PLATÓN,OTRO REVOLUCIONARIO TRAGADO POR SU REVOLUCIÓN


 

Platón y los filósofos de la Helade sintieron y buscaron, con afán, los valores esenciales, a los que llamaron, virtud, con preponderancia de los valores materiales.

Esto sucedió cinco siglos antes del cristianismo. Y  siglos más, si rastreamos entre los Presocráticos. Más, aun, si nos avocamos a los trabajos de arqueología.

Teotihuacán, en México, por ejemplo, del que no existen códices, ni tradición, ni relatos, más allá de la Leyenda de los Soles. Algunos  edificios y algunas pinturas. Ur, la antiquísima   ciudad perdida de los caldeos, o súmeros, toda una gran cultura, prototipo para el Cercano Oriente, que desapreció cuando Egipto era apenas un hacinamiento de pequeños reinos. Etruria, reino guerrero, sensual y artista, antecedente y prototipo de lo que sería Roma. También perdido al grado que fue descubierto por un campesino que araba la tierra y su yunta se fue al fondo…

De una manera o de otra en todos ellos ya estaba presente la dialéctica situación de los material y, su contraparte, lo  espiritual. A ésta, como queda dicho, le  llamaban virtud.

Cicerón decía lo mismo, el legislador romano, heredero de la cultura griega, leerlo da la impresión que estamos leyendo a San Agustín ya cristiano. Recordar que Cicerón murió cuarenta y tres  años   antes de que Jesús naciera. Con lo que se descarta toda sospecha de plagio ideológico.

 Lo mismo puede decirse de Séneca, que hablaba de los valores esenciales a tal punto que durante la Edad Media corrió la burda leyenda, que había sido convertido al cristianismo por San Pablo.

Igual pensaron, en cuanto a ideas esenciales, no materiales, el emperador Marco Aurelio, Plotino…

En el continente americano indio estuvieron los valores espirituales durante milenios representados por el glifo de la Serpiente Emplumada (el espíritu que se eleva sobre la materia) Y fueron tan ciertos que dos siglos tiene  una corriente religiosa, nacida en Estados Unidos, y enmarcada en el Antiguo Testamento, que proclama, por demás audaz, que Jesucristo habría llegado a América hace veinte  siglos…trece  siglos antes que los vikingos,primeros europeos en América.

En atención a la fidelidad histórica, el mormonismo nació en México (el Libro de Mormón fue publicado en 1830), pero a partir de 1848 quedó del lado norteamericano.

Esos valores esenciales, y los materiales, ya los traían los asiáticos que cruzaron Bering, probablemente veinte mil años atrás.

Lo valores esenciales, por ser espirituales, están fuera del tiempo y del espacio y por eso existen en los pueblos de todas las épocas. Por lo demás, en todos los tiempos hubo religiones rebeladas.

Para no perderse en el laberinto de las definiciones, Aristóteles, dice a qué se refiere cuando habla de  virtud:

“Decimos que vivir bien y obrar bien no es otra cosa que la felicidad; luego, ser feliz y la felicidad están en vivir bien. Y vivir bien consiste en vivir de acuerdo con la virtud. La virtud es, por tanto, el fin, la felicidad y lo mejor.”

Tres veces  escribe en este pequeño párrafo  vivir bien y tres felicidad.

El que le dio todo un cuerpo filosófico a esto de lo espiritual fue Platón (y lo que  parece su alter ego, Sócrates) con sus Ideas. Era(es) de la Hélade y el Olimpo su cielo. Su modo, su universo inmaterial. Y con él todos los grandes pensadores de los tiempos antiguos cuando hablaban de valores distintos de la fenomenología.

Ahora  los cristianos   diabolizamos   a esos filósofos pioneros, revolucionarios de las ideas. Sucedió lo mismo en el México precristiano. Lo dioses representantes de las Ideas pasaron a ser demonios, literalmente.

Dante, un ilustre cristiano del siglo trece, se  encontró a los filósofos de la Hélade  en el primer círculo del infierno.

Así como los políticos hacen con los políticos de primera línea, en un tiempo, son relegados lejos, de embajadores, por los nuevos políticos.

O los revolucionarios,  pioneros, son perseguidos y hasta exterminados, por los revolucionarios de segunda generación dentro de la misma revolución cultural.

Dante, católico de la tercera orden de san Francisco, envía a Platón, y a otros contemporáneos de éste, al primer círculo del Infierno, que así llama Dante al Limbo.

Pueden haber sido los autores de las ideas con las cuales el cristianismo se parecería más que ninguna otras en el mundo de las ideas, pero, dice Dante, ¡no están bautizados! y no pueden ir más allá. Recordar que el bautismo es el primer sacramento de la Iglesia Católica. Sin él no se tiene acceso al cielo. Hay otro modo y es mediante la caridad pero, para más seguridad, el bautismo.

Ciertamente no pone Dante  a Platón en alguno de los círculos infernales verdaderamente terribles de más abajo, pero como sea, no tendrá acceso al Paraíso:

 “Levanté un poco más la vista, descubrí al maestro de los que son sabios (se refiere a Aristóteles), sentado entre la familia de los filósofos, a quien todos admiran, y todos rinden homenaje.”

Este trato preferencial de Aristóteles sobre Platón, con ser Aristóteles menos espiritual que Platón, se debe al acercamiento que en la Edad Media tendrían con él tanto Santo Tomás de Aquino como San Alberto Magno.

Enseguida se refiere a Platón:

“más cerca de él que ninguno de los otros, a Sócrates y a Platón…”

De seguro que Platón no se incomodó con esta condena que Dante hace al enviarlo al Limbo.

Platón era de la Hélade, no del Nuevo Testamento. De haber existido el derecho de autor, en tiempos antiguos, de seguro que Pedro y Pablo se habrían visto en apuros…

Platón
“Platónn. 1 (en griego antiguo: Πλάτων) (Atenas o Egina,1 ca. 427-347 a. C.)2 fue un filósofo griego seguidor de Sócratesn. 2 y maestro de Aristóteles.3 En 387 fundó la Academia,4 institución que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos añosn. 3 y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro.n. 4 Platón participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también plasmar en un Estado real su original teoría política,”WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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