la cordada que los seguía de cerca, en el supuesto que avanzaban en “fila india “o sea, yendo por las mismas pisadas de la primera cordada. Los seis alpinistas quedaron sin vida entre las rocas de la base de la Rampa.

El 2 de noviembre del año siguiente, exactamente en el primer aniversario luctuoso, dos escaladores de México subieron (no sabemos hasta donde) a colocar una placa conmemorativa de la tragedia y, de la misma manera inexplicable, o desconocida, también se precipitaron en caída mortal. Ellos fueron Juan Medina Saldaña y Miguel Ángel Chacón.

Juan José Oñate y Senén Martínez participaron en la preselección  al monte Aconcagua organizada por la Federación mexicana de Montañismo. Ambos llevaron a buen fin todo el programa de entrenamientos o de preselección.

Juan José Oñate y Senén Martínez superando la Rampa de Oñate durante los entrenamientos de la preselección al Aconcagua. 

El texto corresponde al informe que rendimos al presidente de república.

Eran hombres fuertes y dominaban la técnica alpina. Por sus dotes de  compañerismo, demostrados en las salidas de le preselección, yo le puse su nombre a esta rampa: Rampa de Oñate cuando regresamos del Aconcagua, es decir, ese mismo año pues así consta en el informe que entregamos al presidente de la república quien financió a la expedición. En otras palabras, Oñate murió en la Rampa que él ya sabía llevaba su nombre.

A Miguel Ángel Chacón no lo conocí. Juan Medina era un escalador de primera línea, por decirlo de alguna manera. En roca, nieve y hielo. Tiene su lugar en alpinismo hidalguense, por ejemplo, es parte de la historia de la pared norte de las Goteras. Fue pionero en trazar vías en el flanco oriental del cerro del Chiquihuite, norte de la Ciudad de México, y participó en expediciones a la Cordillera Blanca del Perú.



Iztaccihuatl, vertiente oeste.

La línea punteada sería la trayectoria que el grupo siguió en su ascenso a partir del refugio Chalchoapan

5-Cabellera (conocida también como Las Inescalables),4-Cabeza,7-Cuello,10-Glaciar de Ayoloco,2-Adoratorio El Solitario,8-Corredores Superiores,9-Pecho

Foto tomada de Internet


La Rampa de Oñate tiene lo suyo, alpinísticamente hablando, por lo que es poco frecuentada, digamos que se sube una vez por lustro, para dar una idea.

Empero, no es tal que escaladores como los mencionados encontraran dificultades para abordarla y mucho menos para encontrar en ella la muerte.

Pero en el alpinismo mundial existe una idea que es contraria al principio de razón: buenos escaladores suelen morir en empresas fáciles a  como ellos eran deportivamente.

Carecía yo de los nombres de todos los accidentados. Tiempo después Enrique Andrade   envío a mi blog los nombres de los accidentados en ambas ocasiones, lo cual agradezco pues así el dato histórico es más preciso:

“Para la primera fecha, que fue la de 1975: Juan José Oñate Ocaña, Berta Monroy de Pereda, Enriqueta Magaña de Palomé, Vicente Pereda Monroy y  Zenón Martinez. En 1976: Juan Medina Saldaña  y Miguel Ángel Chacón Gutierrez”.

Asimismo hubo poca reflexión de mi parte en cuanto a la fecha ( el año) de la tragedia que, me parecía, era 1975, al decir, refiriéndome a este accidente “ al año siguiente de la expedición al Aconcagua”, que vendría cayendo, según esta expresión, en 1975.

Sucede que nosotros estuvimos en el Aconcagua en febrero de 1974. ¡Y ese mismo año, 1974, pero en noviembre, fue cuando se dio el accidente en la Iztaccihuatl! Y el de Juan Medina en el 1975. Parece que tanto Enrique Andrade y yo incurrimos en falta de precisión…

Reproduzco el correo que Juan Pico me envió en el 2013:

 "Juan Pico 16 de noviembre de 2013, 16:55

Sr. Armando Altamira, soy Juan Blásquez Pico, uno de los pocos que reconocieron los cuerpos de los seis compañeros acaecidos en dos cordadas aquel día de muertos del 74 y no del 75 en la Cruz Roja de Polanco. El nombre que falta es Juan José Oñate (hijo), yo tenía 19 años y pertenecía al Club de Exploraciones de México - Grupo de Roca. Por el error de fecha, también hay que recorrer la de Juan Medina y Chacón al 75, ya que en el 76 Gustavo Díaz Rosas y su servidor subimos por la misma ruta."

Como sea, Andrade y Blásquez, son alpinistas que no se limitan a escalar montañas sino que están atentos de cómo trascurre la historia alpina de su país, lo cual, a mi parecer, los mete, los hace personajes, de  esa misma historia.

Pienso que la mejor manera de recordar a nuestros compañeros y amigos muertos en la Iztaccihuatl  es tener presente cada aniversario luctuoso. Cada quien con su panorama cultural: unos con el  pensamiento desde el laicismo y otros hacia el  más allá del tiempo y  del espacio…

 

PD

Con la idea de tener más precisión en el relato esta nota está sujeta a rectificaciones y aportaciones, en el caso que alguien pudiera enviar datos de esta tragedia.

Yo conozco  el lugar desde 1957 cuando, con montañistas  de la Ciudad de México ( Ubaldo Martínez, Felipe Sosa y Jorge Rivera) trazamos la primera al Corredor Superior y la superación de la Rampa y, como queda anotado, en 1973 conocí a Juan José Oñate y a  Senén Martinez, pero hasta ahí. Mi nota es sólo un intento  que busca  la certeza de lo  ocurrido.

Aquí mismo, en “comentarios”, al pie de la página, se puede agregar todo el material posible de los que sí estuvieron cerca, como es el rescate de los cuerpos o sus amigos o familiares.

Miguel Ángel Perea Monroy envió la siguiente nota:

“Correcto el comentario de Juan Blazquez, el accidente de los 6 fue el domingo 3 de noviembre y el contingente estaba formado por Juan Jose Oñate, padre e hijo, Bertha Monroy de Perea y su hijo Vicente Perea Monroy, Blanca Palome y Zenen Martinez, en aquel entonces tenia yo 12 años, soy Miguel Angel Perea Monroy y agradezco de manera infinita el esfuerzo y trabajo para recuperar los cuerpos. Se recuperó la cámara fotográfica que llevaban así que tengo esas últimas fotos, mi correo es turbulo@gmail.com”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡NO SALTES AL METRO, HAZ ALPINISMO!

 


¿Qué?

De estar acostado, muy cómodo dentro de su sleeping, acá en nuestra tienda de campaña en los 4,200 de la bella y heladisima ladera oeste del Citlaltépetl (5,636m), teniendo sobre nuestras cabezas arriba  los glaciares colgantes y, más allá, la parcela movible del cielo que nos tocó esta noche, Luis se enderezó y leyó en su celular.

Alguien de la Ciudad de México le escribía que estaba tan desesperado que se encaminaba a saltar hacia las vías del metro. No dijo cuál estación para evitar que Luis  alertara a las autoridades.

Eran amigos desde niños en la Guardería, la Primaria, la Media Superior y la Universidad y, ahora, iba camino del suicidio. Nunca  se interesó por la religión ni por la filosofía, sólo por acumular dinero, comentó Luis. Era muy diestro en eso de los negocios, se dedicó un tiempo a la política de partido, pues era un excelente orador, luego le dio por comprar casas viejas, o departamentos, las remodelaba y las vendía.

Nos queríamos mucho aun con  ser  el revés del molde, yo casi un misántropo, gabardina vieja  y con apenas unas monedas para comprarme un café.

¡Espera, le escribió, no saltes, mejor ven a caminar a las montañas! Se cortó la comunicación. ¡Era una despedida! Luis se quedó sentado, viendo hacia la oscuridad de la noche desde dentro de la tienda.

Esta vez acordamos dormir todos  en la tienda-comedor, para más convivencia, no cada quien en su tienda individual, como lo veníamos haciendo.

 Luis comentó algo al volver de su sorpresa: las almas atormentadas por el trajín, el ruido, el liberalismo moderno, del tener más que el ser, de la multitud, los problemas existenciales o las cuestiones económicas, empezando por este maldito virus y las cepas que vendrán…

Dio un sorbo a su café negro.

 Pueden hacer una cura de nervios con el sólo hecho de agarrar su mochila y venir a esta extensa y bella ladera oeste del volcán Citlaltépetl, o de la montaña que esté cerca, en el país o en el continente en el que se viva. La cosa es   romper esa fatídica  rueda de…


Caminar

Dibujo tomado del libro Técnica Alpina de Manuel Sánchez y Armando Altamira, editado por la UNAM, 1978


Lo invité varias veces que viniera a  caminar por los bosques altos. ¿Qué paso? Él ya estaba encadenado a la rueda de Axión, llenando de monedas su tonel. Tenía seis socios y noventa y cinco apologistas.  Y la presencia femenina nunca estuvo lejos de él.

¿Qué es eso de la misantropía?

Es una broma. Los alpinistas somos, por eso de que solemos estar días o semanas en la soledad de las montañas, los que podemos apreciar la calidez humana que habita en las ciudades. Por más degradada  que esté la  atmósfera, por eso del calentamiento global y la conducta de los individuos, digamos, poca o nada ortodoxa, siempre habrá más positivo que negativo.

¿Si no hay montañas donde se vive? Tienes el mar o la laguna para remar. ¿Si sólo hay desierto? Puedes caminar. Eso me gustó, exclamó Yuma, indio hopi, nacido en medio de los desiertos de Norteamérica, por un lado el desierto de Yuma (por eso él se llama así) que es parte del gran desierto de Sonora, el desierto de Samalayuca y el desierto de Arizona. En diez vidas no acabarías de recorrerlos, dijo.

¿Por qué tú amigo…? No hay ningún misterio en esto. Uno acaba siendo igual al contexto en el que se mueve cotidianamente: deporte, hampa, santidad, cultura, televisión, celular,harem, política, abejorro de bar…

¡Explícate! Siempre se ha dicho que ir a caminar a las montañas no es nada nuevo, como se cree, sino un reencuentro con mí mismo. Por eso Byron escribió: “No vivo en mí mismo, sino que me convierto en parte de lo que me circunda, y para mí las altas montañas son un sentimiento”.

Podemos los atormentados ir al psiquiatra, para la cura, para eso está la ciencia! ¡Pero no vamos! Creo que estas exagerando, insistió Pancho. Luis buscó en su celular y se lo pasó al escéptico. Pancho leyó: Según dato de INEGI en el 2020 hubo 7,896 suicidios en México, 81.7% hombres y 18.2% mujeres. Y esto viene incrementándose desde 1910 que es de cuando INEGI tiene registro, en ese año fueron 5 mil.

En seguida una nota de la OMS: "Según indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS),cada año unas 800 mil personas  ponen fina su vida en todo el mundo, es decir, una cada 40 segundos."

¿Sigues creyendo que es una ociosidad eso de decir que agarren su mochila y, para sanear el cuerpo, la mente y el alma, se vengan  a caminar a las montañas? Las delicias ( siempre bienvenidas) y   comodidades de la ciudad, las mal entendemos y nos volvemos cómodos y en no pocos casos esa dulce vida nos regresa a nuestra niñez, así tengamos ochenta años. En otras palabras, blandengues, no todos, pero sí muchos.

Les recuerdo, ustedes que son católicos, las palabras de tal vez el más grande Padre de la Iglesia, de la antigüedad, San Agustín: “Me has enseñado que me acerque a tomar los alimentos, cual si fuesen medicinas. Pero mientras paso de las molestias de la necesidad al bienestar de la saciedad, en ese mismo paso me acecha el lazo de la concupiscencia. Porque ese mismo paso es un deleite y no hay otro por dónde pasar adonde me obliga a pasar la necesidad”. Han leído a San Agustín o sólo el catecismo de Ripalda? Yo no, yo tampoco, yo tampoco.



                        Mario Campos en el Nevado de Toluca,México, 4,680m

                                    Foto de Armando Altamira


Pero no es tan sencillo venir a caminar a las montañas, si no se tiene la costumbre. ¡Hay que hacerla! Alguien, que no recuerdo quien, dijo Yuma, escribió: “La aptitud para soportar y amar la soledad es una medida de nuestro valor intelectual”. Se llama Schopenhauer el que lo escribió, aclaró Luis. Y dijo algo más refiriéndose al impacto que nuestra alma sufre cuando no se está familiarizado con los horizontes alpinos: “La soledad es completa; el viento aúlla por las gargantas de las montañas. Entonces se nos hace patente nuestra debilidad, nuestra impotencia contra una naturaleza hostil”. Pero si el encuentro se resiste, nuestros nervios se apaciguarán, volveremos a poder contemplar la belleza de la vida y, nos estaremos evitando un viaje al manicomio o,  como hizo el inspector Javert, saltar al remolino del Sena.



Dibujo tomado de El País, 26 de septiembre 2015


Esa llamada te ha hecho que exageres las cosas, dijo Pancho. Puede ser una exageración, pero cuando se tiene el imperativo categórico en forma de viga sobre tu cabeza y una cuerda en derredor del cuello, o las vías del metro bajo los pies, mejor recordar estas otras palabras de Byron: "Las montañas, los mares, los cielos,¿ no son parte de mí mismo y de mi alma, como yo soy también una parte de ellos?”

¿Han leído a Byron? Preguntó Luis. Yo no, ni yo ni yo. Con razón estamos como estamos, dijo y, echándose la capucha sobre la cabeza, volvió a hundirse en su bolsa de dormir y, por ultimo, recomendó: ¿Felices sueños!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DIALOGO DE LUIS CON SÉNECA ENTRE MONTAÑAS MEXICANAS

 


Tercer día en el albergue de Piedra Grande (4,260m) del flanco oeste del Pico de Orizaba (5,600m).

Permanecer horas o días en un mismo lugar, aislado de la comunidad inmediata, como sería el caso de un lugar dentro de la misma ciudad, es parte de un entrenamiento para formar parte de una expedición alpina.

 En el campamento, ya en la montaña del destino, puede verse obligado el individuo a permanecer horas o días dentro de la tienda obligado por el mal tiempo. Si no tiene este entrenamiento pronto surgirá el conflicto entre sus compañeros y  enviciará la armonía de la expedición. No pocas expediciones han regresado a su país sin haber pisado siquiera la base de la montaña por esta situación caótica del grupo.

En días de la pandemia podemos entender mejor este asunto. Encerrados en una casa por días o meses, la psicología del  grupo acaba por explotar.



“Perdidos “en el suroeste del volcán.


Permanecer encerrado como ejercicio de entrenamiento se trata de una prueba dura, para la psicológica del individuo, aunque no lo parezca. Nuestro estilo de vida de la ciudades es moverse por necesidad de cumplir con las tareas como el trabajo, el estudio…O bien obligado por el temor de encontrarse con sí mismo.  También, y con más frecuencia,  buscar la manera de cómo llenar su día.

“Creo que hay que estar  solos para percibir el lenguaje de la naturaleza. Ésta habla  en voz baja y, si hay demasiados rumores, perderemos muchas de sus palabras” escribe Mazzotti en su libro Introducción a la montaña, editorial Juventud.

Somos individuos del ritmo atropellado  de la ciudad industrial, no somos lamas. Entonces, obligados por las circunstancias, hay que quedarse quietos como los lamas…Semejante a alguien que no tiene dotes ni entrenamiento de malabarista y  se le obliga a ir por la cuerda sobre las cataratas del Niagara… 

Teníamos programados dos días en el albergue pero hemos decidido permanecer un día más. La patrulla alpina que subió hasta los 5,500 en busca de cadáveres ha regresado al valle. Nada reciente sino desarrollando labor de “limpieza”. Localizar cuerpos de alpinista accidentados de años atrás. La fuerte nevada de dos días antes ha borrado toda huella de las grietas.

Por la mañana Yuma y yo vagamos por la morrena. No buscamos algo en especial, solo vamos de aquí para allá. Requiere concentración ir por tanta rocalla, un descuido y ¡adiós tobillo!



El Pico de Orizaba oeste visto desde la cota 4,200


Luis y Pancho han descendió  hasta el fondo de la cañada Jamapa y  regresado a buena hora para preparar la sopa para  la comida. El agua hierve y hierve pero por eso de la altitud tarda en cocerse el alimento.

Debido a eso hemos procurado traer víveres blandos, precocidos, que no requieren tanto hervor.  “Demasiado sodio y demasiadas grasas saturadas”, dice  el sobre pero por ahora no nos queda otra que hacer caso omiso de esta  advertencia de   muerte.

Al caer la noche tomamos café negro ya metidos en nuestro sacos de dormir. Yuma ha perdido sus guantes de lana y protege sus manos del frío con calcetines que trae de repuesto.

Albergue de Piedra Grande

Foto tomada de Internet.

Luis quiere leernos algo de Séneca pero ya sabe que eso de la cultura no es lo nuestro y se las ingenia para imaginar un dialogo con aquel filósofo. Recuerda a los personajes del teatro cuando hacen soliloquio.

Brevemente nos explica…  Séneca fue miembro del Senado romano y en un tiempo el favorito de Calígula y fue también su profesor. Muy rico, Séneca, sin embargo,  se identificaba culturalmente  con la Stoa o corriente  estoica. Los cristianos, todavía en las catacumbas, se fijaron en esta actitud de los estoicos y  encontraron tal sobriedad en el modo de vivir, muy conveniente para  ellos (ya Jesús les había anticipado: vayan a predicar la Palabra, no lleven nada, sólo lo puesto). Es necesario saber este dato para  calibrar  los conceptos desarrollados por Séneca , nos advierte Luis.

¿Por qué tan ilustre maestro  no logró hacer del emperador algo diferente a como lo refiere la historia?

Por la misma razón que Pericles no logró heredar su sabiduría a sus hijos o los jueces que juzgaron a Sócrates no pudieron  entender lo que el maestro quería para la juventud ateniense…Lo vemos en la actualidad, padres sobrios y sus hijos mala cabeza, bueno, no todos. O viceversa.

Luis lee del libro de Séneca (Tratados filosóficos) las respuestas y sólo se preocupa de inventar las preguntas:

-Vives en un palacio y hablas de mesura en las costumbres, le pregunta a Séneca

“Estoy poseído de un gran amor a la templanza; así lo confieso. Agrádame la cama no adornada con ambición; no me agrada la vestidura sacada del cofre y prensada con mil tormentos, que la fuercen  a hacer diferentes visos, sino la casera común, en que ni hubo cuidado de guardarla ni le ha de haber  en ponerla”.



La segunda cresta rocosa del flanco oeste.


-Son famosos los festines en los que la clase dirigente de Roma se regodeaba, aun con  manjares traídos de lejanas tierras y sólo para, por hartazgo, vomitarlas.

Se refirió a esto último:

“Agrádame el manjar que no costó desvelo a mis criados ni  causó admiración a los convidados y no me agrada el prevenido de muchos días, ni el que pasó por muchas manos, sino el ordinario y fácil de hallar, sin que en mi mesa se ponga cosa alguna  de las que el precio subido atrae, sino en las que  en cualquier lugar se hallan, sin ser molestas a la hacienda y al cuerpo y sin que sean tales y tantas, que hayan de salir por la parte por donde entraron”.

-En todas las cortes se busca  exhibir la opulencia más que los otros, tanto en el vestir como en el grupo de servidores o guardaespaldas. Se cree que entre más boato se llamará más la atención del monarca que le facilitará el ascenso a formar parte del reducido grupo de dirigentes.

“Me aprieta el ánimo el ver  en otros gran cantidad   de pajes y esclavos relumbrantes con el oro de las libreas, más bizarras que las de los míos. También me acongoja  el entrar en una casa llena de riquezas y adornada con artesonados  dorados, y apriétame  el lisonjero pueblo, que de continuo corteja a los que disipan sus haciendas”. Yuma  interrumpe a Luis:



Camino a Shangri-La


-¿Estás leyendo literalmente o lo estas inventando, porque muchas de esa cosas que dices son de Séneca son las que aparecen estos días del siglo veintiuno en los medios de todo el mundo.

-Pueden verificarlo, miren es a  la letra lo que están oyendo.

Luis se disponía a seguir leyendo de los Tratados filosóficos cuando se abrió la puerta del albergue y entró un grupo ruidoso de cinco alpinistas. Uno de ellos cargaba un viejo radio portátil de los años sesentas de cuatro grandes baterías. Lo tenía a todo volumen.

 Luis esperó  que se instalaran para seguir dialogando con Séneca pero dos horas más tarde seguían hablando. Uno de ellos sacó de su mochila tres metros de longaniza y la colgó de  clavos de la pared y el otro externo de alguna litera. Pronto se llenó el recinto no sólo  de ruido y también  de un irritante olor de grasa de longaniza. Otro del grupo sacó un bote de pintura y empezó a pintar la pared del fondo con los nombres de los componentes del grupo. Al final pintó un corazoncito atravesado con una flecha y un recordatorio: "Aquí estube con Juana".

Comprobamos que de lamas no tenemos nada. Tampoco de estoicos y, por nuestra incapacidad de tolerar tanto ruido caótico, menos de cristianos.  A las ocho de la noche nos trasladamos al refugio que está a cincuenta metros del albergue. Pocas literas pero suficientes para nuestro reducido grupo.

Todavía a las dos de la mañana se oye fuerte el jolgorio en el albergue.



Este es nuestro Shangri-La. Rebosante de contingencia atmosférica,el frío, el aire, el calor, la nieve, las luces, las sombras conforme avanza el día... 

Yuma, en el centro (abajo a la izquierda), casi perdido por la distancia, da idea de las dimensiones  del flanco oeste.


En la mañana, antes de almorzar, agarramos nuestras mochilas. Síganme, les dije, conozco un planeta lleno de silencio. Traspusimos la colina del oeste y, en efecto, llegamos a nuestro Shangri-La. Todavía caminamos en descenso hasta franquear la otra cresta, ahora en dirección sur a través del flanco occidental. En los 4,200 levantamos nuestras tiendas. 

Luis  y otros dos acampamos cuatro años atrás en este mismo sitio. Entonces todavía bajaba el agua de deshielo del glaciar noroeste,a partir de las diez de la mañana y se congelaba  hacia las cinco de la tarde.Ahora su cauce está seco.

Como sea, Luis dice que en pocos lugares se siente tan feliz como aquí.Me considero dichoso porque procuro cultivar la tranquilidad, dice. En otras palabras,el ocio terapéutico. Las ciudades han borrado de su diccionario la palabra ocio y en su lugar pusieron  el sedentarismo y la poltronería

Mientras arroja al fuego  salchichas, para todo el grupo, nos comenta algo que nos parece curioso. Sólo a Luis se le ocurren estas cosas. Tengo en mi casa,explica, una foto muy ampliada de esta vista de la montaña desde este mismo ángulo que tomé hace cuatro años.Siempre que la veo ( y la veo todos los días ) me produce un sentimiento estético.He comprobado que es el mismo sentimiento estético, siempre, todos los días.Pero ahora que  veo, en vivo, el mismo paisaje  me produce un sentimiento estético diferente.¿Saben a qué se debe? Ni idea, le contestamos todos. Explícanos  a qué se debe, pregunta Yuma.A mi fotografía le falta la contingencia atmosférica: el frío, el aire, las luces, las sombras conforme avanza el día... Mi fotografía sólo es una  superficie  exterior estática, congelada y de una dimensión.Aquí, en cambio,  tengo la tercera dimensión. Igual que cuando contemplamos la foto de la novia.¡No sigas!, le urgió Yuma,nuestra imaginación iría muy lejos en ese terreno...

Pancho no conocía este lugar bajo los glaciares colgantes occidentales, mil metros sobre nuestras cabezas. Se quedó extasiado. En efecto, dijo, este es el Shangri-La de Horizontes Perdidos, del novelista inglés, cómo se llama? James Hilton, respondió Luis.

Sí, comentó Yuma, sólo que en este Shangri-La si se envejece.

 ¿Te parece interesante el paisaje? le pregunta Luis.¡Ni qué dudarlo!

Entre trago y trago de café negro y mirando alternativamente la brazas de la hoguera o levantando la vista hacia los glaciares colgantes sobre nuestra cabezas, Luis dijo que todos buscamos un espejo que pueda reflejar nuestra propia imagen.Por eso alguna veces vemos hacia el cielo y otras hacia el infierno y luego, asustados, buscamos escondernos en la medianía. 

Siguió una de sus clásicas preguntas:¿Han leído La Iliada? Tiene que ver con la libertad. Hay una necesidad de libertad en todo el que practica el alpinismo,ya por deporte o ya como plan de vida.El anhelo de conocer panoramas naturales,como este,  o superar obstáculos en lo vertical, es la máscara, el argumento,  que esconde aquella necesidad vital. Todos usamos mascaras de manera consciente o no. Es una manera de decir, nada ofensivo. A semejanza de los gobiernos que suelen exhibir  argumentos de la superficie para realizar objetivos de primera necesidad para el desarrollo de sus programas.Por eso preguntaba sobre La Ilíada.Esto es lo que nos dice Homero.

Yuma sí conocía a Homero. Fue el saqueo de Troya lo que movió a los ejércitos griegos,con el argumento de rescatar a Helena, dijo. Y para despistar a los lectores  suspicaces,añadió Luis, Homero metió otro argumento más: las diosas Hera y Atenea buscaron la ruina de Troya, por envidiosas y vengativas, contra París que no les llevaba  ofrendas y si a Afrodita a quien consideraba la más bella de las tres. Fue cuando el Olimpo entro en una verdadera revolución entre los inmortales...

Pancho interrumpió  en tanto salía, consternado, el rostro lívido, de nuestra tienda- comedor: ¡Una verdadera mala noticia, se nos acabaron las salchichas...!

 

 

 

UN VIEJO Y PESADO LIBRO DE ARISTOCLES EN LA MOCHILA DE YUMA

 


 

Segunda noche en el albergue de Piedra Grande (4,260 m) flanco norte del Pico de Orizaba (5,600). Montaña limpia  pero, merced a los residuos de comida que hay en todo comedor de los refugios de alta montaña, de vez en cuando algún ratoncillo asoma la cabeza. Por fortuna tenemos todavía el agua muy cerca para la preparación de los alimentos.

Es la disyuntiva cuando emprendo el cruce del desierto o el ascenso a una lejana montaña, dice Yuma, el indio hopi con el que he escalado en la última década: un libro más en mi mochila me obliga, por el peso,  a llevar un litro menos de agua, y eso acorta mi estancia en el recorrido. Se traduce en que podría morir de sed o al menos caer en una peligrosa deshidratación. Mi cuerpo y mi mente están adaptados para vivir en un promedio  de 40 grados calientes, es decir, entre 30 y 50. Pero sigo siendo mortal y tengo mis límites, miren, por ejemplo. Nos enseña un libro  de algunas de las obras de Aristocles (así se llamaba Platón) que tiene La Republica, la Apología de Sócrates, el Fedón, el Fedro, El Banquete y el Gorgias, todo en un solo volumen. Pues sí que está pesado dice Luis, por lo menos es de dos kilos. Lo que quiere  decir dos litro de agua menos en mi mochila, argumenta Yuma.

 Con Yuma y otros dos “hicimos” la pared oeste de la Torre Negra de Nexpayantla (4mil), y  la directa a la pared norte del Abanico (5 mil), en una misma salida, hace algunos años. Los detalles de esta ascensión en roca, nieve y hielo, fueron publicados en  Escalando con Schopenhauer, un cuaderno de la Secretaría de Prensa del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, (STUNAM) y ahora  en Internet.

La solución es sencilla, le digo, no lleves libros y así podrás cargar más agua y tu recorrido será  de más distancia. Yuma argumenta: La travesía, es decir, la caminata, proporciona salud al cuerpo y el libro salud a la mente o, si se quiere, al alma. Sin libro hay una muy peligrosa situación de deshidratación intelectual. Dos tipos de muerte y entonces, ante la disyuntiva,  hay que mediar: agua y también libros ¡y el cuerpo que resista, a ver cómo le hace! ¡Tiene necesidad de comida y también de cultura, pues que se aguante!



Albergue de Piedra Grande (4,260m)

Foto de Armando Altamira Areyán.


Nos parece que hemos estado en esta salida, de una semana, entre montañas, tan desconectados de las cosas que suceden en el valle, que Luis, luego del  almuerzo, agarra el celular y pregunta a un amigo suyo de la ciudad de México, si la política de partidos sigue siendo sólo laica o ya comprende la moral. Parece que no hay señal para el celular pero en tanto espera, con el aparato pegado a la oreja, nos explica casi en voz baja, como quien dice un secreto: es algo que Platón buscaba, que la política  fuera moral sino la república (el pueblo) se iba a pique.

¿Por qué has preguntado  esa cosa tan rara? Le digo. ¿Rara? Sólo mira hacia países del área: hay pueblos  felices porque prevalece en ellos la justicia, y hay otros, que son desgraciados en la medida de sus vicios.

El amigo de Luis le envía una nota. Es un artículo periodístico  proporcionado por El Universal Online aparecida el 5 de octubre del 2021.Luis sólo lee un párrafo, oigan, dice: “Credibilidad de clase política en AL, en entredicho. La credibilidad de la clase política de América Latina y el Caribe volvió a quedar en entredicho con el destape de los Pandora Papers, una caja de viejos secretos sobre el involucramiento de presidentes, ministros y dirigentes partidistas latinoamericanos y caribeños en tramas financieras y jurídicas empresariales en paraísos fiscales para perder el rastro del dinero, eludir impuestos y ocultar activos”. En seguida comenta: Ese viejo Platón sabía lo que decía.

Se me ocurre que la vida de los individuos y la de los pueblos son, a semejanza de los alpinistas, dice Pancho, otro del grupo. ¿A qué te refieres? Si piensas que tu excursión es limitada, cargas con todo lo que encuentres a la mano. Aunque tu mochila te pese. Pero si tu viaje va a ser largo procuras tener mucho cuidado de lo que le vas a echar a tu mochila.

Todavía para la cena pensábamos si fue una metáfora lo dicho por Pancho. ¿Piensas que te quedarás en la Tierra, sin ir más allá de la fenomenología, o  remontarás el vuelo a la eternidad, en pleno vuelo metafísico? Algo así.

 A las ocho de la noche escuchamos el runrun de un vehículo que se acerca al albergue. No tardan en aparecer por la puerta ocho montañistas. Integran una patrulla de rescate alpino de Puebla. Conocemos a algunos. ¿Qué hacen? Tenemos días por estos lugares y no sabemos de accidente alguno, es más, ni siquiera hemos visto a alguien.



A.M.M. y A.A.A. en el flanco noroeste del Pico de Orizaba. Al fondo varios glaciares que ya no proporciona agua a los valles.

Foto de Armando Altamira.


Hace tiempo, dice Juan, el guía del grupo, buscando los cuerpos de Tabella y Samaniego ( Estos dos alpinistas permanecieron perdidos muchos años entre la nieve  del último tercio del flanco norte de este volcán) localizamos otros accidentados, también muy buscados por  años. Dos japoneses y otra cordada, de otra fecha, el accidente de dos suizos. Todos en el fondo de las grietas. Más a la derecha, en el centro mismo de la zona de grietas, otro cuerpo, al parecer de otro japonés. Este lo bajamos hace tiempo.

Salieron a la cinco de la mañana. ¡Todos salen a la cinco de la mañana! Llevan una  camilla plegable. Los acompaño, linterna en mano,  un tramo por el sendero de la morrena. Juan  dice que como yo he participado en búsquedas de accidentados en esta misma montaña,  saca un pequeño papel del bolsillo de su anorak y me lo entrega.



 En los 5,500m del flanco norte del Pico de Orizaba. Una ´área sumamente  sencilla de subir, en la que yacen alpinistas en el fondo de sus grietas.


En el anfiteatro, dice,  entre sus pertenencias, había  una nota. Su muerte no debió de llegar de inmediato porque tuvo tiempo y el ánimo para escribirla. El original lo entregaron las autoridades a sus familiares pero yo retraté el papel  con mi celular. Hice una copia y te la regalo.

Hasta que estuve de regreso en albergue, a la hora del almuerzo, me acordé del papel.  De nosotros sólo Luis sabe japonés. A ver dámelo. Lo leyó. Parece un epitafio. ¡Ya qué dice!, lo apuramos. Escuchen: “ Nadie me preguntó si quería nacer, y ahora tampoco nadie  me pregunta si quiero morir!”

Más tarde, Ya en las literas metidos en nuestro sacos de dormir, Yuma me pregunta ¿crees que eso escribió el accidentado o Luis lo inventó. Luis  oye y protesta, en tanto nos enseña el papel. Miren aquí dice. Nos quedamos en las mismas, está en japonés.

Lo que siempre me he preguntado, comenta Yuma, cómo en un área tan reducida, apenas 600 metros de nieves eternas, a partir de los 5 mil, en este flanco norte, hay tantos accidentes. Y en un terreno que no hay obstáculo para escalar. ¡Rectifico! agrega en seguida, pero no dice qué rectifica.

¿Qué rectificas? Habrá que borra el concepto de nieves eternas, o nieves perennes, todo hielo en las montañas del planeta está desapareciendo.

 

EMERSON HABLA DE LIBROS

 


Hay comida que nutre y otra que enferma. Así en literatura.

Yuma busca y busca en su celular qué leer y encuentra tantas obras publicadas que no sabe por dónde empezar.

Estamos en el albergue de Piedra Grande, en los 4,260 metros, el punto  donde los alpinistas inician el ascenso al  Pico de Orizaba norte a lo largo del glaciar Jamapa. Por la mañana hemos levantado nuestro campamento en el fondo de la cañada Jamapa, en los 3,800, y remontamos la cuesta de apenas medio kilómetro. Sus grados de elevación nos han dejado casi exhaustos jadeando bajo el peso de nuestras voluminosas mochilas.

Albergue de Piedra Grande,entre la tormenta

Foto tomada de Internet

No iremos más allá. Tenemos la idea de permanecer aquí dos noches. Bajo el golpe de la altitud que ya se deja sentir en nuestro cuerpo y las temperaturas por debajo del cero, aun en pleno día, queremos, más bien necesitamos, llenar nuestros ojos y nuestra alma de esta belleza geográfica.

Para tal efecto necesitamos quedarnos quietos. Son los días a la mitad de la semana y las cordadas de montañistas ya se han ido y otras tardarán en llegar. Tenemos todas las literas para nosotros y a diez metros el agua todavía fluye del glaciar.

Este “todavía” es porque los glaciares del lado oeste de la montaña agonizan y sus antiguos cauces estás secos. En el lado este sólo en un punto (es otra cañada) se encuentra agua y hasta una cascada que suele congelarse, de unos cincuenta metros,  donde practicar en invierno escalar en hielo. Ahí también se puede decir “todavía”. En los otros 300 grados del volcán, nos consta porque lo hemos comprobado, el hielo y las nieves están ya muy arriba. Es el problema cuando se piensa en dar la vuelta a esta montaña. No hay agua.


Pico de Orizaba (5,600),vista aérea, tomada de Internet

Puntos localizados por Armando Altamira Areyán para señalar la cota (4,200 +-) que seguimos cuando nuestra vuelta al volcán. La letra A señala el emplazamiento del albergue Piedra Grande.

Fuimos como las manecillas del reloj: empezamos  en el estado de Veracruz y  volvimos al albergue por la derecha , que ya es el estado de Puebla.

A decir verdad, nuestro vivac de dos días en el fondo de la cañada  nos ha aclimatado de tal modo que tanto la altura como el frío no nos incomodan.

La gente se apresura ir a las playas, tan pronto tiene oportunidad de vacacionar, y  huyendo de las aglomeraciones en la ciudad, hace aglomeraciones en las ciudades de la costa a donde llega.  Nuestro concepto de vacacionar es remontar los bosques altos y permanecer quietos en las cotas del silencio y la soledad. ¡Ya la psiquiatría nos ha echado el ojo!

Luis es el que conoce de libros de literatura. Hay algunos autores latinoamericanos famosos, consagrados por la fama y por  los premios que han recibido, le dice. Me producen urticaria, contesta Yuma. ¿Por qué? Son defensores del sistema o están contra el sistema y de ahí no salen. Necesito algo universal, es decir, al interior del hombre.

Entonces busca en Edgar Lee Masters, escribió  El pensamiento de Emerson. Emerson hace aquí semblanzas de algunos pensadores que cree son base sólida, por universales, de la cultura occidental.

¿Semblanzas? Sí, con la idea que después tú puedas profundizar en la obra que encuentres interesante. Se refiere a Platón, Montaigne, Shakespeare, Napoleón, Goethe, Swedenborg…

Por una hora nos afanamos en poner orden  en las cosas de la cocina que los alpinistas en su prisa abandonan  en desorden.

 Y también nos servimos de comida enlatada que, a propósito, dejan cuando emprenden el descenso al valle,  después de su ascensión, con la idea que alguien pueda servirse de ella. Y como nosotros tenemos  ya varios días en la montaña y nuestras provisiones disminuyen...

Luego de la comida Luis dice que por fin ha encontrado el autor que  le mencionó a Yuma.  Sentado en la litera de arriba y con los pies colgando, nos pregunta si queremos oír algo del libro. Metidos en nuestros sacos de dormir y con un sabroso café negro humeante que nos alegra la vida, lo escuchamos.

Me duermo con eso de la cultura y sólo registro palabras aisladas:

“Todo cuanto hoy se escribe y debate por y entre pensadores dimana de Platón, que hace grandes estragos en nuestra originalidad… San Agustín, Copérnico. Newton, Behmen, Swedenborg, Goethe, son también  sus deudores y no hacen más que glosar  lo que aquel dijo…Platón es la filosofía y la filosofía es Platón…El problema que se nos presenta para su solución es cómo  llegó a encarnar Platón a Europa, a su filosofía y a la mayor parte de su literatura…”

Nos mira y como se da cuenta que estamos en la luna, hace una somera explicación de lo que Emerson quiso decir de la influencia de Platón en la literatura y filosofía en los últimos 24 siglos. 

Las Ideas de Platón, la cosa en sí de Kant y la Voluntad de Schopenhauer, son lo mismo y difieren en la exposición más que en la concepción. No son cosas de la representación, de la causa y del efecto, las  Ideas  se refieren a lo que está  fuera del espacio y del tiempo. En otras palabras, las Ideas platónicas, por un lado, las de Kant y las de Schopenhauer, por otro, son como los dos rieles de las vías del ferrocarril que van, para bien,  en una misma dirección.

 Resignado ante nuestro silencio, y no sin antes mover un poco la cabeza, sigue:

Swedenborg en astronomía  predijo el descubrimiento del séptimo planeta…Las obras impresas de Swedenborg alcanzan  alrededor de cincuenta  gruesos  volúmenes en octavo y la mitad de los cuales son obras científicas….”

Montaigne reunía todas las  cualidades del  escéptico. Es el más franco y honrado entre los escritores… Pretende tener todos los vicios, y dice que si disfruta de alguna virtud la posee a hurtadillas. En su opinión  no hay hombre que no haya sido digno de que le ahorcasen, cinco o seis veces y no hace excepción en su favor…”

“Actualmente la literatura, la filosofía y el pensamiento están shakespearizados, han sufrido la influencia de aquel genio. La mente de Shakespeare es el horizonte que limita actualmente nuestra vista y más allá del cual nada ven nuestros ojos…Este fue el padre de la literatura alemana, pues gracias a su introducción de sus obras por Wieland y Schlegel, germinó rápidamente aquella literatura…Él escribió el texto por el que había de regirse nuestra vida moderna, él fue el que esbozó al hombre inglés y europeo, él fue el padre del hombre americano…”

Napoleón fue el ídolo de los hombres vulgares porque poseía en grado trascendental las cualidades y facultades de éstos. Aquel hombre era necesario y por eso nació…Lo sacrificaba todo  a su objetivo: dinero, tropas, generales, hasta su propia vida. Sabía lo que tenía que hacer y se lanzaba decididamente hacia su meta, procurando alcanzarla siguiendo siempre la línea recta. Sin duda, podemos encontrar horribles anécdotas en  su biografía referentes al precio que tuvo que pagar por sus éxitos, pero no por ello debemos tacharle de cruel, sino considerarle como persona que nunca encontró obstáculo ante su voluntad.”


Albergue Piedra Grande(4,260m).Un poco a la derecha del albergue, un refugio, cerca de una piedra grande.  La montaña del fondo a la izquierda es el monte Chichimeco. 

Después de descender la cañada Jamapa y remontar el lado opuesto, se pasa por la base del Chichimeco. Ahí empieza la vuelta al volcán.

Foto de Armando Altamira Areyán

Despierto. Afuera cae la nieve y el viento golpea la puerta del albergue. Me asomo por el ventanal y la montaña ha desaparecido tras la cortina blanca que cae entre la noche. Luis no se ha dado cuenta de la tormenta y  se ayuda para leer  con su linterna que sujeta con una mano y con la otra el celular.

Los del grupo están dormidos. Es de noche pero temprano. Pienso que si estuvieran viendo por televisión un partido de fútbol sin duda que estarían gritando hasta desgañitarse pero, Platón, Shakespeare… Me doy cuenta que no despertarán ni con la cafeína de los tres jarros de café que se tomaron antes de  meterse a sus sleeping.  Sus ronquidos me lo confirman.

Luis  no se da cuenta de nada, sigue leyendo. Temo por su salud mental. Me levanto  y me preparo otro jarro de café y arrojo dos salchichas al  hornillo. Vuelvo a mi bolsa de dormir.  Cinco minutos y empiezo a  cabecear.

Sólo he leído dos novelas en mi vida. Una de ellas es Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams. La  muchacha de la novela, Blanche DuBois, también le da por leer libros de cultura, pero lo hace en un medio social tan precarizado que sus anodinos personajes acaban por ponerle una camisa de fuerza y se la llevan al manicomio. Me temo que a  Luis podría pasarle lo mismo.

Lo último que le oigo a Luis, que sigue leyendo a Emerson, es: “Goethe fue  el filósofo  de la multiplicidad de la vida moderna…El diablo ha desempeñado un papel importante en la mitología de todas las épocas. Goethe no  utilizaba una sola palabra que no  significase alguna cosa. “Nunca he oído hablar de un crimen que no pudiera cometer yo mismo:”

A las cinco de la mañana me levanto. Tal vez habrán quince grados fríos.Todo en el albergue está en silencio. Luis por fin se ha ido a dormir. Me asomo por el gran ventanal. La tormenta ya no está y ahora brilla la luna. Ilumina el último tercio de la montaña. Su domo nevado brilla en la noche.

Yo sé, porque he tomado parte en patrullas de rescate, que  en el fondo de  esas grietas yacen alpinistas desde hace medio siglo, treinta años, cinco… Un pensamiento, nada trágico pero si realista, me viene a la  mente: sus hijos, sus nietos, ya crecieron, ya se casaron... Pero de seguro que siguen mirando a lo lejos hacia esta montaña.

Linterna en mano voy por agua para prepararme una taza de café. Sí, el agua “todavía” fluye del glaciar…

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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