Iztaccíhuatl Filo Noroccidental

 

 

 

 


Iztaccíhuatl  5,230m (izquierda) y Popocatépetl 5,426m. En primer plano la Ciudad de México

La cumbre de la izquierda de la Iztaccíhuatl es en la que se ubica el Filo Noroccidental 

El puerto entre los dos volcanes se llama Ituhalco 3,600m.  Ruta de transito milenario de los pueblos del sureste hacia el Valle de México.  El turismo lo conoce como  Paso de Cortés.

foto tomada de Internet

 

1)Problemas técnicos propiamente de la ascensión,2) tiempo de aclimatación a la altura.3) delincuentes asalta alpinistas. Son los tres factores que se deben considerar al emprender esta escalada. 

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De fuerte sabor alpino, el Filo es una de las rutas de acercamiento más lejanas de la Iztaccihuatl de la vertiente oeste. A diferencia de otras rutas de ascensión, de la misma Iztaccihuatl, esta es una de esas ascensiones  completas en el sentido que comprende largas caminatas por el bosque alto, escalada en roca, evolución por superficies nevadas y descensos por cuerda o caminando con fuerte inclinación hacia el albergue de Laminas.

Si los alpinistas no son asaltados, en este tramo del bosque, llegarán al refugio del Teyotl   por la tarde.

Se acostumbra empezar el ascenso desde el pueblo de San Rafael,  por  la cañada de El Negro (de preferencia) o bien por  la de Ayolotepito (ver plano), hasta alcanzar el refugio del Teyotl. De este lugar se inicia la ascensión a través de la ladera subyacente de la pared norte.

Sigue el paso rocoso (2) de unos 40 metros. Son grandes  bloque de roca que, según las condiciones, es ligeramente superable si se encuentra desprovista de nieve.

Las fisuras son de todas las aberturas. Pueden colocarse, para asegurar, más que para seguir, dados, clavos convencionales, “clavijas de madera”, o nudos de cuerda, etc. Pero con frecuencia está recubierta de nieve.

Filo Noroccidental (4,500m-5,230m)


 





Las cañadas de la vertiente  occidental









La rampa cimera vista desde el oeste


La rampa (5) que lleva a la cumbre de la Cabeza es de una inclinación de  un poco más de 45 grados. Con nieve en buenas condiciones es una delicia recorrerla. Otras veces la nieve es escasa y hay que trabajar en superficie de hielo.

El descenso de la Cabeza es hacia el sur, para llegar al Cuello. En este caso se requiere efectuar un descenso por cuerda de unos 30 metros. De aquí dirigirse por la ladera este para regresar al refugio del Teyotl.

O bien hacia el oeste, descendiendo caminando por la ruta conocida como Las Agujas o Los aretes, de fuerte inclinación, en dirección del albergue de Láminas. En este caso habría que  dar un amplio rodeo por la base de la Cabeza si se quiere regresar al Teyotl.

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Una última consideración (exclusivamente para novatos, los expertos no la necesitan) es la relativa a la aclimatación a las alturas. Este aspecto es algo  que golpea  y,  con tal fuerza, que el montañista debe dar marcha atrás (después de vomitar o desmayarse) y en ocasiones morir ahí mismo o en breve tiempo a consecuencias de lo mismo. En México ese asunto se le conoce como “mal de montaña”. Es el precio que pagamos por subir en pocas horas lo que debería llevarnos días.

Lo más propio es consultar a la ciencia médica del deporte respecto de este tema. Aquí damos una noticia sucinta del asunto. La intención es despertar el interés para que el individuo se documente más sobre este tema del mal de montaña.

¡A través de los años de ir a la montaña jamás hemos visto que alguien en México tome en serio este asunto de la aclimatación!

Adolf Mokrejs, en su Guía practica del excursionismo II, (ediciones Roca, México, 1986, Pág. 112) dice que “El “mal de montaña o altura no es una enfermedad sino un indicio de que la aclimatación no ha tenido lugar”. Da enseguida unos datos. Se pueden dividir las diversas zonas de aclimatación. Abarcando cada una de ellas 1,500 metros de altura. Y exigiendo una semana de adaptación. Para la zona entre los 3,000 y los 4,500 se requiere una semana. Para la situada entre los 4,500 y los 6,000, dos semanas.

Es decir que para ir, de la Ciudad de México (2,200m.s, n. m.), a la cumbre del  Pico de Orizaba, necesitaríamos  ir subiendo, acercándonos,  gradualmente, de población en población, dos semanas. Como lo hacemos es en dos días. Uno de acercamiento y el otro para subir a su cumbre. Imagínese la tremenda deficiencia en nuestro modo de subir altas montañas. ¿Qué de raro tienen todos esos dramas originados por el mal de montañas que vemos con frecuencia?

Para subir al Popocatépetl, partiendo de la Ciudad de México, necesitaríamos una marcha de aproximación- aclimatación de  al menos una semana.  Lejos de eso,no es raro que salgamos en la mañana en automóvil de la ciudad, dos horas después estamos en Tlamacazcalco, cerca de los 4 mil, y tres horas más tarde en la cumbre del volcán. Cinco horas lo que necesitó una semana…

 Estos dramas respecto de la aclimatación deficiente los hemos vivido de cerca y de lejos. Si alguien quiere tener una idea real de lo dramático que puede ser el mal de montaña vea el video donde se muestra la muerte de un joven andinista argentino llamado Federico Campanini. Murió por esta causa en el Glaciar de los Polacos, filo noreste del Aconcagua, el 19 de febrero del 2009.Está en Geoogle Internet.

 

 

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Por desgracia en la actualidad  hay una enorme inseguridad en las montañas mexicanas para los alpinistas. El portal Montañismo y Exploración ha publicado que son 18 zonas de riesgo para los alpinistas

En otras los casos de la Malinche en Tlaxcala, y el Ajusco, en la cadena de montañas en el sur del Valle de México, ambas son inseguras para los montañistas desde  el siglo diecinueve.

Consignamos algunas notas que hemos podido encontrar pero de seguro hay más casos en los que los delincuentes han agredido a los montañistas que han quedado en el anonimato.

La frecuencia con que la delincuencia  asalta y asesina a alpinistas en México ha dado origen a que se formen varios grupos con la finalidad de sanear el ambiente en lo posible. Están la Policía de montaña y Alianza por la seguridad en las montañas.

Pero el daño es de tal magnitud que eso es insuficiente a juzgar por las notas que han salido publicadas hasta el momento, al menos de las que, como anotamos, nos hemos enterado.

No obstante, las facilidades de comunicación de los alpinistas con las autoridades de los pueblos subyacentes, la delincuencia sigue incontenible.

 

Hace mucho tiempo hubo un asalto a montañistas en el lado sur de la Iztaccihuatl, propiamente en el paraje La Joya. Las autoridades de ese tiempo tomaron una medida inmediata y tan drástica, ahí mismo, en el lugar,  que por cincuenta años no volvió a saberse de algún otro asalto a los alpinistas.

 

5 de marzo del 2012 salió publicada esta nota en el diario El Universal. Se trata de un asalto a montañistas en la Iztaccihuatl. En este caso, como en el del Nevado de Toluca, las autoridades castigan a los montañistas impidiéndoles  el acceso a esos lugares, en lugar de buscar y sancionar a los delincuentes, de manera efectiva y suficiente.

 

 TLALMANALCO, Méx., marzo 5 (EL UNIVERSAL).- La zona boscosa de San Rafael, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, es muy peligrosa para montañistas que visitan el lugar ya que operan bandas de delincuentes que fuertemente armados los asaltan y violan a las mujeres, advirtieron los propios excursionistas.

 Según las propias autoridades municipales, se presentan hasta ocho atracos al mes en contra de deportistas extremos que acuden a este lugar, sobre todo los fines de semana, porque no hay vigilancia de ninguna de las corporaciones municipales, estatales y federales, ni de los ejidatarios que controlan el parque.

 Juan Carlos Durán Gutiérrez, director de Protección Civil de Tlalmanalco, reconoció que cada fin de semana se registra un robo en diferentes parajes del ejido, pero hay ocasiones que son hasta dos, principalmente en “Las Trancas”, el más alejado de la caseta de vigilancia del área que administran ejidatarios que cobran una cuota a los visitantes.

 El domingo 26 de febrero, 60 personas que acampaban y comían en el paraje “Nexcoalanco”, fueron asaltadas por 25 hombres armados y encapuchados que golpearon y causaron heridas a más de 20, incluyendo a un niño de ocho años y abusaron de tres mujeres.

 Los ladrones, vestidos con ropa camufleada, cubiertos de la cara con pasamontañas, salieron de entre los matorrales armados con rifles, escopetas, pistolas y machetes para rodear primero a un grupo de aproximadamente 40 personas que acampaban y comían.

 Luego sometieron a otras más que venían bajando, amarrándolas a todas, hasta sumar más de 60, incluyendo niños y mujeres.

 Los encapuchados hicieron disparos al aire y a casi todos los hombres les pegaron con machetes y pistolas, causándoles lesiones a por lo menos a 20 en cara, cuerpo y cabeza, entre ellos Fernando, de ocho años, a quien le pegaron en la espalda.

 A Alejandro, de 27 años, le fracturaron la nariz con la cacha y a Salvador lo hirieron de una pierna con una pistola de diábolos.

 Un perro bóxer que acompañaba a campistas de Cuautitlán fue baleado en el cuello con una escopeta.

“Entregamos celulares, carteras, dinero, relojes, cámaras, equipo de montaña y luego nos quitaron los zapatos que aventaron a una camioneta Chevrolet para luego amarrarnos de pies y manos con las agujetas”, recordaron.

 La misma suerte corrió un profesor y 11 alumnos de la primaria Juan Jacobo Rousseau, del Distrito Federal, que acampaban en la zona.

 El jueves pasado, el ayuntamiento clausuró el parque ecoturismo “Dos Aguas” por carecer de licencia de funcionamiento y por falta de medidas de seguridad para protección de los paseantes.

 El lugar se mantendrá cerrado, hasta que la empresa no regularice su situación administrativa ante el gobierno local y tome medidas internas para garantizar la seguridad de quienes semanalmente visitan el sitio.

 

 Otros asaltos en el SW de la Iztccihuatl.

 

  Nota publicada en el diario  Excelsior

23/07/2015 13:03 Dalila Ramírez/Corresponsal       

 Nueve montañistas fueron amagados las faldas del volcán Iztaccíhuatl el pasado 4 de julio                           

ESTADO DE MÉXICO, 23 de julio.- La Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) anunció la captura de nueve sujetos, entre ellos dos mujeres, en el municipio de Tlalmanalco, quienes presuntamente conforman una banda delincuencial relacionada con al menos dos asaltos con violencia a montañistas.

El aseguramiento se realizó tras una denuncia mediante la cual las víctimas señalaron que cuando se encontraban en un paraje de ese  municipio en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, fueron amagados por varios sujetos, quienes los despojaron de sus pertenencias.

 Derivado de ello, se hizo un operativo encubierto en el lugar “Piedra Lisa”, donde fueron detenidos los probables responsables al momento en que presuntamente cometían un robo en contra de tres montañistas.

 Los detenidos tienen entre los 20 y 40 años y al indagar se pudo determinar que estos sujetos se relacionan con el robo del pasado 4 de julio en el paraje “El Refugio de los Cien”, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, lugar en donde al parecer amagaron a nueve montañistas, a quienes presuntamente les hurtaron diversos objetos y dinero en efectivo.

 Los nueve detenidos fueron ingresados al Centro Preventivo y de Readaptación Social de Chalco.

 

Salió publicado en Internet el 30 de mayo 2018

TEXCOCO, Méx. 30 de abril 2017.- Una pareja de paseantes que caminaban por una vereda del Monte Tláloc fueron asesinados a la altura del paraje Jardín del pueblo de Coatlichan.



A cada uno se le dio un tiro en la cabeza, al parecer para robar sus pertenencias, ya que a un lado había dos mochilas y algunas pertenencias en el suelo.

Hasta este lugar llegó una perito de la fiscalía de Texcoco para el levantamiento de los cuerpos.

Las víctimas eran jóvenes y no rebasaban los 30 años de edad.

Al Monte Tláloc arriban caminantes, deportistas, montañistas y familias a caminar o hacer deporte.

A la entrada hay una pluma operada por vigilantes de los ejidos que son responsables de esa área de recreo.

Por la zona hay poca vigilancia policiaca y muchas personas caminan por las veredas del Monte Tláloc, sin tomar sus medidas preventivas.

 

Nota  publicada en Internet en 30/sep/2018

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Dos distintos grupos de montañistas sufren asalto a mano armada en las faldas del Iztaccíhuatl el pasado 23 de septiembre.

Actualización: 24 de septiembre, 17:04 hrs. Se incluye comentario sobre la seguridad en el Iztaccíhuatl por el lado de Paso de Cortés, y mención de la lista de parajes peligrosos identificados por la Alianza por la Seguridad en las Montañas.

El pasado 23 de septiembre dos grupos distintos de montañistas sufrieron un asalto por un grupo armado en las faldas del Iztaccíhuatl, a la altura de Loma Corta, alrededor de las 4:30 de la tarde, de acuerdo a lo comentado a Freeman Outdoors por personas cercanas al hecho, así como autoridades locales.

El primer asalto a un grupo de tres montañistas, se presentó al inicio de Loma Corta. El segundo asalto fue a dos mujeres, quienes se encontraban unos cuantos metros más arriba.

Los tres asaltantes, quienes portaban machetes y un arma larga, despojaron de sus pertenencias a ambos grupos. Tras el segundo atraco y al verse sorprendidos por un tercer grupo de montañistas que presenciaron los hechos, huyeron por el costado derecho de Loma Corta.

Finalmente, el primer grupo avisó a la policía y posteriormente se encontraron todos en la zona de Nexcoalango, tanto los dos grupos de personas que sufrieron el asalto como los montañistas que pudieron presenciar los hechos. La Policía de Montaña desplegó un operativo de búsqueda en la zona.

“Montamos el operativo desde los senderos inferiores hacia los superiores.  Posteriormente, elementos de seguridad dieron con el grupo de asaltantes, quienes intentaban escapar en motocicleta. Sin embargo, al perder el control del vehículo, los asaltantes comenzaron un enfrentamiento con los elementos de seguridad, disparándoles y posteriormente huyendo. El vehículo fue entregado al ministerio público. La investigación continúa y estamos presumiendo de quiénes se trata.” – Juan Salvador Sánchez (Encargado Policía de Montaña y Agreste)

La última vez que se realizó un reporte de asalto en la zona fue hace más de tres años, gracias a los esfuerzos de la Policía de Montaña y apoyo de gobierno en la región.

 

A partir de la creación de la Policía de Montaña -un logro importante conseguido a través del grupo “Montañistas Unidos”, y la atención de las autoridades del Estado de México-, se ha logrado mantener la seguridad en el Iztaccíhuatl por el lado de Paso de Cortés, donde se considera perfectamente seguro al momento. Sin embargo, la zona de “la Cabeza”, que parte del poblado de San Rafael, aún se considera de alto riesgo.

“Pudimos observar (más cerca de lo que nos hubiera gustado) como estos tres infelices tapados de la cara y vestidos con ropa negra y de camuflaje, bajaron con mochilas y otras pertenencias en las manos. (…) No quisimos arriesgarnos y esperamos un tiempo, luego nos pasamos del otro lado de la loma y bajamos escondiéndonos entre maleza y árboles. Una vez llegados a trancas, escuchamos ruidos de una moto, afortunadamente eran dos policías en una cuatrimoto y les contamos lo sucedido.” – Testigo del hecho

Se esperan reportes positivos por parte de la Policía de Montaña, quienes han contribuido consistentemente a la seguridad en el Iztaccíhuatl y Nevado de Toluca en los últimos años. Asimismo, se recuerda a los visitantes que extremen precauciones en zonas de conocida peligrosidad, y se invita a continuar impulsando el sentido de solidaridad que caracteriza a la comunidad de montaña.

En 2012, de acuerdo a lo publicado entonces por el portal Montañismo y Exploración, las zonas identificadas de riesgo -y que hoy en día siguen presentando reportes de inseguridad-, son 18 parajes en las montañas de México central. Dicha lista fue elaborada por la Alianza por la Seguridad en las Montañas, y puede consultarse en la publicación original, aquí.

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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