SEMINARIO: VALORES DE DIFICULTAD EN LA ESCALADA ALPINA.


 

Hizo la invitación abierta el Club Red Winbreak, con sede en el sur de la ciudad de México, para asistir  a la conferencia  que desarrolló uno de sus afiliados.

La primera media hora hubo (entre tazas de café y más café) proyección de tablas de dificultad de montaña de los diferentes sistemas tanto de Europa como de Estados Unidos.

La conferencia se convirtió en seminario, no planeado como tal, cuando a media platica el ponente pregunto si había alguna duda de lo expuesto hasta ese momento.

 
Foto tomada del libro
 Alpinismo Mexicano
de Armando Altamira G.
 
“¿No sería mejor hacer una tabla de dificultades del miedo del escalador?”, pregunto alguien. Otro dijo:  “¡Noveno grado de miedo tuvo el escalador!”

Otros intervinieron y la conferencia se puso como el mundo al revés. Dos horas más tarde los ánimos se calmaron al irrumpir en la sala los bocadillos y los vinos tintos.  Gradualmente el espíritu de  fraternidad volvió a la “familia alpina”.

Algunas notas del “seminario” tomadas al vuelo:
1
Las escalas de dificultad de la montaña pertenecen a la escuela del romanticismo. Es la corriente de pensamiento que considera que todos los  hombres tenemos el mismo valor y por lo tanto todos pensamos igual.
2
Por lo mismo, el sexto grado, por ejemplo, va ser un sexto grado igual para todos.
3
El subjetivismo nos dice otra cosa, muy distinta.
4
Las montañas son de átomos y es un mundo que está fuera de mí. El subjetivismo es mi mundo interior con el que tengo que lidiar al emprender una escalada.

Foto tomada del libro
Los Pirineos
de Patrice de Bellefon
5
La montaña nada tiene que ver con lo que yo pienso.
6
El subjetivismo hizo creer a algunos en el valle que equis montaña no se podía subir. ¡Y no la subieron! Otros creyeron que si se podía, ¡y la subieron!
7
Y la montaña siguió con sus átomos igual antes que después.
8
Un subjetivismo (así sea  del mismo individuo) tampoco va a ser el mismo en los tres mil, donde las losas son firmes y tibias, que en los cinco mil, con las rocas erosionadas por la denudación, causada por el agua que se mete en las fisuras y al anochecer se congela, se expande y hace estallar a los bloques de piedra.
9
El cuerpo humano, y su mente, responde diferente a las diversas altitudes, menos oxigeno…
10
Un sexto grado, entonces, requiere que todos seamos iguales y que la escalada esté en un mismo nivel y con las condiciones de roca iguales.
11
 Esto no es posible ni en las novelas, donde el lirismo se permite cualquier fantasía.

La norte del
Abanico
México
 
Foto de A.A.G.
12
La cuestión entonces, dijo otro de los invitados, se reduce a dos escuelas: A) que todos somos iguales o, B) que todos somos diferentes, moviéndonos en derredor de cosas comunes, en este caso, la montaña,

13
El noveno grado sería real si el mundo fuera pura geología, pura roca. Pero el mundo alpino es más que pura materia, es subjetivismo, es dinamismo. En el escalador hay algo más, mucho más, que puros atomismo, hay emociones. Hay miedo positivo, hay determinación , hay alegría. Felizmente siente miedo, pues el miedo es una gran herramienta en la evolución de una escalada. Pero también tiene la capacidad de sobreponerse a ese miedo positivo, cuando aun no se llega al pánico.

14
El valor intrínseco de una escalada no debe verse como una rivalidad con la montaña, sino como un diálogo con la naturaleza.

15
En alpinismo, entonces, está la cosa(la roca) y la idea que tenemos de la roca(difícil, fácil).Así mi subjetivismo puede agregarle un número de dificultad a un tramo de la montaña. Pero es mi subjetivismo. De esta manera estoy estableciendo un imperativo categórico psicofísico hacia los otros que vendrán después de mí: "¡Este es un noveno grado y deberán aceptarlo tal como yo lo digo!"

16
El modo de ver analógico es más aceptable porque acepta las diferencias esenciales de un escalador a otro escalador. Dicho de otra manera: que cada quien se rasque las pulgas como quiera, o pueda, cuando esté frente a la "llave" de su escalada.
Nota:
Estos apuntes se perdieron a la salida del Red Windbreak. Lo que queda señalado arriba es lo que recuerdo de las notas. Mejor dicho, lo que  me dijo  el que tomó las notas…
P.D.
Las dificultades alpinas, ya de la montaña o ya del individuo, habían quedado en segundo plano. Lo que ahora interesaba a la “familia montañista” era si los vinos tintos chilenos eran mejores que los  argentinos o los alemanes o los franceses o los mexicanos…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TOMAS DE AQUINO, VISTO POR MORENTE


 

Razón y fe son las dos palabras con las que se puede definir el pensamiento de Santo Tomás de Aquino.

Es lo que se llama el realismo, la realidad integral. Quitar una es  mejor empezar a sospechar.

Estudiando la realidad de las cosas, el mundo de la fenomenología, se llega a las puertas de la fe.

Lo que caracteriza a las filosofías abiertas, como las llama Morente, son los valores absolutos, para todos.

Cerrarse a sólo la fe o sólo la cosa material, es lo que define a las filosofías cerradas, los valores relativos, para unos  individuos y para otros no.

En el ejercicio de mi voluntad, de mi libertad, puedo decidir quedar en sólo una de las dos, material o fe. Vivir en la abstracción. Pero siempre amenazará la distorsión.

La historia del pensamiento, tanto laico como religioso, el político y el  sindical, enseña que de una abstracción se despende otra abstracción y de esta otra. Es como, en nombre de la diversidad, se aterriza en   el eclecticismo disolvente. Así hasta llegar al liberalismo moderno, a la individualidad indiferente, o enemiga, de la solidaridad.

Que se necesiten quinientos, o más policías granaderos, para que a la salida del partido de futbol no se agarren a golpes los de un equipo contra los fans del otro, no es precisamente un ejemplo de solidaridad.

El liberalismo moderno tiene muchos rostros. Es la versión moderna del Atlachinolli, la guerra florida de los aztecas. La guerra como deporte. No busca la conquista,  quiere víctimas. Es lo mismo, sólo que ahora se le llama la guerra como deporte.

Santo Tomás fue estrictamente filósofo, sin “contaminar” su sistema con ideas religiosas, y también, punto aparte, fue, sobre todo, un teólogo.

Paganismo, con Aristóteles, y cristianismo con Jesús, no sólo no le fueron ajenos sino que ambos pensamientos los estudio como pocos. A decir de Morente, a Tomás  se le sitúa, junto a Platón, Aristóteles y San Agustín.

Manuel García Morente, Estudios y ensayos.

La vida de Tomás de Aquino fue sólo el estudio, desde niño. Se puede decir que no se dio cuenta de su niñez ni de su adultez ni de su  senectud, puros libros. Miembro de una familia de la mediana nobleza, fue llevado para su educación a un convento a la edad de cinco años.

Cumplido el tiempo de la educación convencional, se le pidió reintegrarse al seno de su familia y llevar una vida como los otros. Tomás no se desprendió nunca de su familia, pero regresó al convento, mejor dicho a la biblioteca del convento.

Pero no se piense que fue ajeno al mundo. Lector ( Lector era un cargo), conferencista y escritor, se vio en medio del torbellino del mundo y en varias ocasiones el poder real amenazó su vida.

Tomás no fue ajeno a esa vieja pugna del poder civil queriendo meter las manos (desde Constantino) en la Iglesia, y la Iglesia haciendo otro tanto con el poder civil. ¡Y detrás de estos dos poderes, millones de seguidores, de un lado y de otro, como en el futbol.

Esta es nuestra realidad y no podemos voltear la cara para otro lado.

Dibujo tomado de
El País
23 Dic.2017
Si no cerramos los ojos, la historia de la humanidad es de antagonismos, tan fuertes que han costado un sinfín de vidas humanas. De ahí que el pensamiento de Tomás siempre sea vigente en la búsqueda de los valores absolutos, para todos.

En Tomás, la Iglesia estaba incubando, desde muchos siglos atrás, el germen de la solidaridad de la humanidad, ahora llamada ecumenismo.

Así como hubo papas que, vestidos de armaduras, llevaban la guerra al otro lado del desierto, así la Iglesia tuvo a Francisco que llevó la cruz al otro lado del desierto, tratando de evitar que las espadas siguieran chocando.

 La inocencia de Francisco, queriendo convertir al monarca árabe, es otra muestra del anhelo de ecumenismo que bullía ya en aquellos siglos en el seno de la Iglesia.

Era una aberración pensar, siquiera, que el cristianismo se sentaran en la misma mesa fraterna junto con el judaísmo y con el Corán. Que eso sucediera había que esperar, siglos, hasta Juan Pablo II.

 Círculos de estudio en todo el mundo, institutos y universidades, buscan con afán el pensamiento perenne de Tomás. Porque no quieren más partidos de futbol, ¡metafóricamente hablando!

Pero como en el mundo impera la necedad, o al menos es susceptible de reincidir en ese eclecticismo disolvente, arma efectiva del liberalismo moderno, es por lo que Morente, siguiendo el pensamiento de Tomás, insiste en buscar los valores absolutos, para todos. Lo dice con estas palabras:

“Entre la fe del teólogo y la razón del filósofo no puede haber discrepancias.”

 
Santo Tomás de Aquino


“Tomás de Aquino, en italiano Tommaso D'Aquino (Roccasecca o Belcastro,1 Italia, 1224/1225 – Abadía de Fossanuova, 7 de marzo de 1274) fue un teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de Predicadores, el principal representante de la enseñanza escolástica, una de las mayores figuras de la teología sistemática y, a su vez, una de las mayores autoridades en metafísica, hasta el punto de, después de muerto, ser el referente de varias escuelas del pensamiento: tomista y neotomista. Es conocido también como Doctor Angélico , Doctor Común y Doctor de la Humanidad, apodos dados por la Iglesia católica, la cual lo recomienda para los estudios de filosofía y teología.Sus obras más conocidas son la Summa theologiae, compendio de la doctrina católica en la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos, y la Summa contra gentiles, compendio de apología filosófica de la fe católica, que consta de 410 capítulos agrupados en 4 libros, redactado a petición de Raimundo de Peñafort.” Wikipedia

 

PLOTINO Y MORENTE: EL ALMA


 

¿Qué pueden tener de común, en su discurrir intelectual, dos filósofos con 15 siglos entre ambos? El alma.

El motor, el primer motor que mueve las acciones y las cosas, es la voluntad, para Schopenhauer. Para Morente lo que mueve todo es el yo. Mi yo íntimo, (a diferencia de mi yo público). Mi yo es el espíritu del alma, dice Morente.

“El yo contempla todo lo que sucede en el alma; el yo es conciencia, es el que toma la cuenta al alma; es el espíritu del alma.” (Manuel García Morente, Estudios y ensayos)

Pero el  que ejecuta las acciones es el alma. Mi yo íntimo puede ser tan osado como Aquiles, o tan supremamente valiente como Cuauhtémoc, o como Héctor, el de Troya, y mi alma, según su constitución, lo hace, o no lo hace.

Mi yo puede aspirar a la santidad pero no tiene lo suficiente para tal empresa y me conduce en dirección contraria.

Sé lo que es bueno y hago lo malo, dice San Pablo.

 O tipos malos, como Jean Valjean, quieren hacer el mal y hacen lo bueno. En política, en tiempos de precampaña, miles son redentores de la humanidad, pero al final del sexenio vemos que sólo tres pasaron la prueba. En los lugares santos  hay algunos demonios vestidos de frailes.

Dibujo tomado de
El País
21 octubre 2017
Otra manera de decirlo es: “No crecemos con los años sino con las cosas que nos tocan vivir.” (Pensamiento de la película Winter Sun)

“El yo no es, pues, lo que efectivamente somos, sino lo que quisiéramos ser.” Morente.

“El camión al infierno está empedrado  de buenas intenciones”,   dicho popular.

El yo, en cada caso particular, soñaba con grandes propósitos, pero su alma no estuvo a la altura de las circunstancias.

Blaise Pascal se lamenta: “cómo conoceremos netamente las substancias espirituales, teniendo un cuerpo que nos agrava y nos abate  hacia la tierra.”(Pensamientos)

Para Plotino el alma está en los linderos de lo espiritual y lo fenomenológico.

Llega a estar cuando hay correspondencia de alma  y el yo. “Las mejores logradas son aquella líneas rectilíneas y armoniosas en donde el alma da al yo, medios para la realización de lo que el yo quisiera.” Morente.

Esta particularidad del alma de, según su consistencia, su fortaleza o su debilidad, la expresa Plotino:

“inclinándose a la materia, el alma se reduce a impotencia completa, por agotamiento total de sus facultades propias, y lo contrario acontece si se eleva hacia la inteligencia y recobra de tal manera la plenitud de las potencias del Alma Universal.” (Eneada primera)

El yo, dependiendo a la distancia en la que se encuentre, del Alma Universal, es el que va  a aspirar a esto o a aquello. Si cerca, se elevará, si lejos, descenderá.

Pero no hay que mirar hacia las nubes para tratar de descifrar lo que, al parecer complejo, nos dicen estos pensadores. Lo que nos dicen, a su modo, es lo que está pasando cada día frente a nuestras narices.

Almas fuertes que estuvieron a la medida de su yo. O almas débiles, con respecto a su yo, que quedaron en meras palabras sus buenas  intenciones.


( Morente es un ilustre pensador español de esos que no nacen todos los días, por más que algunos de sus paisanos digan lo contrario)
 

 
PLOTINO

“Plotino. Nació en el 204 ó el 205 en la ciudad egipcia de Licópolis, hoy Assiut. En el 232entró en el círculo de Amonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes (no el cristiano)[cita requerida], Longino y Erenio. Se embarcó en 244 en la expedición del emperador Gordiano III contra los persas con el propósito de conocer la filosofía de los pueblos orientales. Fracasada la expedición y asesinado el emperador, logró dificultosamente refugiarse en Antioquía. Abrió en Roma una escuela de Filosofía (246) y llevó una vida severa: era vegetariano, no se casó ni se dejó retratar "para no dar lugar a una sombra de otra sombra". Se le atribuyeron dotes místicas de visionario y se dice de él que recogía niños huérfanos y les daba educación. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él tuvo hasta 4 uniones místicas”WIKIPEDIA.

 

 

 

 

 

 

MORENTE: APRENDER A ABURRIRSE

La vida no debería ser tan complicada, ¿Cómo llegamos a esto? ¡A no aburrirnos!

¿Por qué ya no camino por las calles solo, acompañado con mi yo, con mi otro yo, con mimismo? Menos pensar en una excursión a la media o a la alta montaña solo, por dos o tres noches con sus días.

Hacer eso es corre el riesgo de encontrarme con mi  yo íntimo.

 “La multiplicación de  una semicultura general  que capacita a todo el mundo para hablar verosímilmente de todas las cosas, infunde en todo el mundo la inseguridad, la incertidumbre vacilante de quien no está sólidamente encajado en una convicción.”

Eso dice Manuel García Morente, filósofo español de principios del siglo veinte (1886-1942) que escribió del mundo que él veía, lleno de ruido  y de ir por todos lados muy de prisa.

Esto dice del yo público.

Morente ya veía mucha prisa y oía mucho ruido. Eran apenas los tiempos en que  los automóviles necesitaba que se les  diera “cran” para echar a andar el motor.  Y el ruido era el que salía de la vitrolas, aunque ya estaban por salir al público las rockolas-sifonolas.

¡Estas hablado del siglo pasado!

La perennidad de algunos pensadores descansa en que  dicen cosas que sirven por siempre a la humanidad. Epicteto (hace 25 siglos), Séneca, Descartes, Schopenhauer, Nezahualcóyotl, Emerson… “Son escritores ya muy viejos”, oímos decir a gente que no tiene idea de qué escribieron.

En alguna gaceta leyeron que ya son muy viejos.

Novelista, poetas y periodistas, con cultura, se alimentan de ellos  pero ya no los nombran. No lo hace de mala fe. Sólo que ya no hay tiempo de poner entre paréntesis, comillas o menos aun bibliografía o datos biográficos.

Ahora ya tenemos mucha prisa por escribir y publicar.

Quién sabe cómo sea en otras áreas de la vida, pero en literatura sigue siendo valedero reivindicar aquello que el tiempo pasado fue mejor: “Era la época-dice Morente- en que los escritores escribían gruesos volúmenes y los lectores los leían.”

Como, decimos nosotros, Margarita  Mitchell, o Mary Ann Evans.

 Siguen  escribiéndose esas grandes obras,  para ser justos, pero en una proporción como el agua que ahora baja de los glaciares…

 “En el fondo, el hombre  moderno está más solo que nunca, en medio de la vorágine actual. Pero lo terrible es que no se da cuenta de esa su soledad.”

Hay solitarios, pero no por elección propia sino, porque el mundo los rechaza.
 
No es abstracción lo que se busca frente a la sociedad. El trato público que absorbe la personalidad está presente en todo momento. Al estilo del aire atmosférico que envuelve a la ciudad.

En lugar de la abstracción, el ideal es un humano que tenga por igual peso como hombre masa que como individuo. Que sea  uno, integral, no patológico  bipolar.

Un escalador en las eternas horas del vivac, colgado de la cuerda oscilando en la pared sobre el abismo, esperando que amanezca, piensa en lo insospechadamente  valioso y cálido que es vivir entre la gente, en la multitud. Es cuando se descubre que los melancólicos solitarios, entre la multitud sin despegarse de la ciudad, son figuras de novela, nada reales. Son prototipos de librería.

Los solitarios famosos de las novelas, incluidos los nietzscheanos, eran solitarios melancólicos dentro de la ciudad.

Bajar la tensión de la hiperactividad es lo que busca Morente.

Vamos presurosos para conseguir los medios de vivir (o ya siquiera subvivir).Pero esa prisa nos hace perder de vista la búsqueda de las cosas esenciales por medio de la lectura.

Antes se creía que la vida del humano oscilaba entre la masa gregaria y la soledad personal. Hesse y Camus se despacharon con la cuchara grande con sus melancólicos personajes. Para que no sufrieran más los suicidaban.

Ahora los medios han puesto, para cada país, en su momento, el espectáculo al parecer ineludible del pleito político sucio, lejos del debate ecléctico propositivo. Y cada cuatro años también el tiovivo del futbol.

Don Quijote, Fausto, las caminatas solitarias a través del bosque de Thoreau, Emerson, Eneas y Salambó. Las preguntas del ser o no ser de Nezahualcóyotl y Calderón de la Barca, se hacen, ¿a quién le importan? Sí importan, y se hacen, pero ¿a cuántos?

Viñeta tomada de
El País
21/04/18
Del tiempo de Morente, a este 2018, creció, exponencialmente,  la población mundial, pero ahora se hacen menos preguntas de esta índole que entonces.

¿Por qué  la masa gregaria no se interesa?

Todos esos personajes, temas y cosas, requieren otro ritmo de vida, menos carrera. En otras palabras, recuperar el valioso modo de aburrirse. Los internados en hospitales desde su cama, y los prisioneros en su celda, piensan… Aburrirse es pensar hacia adentro, encontrarse con el yo íntimo.

Por más llamados a la solidaridad, que hagan los políticos, iglesias y asociaciones civiles, después de un debate político prelectoral, y al final del encuentro  mundial de futbol, la sociedad queda no sólo  resfriada, sino dividida.

Se dice que en ambos casos son guerras virtuales, “guerras amistosas”, pero al fin y al cabo son guerras entre antagonistas, no fueran de ninguna manera ejercicios dialécticos.

Al fin de cada uno de estos eventos, de intensa publicidad, el mundo queda en absoluta soledad. Pero no la soledad terapéutica del que busca valores esenciales, sino un universo vacío como a la mañana siguiente de una borrachera con tequila.

Aburrirse es pensar…

Pero ya  la pantalla casera anuncia  quién fue el país privilegiado que ganó el honor de ser huésped para el siguiente encuentro mundial del futbol dentro de cuatro años.

Entretanto, los perdedores de la política ya se reagrupan para dentro de cuatro o seis años, ahora sí, “rescatar para el pueblo el poder que cayó esta vez en manos ineptas y nada limpias”

¡Prohibido aburrirse!

MORENTE
Manuel García Morente

(Arjonilla, 1886 - Madrid, 1942) Filósofo español. Tras pasar su primera infancia en Granada, donde su padre ejercía como oftalmólogo, realizó sus estudios secundarios en Bayona y cursó luego la carrera de Filosofía en la Sorbona (París), donde fue alumno de Pierre Boutroux, Frédéric Rauh, Lucien Lévy-Bruhl y, en especial, de Henri Bergson.  De regreso a España, en 1908 impartió un curso en la Institución Libre de Enseñanza, y dos años después, becado por la Junta de Ampliación de Estudios, se trasladó a Alemania para completar su formación en las universidades de Berlín, Múnich y Marburgo; en esta última, el neokantismo ejerció sobre él un influjo decisivo a través del magisterio de Hermann Cohen, Paul Natorp y Ernst Cassirer.

LA PRIMERA ESCALADA SOLITARIA A EL COLMILLO


 

En escalada sino corres el riesgo de perder, no ganas.

A.A.G.

Este mayo (2018) se cumplieron sesenta años de la primera escalada solitaria a la aguja El Colmillo.

La llevó a cabo Alfredo Manjarrez, de la ciudad de México.

Es en  la Región de los Frailes, al oeste de Pachuca Hidalgo. Tiene unos sesenta metros de altura. A la sazón había varias cruces en su base de otros tantos accidentes mortales.

El Colmillo
la aguja en el centro de la foto
Se consideraba entonces una de las, tres, escaladas más difíciles de la región alpina hidalguense. Era tanto el prestigio alpino  de El Colmillo que los clubes alpinos, de la capital, la incluían en sus programas de excursiones. Aunque no fueran.

Unos diez montañistas pasamos esa noche  de mayo, de 1958,  en el refugio “Benito Ramírez” de los Frailes.

Con las características  de alta montaña, este refugio( todo de madera, construido por el Grupo de los Cien organización alpina, altruista, de la ciudad de México, que construyó por ese tiempo, varios, por no decir muchos, refugios en alta montaña para alpinistas ) tenía varias literas.

El Colmillo viste desde el norte
Heriberto Salazar efectuando
el rappel
Estuvo ubicado al pie de la roca Los Frailes, en la ladera oeste, cerca también de la base de El Acolito. Duró el refugio varios años y al final desapareció. Desmantelado por, quién sabe quién, se llevaron hasta la más pequeña de las tablas.

Este pequeño, bello y  muy útil, refugio aparece citado en el libro Alpinismo Mexicano, de Armando Altamira G. Editorial ECLALSA 1972, México.

La noche anterior la pasamos en este refugió unos diez o quince  montañistas, unos  de México y otros de Pachuca.

Por la mañana, luego del almuerzo, cada grupo se fue a realizar su escalada, en esa zona amplia en cumbres rocosas de agujas y paredes.

Alfredo Manjarrez, con sus  compañeros habituales de cordada. Es probable (no  recuerdo) que entre ellos estuviera José Merediz, también de México.

Por la tarde, de regreso al refugio, nos enteramos que Alfredo había realizado la escalada al Colmillo, él solo. Era la primera solitaria a esa aguja.Lo felicitamos.
 
 Era el tiempo en el que a los alpinistas se les creía. Sino habían logrado su ascensión igualmente lo decían.

Además, Alfredo era el que había subido  cinco veces el Colmillo (en tanto que otros lo escalamos una o dos veces), por lo que la noticia, de mucho mérito, no fue algo increíble.

Alfredo Manjarrez,
al regreso de escalar en la pared Los Perros.
Al fondo el pueblo de Salazar en el Estado de México
En la primavera de 2015 recibí un correo por Internet. Era de su hijo que me comunicaba el fallecimiento de su padre:

“manja20259 de abril de 2015, 21:32

Soy hijo de Alfredo (Eduardo) Manjarrez "El Whymper" compañero de Cordada de José Merediz que Fallese este dia en la ciudad de México. DEP el ya logro hoy su mas grande cima. Adios a un grande de los pricipios de la escalada en roca en el país.

Responder

 

Respuestas

 

Armando Altamira Gallardo20 de abril de 2015, 14:45

 

“Hola:

Puedes estar seguro que tu padre fue uno de los más grandes escaladores. En una época que se escalaba en libre, a pura fuerza, nervio y coraje.

No te creas todo lo que ves en las películas de alpinismo. Hay mucho cuento, Tu padre fue un escalador de verdad, casi una leyenda.

Dejé de verlo hace muchos años, tal vez 45, pero lo recuerdo como si fuera hoy, sus gestos, sus risas, sus berrinches. Era muy berrinchudo. Lo estimaba mucho pero dejé de verlo porque simplemente un día perdí su huella. Él ya no fue a la montaña y no supe como localizarlo.

La roca El Colmillo, en especial, fue donde desarrolló todas sus potencialidades de escalador. Era tan difícil que pocos la podían escalar una vez. Al menos cinco cayeron intentándolo.Él la escaló cinco veces y una en solitario. Fue la primera vez que alguien la subía solo.

El Colmillo era tan peligroso de subir que puedo asegurarte, sin exagerar, que varias veces estuviste a punto de no haber nacido.

El tiempo que viviste con tu padre fue una concesión que el cielo te brindó. No lo olvides nunca.
 
En una ocasión, yo iba detrás de él, vi como se le rompió un pequeño saliente de la mano derecha y quedó oscilando en muy precario equilibrio, sobre los otros tres saliente también pequeños (preludio de inminente caída), pero logró volver a pegarse a la roca.
 

Él, yo, y otros, realizamos varias escaladas ya conocidas, y otras que nosotros abrimos por primera vez,en el flanco oriente del cerro El Chiquihuite. Algunos de esos "otros" murieron jóvenes en la montaña.

Tengo un blog, este por el que te estoy escribiendo, y en el publiqué hace tiempo una ficha técnica de cómo subir El Colmillo. En él hago una especie de reconocimiento, homenaje. A tu padre por sus méritos de escalador.

Puedes encontrar el blog entrando en Internet, escribiendo la palabra Tlamatzinco y luego buscas El Colmillo.

Me gustaría que me enviaras las fechas de su nacimiento y su fallecimiento para integrarlas a la ficha que te comento.

Siento inmensurablemente la muerte de mi amigo y compañero de escaladas.

Saludos.

Armando”

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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