1000.
m.s.n.m.
20000
m.s.n.m.
3000
m.s.n.m.
4000
m.s.n.m.
5000
m.s.n.m.
6 000
m.s.n.m.
7 000
m.s.n.m.
8 000
m.s.n.m.
La idea
de esta nota es que la dificultad del alpinismo no está en las montañas sino en
el alpinista.
¿En qué
altitud escalas? En los 2 mil. Eres dosmilero. En los 5 mil. Eres
cincomilero, etc.
ARGUMENTO
Las condiciones
geológicas de la montaña son diferentes según la cota de que se hable. En los 3
mil pueden ser consistentes al punto que logremos colgarnos de una
saliente de apenas 5 milímetros.3 mil metros más arriba las rocas estarán tan
erosionadas por las condiciones climatológicas y la denudación (durante el día
el agua se introduce en las fisuras de la roca, por la noche baja la
temperatura, el agua se congela y actúa como cuña o dinamita y hace estallar el
bloque de roca) que se requerirá para subirla otro tipo de entrenamiento, de
equipo para escalar y de abrigo. ¡Y otra filosofía, otra condición
psicofísica!
Libre,solitario,sin cuerdas, con botas. José Méndez. Pared de Los Perros,Salazar, Estado de México. | 3 mil s.n.m..Roca firme, población cercana,cómodo subjetivismo |
Otras
temperaturas. En algunos países, como México, las rocas de los 3 mil están
bañadas por el Sol y son calientes. O un poco frías.2 mil metros
más arriba hay nieve y hielo y por consecuencia las rocas son heladas. Y
nuestro organismo se comporta diferente con relación a la cantidad de oxigeno
en la atmosfera, que impactará la producción de glóbulos rojos de la sangre y
las temperaturas serán muy diferentes que a los 3 mil y nuestro estado de
ánimo, así como nuestro subjetivismo, se comportará también
de manera diferente marcado por el cambio de condiciones geográficas
locales y ¡con respecto al Ecuador!
El
hielo de los Alpes centroeuropeos permite hacer “escalones” y colocar clavos.
El hielo en México salta como vidrio en mil pedazos al primer golpe de piolet o
de martillo
De ahí
que, para saltarse toda discusión académica, la pregunta es ¿en qué altitud
escalas?
El
escalador sube abriéndose paso entre: 1) las dificultades físicas propias de la
ascensión,2) de la fuerza de gravedad,3) de la altitud que tiene que ver con la
producción de sus glóbulos rojos en la sangre y,4) con su propio subjetivismo.
Y la tarea no va ser más fácil llamándole “alpinismo moderno”. ¡Salvo que
hubiera una fuerza de gravedad moderna!
Pared Oriental del Pecho de la Iztaccihuatl;México.5 mil s.n.m.Roca erosoinada,bajas temperaturas, población lejana,otro subjetivismo |
En su
libro Séptimo Grado, Reinhold Messner nos ofrece un ejemplo valioso de
lo que es el subjetivismo de los montañistas. Luego de su escalada en el
Wilder Kaiser consideraron él y su compañero de cordada qué grado ponerle:
“Contábamos con dos posibilidades: concederle una dificultad de VI+ o bien de
VII. Nos decidimos por el VII grado” (Editorial RM-Barcelona, 1982, Pág.
192)…
Los
hombres sentimos especial devoción por hacer hitos, de todo. La historia
antigua de Roma, los filósofos griegos de la época clásica, la revolución
mexicana, el segundo imperio, la novela moderna, la pintura de vanguardia, los
cinco sabios, la generación de poetas del 74,música de vanguardia,
roqueros de la quiebra, etc.
En el
mundo fenoménico de la causalidad (perdón por la redundancia) todo es una línea
sin principio ni fin. Cada acontecimiento sólo es un eslabón más de la
cadena infinita. De la misma manera que el centro del universo está en todas
partes.
En
política no se habla ni se practica un ejercicio dialectico. Se
habla de “derechas” y de “izquierdas” y los especialistas, queriendo definir
esto, han escrito sendos tratados y en lo que coinciden es que unos estaban
sentados a la derecha y otros a la izquierda. Y con el tiempo, igual que pulgas
saltadoras, algunos de aquel lado se pasaron a la bancada de éste y
viceversa, con lo que se perdieron de vista la declaración de principios que
sustentaba teóricamente a los partidos.
En
filosofía por fin Jean Wahl le puso el cascabel al gato y dijo que es un
pasatiempo pernicioso de parcializar al hombre en el terreno cognoscitivo: “No
hay términos más peligrosos para el pensar filosófico que “realismo,
“idealismo”, “racionalismo”,”empirismo”, etc” (Introducción a la filosofía,
Fondo de Cultura Económica, México, 1988).
En
escalada no escapamos a esa devoción de poner categorías de dificultad, para lo
cual se arman cuadros comparativos de las distintas escalas de dificultades que
no tiene más validez que un juicio de opinión toda vez que están basados en el
subjetivismo de los individuos y no en las dificultades reales de la montaña.
Son tablas o escalas matemáticas (como la de Welzenbach, por ejemplo)
pero construidas desde el subjetivismo. El 2 de junio de 1977 Reinhold Messner
y otro escalador consiguieron la primera escalada en una nueva ruta por
el Espolón Fleischbank, en el Wilder Kaiser y la catalogaron como de un
séptimo grado de dificultad. El mayor grado de dificultad hasta entonces. Para
saber si somos capaces de escalar en un séptimo grado tendríamos que ir por el
planeta buscando el mismo tipo de roca, la misma altitud y las mismas
características de la montaña y las mismas latitudes. Mil metros más de altitud
ya es otra historia y mil metros por debajo igualmente ya es otra historia.
Necesitaríamos
elaborar tablas de dificultad para cada mil metros de altitud.
Si
alguien, con sus 150 kilos de masa corporal no pude pasar por donde pasó el de
80 y luego el de 60 kilos pasa corriendo y cantando, por donde los otros
sufrieron las de Caín, ¿qué tuvo que ver en esto la montaña? Sería apropiado
entonces decir: “escala de dificultades del montañista” y no “escala de
dificultades de la montaña”
Por lo
anteriormente expuesto también nosotros hemos caído en el juego de elaborar una
tabla de dificultades, ésta sí de la montaña y no del montañista. La hemos
nombrado como tabla “milenaria”. Pero no tiene bases matemáticas como las que
han aparecido a través de los siglos, sino de base geográfica. Y tan
fácil de autocalificarse por el mismo escalador. Con decir escalo en los
4 mil, por ejemplo, ya tendríamos una información real, nada subjetiva, de las
condiciones con las que se las tiene que ver el individuo.
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