ANDAR VS ALZHEIMER

 


 

Los modos de existencia, proporcionados por la tecnología, son tan agradables como el opio, el alcohol y la cocaína

 Alexis Carrel

 

No es lugar común esto de ir al encuentro de la naturaleza abierta. La vida en la ciudad requiere de mucha atención por parte del individuo para conservar su salud psicofísica.

Hace tiempo que esa atención, ese cuidado, ese equilibrio, se perdió para los que vivimos en la ciudad. Política, religión, inseguridad social,  desempleo, covid 19 y fake news, son los seis radios de que se compone la  rueda de Ixión que de cerca o de lejos empujamos todos los días, vuelta y vuelta y vuelta.

 


Política, religión, inseguridad social , desempleo,  covid 19 y fake news,  seis radios  componen la  rueda de Ixión 

Dibujo tomado de Internet

 

¡Todo esto lejos de los altos bosques!

Para mencionar una de estas patologías que circulan por nuestras calles es el Alzheimer. Se considera por la ciencia que una tercera parte de la población mundial está muy cerca, o ya  la padece, sobre todo llegando a una edad de entre los 60 y 70 años.

 


La ascensión a las montañas produce la armonía de los músculos, del esqueleto, de los órganos y de la conciencia.

Pedro Arredondo Guerrero Y Armando Altamira Areyán  en los 4,300,  suroeste  Pico de Orizaba, México.

 

Pero esto es al estilo del  escribir una novela. Se empieza a escribirla cuando ya se la  ha vivido. Se llega al Alzheimer como resultado de la vida que se llevó.

 Sabido que el gen es el personaje central en esta película  pero también influyen factores de salud, ambientales y de estilo de vida. Un articulo reciente de procedencia medica anota, entre otras consideraciones:

“La investigación sugiere que una serie de factores más allá de la genética pueden desempeñar un papel en el desarrollo y curso de la enfermedad de Alzheimer. Se ha relacionado que la buena alimentación, la actividad física, una vida social activa y las actividades mentalmente estimulantes han ayudado a las personas a mantenerse saludables a medida que envejecen. Estos factores también podrían ayudar a reducir el riesgo de deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.”  

Hora de abrir el viejo pero siempre actual libro de Alexis Carrel, La incógnita del hombre. Más que actual casi utópico ya que sus ideas, en cuanto a salud psicofísica (contiene otras ideas que son para considerarlas  en otro contexto, no en el de esta nota), están aún muy lejos de ser alcanzadas. ¡Cada vez más lejos!

Premio Nobel en medicina y libro editado en el segundo tercio del siglo veinte, a un siglo casi de su primera publicación, el autor sabía bien lo que se venía para los tiempos modernos y su civilización industrial con su premisa de tener ignorando el ser.  

 


La estadía en las alturas determina la actividad de los órganos encargados de la fabricación de los glóbulos rojos de la hemoglobina.

Pedro Arredondo G. 4,300, suroeste Pico de Orizaba

 

 Aquí algunas ideas del mencionado libro, sacadas del apéndice I.  

Para los que vivimos dentro de las grandes ciudades:

 

Cada uno de nosotros puede modificar su modo de existencia, crear su propio medio en la multitud no pensante, imponerse una determinada disciplina fisiológica y mental, algunos trabajos, algunos hábitos, hacerse dueño de sí mismo.      

Ver televisión es salirse de uno mismo y meterse en la telerrealidad de la  pantalla. Olvidarse de uno mismo. ¿Qué es, en resumidas cuentas, el Alzheimer? ¡Olvidarse de uno mismo, borrar su pretérito!

Andar, por el arte de andar, dentro de la ciudad, y mejor en el campo, es           auto encontrarse con uno mismo. Lo bueno, lo malo, lo feo y lo feliz, eso somos, de eso se compone nuestra personalidad innata y la adquirida, y por tanto no hay por qué escandalizarse. Si me preguntan si volvería a cometer algunos errores de mi vida contestaría: ¡Encantado, lo volvería hacer! 

(hay una trampa en esta expresión: querer regresar el tiempo que ya nunca volverá)

Uno de los recursos empleados de la ciencia médica, para tratar el Alzheimer, ¡para hacer que vuelva el individuo!,  es vendar los ojos y pedir que distinga el olor de alguna fruta de la región a las que está acostumbrado: durazno, papaya, plátano, manzana…

Una medida muy efectiva se ha encontrado, en la gente de fe (todo se vale), es recordar, todos los días, en sus oraciones de la noche, el nombre de sus amigos ya fallecidos, diez, veinte…

Como un mantra cuya repetición ancle en el presente, con beneficio colateral físico y emocional. Nada nuevo para occidente. Rosario ideado, y puesto en practica, por San Francisco de Asís desde el siglo trece.

¡Dos pájaros de un tiro! Nuestros amigos no mueren en tanto los recordemos y los muertos nos ayudan a que nuestras escaleras neuronales no se desconecten.

Otra, del todo efectiva, es la que se estilaba en tiempos pasados pero que la cultura industrial y su sicario, el relativismo (relativismo que Kant llama "indiferentisimo, Madre del Caos y de la Noche"-Critica, 1781) , se ha encargado de borrar: el diario personal. Escribir las cosas del presente de alguna manera conecta con el pretérito. Y mañana, cuando releamos, lo que escribimos este día, nos volverá a conectar con el pasado.

¡Vivir del pasado pero no vivir en el pasado!


 


Preparando con antelación el final feliz de la novela

Armando Altamira Gallardo, 4,200  noroeste Pico de Orizaba

 

Alexis Carrel lo que hace es colgarnos la mochila y sacarnos de la ciudad para no perder la conciencia, para estar conscientes, para no borrarnos:

La carrera en terrenos accidentados, la ascensión a las montañas, la lucha, la natación, los trabajos forestales, y de los campos al mismo tiempo producen la armonía de los músculos, del esqueleto, de los órganos y de la conciencia.

 Carrel practicó el montañismo como deporte y  habla a los alpinistas en el lenguaje que ellos entienden. Que a la vez tiene que ver con otro panorama muy importante de la salud (leucemia) y es el de la producción, conservación o degenere de glóbulos blancos y rojos:

La estadía en las alturas determina la actividad de los órganos encargados de la fabricación de los glóbulos rojos de la hemoglobina.

El espíritu de esta nota es la pérdida de memoria y traemos estas palabras de Carrel:

 Cuando el organismo madura, el valor del tiempo disminuye, su importancia aumenta. Su efecto es muy útil sobre el cuerpo que envejece; puede hacerse retroceder el momento de la senectud manteniendo el espíritu y el cuerpo en estado de actividad.


                               Huehuetéotl


En la cultura del consumo y deshecho los viejos son un estorbo, por eso hay que apartarse de ellos lo antes  posible, o arrojarlos al desván de los trastos inservibles.

En las culturas amerindias se tiene  cerca a los ancianos lo más que permita la vida, es decir, la muerte.

 En la primera civilización del Valle de México, Cuicuilco, llamada por la arqueología como  Formativa o Preclásica (18 siglos a C.) la vejez fue elevada a la deidad mediante la creación de su dios del tiempo: Huehuetéotl ( viejo dios).











EMERSON, EN SU 219 ANIVERSARIO

 


 

25 de mayo de 1803

 

Referencia: El pensamiento vivo de Emerson, de Edgar Lee Masters

 

“Quería ensalzar a Waldo Emerson cuanto me fuera posible, sólo para probar ante el mundo que una vez hubo un gran norteamericano”

Henry Miller

Cartas a Anaïs Nin

 

Si falta fe, escribe Emerson, la sociedad se sensualiza, se desanima, se hace escéptica y acaba en el relativismo.

 

En Italia

 Cuando llegué   por fin a Roma y vi lo cuadros con mis propios ojos, me di cuenta de que el genio había dejado para los iniciados toda ostentación llamativa y fantástica, reservándose para sí la sencillez y la verdad…me dije: “Tonto: ¿por qué has recorrido cuatro mil leguas de agua salada para encontrarte con lo que tienes tan familiar en tu propia casa?”

 



Emerson

Hubo una vez un gran norteamericano

 







Frente a la decadencia de la cultura folk y las fake news

 

La humanidad resplandece en Homero, en Chaucer, en Spencer, en Shakespeare o en Milton. Ellos se contentan con la verdad. Emplean el grado positivo. Parecen fríos y flemáticos a quienes tienen estragado el gusto con las pasiones frenéticas y el violento colorido de los escritores bajos y vulgares.

 

Frente a la rueda de Ixión del liberalismo moderno

 

Observad cómo una idea  profunda y divina demole los siglos y los milenios y se hace presente en todas las épocas

 

Para  los que vivimos entre el  desaliento  del mundo aparente

 

El arte y la naturaleza, la esperanza y la muerte, los amigos, los ángeles y el Ser Supremo no están ausentes de la habitación en que nos hallamos

 

Emerson  habla al habitante  que nació, creció y vivió siempre  sin llegar nunca  siquiera a la última calle de la ciudad. Grandes centros de trabajo, de estudio, de comercio, de artificiales recursos de diversión y cultura como el cine, el teatro, los estadios deportivos…

 Pero también aglomeraciones increíbles donde se incuban virus patógenos de toda clase, ya microscópicos como antropoides, minando la salud psicofísica del individuo y de la sociedad. Muestra de ellos son la presencia de grandes hospitales del Sector Salud como el desarrollo de las ciencias psicología y psiquiatría, con cada día mayor demanda.

La solución está allá, después de la última calle de la metrópoli, el mar, las montañas, la llanura sin fin, el desierto, dice:

El hombre es un gigante deshecho, y en medio de todas sus debilidades, tanto su alma como su cuerpo se vigorizan con el hábito de acercarse a la naturaleza…La naturaleza es lo múltiple. La unidad absorbe, funde y reduce. La naturaleza ensancha y crea.

 

“Ralph Waldo Emerson (Boston, 1803-Concord, 1882) Poeta y filósofo estadounidense. Maestro por Harvard y pastor unitario (1829), renunció al sacerdocio en 1832, tras perder a su esposa, aunque conservó el espíritu de su secta, que negaba la Trinidad. En Europa conoció a Samuel Taylor Coleridge, William Wordsworth y Thomas Carlyle y se inició en el idealismo alemán. Bajo el influjo de Carlyle, defendió la teoría trascendentalista, que sostiene que la esencia de las cosas se logra mediante un proceso de contemplación, intuición y éxtasis.”

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FROST, EN EL 32 ANIVERSARIO DEL LIBRO LAS CATEGORIAS DE LA CULTURA MEXICANA

 


 

24 de mayo de 1990

 

Comunicadores, carentes de vitaminas culturales, repiten sin ton ni son categorías para referirse a los mexicanos: hispanoamericanos, latinoamericanos, etc.

 

 De ahí la enorme importancia del trabajo de Frost para ayudarnos a comprender el terreno que pisamos.

 

Elsa Cecilia Frost se refiere, en esta su obra (publicada  por la Universidad Nacional Autónoma de México), concretamente a cuatro categorías de la cultura mexicana, de los últimos cinco siglos que son la hispanoamericana, la latinoamericana, la indolatina y la panamericana.

“Elsa Cecilia Frost (Ciudad de México, 25 de diciembre de 1928 - Ib., 1 de julio de 2005) fue una académica y traductora mexicana. Obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras por la UNAM. Elsa Cecilia Frost dedicó su vida a la traducción de textos filosóficos, religiosos e históricos. Dominó los idiomas español, alemán, inglés, francés, italiano, catalán, y latín.”

 

“La expresión Hispanoamérica se refiere a la época colonial, la etapa que va desde  el descubrimiento hasta las guerras de independencia; Latinoamérica es el nombre que se adopta en la época republicana (siglo XIX y por último, Indoamérica, es el nuevo concepto revolucionario creado por el aprismo. Casi resulta innecesario añadir que tras el panamericanismo se oculta la ambición imperialista de los yanquis.”

En  conjunto todas  han aportado, para bien, a la cultura mexicana y es necesario apresurarse a decirlo.  Pero para  algunas categorías ya pasó su tiempo hegemónico y no obstante   se empeñan por permanecer vigente en grandes sectores de la sociedad.

Hay un México  que vive los tiempos de Hispanoamérica, aplaudiendo la conquista y añorando los días de la Colonia aún en las mentes actuales tenidas como progresistas. En el Frente Popular, de la guerra española de 1936, la Pasionaria soñaba con México y con Hernán Cortés...

En la actualidad los canales televisivos de la Iglesia católica, desde la costa oeste de los Estados Unidos, no tiene otra manera de referirse a los habitantes del continente americano, del Río Bravo hasta el sur extremo, sino  como “hispanos”.

De la misma manera los millones de individuos de los países sureños, que viven en la Unión Americana, para la Iglesia son “hispanos”. Aquí no hay ignorancia, como puede ser el caso del hombre sin instrucción. No hay que olvidar que el catolicismo fue impuesto en México con la espada, la cruz y la hoguera. A semejanza que el protestantismo lo fue en Norteamérica para los pueblos indoamericanos.

“Al encenderse la Guerra de Independencia y frente al criollo que aseguraba que la verdadera  América es la prehispánica y el español un intruso, se alzó al voz de los colonialistas en defensa de la obra de España. América-decían- debe sus ser a la Conquista. Qué era este continente antes de la llegada de los españoles sino un mundo idolatra, salvaje  y antropófago?”

Eso cuando la guerra de independencia en el siglo diecinueve, pero en 2021 se oyeron las mismas voces desde España y dichas por personajes de la política de ese país. Algunos ilustres pensadores españoles han pugnado por dejar de lado este “madrismo” siempre esgrimido por  España.

Hay otro México, latinoamericano (Frost llama a no confundir los nombres de “América Latina” y el de “Angloamerica”). Está por las calles de las ciudades y por los campos, en especial en el occidente del país, ya como parte importante de México.

Hay graves  diferencias históricas con Estados Unidos  pero no obstante  los mexicanos,  más los  liberales, pero también los conservadores, se acercan , por voluntad propia, a su economía, costumbres, y cultura, su novela, su poesía, su filosofía.

Buscando, con desesperación, la seguridad social que hace mucho no hay en los países al sur de la frontera.  Ante esa innegable realidad actual hay un atisbo de legitimidad con el panamericanismo de los Estados Unidos. En este caso ya no impuesto por ellos sino buscado por las oleadas de migrantes de todo el continente que de manera ininterrumpida se dirigen al norte.

 Ante la miseria y la inseguridad las categorías parecen quedar en segundo lugar.

La aplastante presión diplomática de Estados Unidos, sobre Austria para que se abstuviera de abrir puestos de voluntarios a venir a México al lado de Maximiliano, y    algunas victorias pírricas del ejército mexicano, hizo que sus naves de guerra emprendieran el regreso a Francia. A decir verdad, con decepción de no pocos mexicanos, por la empatía del mexicano hacia ese pueblo europeo. Hasta el dictador Porfirio Diaz, liberal, que combatió contra los franceses, escogió Francia para vivir ahí sus últimos años.

(Ver el libro Maximiliano, ese desconocido, del doctor Konrad Ratz, Conaculta-INHA,2008, México) )

“A Francia debemos sin duda la enseñanza que nos permitió pensar con libertad, y sólo en virtud de esta libertad pudimos darnos cuenta de lo que éramos y a lo que teníamos derecho como hombres y como pueblo”, escribe Frost. Con lo que nos hace recordar a Rousseau y a la Revolución Francesa.

A Francia fuimos los mexicanos a buscarla expresa y tácitamente en el siglo diecinueve. A los mexicanos no se les revuelve el estómago cuando se les llama “latinoamericanos”, término que se atribuye fue inventado por Francia. Arquitectura, bigotes, literatura ( Víctor Hugo, Jean Wahl, Bergson…),moda en el vestir, inclinación por el idioma francés, dominó por un tiempo de la clase media para arriba en México.

“Pero no obstante la vaguedad del término este no sólo fue muy usado en la época del afrancesamiento de nuestra cultura, sino que ha llegado a reemplazar en el uso común a la denominación “Hispanoamérica”, escribió Frost.

Con todo, siempre habrá que ponderar el hecho que  hubo no pocos mártires que murieron en la hoguera, o en las fauces de los perros, cuando la llegada del dios andrógino que trajo la conquista española, por persistir en su milenaria religión de Tezcatlipoca.



Mujeres de la tribu colombiana


Ejemplo el de don Carlos. Mártir en Tezcoco,por haber muerto en defensa de su religión mexica. Igual que a los cristianos se les venera como mártires por su muerte en defensa del cristianismo en el Coliseo, así murieron muchos mexicanos por persistir en la religión milenaria.  

Estos nombres de occidente: Carlos, Juan, Sebastián, etc.  también  eran impuestos y al parecer no se conserva el nombre indígena original de don Carlos:

"También entonces ocurrió la muerte de don Carlos que gobernó Tetzcuco Acolhuacán durante 8 años. Él era hijo del Nezahualpilli Acamapichtli. Por orden de don Fray Juan de Zumárraga, primer obispo que hubo en México, don Carlos fue quemado por...que era fiscal en Tezcuco y así terminó su carrera de idolatra porque, según se sabe de fijo, él no abandonó el culto a los dioses antiguos sino que, por el contrario, siguió prestando adoración a los diablos que cada uno de ellos estaba dentro de un envoltorio, que en los tiempos antiguos fueron la adoración religiosa de los pasados. Dicen también que a todo alrededor de su huerta había puesto en hilera estas siniestras y antiguas figuras"(Chimalphain, Séptima Relación).

El Ceteotl (Uno Dios) y el Tloque Nahuaque Ipalnomoani (por quien todo está hecho y existe) son atributos del politeísmo indígena mexica que los frailes se apresuraron a identificar y a imponer con el androginismo traído de Europa. Lo general en el mexica es que cada dios tiene su diosa. El Autoteo llegado en el siglo dieciséis es una idea ajena a esta tierra.

En México hay, en sus ciudades, por lo anteriormente anotado, un México pluricultural, de calidad, que vive dentro del México indígena.

Un pluriculturismo vivido y practicado con entera libertad por cada grupo al interior del mismo, y muy enriquecedor para el pueblo en general. Pero nefasto en la medida que abriga la intención de colonizar a los demás. 

De la cultura indoamericana Frost anota que esta referencia sólo puede aplicarse a “aquellas culturas en las que haya, o pueda haber, una influencia indígena”.

Con población fija de mexicanos de origen extranjero de todo el mundo: europeo, norteamericano asiático, suramericano…toda ciudad del país tiene el tono de mexica, ya por descendientes de habitantes originales de antes del siglo dieciséis, migración del campo a la ciudad o comercio.

En realidad, lo que se conquistó en el siglo dieciséis fueron los lugares en donde existían los centros de poder: México- Tenochtitlan. Todavía les llevó un siglo a los españoles y a sus aliados tlaxcaltecas poder avanzar más hacia el norte, en busca de los yacimientos de oro y plata.

 

 


Mexicana de la etnia Kicapoo de Monterrey

 

El resto quedó como antes de la conquista. Para el siglo veintiuno se calcula que hay 52 etnias a lo largo de todo el territorio, con su amado ancestral politeísmo  en el diario   vivir y su hablar, además del español y el inglés por necesidad del comercio.

No es un pensamiento anquilosado sino una filosofía de vida dinámica la de las etnias.

Al estilo del contrato colectivo de trabajo, conquistado por el sindicato, que después necesita una lucha perenne para conservarlo.

 El mestizaje, donde todos somos iguales, la Torre de Babel, de donde todos llegamos, el relativismo, de la actual sociedad tecnológica, el uniteísmo del siglo dieciséis, con su Autoteo, son cosas que las etnias no se han creído.

En otras palabras, cada quien que se coma su pan.

 El filósofo español José Gaos  dice: "desde siempre cada filósofo ha considerado su filosofía como verdadera y las demás falsas".

 Y C.S. Lewis, escritor británico en La experiencia de leer, anota: "Por naturaleza, cada uno de nosotros ve el mundo desde un punto de vista, y con criterio selectivo, que le son propios. E incluso nuestras fantasías desinteresadas están llenas de peculiaridades psicológicas que las condicionas y las limitan". 

De donde resulta que querer imponer al otro su modo de pensar es un intento colonialista  ya muy  anacrónico. México, país abierto a todos los perseguidos del mundo (y los españoles sobre todo no deberían de olvidarlo) jamás ha intentado imponer su ideología nativa. El que conozca el nacionalismo mexicano encontrará que eclécticamente ha escuchado las voces democráticas del mundo contemporáneo. 

En el Valle de México existieron hegemonías indias precristianas que duraron seiscientos años, otras trescientos, por ejemplo, el eje Chalco-Amecameca, según escribe Chimalphain en su obra Relaciones. O el eje Culhuacán- Amecameca, Teotihuacán, milenaria, con su influencia cultural que llevó hasta la actual Centroamérica.

Así, no es  una mera nostalgia llamar amerindia a la cultura de   los habitantes del país. Como no lo es el gentilicio “mexicanos” para nativos y llegados después. Es la conclusión a la que llega nuestra autora.

“Es pues, posible llamar “indoamericana” a la cultura de México”.

Pero, como anotamos al principio, no todos los comunicadores, que trabajan en los medios, poseen las vitaminas culturales necesarias o bien por interés de grupo dejan caer, generalizando, colonizando, la categoría que les conviene.

                                       

FAULKNER, CARRERA EN LA MAÑANA

 cuento


El equipo de expertos se pone en movimiento muy de mañana para ir a la caza del ciervo.

Un niño de doce años es el que relata. Es el que comunica que el ciervo  está cerca pues ha visto la cornamenta. Van por las veredas y los terrenos pantanosos del Misisipi, que es donde Faulkner gusta de colocar a sus personajes, lejos de su mítico condado de Yoknapatawpha.

El niño vivía en la casa que el señor Ernest alquilaba a su familia. Una mañana su mamá se fugó con otro hombre, recuerda el niño “sin haber dejado preparado el desayuno”… Al día siguiente el padre se fue de la casa para siempre. Al tercer día el señor Ernest fue por al niño y se lo llevó a vivir con él: “Tu padre ya no volverá de modo que descuelga esa vieja escopeta y vamos para mi casa. Cada noviembre iremos a la caza del ciervo.

El relato es por demás minucioso. Agacharse para poder seguir avanzando entre la maleza o brincar un tronco. El color rojo de algunas hierbas como señal que por fin han herido al animal. Pero no, es pura imaginación, el ciervo se encuentra lejos.

Son expertos cazadores Para ellos el peligro es  rutina. Como para el habitante en la ciudad que  va por la calle potencialmente llena de peligros. El descontrolado semáforo de la esquina que da el paso a los automóviles al mismo tiempo que da el siga a los peatones. La patrulla que pasa ululando, señal que va en persecución de un delincuente. El puesto de tacos que con seguridad tiene carne de puerco contaminada con el asesino cisticercos. Pero todo, con su carga de peligros,  es rutina que apenas quita el sueño del peatón.

Así son los expertos cazadores del Misisipi sorteando inconvenientes. Pero resulta que el ciervo también es experto en evadirse de lo expertos. Entretanto se han alejado mucho de su campamento.

¿Por qué sucede todo esto?

 ¡Porque tienen  que hacerlo!

 Nadie se va a poner a filosofar frente al imperativo categórico de ir al W.C. ha satisfacer las necesidades fisiológicas. ¡Hay que ir!"

Recientemente (mayo del 2022) le preguntaron a Schwarzenegger (el actor estadounidense) por qué sigue  yendo al gimnasio,  a los 75 años de edad? Contestó: 

"Por la misma razón por la que he desayunado hoy. ¿Por qué he desayunado hoy? He desayunado hoy y lo hice hace 10 años. ¿Por qué crees que sigo desayunando?", señalando que  esa actividad física  para él resulta tan imprescindible como alimentarse.

¿Por qué vamos a escalar montañas, a bailar o tomar una taza de café? Sutiles imperativos categóricos que hay que obedecer.

La literatura filosófica ofrece una encantadora leyenda que  ha venido relatándose a través de los siglos por distintos autores, pero que con toda seguridad arranca desde La República de Platón.

Funde creación con evolución. Es frecuente que los genios de la ciencia moderna encuentren la pauta, para desarrollar sus teorías, en viejos libros de la leyenda. La creación, la evolución, los sueños, la libertad, el ciego destino, los átomos, las mónadas, etc. Sobra decir que este viejo libro no va a ser mencionado en la bibliografía del trabajo tan celebrado  del Premio Nobel.

En un tiempo antes del tiempo y en algún lugar fuera del espacio sideral, bajo la mirada de un personaje griego llamado  Laquesis, los individuos que van a nacer se forman en fila ,así como nos formamos para llegar a la taquilla donde expenden los boletos para el próximo partido de Boca Junior contra  el River  Plate o del América vs Guadalajara.

Llegado a un punto, a la taquilla, el individuo escoge su genio que lo acompañará para cuando viva como mortal en la Tierra. ¡Él es el que decide su vida! A este genio personal también se le conoce como daimon. Lo acampanará en todo momento de su vida (como las muelas y demás dientes nos acompañan a lo largo de nuestra vida).

 


¡Escala porque tiene que escalar! Llegado a un punto, a la taquilla, el individuo escoge su genio que lo acompañará para cuando viva como mortal en la Tierra. ¡Él es el que decide su vida!

Del libro Técnica Alpina, de Manuel Sánchez y Armando Altamira, Editado por la UNAM, 1978



Pero el daimon permanecerá allá arriba, colgado de una estrella, acompañándolo desde ahí pues como ser inmaterial no tiene que resolver eso de la distancia y tiempo. En todo momento está con él.Por eso cada ser humano tiene en el cielo una estrella, su estrella particular. Cuando llegó el cristianismo a Laquesis lo llamó providencia y al daimon  alma.

El humano ya en la tierra tiene que cumplir con un programa de vida. Eso de la verdad y la libertad es un puro juego de niños que a alguien se le ocurrió. Con este juego tanto filósofos como sacerdotes se pasan la vida escribiendo sendos tratados sobre la libertad y la verdad. San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Kierkegaard, Spinoza, Kant…

¿Por qué   tiene que hacerlo? ¿Para qué la criatura humana tiene que bailar al son de un imperativo categórico que llega desde los espacios siderales?

¡Pues sólo porque tiene que bailarlo! Ya Epicteto es muy tajante en esto, dice: ¡Cumple con el papel que te ha sido asignado!

Es una broma. Acuérdense que se trata sólo de una vieja leyenda, ingeniosa desde Platón, como anotamos. Y Platón seguramente la conocería de algún presocrático o de la India o del Tíbet, quien sabe.

Como sea, es  imposible que los filósofos  y sacerdotes dejen el trasiego de sus  viejos libros buscando eso de la verdad y la libertad. ¡Tienen que hacerlo! ¿Quién sabe si alguna vez ellos mismos  se hayan preguntado ¿Por qué tienen que estar en eso de la filosofía? Algunos debieron estudiar profesiones impuestas por sus familiares, luego de lo cual se apresuraron a meterse al terreno de la filosofía.

Al alpinista una vez que se ha colgado de los hombros la mochila ya nadie lo para: ¡tiene que subir montañas, aun a costa de su vida! Este individuo  toda intuición, todo razonamiento, pero tan ciego como las hormigas, cumpliendo el papel que le ha sido señalado, o que el escogió al llegar a la taquilla metafísica.

El bailador conoce los salones de la ciudad y nada lo detiene. Yo por mi parte por nada del mundo dejaría de ir al centro a tomar una taza de café, holgazanear viendo como las multitudinarias marchas pasan trinando, vociferado y maldiciendo, contra el presidente en  turno. Epicteto sigue señalando: ¡Cumple con el papel que te ha sido asignado. ¡Uno cumple como presidente y otros cumplen protestando contra el presidente". Así estaba escrito. Así seleccionó cada uno su actuación desde la eternidad.

Una precisión: él escoge la vida que deberá llevar pero, con base en esa decisión, se le asignan tareas o un plan a desarrollar. Como cuando te inscribes en la universidad y escoges una "carrera", pero ya son otros los que te asignan las materias a estudiar.

Insistimos: es una pura broma eso de los imperativos categóricos procedentes de los espacios siderales. Está claro que podemos hacer  o dejar de hacer, lo que queramos y en el momento que nos plazca. ¡Libre albedrio! ¡Voluntad shopenhaueriana!

También parece que no es una broma eso de que es un imperativo categórico de ir al WC. Según mi voluntad puedo decidir no ir.

No es ironía. Se sabe que Diógenes, el pensador ilustre de los antiguos griegos se quitó la vida mediante el recurso de dejar de respirar. Cecridas, su contemporáneo, le dedicó este pensamiento: " murió cerrando fuertemente sus dientes y sus labios y oprimiendo el aliento". 

Con lo que vemos que eso de la voluntad puede ser en verdad  más  fuerte que el mandato de los sentidos. Confirmado en nuestros tiempos modernos por la frecuencia que se sabe de enfermedades mentales inducidas desde fuera y otras autoinducidas. Lo que de algunos siglos para acá dio origen al desarrollo de las ciencias psicología y psiquiatría.

Bueno, pues así hacen los cazadores del Misisipi persiguiendo al viejo ciervo, que, a su vez, burla a los cazadores.

El caso es que el relato de Faulkner parece tener la respuesta. Ya dijimos que es un niño el que hace el relato y que, por cierto, siempre va agarrado del cinturón del señor Enest, uno de los cazadores. Como si ese adulto fuera su daimon.

Ya cansados de tanto perseguir al ciervo deciden regresar a su campamento. El niño  entonces hace  una reflexión: “ habíamos corrido la hermosa carrera lo mejor que sabemos, y ahora los tres, como siguiendo un acuerdo, volvíamos a casa; no todos juntos en el mismo grupo, ya que no queríamos molestarnos o tentarnos unos  a otros ,pues lo que los tres habíamos estado haciendo aquella mañana no era una representación teatral organizada por mera diversión, sino que era serio, y todos, los tres, seguíamos siéndo lo que antes éramos: el viejo ciervo necesitaba correr, no porque tuviera miedo sino porque correr era lo que mejor sabía hacer y de lo que se sentía más orgulloso; Eagle y los demás perros que trataban de darle caza, no porque le odiaran o le temieran sino porque eran lo mejor que sabían hacer y de lo que se sentían más orgullosos; y yo y el señor Ernest y Dan(el caballo) que lo perseguíamos no porque deseáramos  su carne, que de todos modos sería demasiado dura, o su cabeza para colgarla en la pared, sino porque  así podríamos volver a casa y trabajar duro durante once meses  en la cosecha, de forma que nos ganáramos el derecho a volver de caza el próximo noviembre, los tres volviendo a casa, separados y apacibles, hasta el año siguiente, la ocasión siguiente”

Desde el principio el niño se sintió a gusto viviendo en casa del señor Ernest porque, cuando estaban persiguiendo al ciervo, el señor Ernest le disparó tres veces al enorme animal, tan grande como una vaca y, no obstante tenerlo muy cerca, las tres veces falló. 

Después el niño le reclamaría: “Yo vi cuando quitó a propósito los cartuchos de  la escopeta”.

 Fue cuando el niño empezó a interesarse por esas cosas del bien y el mal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SÉNECA, OTRA CARTA A LUCILIO

 


Referencia: Tratados filosóficos y Cartas a Lucilio

 

Un perro atrapa en el aire un bocado que se le arroja y de inmediato se pone a  la espera de otro bocado.

Así, le dice Séneca a su amigo Lucilio, hacemos muchos humanos. Cuando llega a nosotros algo de valor no lo apreciamos, disfrutamos y conservamos. Un hijo, una mujer, un amigo, un empleo, un  libro, una  comida, un tiempo para el ocio terapéutico, una taza de café, caminar entre el bosque…

Subestimamos y lo dejamos de lado porque ya estamos a la caza de otro bocado. Los que han vivido setenta años o más saben una cosa: que la verdadera felicidad rara vez toca dos veces a nuestra puerta.

No sólo eso. Por estar a la espera del segundo bocado echamos a perder el primer bocado de calidad.

Séneca le pregunta a Lucilio, con esta alegoría de bocado del perro: ¿Quién? ¿Quién arroja los bocados?

Nos inclinamos a creer que el cielo, la suerte, el Estado, el caos, el inesperado golpe de timón, la sociedad, el pueblo, el mundo, el individuo, la gran utopía cuando se haga realidad…

Sucede  que en lugar de un buen bocado llega comida chatarra, un libro de porquería que se ostenta como historia, un cita ciega por aburrimiento que busca sexo y no amor, outsorcing no un  lugar estable para laborar trascendente en sus prestaciones, apologistas en lugar de amigos, la filosofía  que más parece un tríptico de partido político que la búsqueda de la verdad y la libertad, gimnasia en gimnasios en lugar de  la naturaleza donde circulan libres los vientos y las temperaturas cambian cuatro veces al día…

No, le dice, y le insiste,  Séneca a su amigo, la felicidad está dentro de ti, vivimos en una sociedad en la que teóricamente nos interrelacionamos para bien, pero no esperes que  la felicidad a tu vida llegue de afuera. Eso nunca sucederá. Aquella sociedad solidaria, de los primeros tiempos, se ha darwinizado, le da a entender con palabras de su tiempo romano.

Algunos medios falsean la realidad y nos dan “gato por liebre”. La sociedad está llena de redentores algunos de los cuales ahora son buscados por la ficha roja de la Interpol. Tú tampoco te metas de redentor, le da a entender porque, ¿qué es un redentor? Alguien que busca colonizar tu mente y enseguida tu bolsillo.

Mejor se tú. Enriquécete de las grandes culturas que hay en el mundo desde milenios, pensamos nosotros, empezando por conocer tu cultura. No hagas como Schopenhauer, el imperdonable de la filosofía, que por aprender el inglés se olvidó del alemán o los mexicanos por aprender el español nos olvidamos del náhuatl.

 Lee mucho pero no de muchos autores, le dice. Es como el exceso de  la comida que acaba por indigestar.

Séneca le dice que pare, que no corra. Lo que ahora conocemos como ocio terapéutico, opuesto a la poltronería patológica.

Difícil porque estamos enfermos de Burnout. Es decir, tenemos el síndrome de Burnout. ¿Qué es eso? Nos sobrecargamos de actividades. Así es esta sociedad del liberalismo moderno, necesitamos correr para tener, no para ser.

Los mexicanos tenemos un dicho muy a doc, para esta nuestra cultura industrial: “Con dinero baila el perro”. En otras palabras:  ser quienes hagan bailar el perro, el que le arroja los bocados.

No sabemos qué sucede en otros lugares del planeta, estamos muy lejos para verlo de primera mano. Los medios no todos son de fiar, anotamos ya,  distorsionan la realidad. Pero, ojo, pronto estaremos añorando a estos distorsionadores porque, después de todo, se referían a una realidad.

Es el tiempo de las fake news o noticias falsas. En ellas todo es inventado, urdido.  Sólo les falta la etiqueta que tiene algunos productos de farmacia: “La responsabilidad es de quien lo consume”, es decir de quien se lo crea.

 


¡Peligro, regresemos, volvamos atrás!

Del libro La psiquiatría en la vida diaria, de Fritz Redlich, 1968


En Indoamericana hay países, no todos, en los que ha pasado, por el ejecutivo nacional, toda la gama política. Partidos políticos de derecha, de izquierda de centro derecha, cetro izquierda, centro, independientes, católicos, progresistas, liberales…

No obstante, ahí las ciudades perdidas no sólo siguen creciendo de tamaño sino también en número. Las fosas clandestinas superan en número a las de los panteones de la municipalidad.

Una mañana se reúnen diez en la plaza del pueblo, dos horas después son cien, para la tarde cincuenta mil, a la media noche cien mil. Adultos, hombres, mujeres, jovencitas en edad de estudiar, ancianos, mujeres embrazadas, hombre cargando en sus hombros al hijo pequeño y... se echan a andar. No llevan nada pues nada tienen.

¿A dónde van? ¡hacia el norte del continente! Quieren poner distancia de por medio de sus redentores, de los misóginos, de los machos, de los feminicidios. “Allá también son humanos”, les advierte  alguien. “si, pero los de aquí  han dejado de ser humanos”, responden.

Norman Mailer, ese gran novelista norteamericano, debió conocer a Séneca. En el curso de una entrevista exclamo, refiriéndose a las condiciones sociales globales: ¡Regresemos, volvamos atrás!

Pero, al igual que a Séneca, pocos lo entendieron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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