Avalón, el
reino de las hadas, es habitado por ocho hijas del rey Arturo, una de ellas se
llama Fata Morgana.
Heráclito (filósofo
griego de Efeso, 535 a C.) es el autor de la doctrina del cambio perpetuo.
La vida, muy
realista, muy materialista, y a la vez pura ilusión, como en Avalón.
Recorra
usted la calle que caminaba hace cincuenta años. Son las mismas coordenadas
pero ya es otro mundo, las gentes, los edificios ya son otros. Algo quedará sólo como testigo
que no fue un sueño. Que estuvo viviendo en algún lugar de la Tierra, no en
Avalón.
Igual sucede con el lugar en el que se jubiló
hace tres lustros. Y la muchacha aquella, por la que hasta estuvimos a punto de
suicidarnos, porque no nos hacía caso,
difícilmente podríamos ya reconocerla, si es que aún existe.
La vida, la filosofía,
se pudre como el agua en el estanque que no se integra a la corriente del río,
de la misma manera, escribe, Jean Wahl, siguiendo a Heráclito, la filosofía se
mueve mediante contrastes sucesivos.
Los contrastes sucesivos son los que no
habría que perder de vista.
La realidad,
como la verdad, parece que sólo la encontraremos en el pretérito. En ese pasado
petrificado igual que en la misma naturaleza que deviene, la que se vive y la
que está por venir.
La próxima vez que tenga en sus manos una amonita obsérvela, no con el cuidado del paleontólogo, sino con detenimiento. Parece querer decirle algo.
La próxima vez que tenga en sus manos una amonita obsérvela, no con el cuidado del paleontólogo, sino con detenimiento. Parece querer decirle algo.
Todo a punto
de ser conquistado, como el escalador en su cumbre que se le queda viendo a la
otra cumbre por conquistar. Y la realidad
se vuelve a convertir así en una
pura ilusión.
Igual los caminantes deshidratados creen lo que ven en el desierto de Altar. Siempre al alcance de
la mano pero nunca apresada. Es Fata Morgana que nos obliga a seguir. “sígueme, parece decir, sígueme o morirás
“Pero, por más que la sigamos, no la alcanzamos.
Como cuando
Wahl se refiere a la verdad: “Si pensamos demasiado acerca de la verdad,
corremos el riesgo de hacer que se esfume la idea de la verdad.”
Dibujo tomado de la obra La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich,1968 |
Pero la
verdad no puede desaparecer porque la necesitamos para seguir creyendo en
nuestra realidad, en nuestra cordura, en
nuestros valores utilitaristas, hedónicos.
De alguna
manera intuimos que es de locos vivir en la abstracción. Como sacar del estadio
un equipo de futbol y quedar solo el otro equipo, en una presencia sin sentido,
pero creyéndose el absurdo de ser él el más fuerte.
Un país con puro orden vital sería una aberración, o al
menos no sería humano. Pero si sacamos al orden vital quedarían puras tuercas,
tornillos y rondanas. Quedaría puro
mecanicismo y nada del azar. De ese azar eminentemente humano.
Wahl: “Toda
realidad es contradictoria consigo misma y vive en virtud de esta misma
contradicción.”
Es la vieja
discusión de si los valores esenciales existen en el universo
independientemente de nuestras afirmaciones, o bien, las cosas tienen valor
porque nos son agradables, como Fata Morgana, la hijastra del rey Arturo.
Mientras no
llegue Alzheimer, nuestros recuerdos nunca desaparecen. Si desaparecieran sería otro, no
aquel en el que se registró el acto del posterior recuerdo.
Estamos en
el cambio perpetuo de Heráclito, y Fata Morgana nos precede.
La clave del misterio, para no acabar en el
manicomio, es saber que, si la ilusión existe, lo contrario también. Son dos
equipos de futbol, no es uno: “Toda realidad vive en virtud de su misma contradicción.”
Heráclito |
“Heráclito de Éfeso, conocido también como «El Oscuro de
Éfeso», fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia
el 484 a. C.. Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental
del Asia Menor.” Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario