PARA ENTENDER A TLAHUIZCALPANTECUTLI


 

Es el lucero grande que vemos en algunos meses del año sobre el cielo del Altiplano de México. Representa  al Señor de la Aurora. En la cultura europea es Venus.

Relacionado con Quetzalcóatl, Tlahuizcalpantecutli es una esencia que existe por sí sola,  permanente frente al cambio fenómeno. En  palabras del pensamiento occidental, es un noúmeno  “bueno, espiritual,
Tlahuizcalpantecutli
 

El pensamiento laico y muchos relativistas le llaman “energía” o “héroe cultural”. Los códices lo presentan como figura antropomorfa, no como ondas hertzianas ni como un  intelectual que haya marcado una época.

Los habitantes del Tlalocan, en Tepantitla, noreste dentro de la zona  de Teotihuacán, son antropomorfos. 

En todo caso la gran estrella es un mito. El mito es el más profundo de los símbolos. El mito encierra a la cosa en sí, a lo que existe por sí.

En su gran obra, Paideia, Werner Jaeger apunta que “toda clase social posee su propio tesoro de mitos”.

Es una realidad que la sociedad que conoce sus mitos,  ya sea por imposición, o por ignorancia, cultiva los mitos ajenos, los resultados, de creencia y de práctica, son mediocres.

 
Tlahuizcalpantecutli se asocia con el calendario, Tonalpohualli, de 260 días, con  cosas del campo y sucesos adivinatorios. Predecía los días  buenos y los malos. Como ahora diríamos a priori. Recuerda al oráculo de Delfos de los griegos.

Un ejemplo a la mano nos da la agudeza con la que se consideraba el Tonalpohualli:

Los que nacían en el  signo Tochtli (conejo) eran muy inclinados a ser borrachos en su vida. Un detalle los retrata de tiempo completo: son los primeros que llegan  a la  fiesta y los últimos que se van. Y, sobra decirlo, con la bebida sagrada de México, el pulque, provocador de mucho erotismo,eran muy prolíficos, como son los conejos. Así como "allá" tenían a su dios Baco, aquí en México al dios Ome Tochtli.
 

Estaba el Tonalpohualli “dentro” del calendario civil náhuatl (xiutlalpohualli) de 360 días + cinco días “inútiles”.
Pirámide a Tlahuizcalpantecutli, en Tula, Hgo.
 
“El Tempo de Tlahuizcalpantecuhtli, construido en el siglo 1100, es un edificio del imperio Tolteca simétrico y decorado que tiene todo lo que los visitantes desean ver. La pirámide de escalinatas de 43 metros de alto concluye en un altar.

 El diseño del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli refleja la preocupación de los toltecas por los eventos astronómicos.

 Las paredes de sus cinco terrazas están talladas con numerosos frisos que representa una feroz manada de jaguares, coyotes y águilas devorando corazones humanos y símbolos del planeta Venus. Asociada a la diosa del amor en la cultura europea, Venus aquí se identifica con Tlahuizcalpantecuhtli, Dios del Amanecer, una deidad exigente. El Templo del santuario de 9 metros de alto comprime una larga habitación con el techo con vigas de madera y que yace sobre columnas de piedra que representan guerreros toltecas mientras que las ventanas del templo se cree que están alineadas con Venus.”
La foto de la pirámide y el texto  entrecomillado fueron tomados de internet.

En los primeros días de mayo se inicia el ciclo de siembra en el Altiplano. Se le pedía agua, y sigue pidiéndosele, en algunas partes de la región de los altos  volcanes Popocatépetl, Iztaccihuatl y Tláloc.

Conocemos personalmente a algunos “magos del agua”, como ahora se les dice a los  teciuhtlazques, que provocan la lluvia o la detienen  o la orientan hacia campos  que  la necesitan más que otros. También se les conoce como “graniceros”.

Se tiene como la fecha más importante el 3 de mayo, dentro del mes de toxcatl (mes de Tezcatlipoca, el más grande de los dioses mexicas).
3 de mayo
Teciuhtlazques
en la cumbre del monte Teocuicani (3,150m).

Foto superior: monte Teocuicani,
visto desde el  pueblo Tetela del Volcán.
Intermedia:Teciuhtlazques pidiendo agua.
Inferior: Tal vez el adoratorio de montaña 
 más importante a Tezcatlipoca.

Este adoratorio es el que se menciona en la obra de Fray Diego Durán,
La hermosa escultura, avatar de Tezcatlipoca,
( "como un muchacho de ocho años")
se encontraba ubicada en el lugar que se puso
el altar cristiano que se ve al fondo.

En el primer plano de la foto, en el piso, se
distinguen las copas de copal y los alimentos,
 que en tiempos precristianos se
acostumbraba llevar como ofrenda a la deidad
(Durán).

El mito pervive en el inconsciente colectivo del pueblo.
De ahí que
cada año se lleve una grande cruz, a manera  de conjuro.


 

Tezcatlipoca era considerado, a la fecha de la conquista, de tal importancia que sólo el más alto símbolo del cristianismo podía anteponérsele, según el criterio de los frailes. Y se  nombró el 3 de mayo, como día de la Santa Cruz.

Unos días antes, al finalizar el mes de abril, tenía lugar la gran ceremonia a Tláloc, dios del agua, en la cumbre de la montaña del mismo nombre (4,150 m).En esta época es cuando se ve, sobre el cielo del Valle de México, el gran lucero, avatar de Tlahuizcalpantecutli. Como decimos, Señor de la Aurora y del Atardecer.

Para el otro gran dios mexica, o náhuatl, Tláloc, aunque de igual importancia,  se le asignó a los lugares donde se le veneraba con más énfasis, al general de los ejércitos celestiales, San Miguel Arcángel: San miguel Coatlinchan, oeste, pueblo  al pie de la sierra del Tlalocan. San Miguel, la cumbre de la montaña del desierto de los Leones, San Miguel Tolentino, en Actopan, etc.

El mito asocia a Quetzalcóatl con Tezcatlipoca. No hay que olvidar que fue en Tula (Tollán), Hidalgo, donde tuvo lugar el desabrido encuentro de Quetzalcóatl con Tezcatlipoca.

Pocos  buscan y encuentran, en el amanecer sobre la ciudad de México, el gran lucero. Ahora hay muchos semáforos que distraen la atención…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HERACLES, DE EURÍPIDES


 

Sufren mucho los hijos de la divinidad con mujer terrenal.

Jesús fue a la muerte como un manso corderito, a Heracles y a Huitzilopochtli, aunque guerreros fieros y valientes, no les fue mejor en sus vidas.

Heracles, más conocido como Hércules, es una suma de potencialidades tanto benéficas como destructivas que posee el humano. Vivió en la mente de su creador hace veinticuatro siglos. Lo que le sucedió entonces sucede  a nosotr
Heracles de Versalles
os en nuestro siglo.

La obra de Eurípides es paradigma de varios temas, por no decir muchos, que encontramos en la literatura desde la Edad Media hasta nuestros días.

A principios de abril  los medios dieron la noticia que, en un pueblo de México, amaneció en la cárcel un hombre que el día anterior se había emborrachado, a tal punto que tuvieron que llevarlo preso. Sorprendido, al día siguiente, preguntó por qué estaba preso. Los otros de su celda le informaron: ayer matase a machetazos a  tus padres y a un hijito tuyo.

Heracles es hijo de Zeus y de la mortal Alcmena. Mujer casada pero de tal hermosura que Zeus se introdujo en su lecho y de ahí nació Heracles. Mitad divino y mitad humano. Heracles, rey de Tebas va a ser  imparable  en cualquier combate. Con su espada derribará muros y destrozara ejércitos, como ahora hace Superman.

Eurípides, con Homero, hace veinticuatro siglos, son los  inventores de esta clase de superhombres y supermujeres, que empezaron en las tiras de los   comics y después pasaron a la pantalla grande.

Hera, la esposa de Zeus está celosa y desde siempre movió sus cartas para hacer sufrir a Heracles.

Heracles baja a los infiernos para destruir a uno de los monstruos que tiene preso a Teseo, amigo de Heracles  “¿Y quién de los mortales jamás del Hades regresar pudo?” Pero Heracles regresa y declara: “¡Ya saque de ahí a la tricápite fiera!”

Entretanto Licos  se apodera del reino, como sería  más tarde en la leyenda del rey Arturo. El coro se lamenta: “Ahora no hay seña alguna que distinga al malvado del justo…no quisieron los dioses darnos un signo cierto. En este mundo que incesante gira no hay más signo que la riqueza que reluce”.

 Para que los tres hijos pequeños de Heracles, al que creen muerto, pues del infierno nadie regresa, no piensen  en vengar a su padre cuando crezcan  y reclamen  su reino,… Licos ordena que los maten. Esto se lleva la mitad de la  obra llamada, en algunas ediciones, La locura de Heracles.

La locura de Heracles, Eurípides, Las diecinueve tragedias, Editorial Porrúa, México.

Pero Heracles regresa, salva sus hijos y a toda su familia, como son su madre y su padre. Aniquilar al usurpador fue cosa de niños para Heracles.

Felices, todos viven en armonía y paz como familia.

Pero son observados por Hera, la esposa de Zeus. Ésta se pone de acuerdo con otras  diosas, Iris  Y Lisa, para que bajen del Olimpo y vaya a perturbar la mente de Heracles.

Heracles, en efecto, pierde la razón y mata en su locura a sus tres hijos y a su esposa. Al volver en sí se sorprende que está tirado en el suelo y cerca un reguero de sangre y cadáveres por todos lados que aún no alcanza a distinguir  quienes son. El coro se encarga de relatarle lo que  ha sucedido.
Heracles
Museo del Vaticano

Abatido como nunca lo había estado, Heracles escucha al coro cantar: “¡Para nadie es segura ni la alta fortuna, ni la gloria!”

 Heracles sabe que no habrá lugar en el mundo donde pueda estar pues, los amigos son amigos en la bonanza y desparecen en la desgracia: “¡Ha, amigos…!¡Cuan escasos son: unos fueron amigos y hoy nos olvidan!”

¿A semejanza como hará Jesús, cuatro siglos más tarde, Heracles  se pregunta si Zeus,  su padre, lo abandonó?

Y aquí, lo que parece ser, en toda esta tragedia,  la alegoría de la obra: la amistad. O la amistad como medio del que Zeus se valió para auxiliar a su hijo.

Eurípides parece decirnos que  no todos abandonan al que ha caído en desgracia. Llegado a la frontera, es el terreno en que se conoce la amistad, no antes: “Es infalible  prueba ser fiel   en esa hora”

Aparece Teseo, rey de Atenas, el que fue salvado de las garras de los monstruos y por lo que   Heracles bajó al infierno persiguiendo al último monstruo que le faltaba…

“Un solo recuerdo evoco. Tú de la hondura de la muerte me has traído a la vida.”

Conoce toda la desgracia de Heracles y se apresura a brindarle  el  necesario  apoyo moral y material.   Le dice: “Ahora es cuando de amigos necesitas. Cuando a los dioses somos aceptables, no necesitamos amigos”.  Le ofrece  la mitad de su reino.

Esta obra de Eurípides es muy controvertida. Se tiene de ella cien modos de considerarla. Tampoco hay que perder de vista el Deus ex machina de que tanto se sirvió Eurípides en sus tragedias.

Incapaz de soportar el dolor físico, y menos el moral, queda el recurso de entrar el humano en la locura o perecer. Como un formidable paliativo a su error, Eurípides encontró el Deus ex machina. En otras palabras, eso sucedió porque así lo quiso Dios. Yo poco tuve que ver en esto,  el cielo lo dispuso de esta manera.

  “Puede uno  luchar contra las volubilidades de la suerte impuesta por los dioses, pero esa lucha resulta necedad. ¡Lo que tiene que ser, nadie en la vida impedirlo puede!”

Con el Deus ex machina Eurípides no quiere decir que  el humano haya inventado a Dios. Lo que dice es que invento  echarle su culpa a Dios.

 

EURÍPIDES Y LA MAQUINA DE DIOS


 

El Deus ex machina está presente en casi todas las obras de Eurípides debido a que el humano se ha vuelto mentiroso y no se puede ya confiar en su palabra.

Eurípides 485 a C.

Las dos grandes y respetables instituciones de la sociedad, Estado e Iglesia, han visto pasar por sus salas y pasillos individuos de poco fiar. Así sea uno en un millón, la duda tiende a generalizarse.

¿A quién acudir? ¿Quién, entonces, será un  fiador digno de confianza plena? Dios.

Todavía quedan  países en los que se jura sobre la Biblia como testigo, o levantando la mano señalando al cielo.

En los países cuya constitución política es de corte laico se jura por la patria como una entelequia sagrada e incorruptible, al tomar posesión del cargo.

Pero la historia que se tiene a la vista es que el “si no cumplen que la patria se los demande” se ha vuelto un acto puramente protocolario.

Ortega y Gasset hace la   reflexión que, decir patria o sociedad, o todos o mundo, o pueblo o las masas, es como remitir, llegado el caso, a un relativismo.

Cuando ese caso llega se hace mucho ruido pero, el ruido, como las ondas hertzianas, acaba perdiéndose  entre el montón  de los nuevos acontecimientos del presente día. El “mundo” no exigió, “todos” no reclamaron, la “patria” no pidió cuentas claras, el “pueblo” se olvidó pronto del asunto y las “masas” andan en otro asunto.

Pero Eurípides trae el Deus ex machina para remitir casos que parecen no tener solución lógica interna. Esquilo y Sófocles también recurrieron al Deus ex machina, pero no tanto como Eurípides.

Examinado los elementos de la tragedia griega Nietzsche dice que el sentimiento apolíneo (bueno, soñador) y el instinto dionisiaco (bárbaro) que era la estructura de las obras de teatro, Eurípides encontró que ya eran emociones frías y paradójicas, que llenaban de emoción al público por no saber de antemano cuál iba a ser el final de sus héroes. ¿Quién le garantizaba a ese público el final?

Fue cuando introdujo en sus tragedias el elemento intrínseco, lo inesperado, lo inexplicable: la intervención divina que va en ayuda del necesitado o bien, esa misma intervención divina que de manera sorprendente mete el caos en lo que marcha bien de manera razonable.

Dios interviene en  los planes de los hombres
De la tragedia de Medea
Tomado del Internet
¿Por qué a los buenos les suceden cosas malas si su conducta no tenía esa perspectiva de vida?, ¿Por qué esta persona tuvo que morir en plena juventud?,¿Por qué hay malos que viven del sufrimiento de los pobres?, etc. ¿Eso es lo que Dios quiere?

En un esfuerzo intelectual extraordinario Leibniz  ideó la paz preestablecida y su mundo  perfecto. Dios no puede crear situaciones malas. Pero como éstas siguen dándose, se debe a que no conocemos los santos designios de Dios. Es así como Leibniz  desempolvó  el Deus ex machina de Eurípides.

Los filósofos desde la antigüedad, al quedar entrampados en situaciones al parecer sin explicación, recurrieron a la aporía, como decir, callejón sin salida, una dificultad lógica sin solución.

Metido hasta el cuello en la aporía
 
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
 
Para Dylan la respuesta está en el viento, es decir, en la entelequia  que viene en nuestro auxilio pero cuya  solución sigue estando fuera de nuestras fuerzas y recursos lógicos. El tango tampoco escapa al Deus ex machina: “pero el Señor celoso, de sus encantos, se la llevó”.

Pero en novela, en poesía y en religión, se necesita darle una solución. Algo que  vaya en auxilio del   autor del guion y ya no sabe cómo salir. Es cuando aparece el Deus ex machina.

Con relación a los personajes mentirosos de las tragedias Nietzsche, en El origen de la tragedia, apunta: “un dios debía, por decirlo así, salir fiador ante el público de los acontecimientos de la tragedia y disipar todas las dudas sobre la realidad del mito, procedimiento análogo a aquel otro  que le sirvió a  Descartes para probar la realidad del mundo empírico, apelando únicamente a la veracidad de Dios, incapaz de mentir. Esta veracidad divina la emplea Eurípides también otra vez al final de su drama para informar al público de los destinos futuros de sus héroes; este es el papel del famoso Deus ex machina

Bueno, los mexicanos no nos perdemos en esos enredos: hoy no abrieron la lechería de la CONASUPO, ¿Por qué no la abrirían? Salimos del paso con sólo decir: “Yo no sé, sólo Dios sabe”, y a otra cosa. De esta manera la gente refrenda, sin saberlo, de manera común y todos los días, el Deus ex machina de Eurípides.

EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA MEXICANA


 

Somos del Popol Vuh pero rezamos en cristiano. No conocemos el Popol Vuh pero tampoco el Nuevo Testamento.

En estas líneas está sintetizada toda la tragedia del pensamiento del mexicano, así como en los habitantes de muchas áreas del continente americano.

No se trata de una especie de bipolaridad, como suele considerarse, sino de un eclecticismo abandonado a fuerzas diversas. En otra palabras, de un relativismo disolvente.

La conquista del siglo dieciséis, a México-Tenochtitlán, por los ignorantes soldados y sus más ignorantes indios aliados.

Por otra parte, hay que apresurarse a reconocerlo, nos trajo un invaluable tesoro cultural, por medio de las órdenes religiosas, que es el pensamiento europeo, llamado occidental.

Con tan valioso aporte  los mexicanos somos herederos de dos grandes culturas, la propia  y la de Europa.

Sin embargo   todo se reduce a una historia para ver  quién llega primero a la silla presidencial. Y el hombre del mediano pueblo ha permanecido ajeno a esos dos tesoros culturales mencionados. Como alguien   que, teniendo en su mesa un platillo inteligente, prefiere, por ignorancia, la comida chatarra.

Dibujo tomado de
El País
21 octubre de 2017
Los elementos apolíneos y dionisiacos están presentes en ambas culturas: la sustancia y el cambio, en otras palabras,  lo espiritual y lo bárbaro. Con sus modos económicos de trueque, en uno,  y el modelo económico basado en la especulación, el otro.

La cultura náhuatl se pregunta, por boca de Nezahualcóyotl, sobre los valores esenciales y los valores materiales.

 Y la cultura europea es valiosa porque está conformada a base de tesis y contratesis (“Fragmentos flotantes de la tradición antigua, tan frecuentemente desgarrados o recosidos el uno al otro”, dice Nietzsche) desde los Presocráticos, Platón y el pensamiento laico que se destaca ya temprano con Demócrito.

Su cristianismo romano que en diversos lugares del planeta, y épocas, ha sido impuesto por la espada, la hoguera y el aperreamiento, caso de México. Que no obstante, con libertad, y el modo dialectico, ha demostrado que vale más que los diamantes.

Un lugar privilegiado en lo cultural para América india porque Europa sólo tiene una cultura (con cien afluentes) y nosotros dos. Dos grandes culturas, hay que insistir, en ello. Pero, ¿Cuánto conocemos de ellas?¿Cuantos tiene un buen acervo de ellas).Los hay, sin duda, pero su número no hace estadística.

El punto donde arrancan las diferencias, y que es el origen de la tragedia  mexicana, es que en el cristianismo el hombre, creado por la divinidad, cae. Toda su ulterior historia  es cómo se levanta, o, para ser exactos,  cómo es levantado por el cielo.

En el Popol Vuh también hay creación del cielo, pero después el hombre evoluciona por sí, para cuidar la obra de los dioses. No hay caída, los hombres no pueden caer, los dioses del Quiché no iban a hacer criaturas que no sirvieran  para cuidar su obra. Son hombres fuertes, de cuerpo y alma, con el suficiente vigor  para arrostrar los reveses y la disposición suficiente  y gozar de la nueva salida del sol cada mañana. No hay lugar para el victimismo.

Tomado de Internet
 Y, en  la leyenda de los Soles teotihuacanos, en el Altiplano,  los dioses se inmolan  para que, como en la cueva de Platón, la humanidad pueda ver la luz, el Sol, los dos soles, el sol nocturno y el sol de día.

“El trauma de la conquista” es lugar común que se trascribe del historiador anterior. Opiniones liricas sin mucho discernimiento. Un pueblo guerrero como el azteca tenía sabido que en la guerra se gana y se pierde. Su preponderancia fue precisamente cuando los mexicas borraron del mapa al, hasta entonces, todopoderoso señor de Azcapotzalco. Siglos atrás, Azcapotzalco había destruido al gran reino de Tenayuca…

En eso consiste,  precisamente, el mito de los tezcatlipocas (Cuauhtémoc= el águila que cae)eternamente vencedor, de manera alternativa, uno del otro.

No hay tiempo para permanecer lamentándose, no hay lugar para el pesimismo ni para el ramoneo moral. Es hora de cruzar desiertos, subir montañas, atravesar selvas, ir por el mar, para conocer la obra de los Presocráticos y la obra de los dioses quiches.

 

BERGSON:ALPINISMO Y ABSTRACCIÓN


 


 

Los alpinistas hablan como alpinistas, los beisbolistas como beisbolistas, los hampones como hampones, los políticos como políticos, los gigolós como gigolós, los religiosos como religiosos, los biólogos como biólogos, los carpinteros como los carpinteros. Los filósofos como filósofos. Sólo los peluqueros hablan de todo.

Cada uno de estos grupos es una abstracción social, muy necesaria para entenderse entre ellos. Es la práctica de la especialización, con terminologías muy establecidas dentro de su campo pero también con neologismos, según vayan apareciendo nuevas investigaciones o nuevas herramientas.

¿Cómo  amar a la  naturaleza si no se le conoce in situ?
Sierra de Pachuca Hgo.
Foto de Omar Altamira A.17/marzo 2019
El problema es que se llegue a considerar el centro del universo, no como parte de él, porque entonces se invertirán los papeles.

 En algunos países el pueblo está al servicio de los políticos, no al revés. Los creyentes al servicio de la jerarquía religiosa, no al revés.  Los afectados por el sismo, al servicio de algunos centros de acopio, no al revés. Los enfermos atendiendo  a  las grandes instituciones de salud pública o institucional, no al revés

Es cuando la abstracción se vuelve un peligro para la sociedad. En su obra La risa, H. Bergson se refiere a esta situación: “Cada profesión comunica a quienes la ejercen  unos hábitos mentales y unas particularidades que los hace asemejarse entre sí y los distingue de todos los demás. Así se van construyendo pequeñas sociedades  en el seno de la grande. Proceden, sin duda, de la misma organización de la sociedad”.

Pero advierte cuando esa  abstracción, tan necesaria en la praxis, se exagera: “Un excesivo aislamiento acabaría por ser una amenaza para la comunidad.”

Si no abiertamente se vuelve un peligro, si por omisión. Una comunidad, tan falta de luces culturales, debe ir muy lejos para conseguir una revista de temas filosóficos, por ejemplo.

 Lo más cercano era una peluquería que, entre sus revistas, se podía pescar alguna cosa que valiera la pena leerse. Ahora da la impresión que los filósofos ya se fueron también en la caravana de los emigrados ilegales, ¡y no para hacer trabajo de campo!…

Ese vacío, en el terreno cultural, lo llenan los medios.

 A nuestros científicos y gente de letras no los conocen ni en su casa, por así decirlo, pero basta un desadaptado organizado, aunque sea de medio pelo, para llenar la primera y la ultima de forros de los diarios. Y de alguna manera se exhiben paradigmas: “El espectador se coloca siempre del lado del pícaro“ escribe Bergson en la obra citada.

El alpinismo, como plan de vida, es al estilo del peluquero, que puede ir por los diversos campos que la montaña ofrece, se aísla por días o semanas en los apartados bosques, o escalando las aristas de la alta montaña, y, gustoso, se reintegra después al mecanicismo de la vida en la ciudad. Soledad y comunidad son partes ineludibles de su vida.


Soledad y comunidad son parte ineludible
de su vida
Sierra de Pachuca Hgo.
El alpinismo como deporte tiene, sino en todos los casos, sí en muchos, una fuerte carga de narcisismo. Difícilmente este   escalador ejemplar  hará algo por su comunidad. De sus meritorios logros en la montaña nadie sabrá nada. Es como apuntó Bergson: “Un excesivo aislamiento acabaría por ser una amenaza para la comunidad.”

¿Pero qué puede hacer? No lo sabemos, cada quien desde su circunstancia…

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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