LAS CATEGORÍAS DE LA AVENTURA ALPINA


 

Subimos a las montañas y eso es lo que   llamamos alpinismo. Todos hacemos alpinismo, andinismo o montañismo.

Relatos de ascensión que  aportan valiosas experiencias personales de las que  nos beneficiamos, para hacer igual, o para  evitar los errores que otros cometieron.
 
                               El Colmillo
El frente que se ve es la vía de acceso
El cuarto desde la  izquierda es Manuel García.
Excelente escalador de media y alta montaña.
Era del Club Exploraciones de México.


 


Todo eso, sin embargo, no es un hito que marque la evolución del alpinismo. Habrá cosas novedosas como el equipo de ascensión, piolets con nuevas alecciones de metales, ropa para sortear mejor las bajas temperaturas, calzado ligero con mayor adherencia para escalar en cotas elevadas, alimentos deshidratados que superen los actuales, tiendas de presionar un botón y quede armada en 30 segundos, boinas para la cabeza de varios colores… Estas innovaciones  caen en el  campo de la industria o del individuo.

La historia del alpinismo, como evolución del mismo, estriba en abrir nuevas vías, no en otra cosa.


En la cumbre de la María Magdalena, al fondo El Fraile.
Armando Altamira G. ,¿¿¿ y José Méndez  T.
 Como vaya vestido es aleatorio. Mayor comodidad y seguridad, pero aleatorio. Las grandes conquistas alpinas del siglo diecinueve las hicieron los hombres vestidos  con sacos de traje de ciudad   y sombrero de ala.

Hacemos escaladas en solitario, muy interesantes, sin duda, pero eso es para el álbum personal. Llevamos a cabo escaladas, conocidas, en tiempo record, también quedan en el curriculum de la experiencia individual.

Manuel García
en el paso-llave de la Vía Whymper
 Marcas de audacia y de tiempo realizadas de manera natural, y honesta, que pueden, en todo momento, ser superadas por los “campeones de laboratorio”, como ahora se le dice al dopaje. Práctica muy extendida en deportes de olimpiadas locales y mundiales, tanto como en los deportes profesionales, como el box, el futbol, tenis, atletismo, etc. Tan frecuentes que ya a nadie sorprende su práctica.

Por mucho tiempo abrigamos la idea que las primeras escaladas solitarias, en rutas ya conocidas, aportaban algo al alpinismo. Fue un error. No marcaban hitos en el alpinismo. En otras palabras, no se trataba del trazo de  vías, en  montañas aun no escaladas, o bien de nuevas vías en montañas ya con quistadas.

Algunas de estas primeras escaladas en solitario están consignadas en mi libro Alpinismo mexicano, Editorial ECLALSA 1972  La María Magdalena y El Colmillo, en la Región de Los Frailes, de Actopan, Estado de Hidalgo, México (la segunda en el caso de El Colmillo. La primera la llevó a cabo el excelente escalador Eduardo Manjarrez, de la ciudad de México, “El Whymper”).La primera solitaria a la norte de la pared Benito Ramírez y la primera solitaria a La Pezuña, ambas en El Circo del Crestón, lado noroeste del grupo de agujas llamado Las Monjas, arriba del pueblo El Chico, en el Estado de Hidalgo.

En el tiempo record el experimento fue de 18 minutos en la vía normal, norte de Las Ventanas, también en la Sierra de Pachuca, Hidalgo. De salir del valle y regresar al mismo punto del valle.

Eso para decir que en todo eso no hubo un aporte al alpinismo, como deporte, sólo para el curriculum individual.

En el caso de Eduardo Manjarrez, sólo para poner un ejemplo, su meritoria primera escalada en solitario a El Colmillo, no aportó a la historia del alpinismo. Pero en cambio tuvo aportes significativos para la historia del alpinismo mexicano al trazar varias nuevas vías en el flanco oriental del Chiquihuite, norte de la ciudad de México. Una de estas primeras escaladas lleva precisamente el alias con el que se le conoce en la historia del alpinismo: Vía Whymper.

Eduardo Manjarrez
Al regreso de escalar en la pared Los Perros
Al fondo el pueblo de Salazar
En todos las coordenadas alpinas del planeta se llevan a cabo estas experiencias de escaladas en solitario o de tiempo record. Lo vemos en los documentales o en las películas de ficción.

 Pero que tampoco como experiencia personal dicen mucho. Cómo se ejercitaron mentalmente para ello, qué sentimientos abrigaron ante el eventual desastre que impactaría a los suyos, padres en casa de soltero, o hijos y esposa en situación de familia propia...

Muy poca información hay de los procesos psicológicos  al respecto en la literatura alpina mundial.

De las ascensiones que todos realizamos, en las montañas que fueron conquistadas por otros, es el corpus de lo que llamamos alpinismo como deporte. Pero que tampoco aportamos algo nuevo porque lo nuevo ya fue resuelto por otros, en sus rutas originales en muy diferentes épocas. Ascensiones épicas, en su momento,  que ahora con un cierto dejo de superioridad llamamos “las normales”: Monte Cervino, Aconcagua, Popocatépetl, Mc Kingley

Dicho de otro modo: todos y cada una de los montañistas convendría que pensaran en abrir nuevas rutas (y de ser posible publicarlas para que tal información sirva a otros). Complicadas o sencillas, cortas o de gran fondo. Cualquiera nueva ruta será un aporte a la historia del alpinismo.

 

 

 

EPICTETO, UN ESCLAVO QUE SUPO VOLAR LIBRE


 

Había una vez un niño que era príncipe y por eso le decían Principito. Quería viajar a las estrellas pero la báscula le decía que estaba pesado y así, pensó, no se puede ir a las estrellas.

Siglos antes, muchos siglos antes, vivió un esclavo del Imperio Romano que se llama Epicteto,  se hizo filósofo  a través de encontrar  la clave para poder viajar libremente a donde uno quisiera ir. Sobre todo a las estrellas. El descubrimiento fue sencillo: llevar en la vida una mochila metafórica con muy pocas cosas.  Sólo las esenciales, no cachivaches.

La mochila metafórica.
Sólo se puede llevar en ella lo esencial.
Cualquier cachivache de nada sirve, estorba
y pesa dificultando el ascenso.
 
Dibujo tomado del libro
Técnica Alpina
de Manuel Sánchez y Armando Altamira
Editado por la  Universidad Nacional
Autónoma de México, 1978
 
 
 
Dice, en otras palabras, que la libertad no es una entelequia sino una cosa muy lógica. ¿Quién podría nadar libremente con una tonelada de cemento colgada del cuello?:

Epicteto:

“La libertad no es tan solo muy bella, sino que además es razonable, y nada hay más absurdo ni más insensato que desear temerariamente y querer que las cosas sucedan a medida de nuestros deseos.”

Y sin embargo muchos vamos por la vida arrastrando una tonelada amarrada al cuello...

Su tema central era la manera de ser libre. En el mundo nadie es libre, le decían sus amigos filósofos. La sociedad, el dinero, la comida, el trabajo jerarquizado, el partido político, el sindicato…Todo eso es necesario conquistarlo.

Epicteto les nombraba a los conquistadores que registra la historia, a  las grandes religiones  y a los grandes avances de la tecnología, la Luna ¡y vamos rumbo al sol montados en nuestros cohetes!  ¡Y, sin embargo, el mundo, la gente, sigue igual o peor!

Antaño las puertas se aseguraban por las noches con una tranca. Ahora tres chapas de alta seguridad, alarma y cámara sobre la banqueta  y una caseta con vigilante en cada esquina de la calle.

Y así fue como Epicteto llegó a su gran descubrimiento: nadie puede ser libre sino se conquista a sí mismo.

Conquisto  el mundo y  mi mundo. Le argüían los otros. ¡No eres dueño de nada, les decía Epicteto, cuando mueres no te llevas ni la camiseta que llevas puesta y los que te aplaudían ya aplauden a otro! ¡La estatua  con tu nombre en medio de la glorieta ya no existe y en su lugar pusieron un puesto de tamales!

Y nadie va a hacer caso de lo que dejes asentado en tu testamento. Y les ponía el ejemplo que lo hizo famoso y que después los filósofos de los siglos han retomado. ¿Ves esos perros como juegan amigables, hermanos que darían la vida por el otro?, ¡pues échales un hueso, en medio y verás que es lo  que pasa!

¡El caos porque lo que dejas son cosas materiales, no esenciales. Las cosas esenciales son ingrávidas, no pesan en la mochila metafórica!

Vagar por los lahares y levantar la tienda cuando caiga la tarde
 En la foto Armando A.A. Flanco oeste del
Pico de Orizaba,México
Foto de Armando A. G.
 
¿Qué es eso de ingrávidas? preguntaban los otros de la STOA.

¿Cuántos y qué libros leíste este año? ¿Y eso que se conoce como caridad al auténticamente necesitado? ¡Compusiste al mundo pero se te descompuso tu familia?

¡Corrías al buen fin pero no a la librería ni con el psicólogo ni a la Iglesia!

“Nunca se consulta al sabio, al experto, al virtuoso, sino al hombre de moda.”, escribe La Bruyére en su obra Los Caracteres.

Epicteto hace preguntas:

“Partes para Roma y emprendes tan largo viaje para alcanzar en tu patria un empleo más lucrativo que el que desempeñas. Pero, dime, ¿Qué viajes has emprendido jamás para mejorar tus opiniones y sentimientos? ¿Se te ocurrió consultar a alguien siquiera una vez para ver de corregir  tus defectos? ¿En qué tiempo ni a qué edad te has tomado el trabajo de examinar tus opiniones? Recorre los años de tu vida y verás que siempre has hecho lo mismo que haces hoy.”

El psiquiatra me dejó la tarea para un sólo día: "De la mañana a la noche cargue 5 kilos en la mano, agua embotellada, por ejemplo". Fue una experiencia terrible! ¡El peso llegó a ser insoportable hacia el atardecer! " Trate de imaginar, me dijo el psiquiatra, a usted le sobran 10 kilos de masa corporal que anda cargando todo el tiempo, castigando rodillas, sobre cargando el trabajo del corazón, las varices, las almorranas, etc.... Sino entiende eso es inútil que le lea las obras completas de Stekel, Freud y de Jung."

Sé que puedo emprender grandes caminatas por valles, montañas y desiertos. Sé que puedo colarme entre la maraña  para ir subiendo con astucia posiciones en el partido político. ¡Y de ahí ni quién me baje!Sé que tal vez podría ganar las grandes batallas en el mundo.

Lo que quizá no pueda hacer es ganar ni la más modesta victoria de la báscula, de mi masa muscular, en aras de la libertad.

Tabla tomada de Internet el 20/12/2019
 
¡Soy libre? ¿Cómo puedo serlo si soy un acumulador de cosas que están de moda y los medios dirigen mis pensamientos y mis gustos?  ¿O soy acumulador de locas aspiraciones como ser senador de la república o presidente o algo así.

Epicteto:

“Guárdate mucho viendo a alguno  colmado de honores o alcanzar las más elevadas dignidades, de considerarle, arrastrado por tu imaginación, como un hombre feliz. Porque si la esencia del verdadero bien está en las cosas que dependen de nosotros, ni la envidia, ni la emulación, ni los celos podrán anidar en ti y no desearás ser general, ni senador ni cónsul, sino libre. Y piensa que para alcanzar esta libertad sólo hay un camino: el desprecio de las cosas que no dependen de nosotros.”

Puedo ganar esta o aquella batalla pero, insisto,  a la báscula metafórica no le puedo ganar ni un gramo. Y es cuando me acuerdo del primer libro que leí de chico. El del niño Principito que  decía que  estar pesado impide viajar a las estrellas.

 

ESTE DIA CON MARCO AURELIO


 

Marco Aurelio tiene un modo peculiar de darnos a entender que la vida es bella, que este día tiene un valor inmensurable y que los seres y las cosas hacen un conjunto de mucho valor tanto espiritual como material, en tanto conserven cierto balance.

Su manera es decir que todo sucumbe y todo pasa.

No es pesimista y está lejos del morboso catastrofismo del que tanta alharaca hace algunas religiones y no pocos sistemas  filosóficos.

Al decirnos que todo perece se refiere de modo tácito a que esa fugacidad tiene su contraparte que es lo perenne, lo que  siempre está aquí. Son los valores que, andando el tiempo, hacia el pretérito, se tomaron  como atributos de la divinidad.

Esa divinidad que cada etnia, cada pueblo, cree poseer en exclusiva. Igual que cada uno de nosotros tiene su propia parcela de cielo sobre la cabeza.

 Mi luna de México tiene que ver directamente con Teotihuacán. Para los pueblos del Islam simboliza el Paraíso. Para los poetas una encantadora musa.

Marco Aurelio se afana en hacernos comprender que corremos en la vida para comprar cosas, como en el buen fin, que pronto estarán arrumbadas en el desván, en el asilo o en el divorcio fast track porque este año ya llegó otra vez el buen fin, emocional, y es necesario corre de nuevo para  llegar antes que otros nos arrebaten la mercancía.

Marco Aurelio: 

“Todo tiempo presente es un punto de la eternidad; todas las cosas son de poco momento, caducas, perecederas, vanas… ¡Cuantos de aquellos con quienes entré en el mundo ya salieron de él.”


Todo cambia en el desierto, las sombras, las dunas, los vientos. El desierto permanece.

Desierto de Samalayuca,Chihuahua, México, en el camino a la estación
ferroviaria Sapello.
Armando Altamira Areyán y Luis Burgos Peraita.
Foto de Armando Altamira Gallardo.
 
Marco Aurelio es el emperador romano que vivió del año 121 al 180 de nuestra era. Quinientos años antes, que Marco Aurelio,  Platón tuvo un sueño y era que los políticos fueran  filósofos para que supieran servir positivamente  a sus pueblos, servirlos, no  gobernarlos punitivamente.

Con Marco Aurelio se dio plenamente la realización de ese sueño platónico. En el terreno intelectual este emperador es de la cepa de  Séneca, Epicteto, Cicerón, Montaigne…

Pero como la política de Estado es maceta donde no se da con frecuencia el trébol de tres hojas, el sueño de Platón se regresó a ocupar otra vez su lugar en la dimensión de la utopía.

En su estudio preliminar sobre  los Soliloquios de Marco Aurelio, Francisco Montes de Oca dice que “En algunos momentos pareció insertarse esta  filosofía en la vida del Estado, como si hubiese sonado la hora de convertir en realidad el sueño platónico de un reino de filósofos en la tierra.”               

De la escuela estoica, Marco Aurelio pertenecía a la lista de emperadores  que hicieron grande a Roma, lejos de los vesánicos y blandengues emperadores que también marcaron el imperio, aunque de modo negativo.

Y este es el estilo de Marco Aurelio. Nos invita  a buscar los valores trascendentes pero al modo de poner enfrente de nuestras narices lo contrario, lo fugaz que es lo material:

“Piensa en qué estado de cuerpo y alma conviene que te coja  la muerte: reflexiona sobre la brevedad de la vida, la inmensidad del tiempo pasado  y lo interminable del venturo, como también en la poca consistencia de todo lo que es material.”

LA BRUYÉRE, ESCRIBIR ES FACIL, PERO COMPLICADO


LA BRUYÉRE, ESCRIBIR ES FACIL, PERO COMPLICADO

Escribir es fácil si  escribe como él es.

 Pero complicado si  escribe como él  no es. Y más complicado si escribe de lo que no es de él como si fuera de él.

Todo libro de literatura cultural se escribe con el tradicional trio: sujeto verbo y complemento.

Este último, el complemento, se desarrolla en el corpus de la obra con la herramienta del trabajo diario  del periodismo: quién, cómo, cuándo, dónde, por qué, etc.

Scarlett Ó Hara trabajaba la tierra de Tara que pertenecía a sus padres irlandeses…

Después de esto usted puede extender la obra por 500 o 2 mil cuartillas.

Margaret Mitchell escribió su inmortal novela en 1000 cuartillas y la dejó justamente donde empezaría la continuación de Lo que el viento se llevó, cuando Scarlett iría a buscar a su incomodo marido, el capitán Rhett Butler…Pero, un automóvil la mató junto a su esposo.

Que el autor escriba  como sus diversos personajes, se vale en las novelas, y obras de teatro, donde un solo individuo, el autor,  habla por personajes que desempeñan diferentes accione según la naturaleza asignada en el guion: mujer, hombre, rufián, santo…

Dante habla como Virgilio y como su compañero Dante. Cervantes como el Quijano dentro de la locura y como Sancho (y cuando Sancho empezó a hablar con altura pronto se le notó a Cervantes). Flaubert habla como la sacerdotisa Salambó y como el mercenario Matho etc.

De ahí en  más, escribir contra el genoma propio (contra el estilo propio, contra la personalidad propia) es como esperar que Shakespeare escriba como Dante o Cervantes como Nezahualcóyotl o San Agustín como Sade. Al más loco no se le ocurriría y, sin embargo, lo escrito abunda en ello.

Se han publicado numerosos trabajos al respecto de cómo escribir, no tanto la gramática y redacción, sino las ideas. Los autores de tales trabajos  son  gente que sabe su oficio y hay algunos excelentes. Me acuerdo en este momento de El estilo   literario  de J. Middleton Murry (Fondo de Cultura Económica, pero no me acuerdo del año de su publicación)                        

Los filósofos son más a doc, por pasar  su vida en ese afán  de pensar y pensar. Uno de ellos es La Bruyére, francés del siglo diecisiete. Describe caracteres y entre ellos se refiere con frecuencia al modo de pensar y luego escribir.

Un día, no hace mucho, le pregunté a uno de estos pensadores por qué no llevaba celular. Lo llevo, pero en mi mochila. No hay estoy peleado con  la tecnología. ¿Por qué en la mochila y no en la mano? ¡Porque necesito pensar. Cómo o cuando voy a pensar si me la paso hablando!

El trabajo de La Bruyére nos lleva a evocar a un principiante que quisiera enseñar, a un maestro de natación, el estilo de crol…

 “Todo está ya dicho, y si se llega demasiado tarde, hace más de siete mil años que hay hombres, y que estos piensan. En lo concerniente a las costumbres se ha escrito lo más sugestivo e interesante: no queda otro recurso que espigar entre los antiguos y los más hábiles de nuestra época”, escribe La Bruyére en  Los Cracteres o Las costumbres de este siglo.

De ahí que no cabe otro recurso que platicar el mundo como yo lo veo. Tal vez pueda ser de alguna utilidad a los demás. Porque si digo que les voy a decir cómo es el mundo, los tomates que se juntan en la Fiesta de la Toamatina, de Buñol, España, no van a ser suficientes para arrojármelos a la cara.

Hay la tendencia de escribir el sujeto sin el atributo, para parecer un autor “duro”. Así hay la inclinación de quitar significado ortodoxo a las palabras para dejarlas volando y ser empleadas anárquicamente.
Dibujo tomado de
El País
14 de diciembre de 2019

Con todo, la  descripción puede ser pobre si empiezo a inventar el agua tibia. Pero rica, o al menos interesante, por lo original propio, si hago lo que dice La Bruyére: no queda otro recurso que espigar entre los antiguos y los más hábiles de nuestra época.

Como hay tradición genética,  hay también ADN filosófica. La innovación biológica y la cultural son  mejores conociendo   la caverna de donde una vez  salimos. De otra manera, si se quiere prescindir de la tradición, en aras de la originalidad, es como ver los cinco minutos finales de un film de tres horas de duración…

Al decir La Bruyére “los antiguos”, piensa, para la cultura occidental, empezando con los Presocráticos.

¡Y citarlos! No por pose intelectual que se ha leído a este o a aquel pensador, sino por elemental honradez literaria. ¡Las oficinas del registro del derecho de  autor surgieron porque a muchos escritores  les entraba el Alzheimer  a la hora de poner el entrecomillado o el “como escribió tal autor”.

No estamos ya en la época, al menos en el México, de la Colonia (española), en el que párrafos enteros se adjudicaban, y hasta obras  completas, sin la menor mención al autor original plagiado. Un estudio a este respecto encuentra que ni siquiera nuestra gran musa, Sor Juana, escapó a la  costumbre de ese  siglo.

“No cabe escoger entre decir cosas malas o decir cosas buenas que todo el mundo conoce y presentarlas como nuevas.”

Como siempre han figurado los críticos en arte y en especial en literatura, La Bruyére nos da la pauta para no perdernos entre los críticos probos y capacitados con su profesión, o entre los críticos mercenarios y sicarios literarios   (no confundir con salarios profesionales) :

“Cuando la lectura de una obra eleva nuestro espíritu y nos inspira sentimientos nobles y esforzados, no hemos menester otra norma  para juzgar tal obra: es buena y honra a su autor”

Pero como para ser escritor primero hay que ser lector. Entonces hay que empezar de más atrás. Juan Cruz escribió recientemente en El País. “Hay que plantar la semilla que lleva al deseo de los libros. Si la semilla ha estado bien plantada vuelve a resurgir. Y se planta en casa viendo leer”.

Ya en su tiempo de La Bruyére circulaban los “libros del sexenio”, sobre todo en el tema de la política:

El espíritu del panfleto corre por los libros de filosofía y de las novelas, aun de los más grandes autores. En  los trabajos de historia ese espíritu  está más descubierto con su lema: “Diremos lo que nos hicieron y callaremos lo que les hicimos”.

 Eso le hizo escribir a La Bruyére:  "Es molesto leer los libros de polémica escritos por partidistas o sectarios: en ellos nunca resplandece la verdad, se adulteran los hechos y no se exponen lo mutuos argumentos ni en su pleno vigor, ni con absoluta  exactitud”.

Entre otras sugerencias, La Bruyére advierte al escritor: “Debemos decir con toda sencillez las cosas sublimes: el énfasis las perjudica. Es menester hablar noblemente de las más insignificantes, que sólo se sostienen por la expresión, el tono y los modales.”

Mi amigo el filósofo me preguntó, al final de la taza de café, ¿Has oído de la segunda intención? Por lo que me preguntaste del teléfono en la mano. No. Es el uso que le des a la tecnología. Es el lado humano, después  de la tecnología. Dime un ejemplo. Thoreau fabricaba lápices para escribir. Pero algunos los usan para sostener el elote cocido.

CHICOMECOATL: 12 DE DICIEMBRE EN MÉXICO


 
O EL ADN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
 
12 de diciembre de 2019
"La llegada de más de ocho millones de peregrinos a la Ciudad de México contará con un dispositivo de seguridad y vialidad que ya prepara la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la capital.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México implementó el operativo "Bienvenido Peregrino 2019" con la participación de 3,134 efectivos, que se encargarán de resguardar la integridad física y patrimonial de los más de 8 millones de devotos que se esperan este año.

Con motivo del 488 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1531, las autoridades capitalinas también desplegaron 127 vehículos, 20 motopatrullas, 8 grúas y un helicóptero que vigilarán las inmediaciones del recinto ubicado en la alcaldía Gustavo A. Madero."
Nota publicada en Internet el 9 de diciembre del 2019, a las 2:00 pm.


El 12 de diciembre es una apretadísima síntesis, dicho sea tautológicamente, de la historia de México. Del México precristiano pero mayormente del periodo colonial y que se extiende hasta nuestros días del siglo veintiuno.

Su conocimiento pormenorizado, y global, está en la lectura de cuatro obras: Historia general de las cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagún, Historia de la diosa Chicomecoatl (ver en este mismo blog: Para entender a la Coyohauqui), Historia de la conquista de México, de W, Prescott, y La visión de los vencidos, de Miguel León Portilla.

Nos apresuramos a decir que el  catolicismo no es una religión, es la religión, la gran religión, de la cultura occidental por su contenido espiritual y por el inmenso bagaje que lleva de la cultura de la Hélade: Platón, Plotino, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, San Alberto Magno… ¡Y que vale más que los diamantes!

Pero que, en el caso de México, por haber sido impuesta bajo el terror de la espada, la hoguera y el aperreamiento, tiene que ver mucho con  el aspecto moral de disolución inaudita de la cultura  náhuatl.

De esta situación histórica se sirve el laicismo para escribir denostaciones sin fin a la Iglesia. Muchas son opiniones dichas a bote pronto. Algunas es necesario leerlas con detenimiento, para conocer el otro lado posible de la historia.

Ahora para identificar los restos de alguna criatura  de la zoología, no sólo de la antropología, tenemos el recurso del    ácido desoxirribonucleico, abreviado como ADN.   Nosotros nos atenemos a lo que  llamamos el ADN de la Chicomecoatl, que es el número 7.
El pensamiento indoamericano en el tiempo
 y más allá de las fronteras geográficas.
 
Dibujo de los navajos de Arizona, Estados Unidos.
Movimiento espiritual representado con
la figura muy familiar de los tornados que cada año se dan
en este país.
Semejante al olín náhuatl del movimiento espiritual teotihuacano.
En muchos barrios de la ciudad de México se hace,
 a mitad de la calle, sobre el pavimento, la imagen de la Virgen de Guadalupe,
centralidad de la religión básica de los mexicanos.
Con arena de colores para prefigurar el manto.
Interviene la comunidad. Se cierra el flujo vehicular.Es
 la noche del once de diciembre de cada año,
para que amanezca terminada al día siguiente
que es la fecha de la fiesta de la Virgen.
Lo mismo en el Suroeste  norteamericano, como los navajos,
para los canticos o ceremonias, también se hacen pinturas con arena
de colores, a las diosas del Arco Iris.
Dibujo tomado del magnifico libro de
Oliver La Farge: Indios Americanos
 
 
 
 
Proceso que se sigue en la elaboración
del dibujo con arena de colores,
para las diosas del Arco Iris, del libro citado.
 
 
 
Los indígenas no adoraban a los ídolos, como reza el dicho punitivo de los conquistadores, tanto laicos como religiosos. Adoraban a la divinidad en el avatar de los ídolos.

Como ahora adoramos a la paloma y a la cruz. Ni la paloma ni la cruz son el Espíritu Santo ni Jesucristo, respectivamente, son lo modos que tenemos de evocarlos. Son sus avatares solamente, sus imágenes. Y hablando de  imágenes ni Moisés se escapa.

La leyenda que empezó con la conquista es en el sentido que los frailes fueron los protectores de los indígenas frente a los conquistadores de arcabuz y cañón.

Schopenhauer, en el tema de la moral, contempla que puede ser más grave la acción de los frailes que la de los soldados:

 “La injusticia por violencia no es tan deshonrosa para el que la comete como la injusticia por astucia, porque aquella demuestra  un poder físico que siempre impone a los hombres, mientras que la segunda, al acudir a medios indirectos, acusa debilidad y rebaja al hombre  física y moralmente.”

Los católicos en México con un conocimiento amplio, de la religión y de su contexto  de la cultura occidental, y de la náhuatl, son, como dice el lugar común, garbanzos de libra o trébol de tres hojas.

12 de diciembre de 2017

Por otro lado están los cinco millones (y en ocasiones ocho millones, según reportan los medios en esas fechas) de católicos que de todas partes del país, y aun del extranjero, llegan a la Basílica de Guadalupe los días del 10 al 15 de diciembre (ver la nota de Internet del 12 de diciembre del 2017 a las 15:20 Horas.)

Es el testimonio vivo que en el inconsciente colectivo del pueblo mexicano subyace la adoración de la diosa Chicomecoatl, que la historia de los siglos trasformó en Coatlicue-Coyolxauqui-Tonantzin-Guadalupe.

En otras palabras, Chicomecoatl es la diosa, (no una diosa), cuya iconografía se trasformó hasta llegar a nuestro siglo veintiuno. Es una larga y bien documentada historia que el cristianismo católico en México hace de esta diosa hasta sublimarla en una virgen del cristianismo. Cada año  los canales televisivos católicos reiteran, durante el mes de diciembre, esta historia. San Juan Diego, Zumárraga, el Nican Mopohua, etc. 

La mitología náhuatl, historia a partir del siglo dieciséis, insistimos, tiene su ADN en el número 7.

Chicomecoatl es siete serpiente. No serpientes. El plural náhuatl se dice de otra manera.

La víbora  en la mitología náhuatl, para el caso del   árbol genealógico de las diosas mexicas, quiere decir maíz. De ahí que Coatlicue sea la de la falda de serpientes: la de la falda de mazorcas de maíz.

La mujer, la madre, la diosa, que alimenta a sus hijos.

Pocos frailes supieron esta manera de representar náhuatl y se horrorizaron ante la representación diabólica de una falda de serpientes, que pensaron como víbora avatar del diablo en la religión del cristianismo.

Y los frailes que sí sabían, callaron. O sus obras fueron publicadas ya muy tarde después de haberlas escrito, como el caso del gran Fray Bernardino de Sahagún.

 En sus orígenes, y durante muchos siglos, los mexicanos fueron aztecas y tiempo después, por disposición de un tlatoani de ellos, se les conoció como mexicas. Los congresos libertadores del siglo diecinueve, del poder de España, decidieron el adjetivo gentilicio de México y el de mexicanos.

Este es  el ADN (el 7) de la gran diosa azteca o  mexica Chicomecoatl:

El mito:

La diosa Chicomecoatl tenía adoratorios. Una mujer, llamada Coatlicue, cuidaba uno de esos adoratorios. Un día cayó una borla de algodón en su seno y quedó embarazada. Sus cuatrocientos hijos consideraron que había sido mediante una relación incestuosa y decidieron darle muerte. Acaudillo esta idea una hija de Coatlicue, llamada Coyohauqui. La criatura que Coatlicue llevaba en su seno era el dios Huitzilopochtli que, como tal, nació armado con escudo y flechas y le dio muerte a todos los conjurados. A Coyohauqui mandó que la decapitaran.

El ADN del mito, conviene recordarlo, es  el número 7.
Chicomecoatl
7 mazorcas de maíz en el penacho
Museo Nacional de Antropología e Historia
 
 
                          Otra representación de Chicomecoatl
                            7 mazorcas de maíz en el penacho
Esta figura es todo un códice: Algunos elementos: En la parte superior de las mazorcas los 18 periodos o meses del calendario mexica, calendario azteca (más exactamente: calendario náhuatl. Fue elaborado, esculpido, en la civilización azteca pero su concepción viene de muy lejos en el tiempo) .Bajo de las mazorcas el número 5 de soles teotihuacanos. La media luna o meztli Tecuciztecatl del mito teotihuacano.
 
Coatlicue
La de la falda de serpientes
 
                              Coatlicue y las 7 cuentas de  su cuello decapitado
 

 
Coyohauqui
7 cuentas en su cuello decapitado
y en el antifaz de su rostro
 
                                                La Virgen de Guadalupe
                                         
                                          Su iconografía occidentalizada
                             sigue conservando el mítico  cuello decapitado
                        (Para facilitar su  ubicación nosotros hemos agregado
                                 un punto rojo debajo de cada una de
                                       las 7 cuentas de la imagen)



 

La Virgen de Guadalupe
 Calle Momoluco, Col. Sto. Domingo
Alcaldía de Coyoacán, Ciudad de México.
12 de diciembre 2019,14:00 horas
(Por las dimensiones de la imagen esta vez se hizo
 con aserrín de colores, no con arena)
Foto de Omar Altamira  A.
 
                                                Tradición                              
                   En la parte superior de la imagen el nombre de Hugo.
                           Por veinte años Hugo pintó cada año
            la imagen de la Virgen, en colaboración de familiares y vecinos.
           Falleció este diciembre. Sus familiares y amigos siguieron la
            tradición con un recordatorio de Hugo como se ve en la foto.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

LA BRUYÉRE Y LOS CARACTERES SORDIDOS


 

 Teofrasto dejó 23 semblanzas en su obra Caracteres, escrita 314 años antes de  Cristo.

Muchos escriben  en tercera persona, con seudónimo o se inventan un alter ego. Vemos las cosas del mundo desde la barrera, como si nada tuviéramos de común con ellas.

Potencialidades, para desarrollar, tiene tantas el  humano como individuos hay en el planeta. “Las personas de talento llevan en sí la semilla de todas las verdades y de todos los sentimientos: nada es nuevo para ellos.”

La Bruyére, Caracteres.

El término medio aristotélico habla del individuo que tiene en si por igual lo malo que lo bueno. Es lo que conocemos como “humano”. El hacedor y conservador de la sociedad.

El malo ya se perdió en los horizontes lúgubres y el bueno se encaminó hacia los cielos. En ambos casos se fueron alejando de lo humano.

El humano termino medio
 
Dibujo tomado de
El País
13 abril 2019
 
Todas esas potencialidades las posee un solo individuo, así sea piel roja, como somos los mexicanos, o blanco o negro o amarillo (lo de piel roja lo notamos al volver a México de un país “blanco”).

Como hay abstracciones para algunas cosas también hay caracteres universales para otras. A eso se refiere La Bruyére cuando anota: “Aunque, por lo común, los saco de Francia y de los habitantes de mi país, no  cabe limitarlos a una sola nación ni a un solo país sin que mi libro  pierda mucho de su amplitud y de su utilidad, ya que he pretendido pintar en él a todos los hombres en general.”

Teofrasto dejó 23 semblanzas en su obra Caracteres, escrita 314 años antes de  Cristo. Y La Bruyére, siglo diecisiete, escribió,  aumentando el trabajo de Teofrasto, 16 caracteres humanos más en su obra Caracteres o Las costumbres de este siglo.

Teofrasto habla de los universales  con el menudo pueblo. Los Caracteres de La Bruyére de hombres de letras como Balzac, Montaigne, Rabelais, Corneille o aborda asuntos como la ópera, la poesía y el teatro.

La Bruyére dedica un capitulo a las mujeres. Las observaciones que hace de ellas, complicadas, directas, y detenidas,  llevan a pensar en lo que Eurípides dijo de Jasón, marido de Medea: " no conoces la mujer con la que duermes todas las noches."

Pero si bien tenemos en un solo individuo potencialidades “para todo”, Teofrasto describe un carácter o tendencia, que sobre sale en un individuo de sus otras potencialidades.

La Bruyére se extiende más en la descripción de sus caracteres pero en Teofrasto hay la tendencia hacia las abstracciones.  Como si el avaro fuera sólo avaro y careciera de lo demás. O el adulador o el bribón, etc.

Es de notar que estos dos autores describen sólo un lado de todo individuo, y es el sórdido. Escasamente encontramos tendencias buenas o positivas como caritativo, bello, solidario, sino lo contrario del molde. Siempre tienen, o tenemos, una dosis de contaminación que nos lleva a lo cavernoso.

Para poner un ejemplo cercano: el material informativo que a diario vemos en los diarios. Si una “estrella” de la farándula tropieza y cae al dar un concierto de rock, en media hora tres millones de noticias llenan las pantallas y las redes comentando el suceso.

En contraste el descubrimiento, contra el cáncer, que el emérito de tal universidad se pasó sesenta años de su vida pegado al microscopio, sólo se le menciona en dos párrafos en la página siete de alguno diario, en letras chiquitas, bajo las letras enormes que anuncian los zapatos de  tacón alto que usa la primera dama del primer país del mundo.

La Bruyére es claro cuando declara lo sórdido que en potencia tenemos los humanos y lo manifestamos en acto, en acciones, en algunos individuos, de preferencia sobre los valores positivos.

El Retrato de Dorian Grey en el último año se vendió trece millones de ejemplares en el mundo y, Las Florecillas de San Francisco, apenas doscientos ejemplares.

“Los humanos se regodean en el vicio”, escribe La Bruyére.

Los instrumentos de tortura que en su tiempo utilizaron las Inquisiciones, tanto la católica contra  los protestantes, como la protestante contra los católicos, congregan tal cantidad de gente, que la sala del museo, en la que se exhiben siempre está atestada de “admiradores”. Y la sala de junto, que exhibe la evolución de la agricultura por el hombre primitivo, tiene tres individuos, y uno es el empleado que cuida la sala.

En justicia hay que decir que ni Teofrasto ni La Bruyére se regodean destacando lo oscuro que tenemos los humanos. Como hacen algunos escritores que se abisman describiendo las sombras, negando las luces, que también las hay.

Tanto Teofrasto como la Bruyére hacen  como el fotógrafo con su cámara, mostrar la foto que tomó. Si el retratado se imaginaba distinto a la foto, ya no es cosa de culpar a los haluros de plata y la hidroquinona que hacen, que revelan,  la imagen.

La Bruyére:

“Devuelvo al público lo que me ha prestado. De él he tomado la materia de esta obra. Es justo que, después de haberla acabado, con  toda la consideración por la verdad de que soy capaz y con el respeto que me merece, se la restituya”.

Cuando el medico nos dice usted está enfermo de esto y se va curar tomando este medicamento. Es lo mismo que hacen nuestros dos autores.

La Bruyére dice que nos apresuramos a buscar la nota amarilla en los diarios en lugar de buscar la página  cultural.

Agrega que sus Caracteres no son máximas, sino “como leyes morales”, cosa difícil eso de  hablar  de asuntos morales. Por eso algunos no hablan de cosas morales o las condenan, sin más. Cuenta de un magistrado sabio que entendía de leyes y llegó a muy altos niveles de su profesión. Pero se puso a escribir de moral y el resultado fue un libro ridículo.

el niño será lo que tenga enfrente
 
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich 1968
 
 
 
“Si de muchas obras de moral  se quitasen  la advertencia al lector, la carta dedicatoria, el prefacio, el índice y las aprobaciones, apenas quedarían  paginas para merecer el nombre de libro”.

Genética y ambientalmente el carácter descrito por Teofrasto  va a inclinar al individuo hacia un lado u otro. Será un niño normal que lee, escribe, estudia, juega, flojea,  hace berrinches y en general es feliz o, bien, a los diez años será ya un niño problema para la sociedad.

En otras palabras, el niño será lo que tenga enfrente.

Unos pueden aprovechar estas  consideraciones que hacen los autores, como se acude a las vacunas y medicina preventiva en general. Otros, como los de la sala de más allá, del hospital, donde se aplica la medicina correctiva. Otros, y que parecen ser los más, como dijo Frank Sinatra: " A mi manera".

En su obra La Bruyére tiene cuidado de aclarar la intención que lo movió escribir sus Caracteres. No es el vinagrillo que critica todo y sufre hasta porque es feliz. Lejos de ello. La intención del autor, de los dos autores,  aspira a ser terapéutica:

"Puede contemplar con gusto (el lector) este retrato que de él he hecho copiado del natural, y, si reconoce alguno de los defectos que le señalo, corregirse de ellos. Tal es único fin que debe proponerse el escritor."  


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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