ANDAR VS ALZHEIMER

 


 

Los modos de existencia, proporcionados por la tecnología, son tan agradables como el opio, el alcohol y la cocaína

 Alexis Carrel

 

No es lugar común esto de ir al encuentro de la naturaleza abierta. La vida en la ciudad requiere de mucha atención por parte del individuo para conservar su salud psicofísica.

Hace tiempo que esa atención, ese cuidado, ese equilibrio, se perdió para los que vivimos en la ciudad. Política, religión, inseguridad social,  desempleo, covid 19 y fake news, son los seis radios de que se compone la  rueda de Ixión que de cerca o de lejos empujamos todos los días, vuelta y vuelta y vuelta.

 


Política, religión, inseguridad social , desempleo,  covid 19 y fake news,  seis radios  componen la  rueda de Ixión 

Dibujo tomado de Internet

 

¡Todo esto lejos de los altos bosques!

Para mencionar una de estas patologías que circulan por nuestras calles es el Alzheimer. Se considera por la ciencia que una tercera parte de la población mundial está muy cerca, o ya  la padece, sobre todo llegando a una edad de entre los 60 y 70 años.

 


La ascensión a las montañas produce la armonía de los músculos, del esqueleto, de los órganos y de la conciencia.

Pedro Arredondo Guerrero Y Armando Altamira Areyán  en los 4,300,  suroeste  Pico de Orizaba, México.

 

Pero esto es al estilo del  escribir una novela. Se empieza a escribirla cuando ya se la  ha vivido. Se llega al Alzheimer como resultado de la vida que se llevó.

 Sabido que el gen es el personaje central en esta película  pero también influyen factores de salud, ambientales y de estilo de vida. Un articulo reciente de procedencia medica anota, entre otras consideraciones:

“La investigación sugiere que una serie de factores más allá de la genética pueden desempeñar un papel en el desarrollo y curso de la enfermedad de Alzheimer. Se ha relacionado que la buena alimentación, la actividad física, una vida social activa y las actividades mentalmente estimulantes han ayudado a las personas a mantenerse saludables a medida que envejecen. Estos factores también podrían ayudar a reducir el riesgo de deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.”  

Hora de abrir el viejo pero siempre actual libro de Alexis Carrel, La incógnita del hombre. Más que actual casi utópico ya que sus ideas, en cuanto a salud psicofísica (contiene otras ideas que son para considerarlas  en otro contexto, no en el de esta nota), están aún muy lejos de ser alcanzadas. ¡Cada vez más lejos!

Premio Nobel en medicina y libro editado en el segundo tercio del siglo veinte, a un siglo casi de su primera publicación, el autor sabía bien lo que se venía para los tiempos modernos y su civilización industrial con su premisa de tener ignorando el ser.  

 


La estadía en las alturas determina la actividad de los órganos encargados de la fabricación de los glóbulos rojos de la hemoglobina.

Pedro Arredondo G. 4,300, suroeste Pico de Orizaba

 

 Aquí algunas ideas del mencionado libro, sacadas del apéndice I.  

Para los que vivimos dentro de las grandes ciudades:

 

Cada uno de nosotros puede modificar su modo de existencia, crear su propio medio en la multitud no pensante, imponerse una determinada disciplina fisiológica y mental, algunos trabajos, algunos hábitos, hacerse dueño de sí mismo.      

Ver televisión es salirse de uno mismo y meterse en la telerrealidad de la  pantalla. Olvidarse de uno mismo. ¿Qué es, en resumidas cuentas, el Alzheimer? ¡Olvidarse de uno mismo, borrar su pretérito!

Andar, por el arte de andar, dentro de la ciudad, y mejor en el campo, es           auto encontrarse con uno mismo. Lo bueno, lo malo, lo feo y lo feliz, eso somos, de eso se compone nuestra personalidad innata y la adquirida, y por tanto no hay por qué escandalizarse. Si me preguntan si volvería a cometer algunos errores de mi vida contestaría: ¡Encantado, lo volvería hacer! 

(hay una trampa en esta expresión: querer regresar el tiempo que ya nunca volverá)

Uno de los recursos empleados de la ciencia médica, para tratar el Alzheimer, ¡para hacer que vuelva el individuo!,  es vendar los ojos y pedir que distinga el olor de alguna fruta de la región a las que está acostumbrado: durazno, papaya, plátano, manzana…

Una medida muy efectiva se ha encontrado, en la gente de fe (todo se vale), es recordar, todos los días, en sus oraciones de la noche, el nombre de sus amigos ya fallecidos, diez, veinte…

Como un mantra cuya repetición ancle en el presente, con beneficio colateral físico y emocional. Nada nuevo para occidente. Rosario ideado, y puesto en practica, por San Francisco de Asís desde el siglo trece.

¡Dos pájaros de un tiro! Nuestros amigos no mueren en tanto los recordemos y los muertos nos ayudan a que nuestras escaleras neuronales no se desconecten.

Otra, del todo efectiva, es la que se estilaba en tiempos pasados pero que la cultura industrial y su sicario, el relativismo (relativismo que Kant llama "indiferentisimo, Madre del Caos y de la Noche"-Critica, 1781) , se ha encargado de borrar: el diario personal. Escribir las cosas del presente de alguna manera conecta con el pretérito. Y mañana, cuando releamos, lo que escribimos este día, nos volverá a conectar con el pasado.

¡Vivir del pasado pero no vivir en el pasado!


 


Preparando con antelación el final feliz de la novela

Armando Altamira Gallardo, 4,200  noroeste Pico de Orizaba

 

Alexis Carrel lo que hace es colgarnos la mochila y sacarnos de la ciudad para no perder la conciencia, para estar conscientes, para no borrarnos:

La carrera en terrenos accidentados, la ascensión a las montañas, la lucha, la natación, los trabajos forestales, y de los campos al mismo tiempo producen la armonía de los músculos, del esqueleto, de los órganos y de la conciencia.

 Carrel practicó el montañismo como deporte y  habla a los alpinistas en el lenguaje que ellos entienden. Que a la vez tiene que ver con otro panorama muy importante de la salud (leucemia) y es el de la producción, conservación o degenere de glóbulos blancos y rojos:

La estadía en las alturas determina la actividad de los órganos encargados de la fabricación de los glóbulos rojos de la hemoglobina.

El espíritu de esta nota es la pérdida de memoria y traemos estas palabras de Carrel:

 Cuando el organismo madura, el valor del tiempo disminuye, su importancia aumenta. Su efecto es muy útil sobre el cuerpo que envejece; puede hacerse retroceder el momento de la senectud manteniendo el espíritu y el cuerpo en estado de actividad.


                               Huehuetéotl


En la cultura del consumo y deshecho los viejos son un estorbo, por eso hay que apartarse de ellos lo antes  posible, o arrojarlos al desván de los trastos inservibles.

En las culturas amerindias se tiene  cerca a los ancianos lo más que permita la vida, es decir, la muerte.

 En la primera civilización del Valle de México, Cuicuilco, llamada por la arqueología como  Formativa o Preclásica (18 siglos a C.) la vejez fue elevada a la deidad mediante la creación de su dios del tiempo: Huehuetéotl ( viejo dios).











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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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