GLACIAR NORESTE DEL MONTE ACONCAGUA, REPÚBLICA ARGENTINA. DATOS PARA SU ASCENSIÓN

 



 


Aconcagua y su glaciar del lado este.

La cumbre más alta del continente americano,7,040 m..Montaña limpia sin montones de basura.

En temporada de montaña la ciudad de Mendoza, en la precordillera, ve llegar expediciones de lejanas tierras y continentes para intentarla por su diferentes vías de acceso. El Glaciar Noreste es, por su larga marcha de acercamiento, poco frecuentada.Véase plano. 

En Mendoza hay guías profesionales para la montaña. Nosotros, que ni siquiera conocíamos el país,  llegamos a la montaña sirviendonos del plano topográfico, de la brújula y el altímetro.

  En la foto los integrantes de la expedición mexicana de 1974 se dirigen al emplazamiento del campamento base.

Después de los días de viajes desde México (México, Buenos Aires y Mendoza) y los trámites para obtener permiso para seguir hacia la montaña (en Mendoza) y sobre los exámenes médicos, fue necesario volver a  “estirar las piernas”, cargar con las mochilas en todo el trayecto, a partir de  la aldea Punta de Vacas. 

Abajo, en el lado derecho de los montañistas, se ven los animales de carga que llevan equipo de campamento y víveres.

En ese tiempo no había relaciones diplomáticas entre México y Argentina y eso nos obligó ir hasta Buenos Aires. En la Actualidad se puede llegar a Santiago de Chile, muy cerca del sector del Aconcagua.

 


Pared sur del Monte Ameghino.

Un "terreno de juego" sólo para escaladores de alta montaña

Foto de Armando Altamira







 Llegada al campamento base         

R Arroyo de deshielo del Glaciar de los ingleses del que se provee agua para el C-B,

La línea de color indica la dirección que se seguirá para la instalación de los campamentos superiores.

Para los años setentas del siglo pasado esta área carecía de refugios o albergues  fijos.

 

 

                 


 Aconcagua, izquierda, y monte Ameghino  

Vistos desde el arroyo Relincho de los Huanacos.

 

 

                                                               Plano de la región

                                               Dibujo de Javier Osorio Betancourt







Del libro 28 Grados bajo cero, de  Luis Costa. Valiosa información de la región del monte Aconcagua.

Hemos añadido la flecha roja para indicar la posición del Glaciar Noreste,señalado en el plano como Glaciar Relinchos. 






En primer término el Glaciar de los Ingleses, al fondo el Glaciar Noreste o Glaciar de los Polacos







                              Foto tomada desde el  emplazamiento del Campamento 2.

                                              A-emplazamiento del Campamento 1

                                              Collado y línea ascendente del C-B- .

                                      En la foto Jorge Rivera sube víveres al C-2

                  Otra vista de la sur del Ameghino y su probable vía de retirada desde la cumbre.

 

 






                                       A-Emplazamiento del Campamento Base.               

                           1,2 y 3 los emplazamientos de los campamentos de altura.

Según las condiciones de la nieve el C-3 puede quedar un poco más debajo de lo señalado, junto a un reborde rocoso.

 

 

Emplazamiento del campamento 3,bajo un resalte rocoso.No es un lugar cómodo pero en cambio está al abrigo de cualquier desprendimiento de nieve o hielo de las cotas superiores. Desde ahí nuestra expedición  lanzó el ataque final hasta la cumbre. Si las condiciones del terreno lo permiten (nieve abundante y dura) se puede instalar más arriba  un campamento 4. El trayecto para la cima será más corto y en caso de mal tiempo la cordada podrá contar con más seguridad en el regreso.

Para  escaladores, familiarizados con los vivacs, queda el recurso de las tiendas-vivacs aseguradas con clavos para hielo.

La línea punteada señala el camino que seguimos para la instalación del campamento 3. La acumulación de nieve y hielo que se ve a la derecha presentaba condiciones inestables y eso nos obligó ir hacia la izquierda.

A la izquierda del lugar donde se ve nuestra cordada es el lugar en el que  este glaciar vierte hacia el Glaciar de los Ingleses. En la foto se ve el punto de quiebra de las masas de hielo



 

                                                 Nuestro Campamento Base de 197

                                              Tiendas para dormir y al fondo la tienda-comedor 

                          En la foto Ubaldo Martínez prepara su carga para llevar al campamento 1  

Ubaldo fue el primero en explorar una vía directa en la pared norte de El Abanico,flanco norte del Popocatépetl,México               

                                                

OBSERVACIONES:

La ascensión al Glaciar Noreste, muy bella y fatigosa,  no presenta obstáculos propiamente para escalar en vertical.

 Requiere estar familiarizados con el trabajo sobre nieve y hielo. Y ser un buen andarín para disfrutar  las inmensas y tediosas  laderas andinas. 

Y tomar muy en serio el proceso,gradual, de aclimatación, a las sucesivas cotas de  altura. En este glaciar se han dado casos fatales debido a lo que se conoce como "mal de Montaña" o "puna". 

No se ha considerado así, pero aclimatarse fisiológicamente, a la altura, es parte del equipo de escalada.

Ascender por etapas dando tiempo a la aclimatación. Hay tablas ya publicadas que ilustran el proceso.En todo caso consultar a la ciencia médica.

Se considera como un factor del acaso, que puede presentarse o no. Es un error, como decir: "puede darse el caso que nos caiga encima el alud del glaciar, o no." 

Todo esto es mensurable, todo es posible y todo puede ser escalado, pero  requiere ser estudiado con detenimiento. 

El acaso ciertamente existe en el alpinismo, pero el razonamiento puro busca meter  a  esos factores del destino  en una camisa de fuerza. Lo demás es parte del juego.

Es conocido lo inestable del tiempo, por su cercanía de la cordillera con el mar. Se dice que el mal tiempo en el Aconcagua es como el guerrillero: ataca de sorpresa y se retira dejando todo destruido.Entonces es necesario ir preparados para anular la sorpresa. Sólo un ejemplo: esta montaña tiene 7,040 metros de altitud.Llevamos sacos de dormir para los 8 mil. En el campamento 3,  en los 6,200 metros, pasamos la noche con una temperatura de 32 grados bajo cero.y vientos fuertes. Nuestros sleepings nos abrigaban tanto que sólo era posible permanecer en ellos con un simple suéter. 

¿Grados de dificultad de la ascensión? Creemos que las tablas matemáticas de la escalada son una construcción subjetiva. Cada quien es libre de construir sus fantasías. El  individuo  encontrará la ascensión  según su experiencia alpina, su preparación técnica, física y filosófica.







 


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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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