PETRONIO Y LA DULCE VIDA RICA NUEVA

 


 

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El Satiricón se compone de cinco relatos, uno de ellos, al que aquí nos referimos, es La Cena de Trimalción. Fue escrito en el siglo I de nuestra era, por Petronio. Este fue  tenido como el más elegante poeta de la corte imperial de su tiempo.  Se recordará que Petronio perteneció al círculo íntimo de Nerón. Al final cayó en desgracia frente al emperador y se suicidó cortándose las venas. En el más puro estilo estoico, Petronio se vendó las heridas y de vez en cuando se las quitaba para desangrarse otro poco. Entre tanto llegaba la muerte, platicaba con sus amigos y bebía vino.

 

La cena de Trimalción se ha señalado algunas ocasiones como una parodia de lo que   sería la cena final de Petronio. Como si el poeta hiciera de antemano un guión de su muerte pero satirizandolo. 

 

En su  relato Trimalción es  personaje muy rico,  invita a algunos conocidos a  cenar a su casa. Ahí tiene la curiosa  idea que, después que él haya muerto, sus amigos se reúnan en otra cena, a semejanza de ésta, y lo recuerden como si  en esta fecha póstuma  él también estuviera presente, que se dijeran  poemas bellos y se bebieran aromáticos vinos y se cenara hasta el amanecer. No se sabe si es un esfuerzo por no morir  en la memoria de sus convidados o una  especie de anhelo de resurrección…



Flavius Petronius Maximus



Por lo demás Trimalción  tiene un gusto corriente por las cosas. Como nuevo rico, y romano advenedizo, quiere hacer ostentación del buen vivir. Pero en este buen vivir hay ausencia de esos valores que hicieron grande a Roma: “ A un periodo de relativa prosperidad y orden había seguido la decadencia política  del imperio y el acceso al poder  de los emperadores pretorianos, que realmente se inicia con Nerón, hace que la constitucionalidad se debilite  y toda la dirección de la política imperial esté al arbitrio del ocupante  más reciente del Palatinado”.

Algo nos recuerda, en este siglo veintiuno, a personajes de la política mundial. “¡En todas partes””, reza el dicho, “se pelan papas o patatas!” En la república de las letras, dice Schopenhauer, en el siglo diecinueve, hay excéntricos que son un peligro: “En la republica de las letras pasan las cosas como en la república mexicana, donde cada uno no piensa más que en su provecho, y busca la consideración y el poder personal, sin cuidarse para nada del conjunto de la nación, que marcha a su ruina” (La lectura, los libros y otros ensayos. Biblioteca Edaf 20001,Pag.140) Recuérdese que Malcom Lowry, autor de la novela Bajo el Volcán, siglo veinte, en su libro Un viaje través del canal de Panamá, tiene la misma expresión de México. Situación caótica que necesariamente arroja constantemente nuevos ricos que, con valiosas excepciones, materializa el dicho de Schopenhauer.

El caso es que acuden a las cena personajes como Agamenón y Menelao, de los tiempos de  la antigua Grecia, pero la cena prefigura  las costumbres de una Roma ya en decadencia. Y a no hay dictadores que impongan los grandes valores. Tampoco existe ya   la sana democracia de la que en algún tiempo el senado marcó la pauta. Julio Cesar y Bruto ya son historia. Ahora el poder se gana comprando a los pretorianos. Los nuevos libertos, muy ricos, son los que llevan la voz cantante en las costumbres. Son los tiempos que anuncian  que el imperio va ser barrido hasta los cimientos por fuerzas exteriores: “una nueva clase de libertos que habían progresado económicamente durante la época posterior  a Augusto y que mostraban la vulgaridad, el mal gusto y la ostentación típica de los nuevos  ricos de cualquier país o época…Petronio satiriza  el mal gusto, los modales vulgares y la falta de elegancia  en un ambiente en el que el dinero fluye con la misma facilidad del Falerno en las copas de los comensales”.

 

Ascilto, uno de los asistentes a la cena, al contemplar tan lujoso pero corriente espectáculo,  comenta escéptico: “ ¿De qué sirven las leyes donde sólo reina el dinero o donde la pobreza no puede superar nada? Aun los Cínicos despreciadores raramente se oponen a vender sus escrúpulos  para llenar el bolsillo. En la ley no hay justicia, lo que cuenta es la mordida”.

 

El relato empieza con el comentario de Encolpio, que parece ser el alter ego de Petronio al llevar él la relación de los hechos en esa cena: “Por fin llegó el tercer día y con él la esperanza  de una cena gratis”.  Un esclavo de Agamenón les dice cuando van llegando los invitados que Trimalción tiene un reloj en el comedor  y un trompetero (gallo) uniformado para recordarles cuánto  va perdiendo la vida”. Y, al entrar a la sala, otro esclavo  les grita: “ ¡Con el pie derecho!” Las ánforas de vino tenían marcado con yeso: “¡Cien años de añejo!”.

 

El banquete, sin embargo, parece llevarlos a hacer cierta conciencia de su realidad. En la cena, al calor del vino,  no faltan los escépticos: “la olla de los amigos hierve mal, y cuando las cosas se descomponen, estos desaparecen”.  Otro, todavía menos  optimista, dice: “Sólo somos pellejos hinchados que estamos andando. Somos más insignificantes que las moscas y, sin embargo, las moscas tiene otras cualidades; nosotros somos burbujas vacías”. Otro se refiere a la realidad nacional, o imperial, y comenta: “Esto se está derrumbando como el rabo de un ternero”. Y en seguida señala algunos de los síntomas de la corrupción que están destruyendo a la sociedad. Se refiera a un comisario de abastos que encarece todo: “Está sentado en su casa riéndose y recibe en un solo día  más dinero que toda la fortuna de cualquier otro. Por casualidad me he enterado de que acaba de ganar mil en oro. Pero si tuviéramos huevos, no debería sentirse tan satisfecho de si mismo; hoy la gente son leones en su casa y zorras en la calle” .Señala las ausencias vitales: “ahora nadie cree en el cielo, nadie ayuna  y a nadie le importa Júpiter un carajo”.

 

 


Por un momento Trimalción se ausenta de la sala y cuando vuelve a aparecer dice a la elegante concurrencia: “Amigos, perdonadme, pues hace ya días que no cago. Los doctores están desorientados. M e ha caído bien la corteza de granado  y resina de vinagre. Sin embargo, espero recobrar la regularidad. De todas maneras algo me resuena  en el estómago  como si fuera un toro”.

 

Más adelante Trimalción comenta a sus comensales que quiere comprar Sicilia  para ampliar un poco más sus propiedades Y cuando alguien le dice que estalló un incendio en su casa de Pompeya, extrañado comenta: “¿Qué?,¿ cuando he comprado yo  una propiedad en Pompeya?”Sigue la borrachera y Trimalción dijo: “Bien, puesto que sabemos que tenemos que morir, ¿Por qué no vivimos un poco más?...

 

 Pero al finalizar la cena, de todos modos Trimalción aporta una idea de calidad al pensar en la eternidad: “dejaré bien claro en mi testamento que no me voy a acabar una vez muerto. Dejaré encargado a uno de mis libertos  para que cuide mi tumba  y que no permita que la gente camine encima de ella y que se vaya a  cagar allí”.

 

“El historiador romano Tácito (Anales, XVI, 18) se refería a él como arbiter elegantiae («árbitro de la elegancia»). Su sentido de la elegancia y el lujo convirtieron a Petronio en organizador de muchos de los espectáculos que tenían lugar en la corte de Nerón. Petronio fue también procónsul de Bitinia, y más tarde cónsul. Su influencia sobre Nerón despertó los celos del prefecto del pretorio Cayo Ofonio Tigelino, otro de los favoritos del emperador, que lanzó contra él falsas acusaciones. Participó en la conjura encabezada por Pisón y Nerón, avisado, le ordenó permanecer en Cumas; el escritor decidió quitarse la vida dejándose desangrar hasta morir. Se dice que antes envió al emperador un escrito en el que enumeraba todos los vicios del tirano.

Petronio es autor de una notable obra de ficción, una novela satírica en prosa y verso titulada el Satyricón, (c. 60), de la cual se conservan algunos fragmentos; narra las aventuras de dos libertinos, Encolpio y Ascilto, e incluye algunos cuentos milesios sexualmente explícitos. El estilo poético de Petronio es muy manierista, parecido al de Ovidio. El Satyricon es el primer ejemplo de novela picaresca en la literatura europea, y puede considerarse el modelo de novelas posteriores. Ofrece una descripción única, y a menudo enormemente deshinibida, de la vida en el siglo I d. C. A pesar de que su narrador se expresa en el mejor latín de la época, la obra es especialmente valiosa por los coloquialismos en los parlamentos de muchos personajes que ofrecen un interesante objeto de estudio sobre el latín vulgar de la época. El episodio más famoso es el Banquete de Trimalción, una descripción sumamente realista de un banquete ofrecido por un nuevo rico y ostentoso liberto” Wikipedia

VIRGILIO,UN VIEJO LIBRO SIEMPRE ACTUAL


Atípico y obsoleto el que en tiempos de los videodeportes, la tele y el teléfono de mano, y las chismosas fake news, se pone a leer a Virgilio. La Eneida es un viejo libro que no más de cinco leen en todo el continente.

La Eneida es una de esas obras de la literatura que todos saben de su existencia pero que pocos conocen. Las escuelas les dejan hacer un resumen para mañana, se consulta la cuarta de forros y en el resto de sus vidas la gente no quiere saber nada de estas obras.

 René Acuña, autor de una culta introducción a la edición que hace de esta obra la Universidad Nacional Autónoma de México (1981) anota: “la Eneida ha celado su identidad del ojo de los curiosos”.



La Eneida no es un antiquísimo relato de los orígenes del pueblo romano perdido entre el polvo eterno  de los anaqueles de las bibliotecas publica y particular. Es la historia recurrente, al infinito, de los pueblos del mundo, llámense como se llamen, tengan el color que tengan y vivan en el continente que vivan.

 Es la vieja película de los trasterrados, vagando en busca de asilo y, una vez establecidos, expulsor de pueblos.


TIRA DE LA PEREGRINACIÓN AZTECA

 

Por ejemplo, guardan mucha semejanza el pueblo troyano y el pueblo azteca. Un remoto esplendor, la hecatombe, el peregrinar hacia tierras desconocidas (en México se le conoce como “la Tira de la Peregrinación”), el éxodo a través de desiertos,   persiguiendo la utopía a través de llanuras y montañas, comiendo alimañas, haciendo guerreras contra los dueños de esas tierras, sometidos como  esclavos, otra vez el esplendor, otra vez depredadores  y otra vez la caída. No es otra la historia de la humanidad. Eso es lo que nos dice La Eneida. Troya incendiada, el éxodo, el gran imperio romano y…



VIRGILIO



Su autor, Publio Virgilio Marón, nació el año 70 a C, no lejos de Mantua, en un lugar llamado Andes.

 Eneas, el héroe de este relato, es hijo del humano Anquises y de la diosa Venus.

 Virgilio dice que Eneas es hermano de Héctor, el que murió en la defensa de Troya.

Los troyanos luego de la destrucción de su ciudad, según cuenta Homero, emprenden la marcha hacia occidente guiados por Eneas, Anquises y Turno. Por fin un día exclaman: “En la lejanía columbramos la masa oscura de los montes y planicies de Italia”. Hacen la guerra y llegarán a un acuerdo con los etruscos y demás etnias de esas tierras.

 Junto con los etruscos, asentados desde hace siglos en la península itálica, serán  los fundadores de lo que  conocemos como el imperio romano. Llegan a un lugar donde observan: “ En él figuraba, tendida en la cueva de Marte, llena de verde  sombra, la loba parida, y en derredor de sus tetas, jugando y suspendidos, los mellizos mamando sin temor, y ella, vuelta a ellos la achatada cabeza, lamía ahora al uno, ahora al otro, preformando sus cuerpos con la lengua”.

Algunos reyes romanos fueron de origen etrusco. Y la manera de vivir de los etruscos es semejante a lo que sabemos de los romanos, en la guerra, en la familia, en el arte y en la vida sexual y báquica. A tal punto que los troyanos de Eneas van a absorber a Etruria y a la vez los etruscos marcarán en mucho el estilo de lo que sería el imperio romano.

Pero no es sólo  la fundición de los dos pueblos. Es inmenso el aporte que La Eneida hace a la cultura. San Agustín, casi cuatro siglos más tarde,  considera una fortuna leer a Virgilio. Cartago y Roma tienen el poder de inspirar a la Ciudad Terrena y la Ciudad de Dios. 

Por esto y otros aspectos, Virgilio, “poeta procedente del paganismo”, será respetado y frecuentado durante toda la edad media por la Iglesia. Hasta se le elevó a los altares por la Iglesia y se dice que hacia milagros.

 ¡Un pagano hijo cultural de la Hélade haciendo milagros en el cristanismo!

 Por otra parte, La Eneida va a impactar de tal manera a Dante, muchos siglos después, debido a que Virgilio prefigura lo que conocemos como La Divina Comedia, en la que, se recordará,  Virgilio es el guía de Dante en su incursión a la gruta por donde ambos se introducen al Infierno…

En el libro VI el poeta relata que,  al llegar a tierras itálicas, en la costa de Cumas, los enéadas exploran el territorio  y Eneas se encamina a la gruta de la Sibila. Ahí empieza toda una fantástica narración que es el encuentro con individuos que ya no están en este planeta…Caronte el barquero, el alma del insepulto Palinuro, los condenados a muerte injusta, etc.



GRUTA DE LA SIBILA, CUMAS ITALIA

foto tomada de internet

Su asunto y la prosa de Virgilio son de tal calidad literaria, histórica y filosófica, que no leer La Eneida, disfrutando su lectura, es tan grave como desconocer el Popol Vugh, El Tesoro de lso Nibelungos,el Nuevo Testamento, el Quijote o Una excursión a los indios ranqueles...

La Eneida   fue escrita por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar, atribuyendo un origen mítico, al Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio elabora una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y su destrucción, y colocando la fundación de Roma como un acontecimiento ocurrido a la manera de los legendarios mitos griegos. Estamos aquí con un panorama fascinante histórico-mítico-literario.

Eneas escapa de la destrucción de Troya y se dirige hacia la Península italiana con la idea de hacerse fuerte y regresar por la   revancha  contra los griegos. Lo jura ante  sus dioses troyanos. Pero no puede dirigirse a ningún puerto de Sicilia ni de la "bota" debido a que desde tiempo los griegos han establecido colonias en esa parte sur de la Península.

Va a dar a Cartago, enemiga de Roma, por la costa  africana con la idea de lograr alguna alianza con los cartaginenses. Permanece algún tiempo en Cartago. Surge un idilio entre Eneas y la reina de Cartago, Dido. Pero Eneas debe cumplir su promesa  hecha a los dioses troyanos y parte hacia la Península. De decepción la reina Dido se suicida. Hasta aquí el dato histórico. Algo de esto se puede encontrar en la interesante,   obra de R.H. Barrow, Los romanos, Fondo de Cultura Económica, México,2014.

 El que conoce la no menos fascinante novela de Flaubert, Salambó, encontrará mucha semejanza con el dato histórico. Amílcar Barca, los mercenarios al servicio de Cartago y después, cuando ya no hay paga, esto se vuelven contra Cartago, el final de la gran sacerdotisa Salambó, etc. El mismo Flaubert escribió que para escribir su novela fue a Cartago, ahora Túnez,

y se documentó leyendo trabajos de arqueología y de historia.

Pero, como decimos, ¿a quién le importa leer a Virgilio? La cultura industrial de nuestros tiempos es de los videodeportes y las chismosas fake news. En México, como ejemplo, pocos leen muchísimo, muchos leen poco y el setenta por ciento abreva su cultura en los mass media

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RECORDANDO A TENNESSEE WILLIAMS

 

 

 

Alcohólico y, quizá homosexual, el personaje Brick Pollit es probablemente el alter ego de Tennessee Williams, autor de la obra. Esta novela, más bien un libreto para la escena de teatro, mereció dos premios: el Pulitzer y el de la Crítica. Trata un asunto familiar que  (se publicó en 1955) causó mucho alboroto en la sociedad norteamericana pero que, salvo el innegable mérito del escritor, ahora pasaría como uno de tantos vulgares guiones de la televisión comercial mexicana.

Una familia entra en una inusitada actividad de intriga, envidias y patadas en las espinillas porque el padre, dueño de una considerable fortuna y nada menos que de una plantación cuya extensión mide 28 acres del mejor terreno en el delta del Misisipi, está a punto de morir de cáncer, ¡Y no ha hecho el testamento!

Son dos hermanos Gooper y Brick y sus respectivas esposas, Mae y Margaret. Es gente que no se anda por las ramas sacándose la lengua. El jaque mate por delante: Gooper y Mae tienen cinco hijos y otro que está por nacer. Además Gooper es abogado.

Brick, en cambio, es alcohólico. Otrora un gran deportista pero que ahora es por completo indiferente a todo, incluida su esposa Margaret con la que ni siquiera se acuesta. Margaret, además, no tiene hijos.

El alcoholismo de Brick hace que duerman separados y una cierta incapacidad en la biología de ella no le permiten concebir. En un momento ella le dice a Brick: “No estoy viviendo contigo. Ocupamos la misma jaula”.

 No hay duda de quiénes son los que van a aparecer en el testamento. El padre se inclina por Brick pero no ve claro, Alcohólico, tal vez homosexual, y sin hijos…

Es cuando se revela el carácter y la voluntad de Margaret. La vida la ha colocado en la posición más difícil. Exactamente como se encontraría una gata a la que hubieran arrojado sobre un techo de láminas metálica que estuviera muy caliente: “Me siento todo el rato como una gata sobre el tejado de zinc caliente”, dice.

Y cuando el otro matrimonio echa las campanas al vuelo, poniendo por delante su fertilidad, y por otro lado la esterilidad de Margaret, ésta anuncia que está embarazada.

 

 


  Tennessee Williams


Thomas Lanier Williams III (ColumbusMisisipi, 26 de marzo de 1911-Nueva YorkNueva York, 25 de febrero de 1983), más conocido por el nombre artístico Tennessee Williams, fue un destacado dramaturgo estadounidense. El nombre «Tennessee» se lo dieron sus compañeros de escuela a causa de su acento sureño y al origen de su familia. En 1948 ganó el Premio Pulitzer de teatro por Un tranvía llamado Deseo, y en 1955 por La gata sobre el tejado de zinc. Wikipedia

No le creen pero ella sigue sosteniendo su verdad. Finalmente hace que el otro matrimonio entre en duda y vea que ha sido derrotado. La herencia se irá para con Brick, el hijo favorito y que ahora, finalmente, va a tener descendencia.

No es cierto que Margaret vaya a tener un hijo pero se propone concebirlo para esa noche. Ha ido a ver al ginecólogo y le dice que es su día fértil. Le esconde las botellas de licor a Brick al tiempo que le dice: te las devolveré hasta que haya pasado esta noche. Cuando esté embarazada los dos nos emborracharemos celebrando mi embarazo.

Y como Margaret es hermosa, está buena y tiene un temperamento de esos que, proponiéndoselo no deja escapar ningún espermatozoide, el otro acepta.

Un alcohólico es capaz hasta de acostarse con su mujer con tal de recuperar su botella de licor. Por lo demás, una de sus frases de Margaret es que “El fuego no se apaga si no nos enfrentamos a él”.

En realidad la herencia para Margaret está en segundos planos. Lo que la hace tomar esa decisión es el gran amor que siente por su marido, aunque sea un alcohólico y tal vez homosexual.

Pero hay algo más de fondo. Quizá su esterilidad se deba a cierto sentimiento de inferioridad de Margaret frente a Brick.

Pero cuando se da cuenta que, el otrora fuerte atleta ahora es un ser no tan fuerte, le dice: “Solía pensar que eras más fuerte que yo y no quería que me dominaras. Pero ahora, desde que das a la bebida… soy más fuerte que tu y puedo amarte auténticamente”.

Para ella todo está en función de amarlo, no de dominarlo. Y en toda la obra no se encuentra una sola mención que ese amor sea una inclinación masoquista por parte de Margaret.

La obra termina con estas palabras de Margaret hacia su querido marido: “Ah, vosotros los débiles, vosotros débiles y hermosos… Los que abandonáis… Los que queréis es alguien… que se encargue de vosotros… dulcemente, dulcemente, ¡con amor! y … yo te quiero de verdad, Brick, ¡te quiero!”

No hay final feliz en esta obra. Se trata de un mundo familiar que se pudre día con día. Sólo Margaret, con su gran voluntad, su enorme amor por el marido y su anhelo de tener un hijo puede revertir todo. Pero en tanto no lo logre, esta gran mujer se encontrará como una gata sobre el tejado de zinc caliente…

 

Recordamos a  Tennessee Williams, hombre de letras estadounidense (26 marzo 1911-1983). Un apreciación nuestra de Una gata sobre el tejado caliente, fue publicada  por la Secretaría de Prensa del Sindicato de Trabajadores  de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) en junio de 2003.

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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