LA BRUJULA INTELECTUAL DE JASPER
Conocer la tradición
filosófica es la brújula de este pensador.
Ser original en la manera de pensar, pero sólo después de
haber conocido otros modos de pensar, es lo que dice Jasper. No es que el mundo
lo haga, sino que le ayudó a encontrarse.
Yo soy yo pero necesito conocer la
manera de pensar de los otros, para descubrirme cómo soy. No pienso como ese.
Sí pienso como aquel. Es el modo dialéctico de vivir en el mundo.
Jasper: “El pensar por sí no se logra
desde el vacío. Lo que pensamos por nosotros mismos tiene que sernos en
realidad mostrado. La autoridad de la tradición despierta en nosotros los orígenes
en los que se creyó anteriormente, mediante el contacto con ellos en los comienzos y en las cumbres del filosofar históricamente
dado. Todo estudio ulterior presupone esta confianza. Sin ella no cargaríamos
con el trabajo de estudiar a Platón o a Kant.”
Karl Jasper, La filosofía
Karl Jasper, La filosofía
Para eso necesito conocer, y a la
mayor seriedad posible, el pensamiento de los otros. Como el que cruza el desierto
y consulta la brújula. Ya sabe para dónde va, pero debe confirmar su rumbo con relación a los 360 grados.
A.A.A. consulta el rumbo en la travesía del desierto de Samalayuca, Chihuahua, México. |
Nadie está en posición de la verdad,
dice Jasper, ni siquiera el más grande de los grandes, Platón, pues él, a su vez, tuvo que descubrirse a través de
conocer a los presocráticos y a su maestro Sócrates.
Carlos García Gual escribió: “¿Por
qué leer y releer, a estas alturas, textos tan antiguos?” Y más adelante dice:
“Si bien evocan un contexto histórico lejano, sus acentos y sus temas conmueven
e impactan porque aún los sentimos nuestros, es decir, por su fresco y hondo humanismo.
Todo clásico invita a relecturas sin fin, siempre descubrimos algo nuevo. Leerlos
es caminar con ellos entre mitos y logos.”
El País,08.10.16.
Partir de cero, como un pistoletazo
salido de la nada, dice Fichte ( o creo que fue Hegel), y
desatenderse de la tradición, de estos intelectuales, es por lo que el mundo está lleno de filosofías hechas al tun,
tun.
No creen en la Creación, pero tampoco
en la Evolución. Vale decir, caminan sin brújula.
Y los que hacen camino al andar (que abren nuevas rutas por el
desierto desconocido o por la montaña ignota o el mar) ya se auxiliaron antes
del GPS satelital.
Jasper no está por el
intelectualismo, por el eclecticismo disolvente, ese al que Henri Bergson se
refiere cuando habla del papel de la religión estática, frente al
intelectualismo conductista.
“La inteligencia, en sentido
estrecho, amenaza con disolver la cohesión social. La religión estática
consiste en una reacción defensiva de la naturaleza frente a los efectos del
intelectualismo, que amenaza con oprimir
al individuo o con liquidar a la
sociedad.”
I.M.Bochenski, La filosofía actual.
Jasper está por el eclecticismo
formador, informador, integrador, no conductista, no manipulador.
Entonces sí, cada quien es como es. Desarrolla
su pensamiento, genético, si cabe la expresión,
teniendo en cuenta los pensamientos ajenos que ya estudió.
“Cuando se intenta seriamente pensar
lo que ha pensado el otro, se amplían las posibilidades de la propia verdad, incluso
cuando se rehusa asentir al pensamiento ajeno.”
Jasper, uno de los grandes filósofos
modernos, señala el camino para mejor entender al mundo y entenderse a sí
mismo: Proveerse de una buena brújula filosófica.
“Por eso, quien filosofa, no se
vuelve sólo hacia el filósofo elegido en primer lugar, aquel al que como suyo
estudia íntegra e intensamente, sino también a la historia universal de la filosofía,
para saber directamente qué pasó y se pensó.”
Historias universales de la filosofía
hay varias (no muchas) de la más alta y
confiable calidad epistemología, apuntamos nosotros. Entre ellas, para nosotros, la mejor es la de
Frederick Copleston.
“Karl Theodor Jaspers (Oldenburg, 23
de febrero de 1883-Basilea, 26 de febrero de 1969) fue un psiquiatra y filósofo
alemán, que tuvo una fuerte influencia en la teología, en la psiquiatría y en
la filosofía moderna. En 1921 ocupó la cátedra de filosofía de la Universidad
de Heidelberg. En 1948, se trasladó a la Universidad de Basilea para ocupar la
cátedra dejada por Paul Häberlin.” WIKIPEDIA
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