15 DE SEPTIEMBRE Y LA EXPULSIÓN DE LOS ESPAÑOLES DE MÉXICO

 


Referencias

La expulsión de los españoles de México (1821-1828).

Harold D.Sims, Fondo de Cultura Económica, Secretaria de Educación Pública, 1985, Lecturas Mexicanas número 79.

 

Pontificaciones, Conversaciones con Norman Mailer. Editorial Gedisa, S.A. Buenos Aires Argentina.1983

 

El Teniente Coronel Bernardo Tello recibe, de parte del gobierno mexicano, su pasaporte de expulsado y en ese momento cae muerto.

Le seguirán en el proceso de expulsión unos mil 700 españoles. Se quedarán en el país, por lo pronto, otros 4 mil.

El episodio de Tello nos da una idea del estrés, como ahora se dice al extremo sentimiento de angustia, que vivían los expulsados.

Quince años vivieron estos españoles de México  en  un ambiente que se les había vuelto muy violento. De lo que  se conoce como el abrazo de Acatempan, cuando cesó la guerra entre españoles e insurgentes, en 1821, y el reconocimiento de España en 1836.

Fue el tiempo en el que España aceptara por fin reconoce la independencia de México. Violencia que en momentos cobraba más intensidad por las noticias que llegaban de que España intentaría la reconquista. O bien por los movimientos pro españoles  internos que buscaban con las armas volver a retomar la hegemonía, entre ellos, el alto clero de la Iglesia católica, en oposición del bajo clero que, en numerosos casos, encabezaba en el campo de batalla  esa independencia: Hidalgo, Morelos, Matamoros…

Este éxodo comenzó a principios de 1828 por disposición de   la ley  del 20 de diciembre de 1827:

 “Es mucho el número de coches salidos (de le ciudad de México) hoy con gachupines, no se tiende la vista por ninguna calle que no se vea uno o dos carrages cargadas.”

¿Qué había sucedido en una ciudad, y en un inmenso territorio, en la que por trescientos años ellos fueron los amos, en la que habían destrozado toda una cultura milenaria náhuatl, haciendo añicos los edificios del hermoso coatepantli azteca y en su lugar erigido sus edificios de arquitectura europea  e impuesto con violencia,  sus modos de conducta a su antojo y su religión.

Era algo más que “un inmenso territorio”. Eran amos de dos millones de kilómetros cuadrados de terreno, en lo que va de Yucatán, en el sur, hasta los actuales estados de Arizona, Nuevo México, Utah, Colorado y Texas. Para no mencionar el caso de Florida.

Lo que comprende las áreas geográficas actuales de  España, Italia, Francia, Alemania y Polonia juntas. Un solo hacendado  se consideraba dueño de tal cantidad de terrenos,  poseía tales  riquezas, y gente  esclava, que dos reyes juntos  de Europa.

¿Qué había sucedido? Era tarde para considerarlo y más para remediarlo. Ahora había que agarrar el camino del éxodo.

La historia en el planeta para entonces ya era otra. España había perdido la fuerte presencia que tenía en países de Europa y los Estados Unidos hacían lo suyo para acabar con los últimos bastiones del poderío español en América.

El conde de Aranda, español con elevado cargo en el gobierno de España, ya había advertido con respecto a Estados Unidos con toda antelación en el memorial de 1783 :"! Vendrá un día que será gigante, un coloso temible en esas comarcas", pero ni españoles ni mexicanos le hicieron caso.

España, no obstante, se cerraba al reconocimiento de esta nueva realidad. Se considera que  de haber enviado el reconocimiento de la independencia de México (como lo haría quince años más tarde), el asunto de los españoles, no obstante el resentimiento que con su   vesánica actitud provocaron durante tres siglos, las aguas no se levantarían más allá de un oleaje.

En el camino  del destierro hacia el puerto de Veracruz  sufrieron  de sobresaltos no ya por los contarios políticos sino por los ladrones comunes que los despojaban de sus pocas pertenecías que habían logrado llevar:

 “Las desgracias de los españoles que partían eran muchas. No era raro que alguno de ellos fuera robado o hasta asesinado en el camino de Veracruz…Algunos españoles que lograron abordar su barco, no llegaron a su destino. Por ejemplo, los 82 pasajeros y tripulantes que se encontraban a bordo de la corbeta francesa Paquet N° 3,que zarpó de Veracruz el 3 de abril, fueron sanguinariamente asesinados por el pirata  Pájaro Verde mientras navegaban rumbo a Burdeos.”

Para recorrer los  caminos de la ciudad de México, hacia el este, a lo largo de 500  kilómetros, hasta el puerto de Veracruz, debían cruzar,  la elevada cadena montañosa nevada por el poblado de Río Frío (2,980 metros, 9,777pies o por Ituhalco 3,687 metros, 12, 096 pies) entre los  volcanes   Iztaccihuatl y Popocatépetl, cumbres nevadas de más de cinco mil. 

 


Popocatépetl, 5,426m.  En el camino al puerto de Veracruz.

Foto de Notimex, tomada de  Internet

Pillaje, resentimientos y sed de venganza por mil atropellos sufridos contra las poblaciones indígenas, violencia racial y política, se desataron a lo grande contra los expulsados. Ya desde los días de Hidalgo en Jalisco jóvenes españoles eran llevados a una barranca y acuchillados como animales en el silencio de la noche.

Se confirmó una vez más la antigua lección de historia que  los excesos de la primera generación de conquistadores la paga, y con  creces, la última generación de sus connacionales cuando esa conquista llega a su fin.

En octubre de 2021 América latina (también parte de la población anglo en Estados Unidos) se decidió a derribar estatuas de Cristóbal Colón. Incluido México. Una nota de Diego Flores, aparecida en Internet el 13 de octubre del 2021, resume lo que a la sazón apareció publicado en los medios

“El 12 de octubre se conmemora la llegada de Colón al continente Americano, ese día su estatua se verá en cenizas por haber masacrado y esclavizado brutalmente a los Indignas.

Ira desatada contra las estatuas de Cristóbal Colón en América latina han sido derribadas, decapitadas y pintadas de rojo que simboliza la sangre derramada de Indignas en diferentes ciudades que fueron brutalmente asesinados y apropiados sus recursos naturales”

El mar de los Sargazos, del Océano Atlántico, se le conocerá como la Ruta del Éxodo Español. Un siglo más tarde (111 años) cientos de españoles cruzarán de nuevo estos paralelos oceánicos en otro éxodo tan penoso como este, pero ahora en dirección contraria, del este hacia México, expulsados de España por sus mismos connacionales.

Sin embargo de todas las barbaridades que se cometieron contra los expulsados, es una distorsión  de algunos historiadores comparar  este suceso del siglo diecinueve, en México, con la revolución francesa. Es querer meter con calzador  el águila azteca dentro del gorro frigio. ¡Esos historiadores!

Ya Norman Mailer había advertido  cuando dice que si quieres saber de historia leas novelas y si te interesa la novela leas historia. De tres mil notas sobre su escritorio, dice,  escogen treinta y así arman su historia.

Lo hemos dicho con mesura.

Mailer no se anda por las ramas: “Cuando uno conoce los vacíos y arreglos con los cuales  los historiadores escriben su historia, trabajan sobre diez mil  hechos  y seleccionan trescientos que les parece  bastantes  para ilustrar las cosas, por mucho que a eso  se le llame historia todos sabemos  que es ficción. La señal del gran historiador  es su capacidad como gran escritor de ficción…La historia no es historia, sino una serie de novelas  inmensamente sobrias  que han escrito  unos hombres  que no suelen disponer  de gran talento literario y tiene mucho menos  que decir del mundo  real  que los novelistas. Se trata de un descubrimiento perturbador: los historiadores no tratan  con los hechos  sino con las hipótesis que desarrollan  en relación a una serie de datos  aislados”.

Aquí el “corte de cabezas” lo sufrieron no los de hasta arriba sino  los españoles pobres que no tenían recursos para moverse hacia otros estados donde el sentimiento antiespañol era menos fuerte.

Un “corte de cabezas” entre comillas porque las familias de los desplazados no fueron abandonados por completo por los mexicanos. Sims relata el caso del gobierno de Oaxaca:

“El gobierno de Oaxaca, y su legislatura dominada por los escoces (logia pro española) sentían compasión por las esposas e hijos  de los españoles forzados a salir por las leyes  locales y federales de expulsión. El 31 de enero  de 1828 la legislatura ordenó al gobernador que  elaborara una lista  de las familias que vivían  en la pobreza  como resultado de las expulsiones, y que pagara una pensión diaria de dos reales(a las esposa sin hijos o con uno solo) cuatro reales (a las que tuvieran  tres o más descendientes).

¡Imaginemos a los jacobinos de la revolución francesa pensionando a las familias, en Francia,   de los aristócratas en el exilio! ¡O a los dirigentes del Frente Popular español, de 1937, ayudando con despensas y pensiones a las familias de los  fascistas caídos en combate!

Los españoles ricos (sucede con los ricos en todos los tiempos y en todos los paralelos) con toda anticipación agarraron sus fortunas y volaron para Europa o para Nueva Orleans (todavía no  de Estados Unidos).Dejaron tras de sí un caos que se le vino encima a sus connacionales pobres.  Sims pone como ejemplo de lo anterior:

“el conspirador Aviraneta y el comerciante Rivas pagaron cada uno cien pesos por pasaje de primera clase  de Veracruz a Nueva Orleans en el barco ingles Hibernia, a  principios de 1828.”

“Muchos barcos estadounidenses, británicos y franceses se dirigían a Veracruz para llenar sus cabinas con españoles que partían al exilio en Nueva Orleans, La Habana o Europa. Los barcos extranjeros preferían llevar pasajeros que carga: podían tener mayores utilidades llevando españoles a los Estados Unidos o a La Habana que trasportando mercancía a Europa.”


Iztaccihuatl y Popocatépetl, vistos desde la Ciudad de México.

Ituhalco es el nombre original del collado que queda enmedio de los dos volcanes. La otra vía para el Puerto de Veracruz es el pueblo de Río Fío, que se ubica a  la izquierda de la Iztaccihuatl.

Foto tomada de Internet


Nueva Orleans, por quedar tan lejos de la ciudad de México, se había convertido en el punto de reunión de los conspiradores que preparaban con las armas en la mano la reconquista:

“Los funcionarios españoles emprendieron entonces una campaña efectiva cuyo centro fue Nueva Orleans para reclutar y trasportar a La Habana (todavía de España) a los emigrados españoles, como preparación para un futuro  intento de reconquista de México.”

Y más adelante:

“Los españoles refugiados  en Nueva Orleans se convirtieron en una  nueva fuente de conjuras y por ello, en un nuevo problema para el gobierno de México. En 1828 existan proyectos  entre los exiliados  en el extranjero para realizar expediciones filibusteras contra la costa texana (todavía de México), y se hicieron intentos de establecer una cabeza  de puente española sobre la costa  del Golfo de México y de apoderase de la fortaleza  de San Juan de Ulúa una vez más.”

Este intento de reconquista, en efecto,  se llevaría a cabo. Pero, el contexto ya era otro. En comparación con el encuentro de los conquistadores del siglo dieciséis, con armas modernas para ese tiempo, cañones, pólvora, arcabuces, caballos, virus, miles de indígenas incondicionales, peleando contra lanza y macanas de los valientes aztecas.

 Ya para la guerra  de reconquista los mexicanos tenían las mismas armas que los españoles, el soldado español montado sobre un caballo había dejado de ser un dios,  poseían resistencias virales contra lo traído por los españoles, ya no contaban con tribus  incondicionales.

Ya el romance con los españoles se había acabado cuando los  aliados indígenas, destructores de su misma cultura ancestral y de su religión, fueron convertidos en esclavos de las tiendas de raya de los hacendados.

 El intento fracaso muy desafortunadamente a manos de Antonio López de Santa Anna. Tan vergonzosamente que el general español, que dirigía el ataque, se fue a vivir a Estados Unidos y jamás regresó a España.

No obstante este descalabro,  españoles del estatus medio encontraron muchos de ellos el medio de defenderse no sólo de permanecer en México sino buscando la manera de recuperar la hegemonía militar, política y económica.

En tanto el congreso de la capital  se ponía de acuerdo con los términos de expulsión en una ley general, cada estado elaboraba su propia ley, unas muy virulentas contra los españoles y otras protectoras.

Los que pudieron se desplazaron hacia otras provincias del país. Recurriendo a políticos contrarios a la idea de expulsión. Y teniendo a algunos periódicos de  la logia escocesa que protestaban contra los yorkinos, que era la logia que buscaba a toda costa sacarlos de México:

“El gobierno estaba seguro que los españoles  apoyaban a los revolucionarios con su dinero y consecuentemente, en la ciudad de México se hicieron entonces esfuerzos extraordinarios para expulsar a los peninsulares.”

Durante tres lustros, a partir de 1821,  España no hizo nada, deliberadamente no hizo nada,   por buscar paliar el golpe de los españoles en México sino, como anotamos, todo lo contrario. Que reinara el caos  para encontrar tierra fértil de apoyo a la reconquista. Entretanto, quedaron   estos españoles, como se dice, siendo la carne del sándwich: triturados entre el gobierno español y los yorkinos. Por lo mismo, parte  de la sangre  española que corrió entonces en México  se le debe imputar a España.

“los expulsados españoles que llegaban a Filadelfia tenían grave urgencia de obtener ayuda de alguna fuente. El cónsul general de Francia informó en marzo que numerosos exiliados españoles, después de haber sido abandonados por su propio cónsul se dirigían al consulado francés en busca de ayuda”.

Los yorkinos sin duda que cometieron excesos por ese deseo (aquí si semejándose a la revolución francesa: quitarles el mando político, el militar y quedarse con los mejores contratos y puestos burocráticos  manejados por el gobierno español) de desquite que bullía en el inconsciente colectivo del pueblo en revancha por todas las carnicerías y persecuciones de que fueron objeto los grupos étnicos a partir de la conquista en el siglo dieciséis.

Sin embargo los españoles del  estatus medio que ocupaban los mejores puestos en la política y en el ejército ( y que no había tomado parte en algunas de las conspiraciones contra el gobierno), fueron removidos pero en tanto España no reconociera la independencia de México sus sueldos se les seguirían pagando. Si era expulsado pero dejaban familia en el país con mexicanas, podían cobrar en el extranjero medio sueldo.

Además los españoles casados con mexicanas en general no fueron objeto de persecución ni de expulsión.

¿No está por demás insistir: ¿podemos imaginar a los jacobinos de la revolución francesa enviando sus sueldos a los aristócratas en el exilio? ¿O a los bolcheviques procurando paliar la pobreza de los familiares de los zares ya depuestos?

El movimiento de independencia consignado en Los Tratados de Córdova, de tono católico, pronto se volvió secular y en momentos jacobino. Y los sacerdotes españoles peninsulares fueron reemplazados, a señalamiento del obispo, por sacerdotes americanos:

“Entre las ordenes que eran menos “españolas” se encontraban los agustinos, que eran mexicanos en un 92.5 por ciento, y los mercedarios, en cuyas filas sólo había un español.”

En realidad fue el momento, con el argumento de expulsar a los sacerdotes peninsulares, en que el proceso de secularización empezaría en la vida de México. Medida sana como recurso dialectico con lo religioso. Pero que en ocasiones perdería la tolerancia.

El movimiento levantaba una polvareda que envolvía a los activistas escoceses y yorkinos, a los representantes de  los gobiernos extranjeros en México y al alto clero.

Sims hace notar “la hostilidad que existía entre los diplomáticos europeos y el plenipotenciario (Poinsett) de los Estados Unidos.”

Empero, todo esto fue menos que inútil. Con el tiempo, los que lograron escapar al éxodo y se quedaron a vivir en México, no aprendieron la lección de historia. Mejor dicho, hicieron una mala lectura de esa lección.

Así es como termina el libro de Sims. Se reagruparon de la mejor manera para no volver a ser sorprendidos y en cambio defender la tradición.

¿Pero cuál tradición? ¡La de su estatus! La que había empezado con los conquistadores del siglo dieciséis: la tradición de la destrucción y la esclavitud por medio de las tiendas de raya de las haciendas.

“Los que quedaban pronto, muy pronto aceptaron el desafío y buscaron el modo de defenderse. Los que en el decenio de 1830-40 surgieron como defensores de los fueros tradicionales y de las propiedades  de la Iglesia, eran gente decidida a impedir en el futuro cualquier ataque sobre los derechos y privilegios heredados de la tradición.”

No la tradición del pueblo mexicano con su cultura milenaria y sus necesidades de comida, vestido, educación y cultura.

Un estatus social, solipsista, es solo la abstracción del todo. Es jugar su  peligroso juego al margen de los demás estatus o, como ahora se dice, clases. Muy pronto se vería en México cuan peligroso es ese juego.

Ahora recién tenían los mexicanos dos grandes culturas, la suya de los soles teotihuacanos y la de la Paideia griega. ¿Pero de qué servía si ni siquiera sabían leer por carecer de escuelas públicas para el pueblo.

Sería hasta el  25 de julio de 1921, que el presidente Álvaro Obregón decretó la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), “medida que fue aprobada por unanimidad en la Cámara de Diputados. Posteriormente, el 3 de octubre del mismo año, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF).”

 Exactamente a 400 años de la conquista y a 100 años de la independencia. ¡Tiempo  en que, por extraños  y por propios, a la educación del pueblo no se le dio ninguna atención o se le combatió con la indiferencia! ¡Un pecado de omisión muy grave de los políticos de entonces y de  la Iglesia!

Eurípides, Cicerón, Epicteto, Shakespeare, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Domingo de Guzmán, San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís, Cervantes  y otros, eran absolutamente desconocidos para esta gente. Ni qué decir de las corrientes de filosofía  que estaban en su apogeo en ese siglo diecinueve en Europa: Kierkegaard, Schopenhauer, Goethe…¿Cómo se puede alimentar al espíritu así? ¿Cómo se nutre el espíritu alejado por la fuerza de sus representaciones propias de la Divinidad Nanahuatzin-Tezcatlipoca y Chicomecoatl? ¡La espada y la cruz lo habían mutilado todo en el siglo dieciséis!

Ahora tenían una bella religión pero por haber sido impuesta a la fuerza por los conquistadores,  siempre fue mal comprendida y peor practicada.

En breve, solo noventa años  más adelante, la Iglesia pagaría el precio de no haber enseñado, en esos tres siglos de la colonia, filosofía y teología al pueblo (a ese pueblo, 90 por ciento de la población, compuesto, como dice Fray Bernardino de Sahagún, de “maceguales y gente baja”). Las masas de esclavos de las tiendas de raya de las haciendas, sólo   conocían, mal conocían, el catecismo de Ripalda. Eso es lo que la Iglesia, y los centros de  investigación académica, incluso universitarios, llaman “la evangelización de América”. Se refieren al diez por ciento de la población, no al noventa por ciento.Siglos más tarde, tal como lo hiciera con Juana de Arco,la Iglesia aceptó esa conducta errática para con las etnias mexicanas y sus tradiciones y el haber impuesto a la fuerza el catolicismo. En el otoño de 2021 el Papa hizo todo un valiente reconocimiento de todas estas injusticias desarrolladas por los españoles y  los frailes a lo largo de 300 años:

"El papa admite errores en evangelización por imponer solo un modelo cultural

Agencia EFE

mié, 13 de octubre de 2021 3:54 a. m.

Ciudad del Vaticano, 13 oct (EFE).- El papa Francisco admitió que se cometieron "errores en la historia de la evangelización queriendo imponer un solo modelo cultural" que llevaron incluso a "guerras", durante su catequesis de la audiencia general celebrada hoy en el aula Pablo VI del Vaticano.

Reconoció que "son muchas las tentaciones de querer imponer el propio modelo de vida como si fuera el más evolucionado y el más atractivo" y admitió: "¡Cuántos errores se han realizado en la historia de la evangelización queriendo imponer un solo modelo cultural!".

"A veces, no se ha renunciado ni siquiera a la violencia para que prevalezca el propio punto de vista, incluso guerras. De esta manera, se ha privado a la Iglesia de la riqueza de muchas expresiones locales que llevan consigo la tradición cultural de enteras poblaciones", reconoció Francisco asegurando que esto es "lo contrario de la libertad cristiana".

Carencia de la que se alimentan abundantemente no sólo las iglesias protestantes históricas, sino las seudo iglesias que a diario se arman sobre las rodillas.La Iglesia veía ahora la realidad de haber vivido durante tres siglos la ilusión que llamó "evangelización".

Ya a pocos años de caído México –Tenochtitlán los frailes festejaban el triunfo de la cruz por haber  convertido al cristianismo a millones de indígenas. Esos millones de indígenas ni entendían el idioma español ni los españoles, salvo excepciones, habían aprendido a hablar como los naturales (más de cincuenta etnias con sus diferentes dialectos).

 En otras palabras el pueblo del 90 por ciento  carecía de vitaminas culturales para saber convivir, con el sano  laicismo, y prevenir el jacobinismo  que después se les vino encima.

Ya desde entonces el cierre de las iglesias, en el país, y la prohibición de la religión, tocaban a sus puertas.

Como resultado de esa ignorancia muchos serían lanzados a la guerra a favor del jacobinismo sin saber de qué se trataba éste  y otros muchos a defender lo religioso sin tener conciencia de lo que estaba defendiendo sino movidos por el ciego fanatismo.

Para filosofar se necesita la duda a través de la cual se busca la certeza. Para creer en la Divinidad se requiere una fe que es dotada desde el cielo mismo, no porque se tiene enfrente una presencia punitiva. Pero nada de esto, Filosofía y Teología, caben donde  se hace todo para que no haya libertad para pensar.

En rigor, laicismo no es una meta en si. Más bien se trata de un camino para llegar a un fin. Este fin es el Humanismo. Humanismo es donde el individuo puede vivir con toda libertad de pensamiento en el universo de las ideas y las artes tales como la filosofía, el teatro, la literatura... Cómo se anotó, aquí solo se mal conocía el catecismo de Ripalda.

Ya en pleno siglo veinte, cuando las naciones habían agarrado el pulso de  los nuevos tiempos, los  mexicanos seguían de esclavos de la tienda de raya de las haciendas.

En realidad, insistimos,  a la postre todo quedó colgando de un hilo. La  expulsión de los españoles fue muy a la mexicana. Los odiaban, pero en algunas provincias, no tanto.

La gran cultura occidental que trajeron los españoles y los grandes centros de enseñanza que fundaron recién la conquista (Tlatelolco, San Ildefonso en la ciudad de México, Colegio San Nicolás Obispo de Valladolid, Michoacán…) fueron pensando en los hijos de los conquistadores y en las familias de los grandes caciques indígenas al servicio burocrático de los españoles. Pagando así los servicios que habían prestado en la guerra de conquista y destrucción de  México-Tenochtitlán.

“Quinientos años de Resistencia indígena” es el slogan oficial y popular que se oye en septiembre del 2021 en México.

 Si todas las etnias (excepto las etnias del norte) se unieron al español contra México-Tenochtitlan, en el siglo dieciséis, la lectura del slogan es un reconocimiento  a que los mexicas fueron los únicos que resistieron contra la invasión europea. La esclavitud sufrida durante trescientos años hicieron que se reconociera el error y ahora los otrora enemigos del azteca  se arropan  bajo el gentilicio de los mexicas, mexicanos. Arropamiento,gentilicio,  que viene siendo un reconocimiento al heroísmo  azteca que cayó en defensa de la original  y milenaria cultura náhuatl.

Todas estas etnias adversas fueron utilizadas de inmediato por el español para que destruyeran las pirámides del  centro ceremonial azteca que estaba rodeado por el gran  coatepantli o muro de las serpientes, muro de Quetzalcóatl.

 

 


Aquí empezó la resistencia indígena, hace quinientos años.

Coatepantli de los aztecas

La traumática situación vivida ochenta años atrás no fue suficiente como para enmendar la actitud hacia el pueblo de los maceguales. Al contrario,  se dio un acercamiento entre los altos mandos mexicanos, ya independientes de España,  y el alto clero,  con los hacendados que había logrado evadir la expulsión.

Ese “borrón y cuenta nueva”, dicho en otras palabras, era hacerse cómplice esos mexicanos del genocidio sufrido por las etnias durante tres siglos por los españoles, decir: “Hicieron bien en casi  exterminarlos, esclavizarlos y marcarlos con hierro candente en la cara y en llevarse todo  el oro y la plata que pudieron, y quemar vivo al que se resistía creer en Jesucristo” o ser devorado vivo por los perros de los españoles. 

"En otros casos se utilizó la Inquisición como medio para acabar con las prácticas prehispánicas que aún se continuaban realizando en muchos lugares de México.” se dice en el libro de Eduardo Matos Moctezuma Muerte a filo de obsidiana, editado en 1975 por El Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.

Un acuerdo, una actitud dialéctica,  entre los antagónicos de poder, siempre es bienvenido en nombre del bienestar del pueblo. Esa fue, al menos la intención, del famoso abrazo de Acatempan, en el que realistas e insurgentes se dieron  la mano  para  dar por terminada una lucha que ya llevaba dos décadas. Ese sería la actitud de España cuando tres lustros más tarde decidió reconocer la independencia de México.

Y esa es la misión de los príncipes de la Iglesia católica, estar en el mundo, en otras palabras, cerca de los poderes con la misión de paliar el sufrimiento de  los pueblos y, en la posibilidad de las circunstancias, hacer por  desterrar su pobreza económica. Si eso no se da…

Cuando ese acercamiento es en perjuicio del pueblo, es cuando recibe el feo calificativo arriba anotado.

Cincuenta etnias   en México siguen viviendo, para 2021, sus costumbres y sus ritos ancestrales a lo largo de todo el país. Lo que se conquistó en el siglo dieciséis  fueron los grandes centros de poder, cultura y población y el más importante de todos  México-Tenochtitlán.

En otras palabras, el México precristiano no fue borrado. Sigue vivo. Pero también en el abandono por extraños y propios, “por los siglos de los siglos”.

 Y hubo periodos, en el siglo diecinueve,  de los gobernantes mexicanos, que persiguieron con saña a etnias del norte con la misma vesania que tres siglos atrás lo hicieron los españoles. Despojar  las tierras a  las tribus y “blanquear” la piel de los étnicos era la idea.

Sí, dos genocidios. El primero ejecutado por los conquistadores y el segundo por algunos gobiernos de mexicanos ya independientes de España.

Para lo escépticos,  de lo que aquí se dice, tenemos esta nota de El Universal publicada en Internet el 28 de septiembre del 2021.Es una aceptación valiente de reconocer los errores tanto del gobierno federal como de la misma Iglesia, ésta, nada menos que del Papa.

 "Ciudad de México, 28 de septiembre (EFE).- Con la petición de disculpas al pueblo yaqui, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, culminó este martes las ceremonias del perdón por los agravios cometidos contra los indígenas desde la conquista hasta la actualidad, en las que no ha participado el Gobierno español.

 “El Estado mexicano no debe permitir nunca más la marginación, los abusos y las injusticias en contra de los yaquis ni de ningún otro grupo étnico o cultural de nuestro país. Primero deseamos ofrecerles perdón”, declaró López Obrador en un acto con el pueblo yaqui, en el norteño estado de Sinaloa.

Durante el evento, titulado “Petición de perdón a los pueblos originarios”, arremetió especialmente contra la persecución de indígenas bajo la dictadura de Porfirio Díaz (1877-1911), un capítulo que consideró “vergonzoso”, y criticó la “concepción racista que se padece desde la llegada de los invasores españoles”.

 “A 488 años de la llegada de los conquistadores a estas tierras del norte de México, venimos hoy a honrar la digna historia de resistencia y dignidad del pueblo yaqui”, declaró Adelfo Regino, director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.En cambio, el papa Francisco mandó una misiva este lunes en la que reconoció “los errores del pasado” y reiteró su petición de “perdón por los pecados personales y sociales” cometidos por la Iglesia durante la conquista y evangelización del actual México."

Si bien la antropología social profesional e institucionalizada nació en México en  1917  con  Manuel Gamio, sería hasta el 3 de febrero de 1939, por mandato  del presidente Lázaro Cárdenas, que se fundaría el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Una   dependencia del gobierno federal de los Estados Unidos Mexicanos.

A ochenta años de gobiernos ya mexicanos, y de aquel sangriento 1828, el noventa por ciento de los mexicanos eran analfabetas, andaban descalzos y vivían en chozas. Los hijos heredaban la deuda que el español hacendado había anotado en las tristemente tiendas de raya que cada hacienda tenia, esto, como se ha anotado, con la venia de  gobernantes mexicanos.

 El niño mexicano recién nacido en esos tiempos ya tenía que pagar dos deudas: una deuda en la tienda de raya del hacendado  y otra deuda en la iglesia  con el nombre de “pecado original”.

Lo grave de esta indolencia hacia el pueblo, vendría en los tiempos que estaban por llegar. Unas masas así, carentes de todo, se precipitan a la primera oportunidad, a la prosperidad, al tener, que lleva la consumismo, incluida la telerrealidad. Seguirán ignorando el progreso, que apunta hacia la evolución universal. Evolución en la que el Romanticismo y la Ilustración caben, para bien, dialécticamente en el alma del individuo.

 Para mejor decirlo, llenar el desván de la casa con trebejos y no el alma con las luces de la cultura.

Uno del pueblo se encontraba en la calle a un español, o a un catrín (mexicano cerca del poder), debía bajarse de la banqueta y no levantar la vista bajo riesgo de ser golpeado en la cara por insolente. O enviado al presidio  de San Juan de Ulúa, islote en el mar,  de donde jamás regresaba.

Y se daba por hecho, bajo la mirada de la Iglesia, lo que se llamó el derecho de pernada: en situación de casamiento el primero que se acostaba con al novia era el hacendado.

 


La División del Norte, cruzando el desierto de Samalayuca, en el camino de librar la batalla final, en Zacatecas.

El 20 de noviembre de 1910, con la toma de Ciudad Juárez, por Francisco Villa y Pascual Orozco, a las órdenes de Francisco I Madero, empezó el movimiento revolucionario que se ha considerado como la primera gran revolución popular del siglo veinte en el mundo.

Francisco Villa, Pascual Orozco y Maclovio Herrera no eran militares. Eran gente del campo de la infinita llanura norteña que conocía las montañas, sabían montar  caballos y disparar en plena carrera,  y tenían muy desarrollada la intuición del guerrillero.

 


El pueblo del 90 por ciento, vejado durante tres siglos, ahora iba  contra los corruptos  mexicanos en el poder  y sus compadres los hacendados.

En  tanto los once generales de división  del viejo orden huertista, que comandaban la impresionante columna de trenes del ferrocarril con soldados del gobierno, trazaban un plan de batalla para controlar el norte del país, la División del Norte de  Villa, compuesta de campesinos, ya había tomado la ciudad de Torreón, hasta entonces en manos de los huertista,   penetraba las  defensas  de Paredón y   preparaba el ataque decisivo que tendría lugar  en Zacatecas.

En Zacatecas, último bastión del gobierno federal, batalla decisiva, Madero, Villa, Natera y Herrera, iban contra los corruptos  mexicanos en el poder  y sus compadres los hacendados.

La revolución mexicana casi barrió  con toda esa perniciosa connivencia. Casi…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores