ORTEGA Y GASSET, RENACIMIENTO Y RETORNO

 


 

 

 

Al bajar al pasado no hacemos sino descender a los sótanos de nuestra propia actualidad. O. y G.

 

Renacimiento y Retorno es el título de un capítulo de  la obra En torno a Galileo.

 

Uno de tantos subtítulos que podría llevar este capítulo (antaño los libros tenían título y subtítulo), se nos ocurre, sería: “Cómo ser católico de a deveras, leyendo a un no católico: Ortega”

 

Ortega y Gasset es irreligioso, no anticlerical (él lo dice) en su obra mencionada. Aporta duros y valiosos señalamientos al cristianismo moderno. Y da la bienvenida a toda crítica   de buen nivel.

En realidad la crítica interna y externa es  una de las maneras en que el cristianismo ha ido enriqueciendo o corrigiendo su diario vivir. Esto es una realidad histórica. San Francisco, por ejemplo. Lutero.

 

Hay diferencia entre el catolicismo de la Edad Media al catolicismo de la actualidad. Aquel llenaba mucho de su día en lo espiritual y religioso. Lo que era demasía para el vivir pragmático. El católico de la actualidad  vive la cultura del bienestar económico, en la economía y la política, lo que tampoco es equilibrio.

 

Menos son los casos de la existencia en la eudemia que es el vivir bien a través de una serie de actos, guiados por la razón, como punto intermedio,aristotélico, entre el exceso y el defecto.

 

La sobre información del mundo moderno apuesta al abstracto especializado, dejando de lado la totalidad. O bien al eclecticismo disolvente  que lleva al nihilismo cultural. En ese sentido, dice Ortega, el mundo medieval fue como las raíces del árbol que impide que la ladera se erosione:

 

“el universo medieval se compone de absolutos. Cada cosa es lo que es y nada más, pero tampoco nada menos, porque es indestructible. Hoy nada es lo que es, sino que está siempre en tránsito a ser de otro modo. Cada cosa puede ser otra cualquiera, todo es un poco todo, estamos en la época de los gatos pardos…todo se ha vuelto tópico inerte y complicadísimo: el derecho, la administración, la ciencia, la teología. En vez de ser un claro y sobrio repertorio de soluciones vitales, la cultura se ha hecho abrumadora, se ha hecho mamotreto.”

 

Ortega

 en su obra se acerca mucho al ateo, es decir, en esa porción de ateo que hasta los creyentes tienen. O los ateos creen. Ateo es una dialéctica interior, sana, en la que predomina la razón. Este dialogo (monólogo interior) se hace preguntas y respuestas, lo mejor informadas posibles, según la información, o cultura, de que se disponga.

 

Es al ateo no creyente al que aquí se refiere, como laico, no al ateo jacobino.

 

 Lo demás es puro ruido. Tópicos y más tópicos.

 

Ateo que no hace caso a los principios racionales, que sostienen todo conocimiento, es igual que uno que sabe de memoria la Biblia sin tampoco hacerle caso.

 Ambos son excelentes líderes asalariados para la “industria cultural”.

 

Ortega no da rodeos con el que se declara, o actúa, anticlerical: le falta información: “Por supuesto, como ustedes saben, yo, que no soy católico, no tengo un solo pelo de anticlerical, y creo que ser anticlerical es una de las mayores pruebas de modestia que hoy un hombre puede dar. Porque hoy anticlerical es sólo el que no puede ser otra cosa, es una manifestación de intima incultura, es decir, de inactualidad como otra cualquiera:”

 

Al “católico de espalda”, como Ortega dice, no le va mejor pues le falta conocer cómo viven su pensamiento los de la banqueta de enfrente. ¿Por qué aquellos no creen?

Para creer en lo que se cree es necesario saber cómo piensan los otros.

“…el catolicismo en nuestro experimento imaginario tendría, por ejemplo, que sostener todas las ciencias actuales, todas y anótese, las ciencias, no los discursos anticlericales, a los cuales es misérrimamente fácil contestar.”

 Así se piensa en Occidente. Donde se piensa. Salvo que sea un “emigrado cultural”, domiciliado en Occidente. Hay apertura de creencias. Pero cantará otra canción, no la de Homero-Séneca-Montaigne-Cervantes-Schopenhauer-William James.

“emigrado cultural” es otra manera de decir “hijo putativo”. Los mexicanos somos “hijos putativos” de una cultura y una religión ( la occidental) que no es la nuestra de origen.

 ORTEGA

 “José Ortega y Gasset (Madrid, 9 de mayo de 1883 – ibídem, 18 de octubre de 1955) fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital (raciovitalismo) e histórica, situado en el movimiento del Novecentismo.”WIKIPEDIA

VEINTICINCO SIGLOS DE FILOSOFIA OCCIDENTAL

 


Platón jala a los humanos de los cabellos   hacia las nubes.



“Según Platón, las formas son entidades inmutables y eternas que existen en un plano ontológico aparte del mundo empírico observable. Cada forma representa la esencia o la idea perfecta de un objeto o una cosa, y todas las cosas en el mundo físico son meras imitaciones imperfectas de estas formas perfectas. Wikipedia


La Ilustración los jala hacia la tierra.




François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, fue un escritor, historiador, filósofo y abogado francés, que perteneció a la francmasonería y figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana y de la ciencia en detrimento de la religión. Wikipedia

Filosofía Náhuatl de León Portilla

 


 Cumplió 69 años  la primera edición de La Filosofía Náhuatl del doctor Miguel León-Portilla. Haber nacido en México, mexicano de origen, o mexicano de adopción, y no haber leído esta obra es como haber nacido, o estar viviendo, en cualquier otro lugar del mundo. Ser musulmán y no tener ni idea de qué trata el Corán o ser griego  y no haber leído a Sócrates o haber nacido argentino y no saber de la obra literaria de   Lucio V. Mansilla o ser terrícola y no conocer ni siquiera el nombre de este planeta, ser español y no conocer a Cervantes,etc.

 

 La Filosofía Náhuatl es la revelación que nos permite conocer las alturas alcanzadas del pensamiento lógico del “mexicano” precristiano. “La obra del  investigador emérito significó una distinta y original visión del  pasado indígena de México y la apertura de una nueva luz que iluminó, desde el alma profunda de este pueblo, el conocimiento de los hombres que hablaron lengua náhuatl”,  dijo Mercedes de la Garza Camino, directora del Instituto de Investigaciones Filológicas,de la Universidad Nacional Autónoma de México, al celebrarse el medio siglo de la primera edición de esta magna obra.

 


 

Miguel León Portilla

 


Nosotros hemos puesto este “mexicano” entrecomillado porque el mexica era una de tantas etnias. Pero ahora hasta los huicholes son mexicanos, tlaxcaltecas otomíes y cincuenta etnias más… ¡qué cosa tan extraña! Los vencedores del siglo dieciséis llevan el gentilicio de los que cayeron luchando¡

Y el colmo es que, si acaso,  hay mexicanos, es decir, aztecas. Ellos cumplieron con su destino manifiesto y ahora son parte de la cauda solar. A nosotros nada más nos dejaron su nombre! Pero esa es otra historia.

 Quizá no  haya aztecas  pero sí nahuas, pensamiento náhuatl. Filosofía Náhuatl. Por eso no se llama Filosofía Azteca.

Creemos que para escribir La Filosofía Náhuatl el doctor León- Portilla debió haberse preguntado: ¿los nahuas  se cuestionaban respecto del ser? ¿Podía  haber filosofía en los pueblos indios cuyo pensamiento es de orden mitológico o cronológico, y  se conducen con categorías del pensamiento mítico?

Y ahí fue donde tuvo que estudiar otra vez a Sahagún, Durán, Chimalphain, Cortés, Díaz del Castillo. Toda una empresa intelectual. Sería hasta entonces cuando empezó el  gran proyecto de  escribir La Filosofía Náhuatl.



Coatlicue

Una representación del pensamiento nahuatl:la vida, la muerte, la filosofía,la materialidad, la divinidad, etc.


Así como Virgilio nos va relatando la epopeya del pueblo troyano, guiado por Eneas hasta Italia, así el doctor León- Portilla  nos va describiendo la “Peregrinación” del pueblo náhuatl,  pero en un horizonte  de filosofía.

El autor  es de nuestro tiempo, estudia  y viven en el mismo campus universitario  en el que nosotros trabajamos todos los días (  el doctor Portilla  falleció el 19 de octubre de 2019). Leer La Filosofía Náhuatl es el más grande reconocimiento que  podemos hacer al pensamiento nahuatl y al  doctor Miguel  León- Portilla.

“Su tesis doctoral "La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes" escrita en 1956 bajo la orientación de un notable nahuatlato (hablante de náhuatl), el padre Ángel María Garibay. También logró reconocimiento a través de la traducción, interpretación y publicación de varias recopilaciones de obras en náhuatl. León-Portilla ha encabezado un movimiento para entender y revaluar la literatura náhuatl, no sólo de la era precolombina, sino también la actual, ya que el náhuatl sigue siendo la lengua materna de 1,5 millones de personas. Ha contribuido a establecer la educación bilingüe rural en México.

León-Portilla también ha contribuido a descubrir las obras de fray Bernardino de Sahagún, fuente primaria sobre la civilización azteca, a quien polémicamente declaró primer antropólogo de los nahuas.

Sahagún registró el conocimiento de los sabios nahuas (tlamatinimê) en lengua vernácula. A solicitud de las autoridades españolas, escribió en castellano una versión de dicho conocimiento en su Historia general de las cosas de la Nueva España, pero su obra original, el Códice Florentino, nunca se publicó.

Antes de León-Portilla, el códice había sido traducido sólo una vez (al alemán), y aún esa versión era incompleta. En noviembre de 1998, la asociación Juchimanes de Plata, A.C. le otorgó el Premio Juchimán de Plata a través de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

Vendrían también traducciones al ruso, al ingles…

“Como historiador, León-Portilla nos brinda una comprensión de la figura de Tlacaélel. Originalmente nombre turbio en algunas crónicas, hoy se ve a Tlacaélel como arquitecto del Imperio azteca. Su discípulo más destacado es el mexicano-francés Patrick Johansson K., autor de La palabra de los Azteca” (Wikipendia)

H.DE MAULEON: CHALCHIUHTZIN ES EL PADRE DEL ALPINISMO MEXICANO

 


Subió  Chalchiuhtzin en  1296 el volcán  Popocatépetl (5,452m)

Montaño, eso sí,  fue el primer europeo en ascender una alta montaña  del continente americano, y esto en el siglo dieciséis. Gran mérito.

No eran gente de montaña,de alpinismo,no contaban con equipo apropiado  para esa empresa, traian una mentalidad medieval nada positiva  con respecto a las montañas, venían de una tierra donde las montañas más altas sobre el nivel del mar no llegan alos 3,500metros y, tuvieron que verselas en el Popocatépetl con el azote de todo humano que va a las altas montañas: el oxigeno o "mal de montaña".

No fueron Ordaz ni Montaño, soldados españoles de la conquista  en el siglo dieciséis, los que primero subieron. Ordaz lo intentó y el que sí llegó al borde norte del cráter (no es precisamente la cumbre) fue Montaño. Más de doscientos años después de Chalchiuhtzin.

Ninguno de ellos  subieron bajo la óptica puramente alpina. Chalchiuhtzin por motivos religiosos y los españoles para buscar azufre conque confeccionar la pólvora para sus arcabuces.

Héctor de Mauleón, cronista, dijo recientemente en su programa El Foco, dedicado esta ocasión en un recorrido por el Parque Nacional del Sacromonte, Amecameca, Estado de México, Historia de Amecameca, parte I, que en reconocimiento por tal ascensión a Montaño “Lo consideran como padre del alpinismo en México”. No especificó quién o quiénes lo consideran así.

Héctor de Mauleon y el Dr.Tomás Jalpa, historiador y cronista de la región de Chalco-Amecameca, citan al historiador Chimalpain (Chimalpahin), lo conocen. Dicen lo que a este respecto  escribió Cortés en sus Cartas de relación pero no mencionan lo que  Chimalpahin dice de Chalchiuhtzin..

 Es lo siguiente. En la Quinta  Relación, pagina 147: “Y este  Chalchiuhtzin fue el que trepó arriba del Popocatépetl buscando propiciar la lluvia, porque por entonces sol y sequía habían cobrado fuerza y había hambre y necesidad, según el saber de los ancianos. Según refieren los ancianos, llegó bien hasta la mera cabeza”.



Popocatépetl,y su ladera norte

Foto de Agustín Maya




“Hasta arriba del Popocatépetl y allí se flageló. Él fue el único que pudo llegar de aquí, de Tecuanipan Amaquemecan”

Chimalpain ni siquiera dice que Chalchiuhtzin fue el primero en alcanzar esa cumbre. Este dato, del “primero”, tan importante en alpinismo, se pierde en el pasado.



Popocatépetl,visto desde la cumbre de la piramide de Cholula, en el este. Por la ladera de la derecha (norte) es por donde   probablemente,subieron.

Foto tomada de Internet 






Los trabajo de arqueología, de  José Deseado Charnay,siglo diecinueve, y de José Luis Lorenzo, siglo veinte,  señalan con toda precisión lo sitios de   los restos de los adoratorios de este volcán y son arriba de Tlamacazcalco, más de los 4 mil metros s.n.m. en una línea de la ladera norte: adoratorio Nexpayantla (lado sur de la cumbre de la pared conocida en alpinismo como Torre Negra),el toponímico de Teopixcalco (5 mil), etc.

Se presentan como episodios aislados, hazañas, diríamos, tanto lo de Chalchiuhtzin como lo de Montaño. Pero ir  a las montañas en plan religioso es una práctica antiquísima de los mexicanos. Se remonta más allá  de la época tolteca, a “pedir agua”(ejemplo. Monte Tláloc, 4,150m) Se conoce como Tepeilhuitl, en náhuatl: la fiesta de las montañas. Montañas cercanas y lejanas ( a pie, por carecer entonces de animales de montar).



Popocatépetl con fumarola

desde el este

20 de enero de 2018

foto tomada de Internet







Resumiendo.

Las muy extendidas versiones, publicadas y orales, a lo largo de los años, de que Ordaz y Montaño fueron los primeros en subir el Popocatépetl carece de una investigación más documentada.

Podría empezarse por:

Relaciones originales de Chalco Amaquemecan-Don Francisco de San Antón Muñon Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin-oriundo de Amecameca, nació el año 9 caña=1579.

Historia antigua de México-Francisco Javier Clavijero, fecha de su publicación 1780.

Las zonas arqueológicas de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl-José Luis Lorenzo. Instituto Nacional de Antropología e Historia,1957.

Alpinismo mexicano capitulo: (Paleomontañismo)-Armando Altamira G. Editorial ECLALSA 1972.

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores