Paideia
W.
Jaeger
Fondo
de Cultura Económica, México, 2002
Prometeo es
más que el cuento de un muchacho desobediente que es castigado por su padre.
Jaeger: “la
concepción fundamental del robo del fuego lleva consigo una idea filosófica de tal profundidad y grandiosidad
humana, que el espíritu humano no la podría agotar jamás.
En efecto, Prometeo
es castigado por su padre Zeus por haber robado el fuego sagrado para ser entregado a
los hombres. Es clavado en las rocas de una montaña del Cáucaso y “el perro
alado de Zeus, el águila sanguinaria”, le arrancarán el hígado cada amanecer.
El Prometeo de Rubens |
Este mito es la descarga metafórica que baja del cielo,
convertida en átomos, como el rayo, y pone en movimiento lo que conocemos como
naturaleza, incluido ese ser peludo del Plioceno que camina en dos pies y que
aun vive en las cavernas.
¡Ha caído un rayo y enciende el árbol!
¡Ha caído un rayo y enciende el árbol!
Prometeo
dice al coro, en Prometeo encadenado,
de Esquilo, que se conduele de los sufrimientos por los que está pasando Prometeo ya encadenado:
“oigan en cambio las miserias de los mortales y cómo de niños que eran les di primero razón, y los doté de pensamiento…habitaban como las hormigas ágiles en el fondo de grutas privadas de sol.”
“oigan en cambio las miserias de los mortales y cómo de niños que eran les di primero razón, y los doté de pensamiento…habitaban como las hormigas ágiles en el fondo de grutas privadas de sol.”
Jaeger escribe: “El fuego, esa fuerza divina,
se convierte en el símbolo sensible de
la cultura. Prometeo es el espíritu creador de la cultura, que penetra y conoce
el mundo, que lo pone al servicio de su voluntad mediante la organización de
sus fuerzas de acuerdo con sus propios fines, que revela sus tesoros y
establece la vida débil y oscilante del hombre sobre bases seguras.”
El campesino
desde su choza, y el alpinista en su tienda de campaña, o colgado de la pared
en el vivac, ambos ven el rayo que
parte el árbol y lo enciende. Ya tienen la suficiente información que el rayo
es el recordatorio del mito de cómo empezó todo para los “efímeros”, como dice
Esquilo a los mortales.
Prometeo es
el dios que une la teoría creacionista con la teoría evolucionista. ¡Cada quien
puede quedarse con la que mejor le acomode si se carece de disposición para encontrar la síntesis!
Prometeo es
el que hace posible que entre los humanos dé comienzo la causalidad, la
fenomenología. Es el primer motor metafórico que va a dar lugar que el devenir
empiece en los humanos.
Es el binomio antitético Eternidad-Creación que empiezan a revelar sus arcanos.
Es el binomio antitético Eternidad-Creación que empiezan a revelar sus arcanos.
De manera
idéntica como nos relata el Popol Vuh, el libro de los mayas, que sucedió en
Mayapan. Primero los dioses y después los humanos.
Para Jaeger
la acción cometida por Prometeo es el principio de la civilización técnica. A
la adquisición del fuego Esquilo lo llama el “don de Prometeo”.
Agrupado en
torno a la hoguera, el humano, todavía no humano, ya puede ir trasformando al
mundo para su provecho como los alimentos, las piedras clovis, los metales, el
agua, el aire…
Sin fuego vivían en el fondo de las cuevas |
Al fuego
siguió el don del Derecho. Sin el Derecho los "efimeros" hubieran implosionado. A semejanza de la fauna del desierto. Todo hubiera sido un devorarse
unos y otros, como la más literal de las antropofagias.
La cultura,
con todos sus paradigmas que lleva por
delante, de ética, moral y matemáticas, encaminados a desterrar el hambre y la
ignorancia, para todos, fortalece al Estado.
De ahí que, para su propia conservación, el
Estado, por medio de suficientes presupuestos para la educación pública, debe
procurar la educación evitando que el pueblo se le convierta en turbamulta…
Rodando el
tiempo, y dentro de la misma civilización griega, que es a la que pertenece Prometeo, el amor a la verdad hará aparecerá dos grandes del pensamiento
humano, Platón y Aristóteles.
Roland-Joselín,
en su obra Aristóteles, dirá de Aristóteles:
“no podía dejar de sentir profundamente el amor a la verdad que animaba las
investigaciones de Platón.”
Parece que
en el fondo de los mitos no todo es tan linealmente sencillo. En Esquilo hay
reiteradas referencias a “los antiguos dioses” y a “los dioses nuevos” del
Olimpo.
Antagónicos unos de otros. Como si un comité ejecutivo
del sindicato ocupara ahora el lugar del comité ejecutivo anterior. Esto cambia
radicalmente la idea que tenemos del
mito del hijo desobediente. No hay tal padre ni tal hijo. Ahora son dos
contendientes con igual peso político.
Sólo que el
secretario general del nuevo comité ejecutivo de los inmortales está presidido
por Zeus. Y siendo Prometeo dios de los anteriores, parece que el motivo de
fondo no es el robo del fuego sino que el fuego sólo es el argumento, el
pretexto de hacer sentir, a todos los olímpicos, la supremacía de Zeus.
Prometeo es
enviado al Cáucaso, como ahora en el siglo veintiuno, algunos
políticos, del antiguo régimen, son
enviados de embajadores a países lejanos...
El coro se
lamenta de cómo Zeus está llevando las cosas: “Con estos duros actos y leyes
caprichosas, impone Zeus su orgulloso yugo a los antiguos dioses.”
Prometeo
aparece así como un digno rival que le disputa el trono supremo (cada dios,
como el secretariado de un sindicato, tenía su trono, pero no el supremo).
El Corifeo, en la obra de Esquilo, le dice al
dios encadenado:”Yo espero que desembarazado un día de estas cadenas no serás
menos potente que Zeus.”
Jaeger
coincide con Esquilo cuando escribe en Paideia: “Evidentemente, su falta no consiste
en el robo del fuego, considerada como un delito contra la propiedad de los dioses,
sino que de acuerdo con el sentido espiritual y simbólico que tiene éste hecho para Esquilo, debe hallarse en
relación con alguna trágica y profunda imperfección del beneficio que ha
prestado a la humanidad con su maravilloso don.”
Como sea,
Prometeo perseguía algo más que encender la hoguera de los cavernícolas en el
fondo de la cueva. Algo mucho más que los átomos de Demócrito. Como dios que es,
Prometeo deja encendida entre los “efímeros” otra especie de hoguera, que los
quitará de efímeros, Prometeo exclama:
“Los he librado de la obsesión de la
muerte.”
W.Jaeger |
“Werner-Wilhelm Jaeger, (Lobberich,
Renania, 30 de julio de 1888
- † Boston, 19 de octubre de 1961),
filólogo clásico alemán, exiliado en los Estados Unidos, especialista en
Aristóteles autor de Paideia. Estudió en su ciudad natal y en el
Gymnasium Thomaeum de Kempen;
luego pasó a la Universidad de
Marburgo. Se doctoró en la Universidad
Humboldt de Berlín en 1911 con una tesis sobre la Metafísica
de Aristóteles, Studien zur Entstehungsgeschichte
der Metaphysik des Aristoteles; privatdozent en Berlín en 1913, fue
discípulo allí del profesor Ulrich von
Wilamowitz-Moellendorff (1914).” Wikipedia
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