IBSEN,CONSTRUIR UNA REPÚBLICA SANA

 


La democracia se da en los lugares en los que la Ilustración y el Romanticismo pueden vivir, trabajar, estudiar y festejar, sin sacar las pistolas.

“Negociar” es el estilo de los nuevos tiempos. En política, en el sindicalismo, en el matrimonio, en los negocios,  es ceder algo de ambas partes.

 


Tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich, 1968

La democracia es cosa de los ciudadanos, no de los partidos políticos. Aquellos buscan la vida feliz y en libertad y estos el poder. " La política no existe,ya que no es más que el humo del cigarro de un hombre", anotó Henry David Thoreau en su libro Pasear

Se requiere una ciudadanía  fuerte, culturalmente,  para que la república  no quede en utopía. 

En la conferencia del jueves 2 de diciembre del 2021,en Palacio Nacional, hablando de los políticos ya en el poder, el presidente de la república mexicana, Andrés Manuel López Obrador, se refirió a la práctica que coloquialmente se le conoce como "efecto cucaracha", practicada por muchos políticos, que consiste, buscando no quedar fuera del juego político, saltar de un partido a otro: “Se llegó a decir la política es como el violín en el caso de las campañas, se agarra con la izquierda pero se toca con la derecha, o sea mientes, prometes, ya cuando llegas al gobierno ya es la derecha, ya todo lo que planteaste ya no lo aplicas, ese el corrimiento al centro, el zigzagueo, la perdida de la autenticidad, nos desdibujamos"

Es irrelevante que haya pocos o  muchos partidos. Por lo general los partidos chicos acaban arropándose bajo la sombra de los grandes y todo queda en un juego tras bambalinas.

Lo que importa es el grado de salud que vive ese pueblo, reflejo de ese gobierno. Será conocer  el efecto por la causa.

 Una  máxima antiquísima   dice que   una oposición fuerte sólo se da en   una democracia fuerte.

Los lugares donde la oposición es débil, o no existe, lo que está en el poder es el terror con nombre de democracia.

El ciudadano, independientemente de su modo de ser y pensar, conoce los principios de la Ilustración tanto como los del Romanticismo y de esa manera sabe dónde está parado.

Igual que el trato con los demás nos revela nuestro carácter, nuestra propia personalidad, así nuestro modo de pensar filosófico lo conocemos  conociendo cómo piensan los otros.

El pueblo lee y estudia las ideas que vienen desde los Presocráticos griegos, en ellos empezó lo que ahora se conoce como nominalismo y su opuesto el realismo.

Estamos hablando de al menos el noventa por ciento del pueblo, no del diez por ciento que dice hablar en nombre del cien. Esta es una muy vieja perversión.

El individuo se educa a sí mismo (esa va a ser la propuesta de Ibsen).

 


Tomado de El País, 11 de  junio de 2016

En el mercado de las pulgas, o los libros en venta de banqueta, se encuentran autores clásicos por el precio de lo que cuesta una cerveza.

 

¿La educación pública?

 Los gobiernos en general del planeta no le dedican mucho de su PIB a la educación. El resultado es carencia de inmuebles para las escuelas, y para los maestros salarios y prestaciones  crónicamente deficientes.

 Aun en universidades nacionales, de prestigio académico internacional, no es raro que se practique el outsourcing con una considerable población de sus profesores. Se les exige conocimientos siempre actualizados y presentación a cambio de prácticamente nada, ni base, ni prestaciones, ni jubilación.

 ¿El pago por las horas que impartió clases? ¡No se ha programado, vuelva en tres meses!

 

La siguiente información fue  tomada de Internet en noviembre del 2021, con fuente en la OCDE.

 

País       % del PIB invertido en educación

Dinamarca    8,00%

Islandia  7,70%

Corea del Sur      7,60%

Noruega 7,60%

Israel     7,40%

Nueva Zelanda    7,30%

Estados Unidos   7,30%

Bélgica  6,60%

Canadá  6,60%

Finlandia       6,50%

Suecia   6,50%

Reino Unido  6,50%

Chile      6,40%

Irlanda   6,40%

Francia  6,30%

Holanda 6,30%

México   6,20%

Australia 6,10%

Estonia  6,00%

Eslovenia      5,90%

Austria   5,80%

Polonia  5,80%

Portugal 5,80%

España  5,60%

Suiza     5,60%

Japón    5,10%

Alemania      5,00%

República Checa 4,70%

Italia      4,70%

Hungría 4,60%

Eslovaquia    4,60%

Grecia   4,30%

 Fuente: OCDE

 

Un buen gobierno, guerrero contra el extranjero y constructor de obras útiles para el pueblo, como el de Porfirio Díaz, en México, pero que no se va (duró más de treinta años gobernando), acaba corrompiéndose y levantando  la espada contra su pueblo. Le costó a la revolución mexicana un millón de vidas echarlo del poder.

La alternancia de partidos en el poder se tiene como una práctica democrática  sana. Es todo lo contrario. Ese partido no cumplió con las promesas de precampaña y además acabó llevándose  los dineros del pueblo. Es cuando la gente voltea sus ojos esperanzados hacia otro partido…”A ver si éste sí”.

De ahí que el país que opta por vivir en el sistema de la democracia tiene mucha responsabilidad para encontrar, y vivir, un eclecticismo integrador y no caer en un relativismo disolvente que acabe  en el caos. O en el soliloquio de un solo hombre en el poder.

Mencionamos tres maneras (hay cien utopías) de poder edificar una república con fundamentos sanos y fuertes:1) como lo hizo recientemente Arturo Saldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de México: denunciar la corrupción,” 2) considerar lo justo y lo injusto como  aparece en La República de Platón,3),lo que Ibsen propone, a cuya  exposición recurrimos con su obra Un enemigo del pueblo.

1

En relación a lo dicho por Arturo Saldívar, Presidente de la Suprema Corte de Justicia:

Nota de Eduardo Ibarra internet del 22/11/2021

“Retó el ministro presidente Saldivar a sus colegas (ministros, magistrados y jueces): “Quien diga que en los tribunales no hay corrupción, o no ha estado en un tribunal o miente descaradamente; tenemos que ser autocríticos y la única forma de mejorar es entender los problemas que tenemos”. Además de que “los órganos jurisdiccionales no tienen cercanía con los ciudadanos, que no reconocen en ellos una legitimación social, sino que se les visualiza como entidades normalmente vinculadas con los poderes fácticos y económicos, perciben a los jueces como ajenos a su vida diaria y son susceptibles de incurrir en la corrupción.

 

2

Los filósofos, entre ellos Sócrates, se reúnen en la casa de Polemarco, Atenas, Grecia, siglo quinto a C. para ver la mejor manera de edificar una república en la que hombres y mujeres vivan en paz, con seguridad, progreso cultural y prosperidad  económica.

El asunto, defendido por unos, es que los injustos viven bien materialmente y los justos sufren de privaciones en su libertad y necesidades sin cuento en lo material. Pero la injusticia no hace una república, dice Sócrates, y si  ya existe, minas sus cimientos.

3

Ibsen

La obra de Enrique Ibsen toca los grandes temas de la humanidad. Los presenta bajo el esquema de una sencilla escena doméstica. Un enemigo del pueblo nos invita a meditar de qué manera se deja de creer en la democracia y en la comunidad. Cómo se puede caer en el escepticismo hasta actitudes individualistas, sino agresivas, sí  lejanas al  grupo.

 Aquí los principales son los socios dueños de un balneario que es necesario cerrar por razones de higiene. Y los intereses secundarios la prensa que trata de sacar noticia y dinero del conflicto sin importar la gente que pueda infectarse. Apoya a los socios propietarios pero también podría ofrecer su imprenta de La Voz del Pueblo, a las voces de protesta genuina que empiezan a levantarse contra el balneario.

 El asunto principia de la manera más aldeana imaginable. En un pueblo costero del sur de Noruega, hay una alberca que se ha hecho famosa y  atrae buenos ingresos a los propietarios del lugar. La gente acude de muchos lados y la clientela crece.

 El doctor Tomás Stockman es el encargado  de vigilar las condiciones de sanidad de la alberca. Sólo que la cloaca de aguas negras de la ciudad pasa cerca y empieza a contaminar las aguas donde la gente se baña. El doctor se da cuenta, manda analizar una muestra y confirma que, en efecto, aquello se ha convertido en un foco de infección. Decide comunicarlo a la gente. Se siente respaldado para dar ese paso. ¿Respaldado por quién? Le pregunta su esposa. “nada menos que por la mayoría aplastante de los ciudadanos”, le responde.

 Expone el asunto a las autoridades del lugar y a algunos accionistas. Estos le dicen que guarde silencio. Cerrar sería desastroso para la economía de los habitantes de la aldea. El alcalde, hermano del doctor Stockman, le dice: “¿quién crees que se atrevería a venir aquí, sabiendo que el agua está infectada?”.

 Pero el doctor insiste y trata de hacer comprender que estarían viviendo en la mentira, que sería en el perjuicio del pueblo: “¿es que no comprendes? Traficamos con inmundicias y podredumbre. ¡Toda nuestra vida social tan floreciente, se funda en un fraude”!

El doctor Stockman conoce el peligro de la infección y convoca a una asamblea general para informar de la situación. Lo que les dice nos resulta familiar: “el balneario es un sepulcro blanqueado, ni más ni menos. Créanme, las aguas son peligrosas para la salud. Todas las inmundicias del valle de los Molinos van a parar a las cañerías, envenenan el agua y toda esa porquería va a desembocar al mar, a la playa…”

 Las autoridades civiles y los propietarios exhiben al doctor Stockman como lunático y la gente acaba rechazando sus argumentos. La Voz del Pueblo juega un papel importante y, según sus intereses económicos, apoya al bando empresarial.

 En el principio ponía en alto las ideas liberales del doctor Stockman pero acabó dando la razón a los inversionistas.

 Influida la gente por la versión de la prensa, y también por su  necesidad que el balneario siga funcionando, pues de eso depende el comercio, hoteles, restaurantes y trasporte, termina por rechazar los argumentos del doctor Stockman. En la asamblea general informativa la gente acaba insultándolo y apedrea su casa.

 Lo despiden de su empleo, a sus hijos los expulsan de la escuela y el propietario le pide que entregue la casa que habita con su familia. Decide venir  a vivir a América. Pero al capitán Horster, que va a conducir el barco, también lo despiden de su empleo por ser amigo del doctor Stockman.

Catalina, la esposa del doctor, comparte con él sus ideas pero intenta ser práctica y piensa en las necesidades inmediatas: “Tomás, acuérdate de los niños ¡míralos! ¿Qué será de ellos?” Y él contesta: “Quiero conservar el derecho de mirar a mis hijos cara a cara cuando lleguen a ser hombres”

 Acorralado por lo intereses económicos de los dueños del balneario, y rechazado por el pueblo, al que la prensa sigue azuzando, el doctor Stockman toma la decisión. No vendrá  a América ni abandonará su aldea. Ha concebido la idea de que un hombre solo puede ser en realidad muy fuerte.

No es que se haya puesto contra el pueblo, al que él quería salvar, sino que entiende que al pueblo le falta preparación para poder distinguir lo que lo perjudica y quiénes lo perjudican. Le dice a uno de los periodistas de La Voz del Pueblo: “ya no se trata solamente del asunto de las aguas, ¿comprende usted? Es preciso purificar la sociedad por completo”

 Vivirá en una parte de la casa que el capitán Horster le ha ofrecido. El doctor Stockman educará a sus propios hijos. Vivirá de la consulta que le soliciten los pobres. Pero comprende que necesita desarrollar el descubrimiento que un hombre solo es el más fuerte con respecto a una comunidad débil. Al contrario, una comunidad, por medio de la educación, será también fuerte. Pero eso por ahora no es posible.

 Para tal efecto encarga a sus hijos que, entre sus amigos de juego, le traigan a cuanto “pillete” puedan convencer.. Él les va a enseñar: “¡Siempre,  quedan los pobres, los que no pagan! Son los pobres, principalmente, los que me necesitan y como no tendrán más remedio que escucharme, les predicaré día y noche”.

 No se trata de luchar solo contra el mundo ni estar contra la humanidad. La enfermedad del balneario es la metáfora que en la sociedad de la aldea hay una infección, una patología social, que amenaza destruirla….Pero sólo mediante el conocimiento se podrá  salvar…

 

Esta obra de teatro, en cinco actos, fue escrita en 1882, En el principio Un Enemigo del Pueblo fue  una obra rechazada. Con el tiempo sería presentada en los mejores teatros del mundo, hasta nuestros días, traducida y publicada en todos los idiomas y con millones de ejemplares editados. Esto por la sencilla razón que en el planeta siempre hay guerras, los pobres son los que mueren agarrados como carne de cañón y los dueños del balneario quedan a salvo. La agente quiere saber qué fenómenos sociales, o económicos, las causan…

 

“Henrik Johan Ibsen (1828 - 1906) fue un dramaturgo y poeta noruego.

 Nació el 20 de marzo de 1828 en el puerto de Skien, pequeña ciudad al sur de Noruega, y murió el 23 de mayo de 1906 en Cristianía (actual Oslo). Ibsen es considerado el más importante dramaturgo noruego y uno de los autores que más han influido en la dramaturgia moderna, padre del drama realista moderno y antecedente del teatro simbólico. En su época, sus obras fueron consideradas escandalosas por una sociedad dominada por los valores victorianos, al cuestionar el modelo de familia y de sociedad dominantes. Sus obras no han perdido vigencia y es uno de los autores no contemporáneos más representado en la actualidad.”

 

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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